-¿Hasta dónde planeas seguirme a escondidas...- Yona se detuvo en medio de los árboles que bordeaban el río y se volvió en su dirección- ...Hak?.

Él salió de entre los árboles.

-No volveré a dejarte.

Ella vio el dolor en sus ojos y sintió como una sensación extraña le oprimía el pecho. Sabía lo que estaba pensando, tenía claro que se sentía culpable de la herida que tenía en su espalda cuando protegió a Lily.

-El que yo resultase herida no ha sido tu culpa Hak. He actuado sin pensar en mi debilidad y mi herida solo es la prueba de que no soy lo suficientemente fuerte para proteger a quienes quiero.

No podía leer el rostro de Hak, pero quería que volviera a sonreír, que volviera a mostrarle su sonrisa.

Antes que pensar en algo, Hak la rodeó con sus brazos y escondió su cabeza en su cuello.

-Hak...

La abrazaba con fuerza pero no decía nada.

-¿Hak?

-Solo un momento- dijo con voz grave y ella pudo notar como su cuerpo temblaba- por favor déjame estar así solo un momento.

El cuerpo de Hak no paraba de temblar y Yona le rodeó con sus brazos y se refugió en él.

Hak no podía dejar de revivir en su mente el momento en que vio a Yona con su cuerpo vendado, el corazón casi se le había detenido al pensar en que alguien estuvo a punto de arrebatársela y no podía dejar de sentir terror ante la idea.

-Lo siento- susurró Hak en su oído- yo debía protegerte, y no estuve allí.

Yona le abrazó con más fuerza.

-No es tu culpa. Yo lo siento.

Hak alzó la vista.

-Prometo que no volveré a dejar que nadie te lastime.

Aquellas palabras le provocaron un cosquilleo en el estómago.

-No puedes sentirte culpable. Has hecho demasiado por mí, si no fuera por ti yo no estaría aquí en este momento.

-Soy su guardaespaldas princesa, le hice una promesa al rey Il de protegerte.

Yona supo que no tenía sentido discutir con él.

-¿Se puede saber hacia dónde vas?

Yona se había olvidado por completo de sus planes.

-Iba a darme un baño en el río más allá.

Hak miró en la dirección en que había señalado.

-Vamos.

Yona se quedó congelada.

-¿Qué?

-Iré contigo, no dejaré que andes sola tan cerca de la frontera.

-Pe...pe...pero.

La agarró del brazo y la arrastró hasta el lugar donde se juntaba el agua que caía desde las montañas. Él le dio la espalda.

-No tienes que preocuparte, esperaré aquí. No miraré.

-Gra...gracias. Pero no es necesario que te que...

-¡Solo date prisa!

Yona se acercó al borde del agua y se bajó la túnica que llevaba encima hasta la cadera, solo en ese momento se percató de un pequeño problema.

-Esto... Hak.

-¿Qué ocurre? ¿necesitas que te enjabone?

Ella se ruborizó ante la idea. No sabía por qué últimamente se ponía muy nerviosa a su lado.

-No... no es eso...

-Entonces ¿qué pasa?

Ella se debatía internamente si pedirle ayuda o no, pero no podía hacerlo sola, así que respiró hondo.

-Necesito que me ayudes a quitarme el vendaje.

Hak se volvió de inmediato pero se giró al ver que ella estaba casi desnuda a no ser por el vendaje y la parte de la túnica que aún no se quitaba. Estaba completamente sonrosada.

-¡Prometiste no voltear!

-¡Lo siento!

Ella intentó calmarse.

-¿Puedes ayudarme?

Caminó en su dirección intentando no mirarla para no avergonzarla más de lo que estaba, aunque era difícil para él. Cuando estuvo frente a ella, Yona se volvió dándole la espalda.

Hak cogió el extremo de la venda y comenzó a quitársela. Cuando la herida quedó al descubierto sintió un pinchazo de dolor.

-¿Hak?

-Ya he terminado.

Yona miró en su dirección pero él ya se había volteado y se alejaba de ella.

-Gracias.

-Solo disfruta de tu baño.

-¿Hak?

-Si

-Por favor no te alejes demasiado.

Asintió.

Maldita sea pensó. Se lo ponía cada vez más difícil.