Notas: Drabble corto para el topic Sorato del foro Proyecto 1-8. Éste no iba a ver la luz, pero se me pidió que publique alguna de mis viñetas así que aqui tienen. Prompt: "Nuestros padres nos están obligando a un matrimonio arreglado y nos odiamos, pero ahora estoy enamorado de ti, y no creo que sea mutuo." Obviamente (repito) hablamos de un universo alterno.
Puede que esta se convierta en una coleccion de drabbles Sorato sin relación entre ellos, como puede que no.
Para las chicas del topic. Las quiero. Las tengo abandonadas, pero las quiero.
Terca
Ella insiste en que las cosas con su madre estaban bien hasta que llego él.
No es un reproche, o una crítica. Yamato tampoco quiere estar ahí. Mucho menos cuando se trata de escuchar a Sora discutiendo con su madre por teléfono, porque no le importa en lo más mínimo, pero no puede evitar oír. Hablan acerca de flores y centros de mesa, cosas que a Sora tampoco le interesan... Yamato ni siquiera sabe por qué discuten, entonces. Todo lo que Sora tiene que hacer es sonreír y decir que sí, que cualquiera puede ser dócil por interés... cualquiera, menos Sora.
—¡Que no quiero rosas! —decía Sora, por cuarta vez—. Haz lo que quieras, pero la decoración es azul. Se va a ver mal, y después no digas que...
Yamato trata de no reír. Sora es terca, y cuando Yamato se lo menciona, ella le reclama que él es frío, que es insensible, que ella no se quiere casar con un hombre así. Él suspira y le recuerda que así es la vida. Que no importa lo que ellos quieran. Tuvieron suficiente tiempo para cancelar el compromiso, y esos meses se les habían ido de las manos entre peleas y reclamos.
Ya no discuten. O se acostumbraron, o se cansaron.
Yamato bebe de su café, ya frío. Esa no es la Sora a la que conoció por primera vez en ese mismo establecimiento, vistiendo aquella falda negra, aquella blusa celeste que parecían hechas a medida. Lucía una sonrisa sutil y una actitud distante. Sus preguntas eran genéricas, y su interés por las respuestas era mínimo. Yamato la odió en ese momento. Porque no pudo evitarlo, y porque quiso. Era justo. Ella ya había resuelto odiarlo incluso antes de conocerlo.
Cómo cambian las cosas.
Yamato no sabe en qué momento notó la belleza dulce y el corazón abierto bajo la apariencia correcta que Sora presenta al mundo. Sí recuerda la luz en sus ojos cuando mencionó por primera vez el kimono que vestiría en la boda. Recuerda aquel sonrojo, como de placeres culpables y emoción mal contenida. Había orgullo en su voz cuando le dijo que no se sintiera tan halagado, que se trataba de parte de su proyecto final para la universidad y por eso estaba tan feliz.
Pero Yamato supo que Sora ya no le odiaba, lo cual era un progreso. Y supo, en aquel mismo instante... no sabe cómo, ni por qué, pero supo...
Sora corta la llamada y sus ojos encuentran los de Yamato. No hay ira en sus suspiros, solo resignación.
—Centros de mesa —dice por toda explicación.
—Pensé que te daría lo mismo.
—Pero es que si no digo nada, se queja de que no me involucro. No hay forma de ganarle una. Es tan... es tan...
—¿...Terca? —Yamato no puede evitar sonreír.
Y por una vez, Sora sonríe también.
