Cuando Junpei entró en el jardín, Akane le daba la espalda. Sentada allí, en silencio, no se giró aún cuando la puerta se abrió. Junpei la miró y cerró los puños con fuerza, furioso. ¿Por qué se negaba a hablarle? Después de todo lo que había hecho por ella, después de todo lo que había sacrificado en su búsqueda, ahora ni siquiera se dignaba en dirigirle la palabra.
"Akane", dijo en alto, su voz dura y áspera. Ella se giró, con una expresión triste en el rostro.
"Junpei", respondió con la voz queda. "Vienes en busca de respuestas, ¿verdad?"
Él se rió, su risa era fría y sarcástica. Akane bajó la mirada, entristecida. "Sí, Akane, tengo preguntas, muchas preguntas."
Ella, aún sin mirarlo, murmuró en voz baja, "No es el momento de que te de las respuestas ahora, Jumpy."
La miró, incrédulo, y estalló a reír de nuevo. "Tienes el valor de llamarme Jumpy después de todo, ¿eh? Vale, Kanny, yo también se jugar a este juego."
Akane lo miró con lástima, levantándose incluso acercándose a él. Junpei retrocedió un paso, dos, tres. Se alejaba de ella, y Akane se sintió traicionada, dolida. "Quizás me lo merezca, ¿no?" pensó ella, "por ser mi ambición tan grande como para querer salvar todo el mundo. Lo siento, Jumpy, por no ser quien esperabas que fuera."
"Junpei" repitió ella, la voz temblando tanto como su cuerpo. "Perdóname."
Él la miró con dureza, sin decir nada. Después se pasó la mano por el pelo y sacudió la cabeza, como si no diese crédito a lo que había oído. "¿De qué te disculpas, Akane? ¿De haberme jodido la vida? ¿De haber desaparecido durante un año entero sin dar señales de vida? ¿De mentirme, de ocultarme cosas, de ignorarme? ¿Qué te motiva a pedirme perdón esta vez? Quizás la pregunta debería ser otra, ¿por qué debería perdonarte?"
Akane sintió esa última palabra como una bofetada en la mejilla. Ojalá poder explicarle todo, ojalá poder hacerle comprender el porqué de sus motivos. Como era de esperar, sin embargo, se mordió el labio inferior y se guardó todas las palabras que le gustaría decir en alto. Las lágrimas no tardaron en surcar sus mejillas.
Junpei se dio la vuelta, cansado del espectáculo. Desde la puerta, volvió a girarse para mirarla. "¿No te parece gracioso que todavía no te hayas dado cuenta de que no nos queda nada más que arrepentirnos, Akane? Que lamentable encuentro hemos tenido."
Después de eso, abrió la puerta y la dejó atrás. Sin embargo, Akane no era la única que había roto a llorar como resultado de esa conversación.
