1 - Cogerse de la mano
Un gesto tan sencillo como cogerse de la mano indica en qué fase se encuentra la relación.
Salen del restaurante, el tercero de la noche. John va delante, lleno de furia, el anillo de compromiso olvidado en su bolsillo. Le siguen Mary y Sherlock, él con un pañuelo para cortar la sangre que aún brota de su nariz. Mary coge a John por el brazo, suavemente:
—Déjale que se explique.
Ninguna palabra sale de los labios del detective. Desvía la mirada, el contenedor presenta una abolladura reciente, coche rojo, conductor novato, no, extranjero, primera vez que circula por Londres.
—¿Sherlock?
John y Mary están pendientes de él, uno impaciente, la otra con una sonrisa que se agranda cuando sus miradas se cruzan. Sherlock no es muy elocuente, en muy raras ocasiones se ha dignado a presentar una disculpa. Mary le coge una mano.
—John… Lo siento —balbucea. Tras el fracaso de intentar diluir la tensión con humor, no se atreve a añadir nada más.
Mary le estrecha la mano, su sonrisa radiante eclipsa las luces de la ciudad. Siente la presión de otra mano, más grande y más… John. Algo ha cambiado en los ojos del médico, primer atisbo de esperanza. Y algo ha cambiado en su interior: el pulso se acelera, su mano tiembla entre las de Mary y John.
Y aunque todavía no lo expresan en palabras, en ese instante sellan la promesa de uno para todos y todos para uno.
