Capítulo 1
Me voy Dexx!-se despidió Tupei.
Hasta mañana!- contestó Dexx desde la cocina del bar. Ella no sabía cuantos años llevaba abierto aquel sitio, pero sí sabía que se había forjado cierta fama entre la gente que solía pasar por él. Muchos habitantes de aquellos distritos pasaban por allí a por un sabroso desayuno o un almuerzo rápido.
Aún así, era un lugar tranquilo y eso era lo que Tupei más valoraba. De esta manera nadie averiguaría su secreto y podía vivir en paz.
Había entrado a trabajar en aquel restaurante hacía unos pocos meses o tal vez un año y, aunque al principio el enorme Dex la había intimidado un poco, logró ganarse su confianza con el tiempo. Aquella criatura parecía tosca y bruta pero era tremendamente listo y nada se le escapaba.
En ocasiones mantenían largas conversaciones en las que Dexx le relataba sus batallas y sus aventuras como vendedor de armas o sus relaciones con los misteriosos Jedis. En aquellos momentos Tupei se olvidaba de todo por un momento y se sentía libre.
Tupei había llegado a Coruscant hacía ya largo tiempo. Cuando se quedó sola en el mundo decidió que, en lugar de alejarse de la gente, lo mejor sería ocultarse en ella y no había mejor lugar que en el planeta edificado.
Coruscant estaba repleto de edificios, locales, viviendas, spiders, naves y gente; Nadie buscaría una pulga en un circo de pulgas. Pero aquello no duraría mucho tiempo.
Cada noche sus sueños eran más seguidos. No podía verlos claramente así que eso solo podía indicar que eran sobre ella. Algo pasaría pero ¿Qué?
Tupei odiaba la incertidumbre y el miedo empezaba a embargarla. Había pasado una época muy tranquila pero empezaban a suceder cosas extrañas por aquellos lugares.
La república tenía problemas. El senado y el canciller empezaban a tener conflictos con la federación de comercio y los separatistas y eso se notaba en la gente, en su modo de relacionarse... Sabía que en momentos de necesidad siempre era descubierta y eso la inquietaba.
Una mañana, trabajando detrás de la barra sentía que algo estaba a punto de pasar pero no quería arriesgarse a pensar demasiado en ello. No quería atraer malos augurios. A veces pensar mucho sobre algo solo lo hacía empeorar.
_Vienen a buscarte cielito. Por la pinta es un Jedi. _dijo la androide doméstica Mita.
_ ¡Obi Wan! _gritó Dexx desde la cocina. Tupei se encontraba al otro lado de la barra y no se había percatado de que un caballero Jedi había entrado en el local.
_ Hola Dexx! _dijo una voz con tono alegre. Aquella voz llamó la atención de Tupei, atraída por el suave sonido de una sonrisa y al darse la vuelta le vió.
Se trataba de un Jedi alto y apuesto. Tenía el cabello rubio y lacio peinado hacia atrás. Sus ojos eran de un azul muy claro y tenían una mirada traviesa y pícara. La sonrisa que tenía reflejada en su cara era fresca y la rodeaba una suave barba también rubia.
Tupei se quedó estática al ver a aquel hombre. No solo porque la atraía de cierta manera si no porque tener a un Jedi tan cerca era sumamente peligroso. Si aquel hombre se daba cuenta de lo que ella era capaz de hacer se vería envuelta en serios problemas pero, sin proponérselo, atrajo la atención del caballero que la miraba fijamente.
Aquella mujer pelirroja había captado la atención de Obi Wan; Era realmente preciosa.
Había viajado a multitud de planetas y había visto infinidad de criaturas pero ninguna como aquella.
Era alta, con la melena del color del cobre y unos grandes ojos verdes le atraparon.
Obi Wan se sorprendió de lo atrayente que era aquella mujer y supo de inmediato que aquella joven era mucho más de lo que sus ojos veían. Su instinto se lo decía.
_ ¿Qué te trae por aquí, viejo amigo?_ le dijo Dexx sacándolo de su ensimismamiento. La androide le dió una bebida y los dos se sentaron en una mesa: El dardo que había conseguido la pasada noche era más importante que cualquier otra cosa.
Tupei apartó la vista y siguió limpiando detrás de la barra como si nada estuviera pasando. Si intentaba esconderse en la cocina, el Jedi lo sabría. A Tupei no se le había escapado como la había mirado y como la miraba en aquel momento. En cuanto podía ese Obi Wan no dejaba de observarla y le empezaban a temblar las piernas. Y eso no era bueno. Los Jedis podían sentir el miedo a leguas.
_ Creía que los Jedis respetabais la diferencia entre conocimiento y...sabiduría... _dijo Dexx con una risa socarrona. El Jedi se echó a reir un tanto risa parecían campanillas que sonaban en el aire. Tupei volvió a mirarle pues, a pesar de todo, aquel sonido tenía un efecto tranquilizador.
_ Bueno, si los droides pudieran pensar ni tu ni yo estaríamos aquí._ respondió el caballero.
La chica le miró con detenimiento atraída por aquel misterioso hombre que observaba un pequeño dispositivo en Sus manos. Por lo que Tupei podía escuchar, ambos individuos hablaban de un planeta llamado Kamino que se encontraba fuera de la república al igual que el de ella.
De repente Dexx se levantó y se dirigió a la cocina dejando solo al Jedi en la mesa. Eso solo podía significar una cosa: El misterioso individuo se iba a quedar a almorzar. Observaba con detenimiento el pequeño objeto con el que jugaba sus delgados dedos. Tupei se preguntó en qué estaría pensando. Se sintió tentada pero si lo hacía la descubriría y entonces no tendría escapatoria. Los caballeros Jedi eran muy similares a ella...
Obi Wan sintiendo como aquellos ojos verdes se posaban en él por enésima vez, giró la cabeza en la dirección de donde venía aquella mirada; efectivamente, la chica le estaba observando ¿Quien sería ella? Le lanzó una mirada penetrante. Tal vez así podría saber algo más de ella. De algún modo se sentía traído por aquella mujer pero no sabía exactamente por qué.
La miró intentando observar en su interior pero algo se lo impedía. La chica no era una necia con mente débil e influenciable; No era fácil de manipular.
Obi Wan retiró la vista ligeramente ruborizado y un tanto avergonzado. No sabía quién era ella ¿Por qué reaccionaba así?
La chica se dió la vuelta y siguió con sus quehaceres pero notaba que lo vigilaba y controlaba todo. Dexx le sacó de sus pensamientos con dos bandejas llenas de comida y bebida.
_ Venga come!. Y dime, qué es de tu vida Obi Wan?_ preguntó Dexx.
_ Dexx _ comenzó el Jedi _ Tal vez te parezca raro pero ¿Quién es esa chica? _ preguntó lleno de curiosidad.
_¿Quién? ¿Tupei? _ dijo Dexx. Obi Wan le hizo un gesto para que bajara la voz_ No seas paranoico, Jedi. Tupei es una gran chica. De las mejores diría yo. Lleva aqui un año, más o menos. Por lo que sé está sola en el mundo y viene de muy lejos...si señor, de muy lejos._ continuó dando una palmada en la mesa.
_ No se...tiene algo extraño_ dijo en voz baja.
Tupei sabía que hablaban de ella. Huyó a la cocina pero sabía que había captado la atención de aquel individuo. Cada vez que salía a atender a un cliente él le clavaba los ojos ¿Por qué tenía tan mala suerte?
Intentó tranquilizarse. Si nadie la había descubierto, ese tío con capa no lo haría. Bastante tiempo la habían perseguido y había sabido ocultarse a pesar de que su enemigo estaba muy cerca.
_¡Tupei! ¿Puedes venir un momento? _ escuchó que la llamaba Dexx._ Ven, acércate _le indicó.
Tupei respiró hondo y por un momento pensó en qué podía decir para escaquearse y librarse de aquel trago. Pero el Jedi ya la miraba inquisidoramente y Tupei recordó la estrategia que siempre había mantenido desde que había llegado a Coruscant.
Si actuaba de manera despreocupada, nadie se percataría de que ocultaba algo. Debía mostrase como un libro abierto. Si lo mostraba todo nadie se interesaría en mirar pero, claro, un Jedi era harina de otro costal.
Tupei se detuvo al lado del caballero y le tendió la mano de manera algo tosca.
_ ¡Hola! _ sonrió_ Me llamo Tupei. Encantada de conocerte_ soltó con su mejor sonrisa. Su objetivo era deslumbrarle.
El Jedi la miró estupefacto un segundo. La mirada de aquella chica le paralizó un momento y su sonrisa le hipnotizó. De cerca era aún más hermosa.
Le cogió la mano que la chica le ofrecía no sin reticencia. Su tacto cálido y suave le impedía pensar con claridad.
¨Céntrate Obi Wan¨ pensó para sus adentros. Aquella chica ocultaba algo pero si lo hacía no se hubiera acercado con tanta naturalidas o ¿acaso era una estrategia?
Desvió la mirada de la chica que se la devolvía con un verde refulgente y un gesto candoroso, Había visto demasiados misterios en su vida últimamente no podía pensar así de todo el mundo que se cruzara con él. Debía concentrarse en quién quería asesinar a la senadora Amidala y en quienes eran esos kaminianos de los que Dexx le había hablado.
_ Dexx, no tengo hambre aún, gracias_ dijo Tupei con una sonrisa y volvió a mirar al individuo que tenía frente a ella_ vaya, nunca había conocido a un Jedi_.
Obi Wan la miró y le sonrió. No era la primera vez que le decían algo así.
_ ¿De donde eres?_le preguntó de sopetón.
_ Oh! De un planeta independiente, fuera de la república. _ dijo la muchacha.
_¿ Y qué te trae por Coruscant? _ le preguntó curioso sin borrar la sonrisa.
La pelirroja le observó un minuto y casi podía notar como se le aceleraba la respiración.
_Nada en particular. No me gustaba aquel lugar y, afortunadamente nada nada me ata a ningún sitio asi que, ¿Por qué no venir? _ respondió. La chica se dió media vuelta despidiéndose de él.
Los sentidos de Obi Wan bullían con aquel simple contacto físico. Hubiera querido indagar más pero su misión era más apremiante. En otro momento volvería.
Tupei volvió al almacén con el corazón desbocado. El leve contacto con aquel Jedi le había traspasado todo el cuerpo como un rayo.
Deseó con todas sus fuerzas que aquel hombre no volviera a cruzarse en su camino pero en el fondo sabía que no sería así. Aquel hombre estaría en su futuro, nada más rozarle lo había sabido. Pese a sus deseos, Tupei sabía que aquel Jedi aparecería de nuevo en su vida.
