Primera Parte:
El Comienzo de una Leyenda
PROLOGO
En algún lugar de Japón
Sala de espera del hospital
-Blanco- dijo un hombre.
Tal vez lo dijo por el color de la sala de espera, tal vez por que es el color mas visto en un área medica o porque es el color principal para alguien que ejerce una de las labores más importantes que existen y que demanda una cantidad enorme de tiempo y dedicación. O tal vez lo dijo por el futuro; aunque no podría ser mas obvio, la situación en la que se encontraba aquel hombre era mas que perfecta para haber dicho el nombre de un color que puede descontituirse para dar forma a otros, tal y como un prisma al ser colocado a través de un haz de luz. Para todos, el mañana es un completo misterio, si uno quiere saber que pasara basta con esperar a que ocurra, pero cuando tu vida cambia, el futuro se torna a veces caótico, difícil, lleno de presión e incluso doloroso. Pero para avanzar algunas cosas deben sacrificarse para poder dar color a ese blanco futuro que a todos tenemos.
-¿Cuánto tiempo más debo esperar?- dijo el mismo hombre que ahora caminaba de un lado a otro en la sala de espera, aunque su lenguaje corporal era más que obvio para las demás personas que también ahí se encontraban, este lo consumía minuto a minuto. Quería saber cual era la condición de aquella persona a la que decidió esperar, habían pasado 4 horas y aun no había obtenido información alguna ya sea por medio de una enfermera o del medico que la atendía es ese preciso momento. Sus pasos comenzaron a resonar en la sala, la desesperación intentaba dominarlo, haciendo que fuera tentado a ir hasta el quirófano a saber su estado medico pero el hombre era fuerte, así que pudo dominar ese fuerte sentimiento.
Horas atrás él se encontraba en su trabajo, terminando algunos reportes sobre las ventas obtenidas ese año. Ser el líder de una empresa era difícil, pesado y cansado pero la recompensa que obtendría cada cierta cantidad de tiempo, justificaba ese sacrificio. Mientras terminaba su trabajo recibió una llamada, era su esposa quien le informaba que ya era hora. Minutos después el llego a casa y rápidamente la llevo al hospital más cercano, era el momento por el cual llevaban esperando 9 meses: el nacimiento de su primer hijo.
Las ideas sobre como seria su vida y la de su esposa luego de la llegada del bebe rondaban constantemente su cabeza, al mismo tiempo que agobiaban su ahora agitada mente. Esto implicaba que tendría que ajustar su horario de trabajo para cumplir con los cuidados que un pequeño ser requería. Pero eso no importaba, el solo pensar que en poco tiempo tendría entre sus brazos su primer hijo le emocionaba. Abrazarlo, besarlo, quererlo, amarlo son solo unas cuantas cosas que haría una vez que le dieran la noticia de que todo había salido bien.
-Un nuevo integrante en la familia-hizo una pequeña sonrisa- me pregunto que se sentirá ser papa-.
Se dirigió a una maquina de café, y eligió un cappuccino. Apenas había marcado el tipo de café cuando alguien le llamo a la distancia.
-¿Es usted el señor…?- pregunto una enfermera quien portaba una tabla con hojas en ella.
-Asi es, soy yo- interrumpió y a la vez, contesto con algo de emoción, se le notaba claramente en el rostro.
-He venido a informarle que su esposa se encuentra bien al igual que su bebe. Curiosamente me informo que si quería saber cual era el sexo del bebe tendría que descubrirlo ahora mismo.-
El señor se puso de pie y en marcha hacia la habitación en el que se encontraba su esposa y su bebe recién nacido. La emoción aumentaba cada paso que daba, la impaciencia, ansiedad y prisa podía sentirla a flor de piel. Su único deseo era ver a su bebe y su esposa, nada mas. El camino se hacia largo y eterno, su respiración aumentaba, pero llego. La puerta de la habitación mostraba en una placa el numero 093, respiro profundamente y las ideas acerca de como su vida cambiaria a partir de ahora inundaban su mente, aun así las ideas de jugar con su hijo, llevarlo a la escuela, celebrar su cumpleaños y sus triunfos, verlo hacer su vida, eran solo algunas de las cosas en las que pensaba.
Tomo la perilla de la puerta y al abrirla un resplandor de luz intento cegar su vista para luego ver con suma claridad a su esposa y con ella en sus brazos, su bebe recién nacido envuelto en una sabana amarilla. Sus ojos se abrieron completamente ante inigualable escena que, podría decirse, solo algunos son afortunados de presenciarla. Una vez cerrada la puerta dio algunos pasos hasta llegar a la cama.
-Vaya, esa cara de asombro no la veía desde el día en el que te dije que estaba embarazada- dijo su esposa.
-¿Eh?, ¿en serio?- dijo su marido.
-Si, aunque se parece cuando obtuviste ese ascenso que querías en tu trabajo-
-Al menos ese ascenso nos beneficiara a partir de ahora-
La mujer levanto al bebe y lo acerco al ahora padre, quien con sumo cuidado, lo acomodo en sus brazos. Una vez hecho esto, contemplo con ternura a su bebe quien dormía tranquilamente a pesar del movimiento que hubo.
-Dime-dirigiéndose a su esposo- ¿Qué se siente ser padre de una niña?-
Miro a su mujer con sorpresa ante tal comentario. Cuando los bebes son puestos en unas cunas para que los padres puedan verlos luego del parto, todos y cada uno se parecen al otro. Se dice que solo los padres saben identificar a su bebe entre tantos recién nacidos.
-Una niña, esa si que fue una sorpresa- decía mientras caminaba a través de la habitación con la bebe en sus brazos- el solo pensar en las cosas que podría hacer me pone impaciente y feliz.
-Solamente espero que el día que ella encuentra a alguien a quien amar no te pongas triste-dijo su esposa.
-Al menos, falta mucho tiempo antes de que ocurra, por ahora no me preocupara por eso, ver que hago cuando llegue el momento-.
La esposa sonrió hacia su marido e hizo una expresión de sorpresa, había recordado algo.
-Dime, ¿has elegido el nombre para la bebe?-
-Pensé en algunos ya que creía que seria un niño, pero cuando supe que no era así, solo uno vino a mi mente-.
-Entonces, ¿Cuál elegiste?-
-A partir de este día esta hermosa niña-hizo una pequeña risita- se llamara Homura, Akemi Homura-
-Nada mal, querido padre, nada mal- dijo su esposa en señal de aprobación del nombre elegido para la bebe.
Ese día, la mujer fue dada de alta y se dirigieron a casa. Una nueva familia se había formado y lo único que les importaba era la felicidad que lea aguardaba.
Septiembre, 02:08 HRS
Monterrey, México
Fue una noche como cualquier otra, en la que todos se marchaban a dormir mientras otros iniciaban su turno laboral en algunos lugares de la ciudad. Las calles estaban solitarias debido a la lluvia que hizo acto de presencia, engañando a los habitantes quienes creyeron que solo sería una noche con cielo nublado, cielo que se tornaría de un color anaranjado debido a las luces artificiales. Una ciudad agitada que solo buscaba descanso después de un largo día de trabajo. La lluvia hizo que el viento se tornara un poco frio, pero sentaba bien debido a las altas temperaturas que se hacían sentir a pesar de que septiembre era un mes con constantes lluvias. Aunque ese título lo había estado perdiendo año con año.
Dentro de las calles, el agua restante de la lluvia corría sin parar, recorriendo cada centímetro. Las gotas que escurrían a través de los cables de electricidad, de los techos de cada casa incluyendo de los automóviles hacían eco sin parar. Un continuo sonido que a veces ocultaba cosas que estaban a simple vista. Un chapoteo tras otro. Los charcos dominaban cada intersección, impidiendo caminar con libertad debido a que su desconocida profundidad causaba estragos sin importar como se desplazara.
Pero para alguien, esos impedimentos no hacían efecto alguno. Su avanzar era veloz, demasiado rápido, simplemente era inhumano. Un destello de color verde se movía rápidamente por la calles de una oscurecida ciudad. Cada paso que daba hacia parecer que flotaba, algunas gotas que aun caían del cielo chocaban directamente contra la destellante y extraña figura. Luego, su velocidad comenzó a descender hasta revelar su verdadera forma: una chica. El color verde que se mostraba en forma de estela, como las estrellas fugaces no era más que su largo cabello que se extendía más allá de su cintura. Esta se detuvo para tomar una bocanada de aire que le permitiera continuar con su camino. La chica comenzó a observar a su alrededor, buscando el camino correcto que la llevaría a su destino, su mirada era rápida pero no porque tuviera una clase de supervista. Estaba desesperada, su mano izquierda se abria y cerraba continuamente; lo hacia una y otra vez inconscientemente. Su rostro comenzó a mostrar una enorme mueca de frustración al mismo tiempo que el cansancio estaba causando estragos en su cuerpo debido a la súper velocidad a la que se desplazaba.
-¿Dónde estas?, por favor, dime donde estas-
La desesperación intentaba apoderarse de la chica pero esta la aminoraba expresándola con palabras. La fatiga hacia de las suyas, pero no podía darse por vencida. Ella buscaba algo y no estaba dispuesta a dejarlo ir. Mientras seguía tomando bocanadas de aire para recuperar el aliento, pudo escuchar a lo lejos un grito, pero su tonalidad revelaba algo diferente. Era desgarrador y doloroso, al mismo tiempo lo suficientemente fuerte como para dejar un horrible recuerdo. La chica se encamino rápidamente al que creyó, era el lugar de origen del grito, con cada paso la prisa aumentaba. Un fuerte escalofrió recorrió cada parte de su cuerpo, temerosa ante lo que podría encontrar. Su rostro reflejaba terror, uno que pocas veces podía expresarse y sentirse y ella, podía sentirlo a flor de piel. Corría tan rápido como podía hasta por fin llegar al lugar en el que escucho ese horroroso grito, solo para encontrar una horrible escena.
Ella no podía creer lo que veía, boquiabierta se quedo mientras el color rojo manchaba el agua sobrante de la lluvia, ante tal escena la chica de cabello verde se acercó a lo que ahora era un cuerpo sin vida. Al revisarlo encontró algo que no quería hallar: una mujer que conocía perfectamente. Apenas lo vio sus ojos se abrieron de par en par ante el atónito hecho que estaba presenciando, sin percatarse, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos esmeraldas. Cada una era dolorosa y al mismo tiempo pesada, una tras otra. Cayo de rodillas cuando estuvo lo suficientemente cerca para ver su rostro. Al observarlo miro con detenimiento, parecía que simplemente se había quedado dormida, pero no era el caso. Ella se había ido para nunca más volver. La chica de cabello verde levanto su cuerpo, paso su mano por su frente acomodando sus mojados cabellos, luego por sus ahora frías mejillas, al final la tomo con ambos brazos y la abrazo fuertemente. Sintió solo frio al acercar su cuerpo al de la chica muerta, pero las lágrimas seguían saliendo sin parar mientras los recuerdos volvían solo para mostrar los momentos que compartieron alguna vez. De unos pequeños gemidos de tristeza pasaron a ser gritos austeros, estos continuaron por minutos que parecían eternos, quizás demasiado. Dichos gritos llamaron la atención de la gente que yacía dormida, quienes salieron de sus hogares para saber lo que ocurría ante tales gritos. Poco a poco, cada habitante que se encontraba cerca del lugar del suceso, miraba con asombro la escena en la que la chica de cabellera verde lanzaba sozollos al cielo mientras las lágrimas caían al cuerpo de la mujer muerta. La multitud comenzó a aumentar pero nadie hacia algo para acercarse con tal de saber con exactitud cual era el motivo de lo que estaba ocurriendo. Solo miraban sin saber si podían hacer algo para ayudarla, algunos comenzaron a sentir empatía, lo suficiente como para llorar ante el dolor que expresaba la chica de cabellos verdes con sus gritos.
Repentinamente esta dejo de llorar, cosa que causo curiosidad en los presentes. Movía su cabeza de un lado para otro, buscando algo que le había llamado la atención y que por lo visto no estaba dispuesta a perderlo. Dejo el cuerpo que tenia en sus brazos para dejarlo suavemente en el suelo, se puso de pie e inicio la búsqueda de aquello que debía encontrar. Los testigos del suceso solo se hicieron a un lado para no obstruirle el camino; la chica se movía rápida e incesantemente queriendo evitar que algo como esto se repitiera. Luego aumento la marcha y comenzó a correr con mucha prisa, apretaba los dientes a cada paso, forzaba cada musculo de su cuerpo, solo esperaba lo peor. Al cabo de unos minutos; lo encontró, estaba entre la basura situada a unas cuantas cuadras de distancia, envuelto en sabanas de color rosa y emitiendo gritos mientras lloraba. Era una pequeña e inocente bebe.
La chica de cabellera verde se hinco, la tomo y acurruco entre sus brazos para luego arrullarla para que volviera a dormir. El frio generado por la lluvia no daño a la pequeña, ni siquiera estaba mojada, mucho menos presentaba heridas físicas. La observo detenidamente mientras volvía a dormir, paso su mano por su rostro y la bebe tomo con su mano un dedo de esta, buscando a alguien en quien apoyarse. Quien la tenía en sus brazos solo podía intentar contener las lágrimas que ahora intentaban salir con más fuerza. Sus parpados intentaban ceder, pero ella no lo permitía, no ahora. No cuando ella debía mostrarse fuerte pero igual no importaba, ya había sido vista llorando minutos atrás. Simplemente dejo que salieran todas, algunas cayeron al pálido rostro de la bebe que no mostro señal alguna de molestia. Se puso de pie y dio media vuelta para caminar de regreso al lugar donde se situaba aquel cuerpo sin vida; una vez que llego volvió a hincarse y tomo una de sus manos, la sostuvo fuertemente. De sus labios murmuro algunas palabras y repentinamente desaparecieron del lugar. Los que presenciaron el hecho se mostraron sorprendidos de la desaparición de la chica de cabellos verdes junto a la bebe y el cuerpo sin vida de la mujer, solo podían especular el lugar a donde se la habían llevado.
Al día siguiente se dio la noticia del suceso, muchos hablaron de eso, se crearon teorías a partir de esto e incluso se hablo de alguien que podría poner fin a algunos problemas de la sociedad utilizando habilidades que supusieron ella tendría. Incluso intentaron llamarla para que volviera a aparecer, pero nunca lo hizo. Nunca más volvió a aparecer y la gente perdió la fe que poco a poco iba naciendo entre ellos. Al final todo quedo en el olvido.
En algún lugar de la ciudad, se realizo un funeral para despedir a un ser querido que se había ido para siempre. Su muerte fue dolorosa pero también misteriosa, los presentes se cuestionaban como fue que murió, eran más preguntas que respuestas y nadie podía deducir una conclusión que explicara el suceso. Fuera del recinto, una chica lloraba, nadie estaba a su lado para consolarla, simplemente dejaba que todo saliera para que ya no doliera mas. Miro al azulado cielo, era un hermoso dia para que esto ocurriera, para lo que estaba sintiendo. Simplemente no podía regresar el tiempo para evitar lo que paso, nada apodia hacerse.
-Perdóname…no pu…de sa-salvarte…pero te prometo que la cuidare y daré mi vida si es necesario- dijo mientras sus ojos rojos trataban de cerrarse nuevamente por las lagrimas- te lo prometo, hermana-.
