edicatoria:

Para mi querida Yultzi por su cumpleaños número 18, a su petición.

Gracias por todo, feliz cumpleaños encanto.

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AN ANGEL IN LEATHER:
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Cuando el hombre desea conseguir algo, es capaz de cualquier cosa.

Es lo que medita un cansado joven, quien está a punto de dar inicio a su jornada laboral, puesto que, a pesar de lo que muchos dijeran, lo suyo era un trabajo y con ello se ganaba la vida y cuidaba a su familia.

ー Yuto, es tu turnoー escucha decir a su compañera quien, quitándose la rubia peluca, expone su castaño cabello.

ー Gracias... Maiー agradece el joven de grandes ojos verdes y pecoso rostro, ajustándose el corto kimono blanco y negro antifaz, con el que siempre iba a sus presentaciones.

A diferencia de su amiga, quien siempre vestía seductores trajes llenos de brillos y grandes escotes, los cuales favorecían su voluptuoso cuerpo, Izuku, quien había adoptado el nombre de Mori Yuto (森, ゆうと: Bosque, Apacible) para trabajar, sacaba más partido a su inocencia. Atrayendo hombres de dinero e incluso mujeres, casi siempre de alta posición.

La vida no es fácil cuando trabajas con tu cuerpo, por desgracia, Izuku no tenía opciones.

Sin estudios, aquel era el único oficio con el que podía sacar a su madre de las terribles deudas con las que su padre los dejó al morir.

Trabajo que obviamente nunca mencionaria ante su madre, pues esta todavía pensaba que vivía junto a su castaña y animosa amiga, y que por las noches se dedicaba a simplemente dormir. La única conocedora de este oficio era ella, su amiga Ochako. En este ambiente llamada Hoshi Mai (星, 美: Estrella, bailarina). Ella era su heroína que le rescató, ofreciéndole trabajo en un local decente donde solo debías mostrar.

Nadie te obligaba a tener sexo, a menos que tu quisieras.

Dando un vuelco a la vida del siempre tranquilo Izuku, quien para sorpresa de la joven, terminó siendo uno de los pocos hombres que perduraron en el local.

Dicen sus clientes que tenía esa mezcla de pureza y repentina coquetería que seducía a en quien posara su mirada.

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Un hermoso ángel,
que despertaba las más perversas intenciones.
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Cuando las luces se apagan y el radiante foco se posa sobre su pálida piel, el joven Izuku cierra los ojos. Y como la primera vez que se subió ahí, repite el consejo de su amiga:

"Finge ser alguien más, aquí tú realmente no existes".

Con ello en mente, comienza a dejarse llevar por el ritmo de la música, dándole la espalda a quienes observan desde la redonda plataforma y moviendo las caderas suavemente iniciando con sus manos un lento camino donde repasa su propia cintura, subiendo por su pecho descubierto el que comprime suavemente, intentando entrar en personaje. Dejar salir a Yuto y esconder al tímido Izuku.

Ya más confiado, se agacha y levanta lentamente, subiendo la yukata y exponiendo sus redondas y pálidas nalgas, recibiendo una satisfactoria repuesta de los presentes, quienes van dejando dinero y diciendo toda clase de palabras indecentes que normalmente lo harían sonrojar.

Pero que a Mori Yuto...

Solo lo incitan a mostrar más.

Mori Yuto:

Personaje que adora por sobre todo el dinero y no tiene pudor alguno en exhibirse por él ante los demás, contorneando las caderas satisfecho de saber logró excitar a sus clientes.

Es un alter ego que se ha ido puliendo con el tiempo y cada vez se apodera más fácil de su tímido portador.

¿Cuál de ellos tendrá más dinero?

¿Quién ofrecerá más por un baile privado?

Se pregunta el joven de verdes y brillantes ojos, ahora dando cara a sus espectadores de hoy, notando algunos rostros ya conocidos y sonriendo de forma dulce y seductora mientras se despoja de blanca prenda de seda que cubre su cuerpo, exponiendo su lechosa y firme piel, para quedar en tan solo una apretada tanga negra de cuero y tomarse del tubo central del escenario para comenzar a bailar sobre él.

El arte de bailar sobre ese firme fierro, fue una tarea difícil de aprender. Izuku aún recordaba los enormes moretones que se hizo la primera vez que intentó dar giros y lo satisfecho que estuvo al poder presentarse por primera vez, bailando sobre este como todo un profesional.

Si había algo que Izuku y Yuto tenían en común, era su perfeccionismo.

Ambas facetas eran esforzadas y les gustaba deslumbrar.
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Iniciando con un lento caminar alrededor del tubo con el fin de darse impulso, el joven gigolo realiza su primer giro en el aire, exponiendo sus largas y torneadas piernas las que rozan contra la fría superficie mientras da vueltas hasta caer de piernas abiertas al suelo, acomodándose el cabello revuelto mientras continúa analizando a qué cliente seducir.

Luego de la presentación, por la cual pagaba el local, la mayor cantidad de dinero se la llevaba en propinas y por supuesto,

sesiones privadas.

Todas las noches Izuku elegía a un cliente y su ojo cada vez se volvía más agudo.

Su forma de vestir, los cigarros que fumaban, el licor que bebían, su postura y accesorios. Le daban un panorama de lo que podía obtener de ellos.

Por quién valía la pena el sacrificio.

Pues si bien se había acostumbrado, no era que disfrutara de ser acosado sexualmente por cualquiera. Había tenido ya más de un problema con clientes que intentaban tocar demás.

Hoy parecía que tendría que volver a elegir a Shouto, cliente habitual que pagaba siempre bien y era muy respetuoso.

Solo miraba en silencio, ni siquiera pedía que le tocaran.

...

Ya de cabeza sobre el tubo, con las piernas abiertas, exponiendo su bien esculpido vientre y hombría mientras se enfoca en el joven de cabello extraño, quien sonríe levemente notando la preferencia, ve pasar a alguien que casi lo hace caerse de su compleja posición.

Un joven de cabello rubio ceniza y ojos rojizos quien se acerca a observarlo, tomando asiento discretamente en la segunda fila, clavando su intensa mirada en él.

Sus ojos son tan penetrantes y enigmáticos que le cortan la respiración.

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¿Quién es él?

Se pregunta, sin poder dejar de observar al nuevo potencial cliente, mientras continúa girando sobre el tubo.

Nunca lo había visto en el local.

Debía tener un par de años más que él y bebía un whisky de mediana calidad, no tenía más accesorios que un reloj, el cual ni siquiera se veía de marca.

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No, no era la presa que debía elegir.
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Pero de alguna forma, no puede dejar de mirarlo.
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¿Qué tan malo sería ser feliz, tan solo por hoy?

Se pregunta, imaginando como sería bailar para alguien a quien realmente quisiera seducir, sin darse cuenta, añorando el ser tocado por esa persona.

Las reglas de su oficio eran claras, según Ochako, estas básicamente eran:

- No tener sexo y de hacerlo, con alguien discreto y usando condón.

- Nunca dar su nombre original.

- Por último pero no menos importante, por NADA DEL MUNDO, enamorarse de un cliente.

Aquel era el peor error que se podía cometer.

La mayoría de estos tenían su vida y hasta parejas, por lo que solo venían a satisfacer sus bajos impulsos, observando mientras se auto complacían, absortos en sus propias fantasías; o pidiendo que los toquen, frotándose hasta eyacular con tan solo el roce.

Ese hombre de mirada intensa y soberbia, provocaba algo en Izuku que no podía definir, pero le obliga a acercarse a él.

A gatas sobre la pista avanza hacia este, recibiendo dinero de un señor mayor en la fila de al frente, el cual, lo coloca en su tanga susurrando cosas indecentes en su oído a las que solo sonríe por aparentar.

El rubio, tan solo esboza una sonrisa perversa que para Izuku, poseído por su alter ego, es como un grito de guerra.

Esa noche tenía un objetivo diferente:
Hoy quería, que ese rubio lo pidiera.

Decidido a tenerlo, se recuesta boca arriba sobre el suelo, acariciando su propio rostro por sobre el antifaz que enmarca más sus brillantes ojos de intenso color verde, deslizándose a través de su abdomen hasta llegar al interior de los muslos, los que abre cual cofre del tesoro dejando entrever su abultado miembro, aprisionado sobre la ajustada tela en una clara invitación a su presa, quien al instante deja de sonreír.

Quedándose seriamente observando, sin gesto alguno.

Cuando Izuku, levantándose, les da la espalda; ahora sin el estorboso kimono y exhibiendo su estrecha cintura y delineada figura; todos los hombres en primera fila y algunos de la segunda, le aplauden y silban sin parar. Admirando su peculiar cuerpo, masculino y delicado, de piel tan pálida y tersa que le había dado el apodo de "Tenshi" (ángel) por la mayoría de sus clientes.

Todos le aclaman, menos su misterioso hombre de ojos rubíes.
Quien sigue en silencio tan solo observando, pareciendo hasta aburrido.

Sin rendirse y aún de espaldas, vuelve a ponerse a gatas, moviendo las caderas lentamente al ritmo de la música, con el cuerpo sudado y bañado por las luces que cambian constantemente de color, entreabriendo sus nalgas para luego, golpeárlas y darles fuerte apretón. Lanzando una corta mirada en la que nota al rubio finalmente reaccionar.

Bingo.

Al parecer, había adivinado y su enigmático invitado, era de los que gustaba lo "rudo". Conocía ya de ese tipo de clientes.

Eran de tener cuidado.
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Emocionado, ve sus finos labios entreabrirse, para luego, mordérselos. Un gesto casi imperceptible, que hace al de pecas sonreír, victorioso y a la vez emocionado.

Era la primera vez que elegía a alguien, por algo que no fuera cuánto dinero llevaba encima.

Cuando la música va terminando, "Yuto" tomando las propinas y sonriendo coquetamente a todos los que vinieron, comienza su retirada. Las luces se van apagando quedando iluminados tan solo por las de neón, y ya sin música el presentador hace su entrada, acabando el show.

Cuando antes de desparecer por el telón, el joven de pecas ve al rubio acercarse al encargado, su corazón bombea con fuerza.

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ー¿Qué ocurre?ー pregunta su amiga, ya con ropa casual, notando como el rostro de este estaba completamente sonrojado.

ーHoy vi un cliente nuevoー responde, quitándose el antifaz y cubriendo su cuerpo con una bata negra.

ー ¿Y es atractivo?ー pregunta juguetona, emocionada por ver finalmente en su amigo alguna clase de interés.

ーSí...ー responde tímidamente.

ー¿Necesitas condones?.

ー¡OCHAKO! ー grita avergonzado, tapándose la boca al notar, como en su euforia, la llamó por su verdadero nombre.

ー¡Shhh...!ーle calla ésta, sacando un sobre de papel metálico desde su bolso y dejándolo sobre el tocador ー mi consejo es que esperes a otro encuentro, pero por si las dudas, te dejo esto.

ー¿Está bien? ,digo, por las reglas y todo eso... ー pregunta aún indeciso.

ー Eres mayor de edad, no está mal pasarlo bien de vez en cuandoー le tranquiliza, relajando el asunto. Izuku ya hace dos meses había cumplido los 21 años, por lo que era libre para tener relaciones consensuadas ー Mientras sea sólo sexo, está bien. Recuerda las reglas.

ー Él no me gusta, solo es...ー no sabe como explicarloー... Me parece alguien interesante.

ーClaro, "interesante"ー se burla haciendo un gesto indecente, simulando el tamaño de un pene, bastante exagerado.

ー¡Ya déjalo!ー reclama lanzándole una peluca rosada en la cara.

ー Mori, te piden en el salón privado número tres ー se acerca un encargado a llamarlo ー Hoshi, ¿hoy te vas temprano?ー pregunta, aludiendo a la castaña quien normalmente siempre tenía clientes después de presentar.

ー Pedí permiso, mañana debo ir temprano a matricularme a la universidadー responde emocionada, finalmente le habían aceptado la beca para estudiar diseño.

Izuku sonríe, feliz de que su amiga esté saliendo adelante. Unos años más y ya ambos no tendrían que seguir haciendo esto.

ーTe diría como siempre, "un día más", pero creo que hoy lo pasarás bien ーmolesta nuevamente a su amigoー ¿Qué preferencias tiene tu "cliente"?ーpregunta mirando la ropa, buscando un atuendo adecuado.

Su sueño era ser diseñadora de modas y poder hacer hermosas prendas que hagan a la gente destacar. Su máxima "musa" siempre sería Izuku, a quien todo le quedaba bien. Prendas de hombre o de mujer resaltaban en su ni fornido ni robusto cuerpo, de adorable rostro.

ー¡Deja de molestarme!ー pide ruborizándose nuevamente ー... Se ve dominante, creo que le gusta lo "rudo"ー termina por responder, haciendo comillas y asumiendo ella entiende.

ー ¡¿TE GUSTA UN FANÁTICO DEL BONDAGE?!ー pregunta fingiendo espanto, y tal vez sí, algo asustada.

ーNo es así, ni lo conozco... Es solo una impresiónー responde tranquilizador.

ー... Ok, bueno, ponte esto. Suerte ー se despide, besándole la mejilla y retirándose con una sonrisa ー ¡Que no te azoten!ー grita antes de desaparecer tras la puerta.

ー...ー Izuku, soltando un suspiro, observa el traje que esta le dio. No era su estilo, pero de todas formas se lo prueba, sorpendiéndose al ver que no le sentaba mal.

Consistía en pantaletas negras, suspendidas por tirantes similares a sogas que cruzaban su torso, terminando en su cuello el que estaba cubierto por una banda negra del mismo material que lo de abajo.

Cuero negro y brillante.

ー Mori, ¡estás atrasado!ー llama nuevamente el encargado.

ー¡Voy!ー responde, colocándose el antifaz, su bata negra y corriendo hacia un encuentro...

Que cambiaría su mundo.
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