¿Le temes a la oscuridad?
Era de noche, la fila de adolecentes avanzaba con parsimonia, mientras la música y las luces se escapaban por la única puerta de acceso. Su tacón repiqueteaba contra el suelo en un movimiento ansioso y constante. Hacia frio y su corto vestido poco ayudaba a resguardarla del clima.
_Mendigo boliche, ¿No saben quién soy? Estos mortales tendrían que hacerse a un lado y darle paso a su grandioso Dios. –comento un muchacho a su lado bastante enojado. Maka lo miro de reojo y rio. Su amigo paseaba la mirada por la multitud deteniéndose, por momentos, en alguna chica.
Llegaron a la puerta, los de seguridad miraron sus documentos y los dejaron pasar, dentro el aire cambio rotundamente provocando que ambos se quitaran los abrigos. Una sensación rara la izo voltearse, pero no encontró nada más que bailarines.
_Tengo sed, voy a comprar algo ¿Quieres?-pregunto Black Star sacando dinero del bolsillo. Albarn negó y se quedo sola observando cómo se compañero luchaba por llegar ileso hasta la barra lanzando gritos como "Muévanse mortales, hagan caso a su Dios" o "Su Dios tiene sed, déjenlo pasar".
Giro sobre sus talones para observar a la multitud, decenas de adolecentes bailaban en la pista, aun así la sensación de ser observada no desaparecía y hacía que se le erice la piel.
Una chica paso a su lado con prisa, sin ningún reparo en empujarla al hacerlo. El abrigo que traía cayó al suelo entre bebidas caídas y polvo de calle, soltó un insulto. Un muchacho se agachó para alcanzarle la campera y con un suave roce de manos se la entrego.
_Gracias.-dijo sorprendida contemplando sus ojos azules.
_Por nada.-susurro el joven y, con una sonrisa, le robo el aliento y se perdió en la oscuridad.
Sintió como sus pies lo seguían, como si tuvieran vida propia, adentrándose cada vez más en la oscuridad. Su cabeza e incluso su estomago le indicaban que no debía hacerlo, que debía dar la vuelta y correr si hacía falta, pero lo ignoro.
Lo siguió largo rato, no podría decir si minutos u horas. Pronto la desesperación se apodero de todo su cuerpo comenzando por los dedos hasta extenderse por el resto de su organismo. Volteo recordando a Black que había quedado solo, pero no pudo ver nada, ni a su amigo, ni a la pista, ni a la multitud de adolecentes. Ya ni siquiera oía la música, ni el bullicio. Detrás de ella solo había oscuridad.
Volvió la vista al frente encontrándose nuevamente con aquel chico, tembló. Sus ojos ya no eran de un azul brillante, sino rojos inyectados de sangre, su sedoso cabello se volvió blanco como la nieve.
_ Hey Maka, ¿Le tienes miedo a la oscuridad?-susurro con voz estrangulada exhibiendo blancos dientes de tiburón.
Ok, acá les dejo una pequeña historia que se me ocurrió en clases, corta pero me gusto así que la quise publicar. No sean malos y dejen reviews :)
