La vida es sencilla cuando la suerte esta de tu lado sino todo lo hagas no importa cuánto esmero le pongas no lograras en eso la suerte es una perra que tiene como amiga al destino que actúa de igual manera que su amiga.

Bueno ya terminada la introducción, comienzo con la historia, mi historia, me llamo Isabella Swan pero me gusta que me digan Bella, pero eso no tiene que ver con mi imagen ya que no soy como las modelos de las portadas de revistas tengo 17 años, mido 1,70 tengo el cabello castaño con tonos rojizos al sol y ondulado por mi padre, ojos marrones, piel clara por mi madre que tiene piel albina por lo que no le atraigo a los chicos. Vivo en Forks una pequeña localidad de Washington donde siempre esta nublado y nunca pasa nada interesante, excepto cuando hace una semana se mudó una nueva familia que al parecer eran gente con plata, y ahora estoy con mi mamá, René, yendo a la casa de esta familia de apellido Cullen.

-Bella cuando lleguemos se educada-me dijo mi madre muy ansiosa por conocer a la familia.

-Siempre soy educada, vos sos la que deberías controlarte-le dije ya molestamos.

-No empieces Bella, que ya llegamos-y es verdad justo estacionamos enfrente de una gran mansión escondida en medio del bosque.

Me baje y seguí a mi madre a la puerta de roble, toco y nos atendió una mujer muy linda con cara en forma de corazón y pelo caoba.

-¿Qué se les ofrece?-Nos dijo con voz suave y amistosa.

-Hola me llamo Renée, y ella es mi hija Isabella somos sus vecinas y hemos venido a darles la bienvenida-mi mamá se acercó a la mujer y le dio un beso en cada mejilla.

-OH! Gracias me llamo Esme, un gusto quieren pasar a tomar algo-hablo mirando a mi mamá con un geste de agradecimiento.

-No gracias no queremos interrumpir la mudanza, quizás otro día-empecé a decir para poder irnos y dejar a la mujer tranquila.

-No es ninguna molestia Isabella, pasen-moviéndose a un lado para que podamos entrar.

-Gracias y no me diga Isabella que no me gusta dígame Bella-conteste con una sonrisa.

Entramos y me quede contemplando la decoración de la casa, estaba pintada de blanco, y estaba decorada con un gusto excelente. Nos hizo pasar a la sala donde había un gran sillón y otros más chititos, para recién mudarse van muy rápido.

-Mamá ¿Quién era?- se oyó la voz de un muchacho y los pasos de alguien bajando las escaleras.

-Son nuestras vecinas, nos vinieron a dar la bienvenida- justo cuando termino de hablar apareció un muchacho un que tendría mi misma edad o más, tenía el pelo oscuro, cortito y ondulado, su cuerpo parecía el de un luchador profesional pero tenía una cara amigable que me hacía acordar a un oso de peluche.

-Oh!Hola me llamo Emmet un gusto- dijo con una sonrisa.

-Hola me llamo Renée y ella es mi hija Isabella-dijo mi madre y tuve que reprimir una mueca cuando dijo mi nombre, ella sabe que no me gusta que me digan así-Pero le gusta que le digan Bella- corrigió, quizás no escondí bien mi disgusto.

-Pues encantado, Bella ¿Cuántos años tienes?-me pregunto.

-17-susurre pues me sonroje por su mirada.

-Jajaja se sonrojo que tierna, vamos a ser grandes amigos. Yo tengo 20, pero mi hermana Alice tiene 17-dijo con una sonrisa.

-Oh! Me encantaría conocerla, ¿Dónde está?-pregunte y al segundo me arrepentí por haberlo preguntado.

-Está en el centro comercial, es adicta a las compras-y puso una cara de terror- Pero si quieres te presento a mi hermano Edward, tiene 18- dijo con una cara pícara.

-Emmet no seas pesado y deja a Bella en paz-lo reto Esme.

-Lo siente mamá-jajá le tenía miedo a su madre.

-Bueno creo que los estamos distrayendo, nos vamos para que sigan ordenando- dijo mi mamá.

-Ok gracias por la visita que les parece si mañana vienen a cenar para conocernos mejor-agrego Esme-No sería ningún problema y además podrían conocer a Alice-termino de decir.

-Gracias sería un gusto ya que esta conocen a mi esposo-agrego Reneé.

Nos despedimos y nos dirigimos a nuestra casa. Llegue, subí a mi cuarto y me tire a en cama y a los minutos me dormí.

…...