Paso por la puerta hacia el mundo humano, un día totalmente nublado que además amenazando con llover, el pelirrojo teniente miraba perdida en la inmensidad... solo por esta vez.

En el mundo humano

-solo serían unas semanas, para ocupar el lugar de Rukia mientras ella esta con Kuchiki-taicho en unas reuniones nobles –explico tranquilo

-es un placer para nosotros que estés aquí, Abarai-kun -dijo el del sombrero despreocupada mente

-sí, si... creo que saldré un rato a caminar Urahara-san

-¿quieres que te de tu gigai?

-así está bien, solo es un reconocimiento

Salió el pelirrojo tranquilamente aun siendo shinigami, venir al mundo humano eran como vacaciones, pasear tranquilamente y vencer algunos hollow, si quería podía ir a clases además de disfrutar la vida de un humano normal, aunque fuera aburrido estar solo, era tranquilidad que en la sociedad de almas no había ni un poco.

Camino por el centro de la cuidad y se sentó sobre el tejado de un edificio pequeño a observar a los humanos, a los pequeños que caminaban sin preocupación de la vida tomados de las manos de adultos o acurrucados en sus brazos, a los chicos corriendo para no llegar tarde a clases, a los adolescentes escapándose de sus responsabilidades y adultos con preocupaciones mundanas como el trabajo o de dinero, y por último los ancianos que estaban a punto de ir a la sociedad de almas con él disfrutando de sus últimos momentos en el mundo humano.

Pero algo llamo su atención en ese exacto día gris, todos vestidos con ropas oscuras y con caras lúgubres luego de que los niños desaparecieran, de lejos diviso un mancha roja ¿cabello? no, un sombrero. Una boina de lana con tono rojizo llamando la atención de todo aquel que mirara pero solo para dar un paso lejos de ella de ella por ser diferente a las personas grises, se quedó mirándola y se acercaba por las calles a el lugar donde este descansaba. La siguió con la mirada, una mujer humana, su cabello caía como cascada negra ondulado con un flequillo hasta sus cejas que se inclinaba un poco hacia un lado que dejaban ver sus enormes ojos naranjo amanecer y con a su ojo izquierdo un pequeño lunar, un abrigo negro con pequeñas líneas grises en las uniones y con unos pantalones ajustados que hacían marcar sus piernas, iba sonriendo a diferencia de cualquier humano que caminaba a su lado. Él se le quedo mirando atento... ella miro hacia donde estaba el pelirrojo, este se sonrojo pero ella no podía notarlo o quizás sí, el teniente no era bueno en kido y le costaba un poco sentir la presencia de los humanos, pero ese era especial no es que fuera más fuerte que los otros, solo se sentía especial mientras la miraba. La muchacha siguió caminado y por muchas calles pudo ver ese sombrero rojo hasta que finalmente desapareció entre la multitud de las calles en el centro de Karakura

Su corazón le latía fuerte como si trata de escapar de su pecho solo por otro vistazo, esto era fuera de lo común, pero a la vez tan intenso que persiste en la adversidad del mundo humano. Quedo tentado en seguirla y buscarla, saber quién era y que hacía o cualquier cosa para poder verla pero ella era solo una chica, solo un rostro, solo una humana. Él no podía simplemente fingir ser humano, buscarla para salir y tener citas como si nada... ¿o sí podría?