Cuento de Navidad
Estoy segura que la mayoría han oído hablar de esta famosa obra de Charles Dickens, les recomiendo que lean el libro, vale la pena :D bueno sin más por el momento comencemos.
Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad única de Kishimoto-sama, así como el argumento de esta historia es autoría de Charles Dickens, yo únicamente adapte ambos mundos a una loca idea que se me ocurrió. Diálogos y roles si son de mi autoría.
Frío
Por esa ventana se observaba una ciudad cubierta de una cortina blanca, pequeños copos de nieve caían poco a poco, gente con abrigos, botas y gorros, trataban de evitar el frio contacto con esas partículas, sus pisadas quedaban marcadas en el piso gracias al tapete blanco típico de esas fechas.
Era la mañana del 23 de diciembre y Minato tratando de conservar un poco de calor con una bufanda naranja mientras intentaba continuar con su trabajo de oficina, la cual estaba igual o más fría que el exterior que mostraba aquella ventana a su izquierda.
Un escalofrío recorrió su espalda, sentía que en ese momento se congelaría, así que pensó: -No creo que pase nada si agrego uno o dos trozos mas de leña a la chimenea – Por lo que se puso de pie, miro a su alrededor, solo para cerciorarse de que se encontraba solo, caminó hacia la pila de madera y tomo el más pequeño de los troncos que encontró, continuó su andar hacia la chimenea y cuando estaba a punto de arrojar el dichosos objeto al fuego, una voz lo interrumpió, haciendo que el pobre Minato diera un gran respingo.
-¡¿Qué crees que haces Minato Namikaze?! – Exclamo una voz femenina.
- Etto… Verá… Yo… - Tartamudeaba, en parte por el frío, en parte por el miedo.
- Holgazaneando como siempre – Lo interrumpió esa mujer – Deja esa cosa donde la tomaste y vuelve a tu trabajo – Le ordenó.
- Ha-Hai Tsunade-sama – Dijo mientras hacia una reverencia.
- En que clase de mundo vivimos si ya no se puede confiar en tus empleados – Decía para si misma pero con un tono de voz que perfectamente podría oír el rubio.
Pasaron apenas dos minutos en los que Minato trataba de ordenar facturas, recibos, y demás papeles indispensables para la elaboración del Balance General del año. Mientras que Tsunade hacia una lista de sus deudores.
En un pasado era ella la que solía deberles a las personas, pero gracias a la ayuda de su ahora difunto socio, logró superar esa época y ahora era ella la que prestaba dinero con altas tasas de interés.
-Ohaio Tsunade-sama – dijo una voz mientras se habría la puerta del despacho.
- Shizune – Saludo con una voz carente de emoción alguna y sin dejar de mirar su escritorio.
- Ohaio Minato-kun – Saludo al trabajador de su tía.
- Oha… - Minato se disponía a saludar a la recién llegada pero…
- Mi-na-to vuelve a tu trabajo – Lo interrumpió la rubia con un tono claramente amenazante. El joven de ojos azules miro a la pelinegra con una expresión de disculpa y bajó su mirada a su área de trabajo.
- ¡Que frío hace aquí! – Exclamo la chica mientras depositaba varios trozos de madera al fuego de la chimenea – Aaahhh mucho mejor – dijo mientras colocaba sus manos frente a esta.
- ¿Qué se te ofrece Shizune? – Preguntó con un tono de voz claramente molesto.
- Oh, cierto. Querida tía, vengo a invitarte a nuestra fiesta de Navidad, nos reuniremos todos en mi casa y nos gustaría que nos acompañaras – Le informo Shizune con una sonrisa.
- ¿Nos gustaría?... No lo creo, la mayoría de los que estarán presentes quieren verme muerta, aunque para su mala suerte, dudo que su deseo se les haga realidad muy pronto. Pero como te digo cada año "querida sobrina" gracias por la invitación pero estaré ocupada. Las gente de bien busca la manera de hacer algo de provecho, no como otros que solo buscan motivos para hacer fiestas o estar holgazaneando, ¿verdad Minato? – Dijo esto ultimo refiriéndose al trabajador.
- No sea así Tsunade-sama, le vendría bien un descanso – Trató de persuadirla la ojinegra.
- ¿Descanso? ¿Me ves cara de necesitar descanso? Luzco mejor que muchos otros holgazanes buenos para nada – Le respondió la ojiambar.
- Esta bien Tsunade-sama, si cambia de opinión, la estaremos esperando – Le dijo su sobrina antes de irse.
- Eres muy amable, pero mejor no esperen demasiado, no valla a ser que se les arruine la fiesta – Respondió "cortésmente" la Senju.
Cuando Shizune abrió la puerta, alguien mas se encontraba tras de ella a punto de entrar.
-Oh, Jiraiya-sama, lamento no saludarlo como se debe, voy de salida, nos vemos – Dijo educadamente al recién llegado.
- Hablando de holgazanes buenos para nada… - Expreso la rubia.
- Veo que sigues con el mismo humor querida – Le dijo con una sonrisa el peliblanco.
- ¿Qué quieres? – Le pregunto cortante Tsunade.
- Al menos deberías saludar, ¿no crees? – Le dijo en broma Jiraiya.
- Hola, ¿Qué quieres? – Insistió la ojiambar un tanto molesta.
- Uuuyy que… - Jiraiya estaba a punto de hacer otro comentario pero fue interrumpido.
- ¡Si no tienes nada que decir lárgate! Estoy ocupada – Le grito levantándose de su asiento y golpeando el escritorio con sus manos.
- Bueno, ya, no te enojes, solo venia a ver si querías cooperar para la fundación de Konoha – Le informo con cautela el peliblanco.
- ¿Por qué habría de hacerlo? – Le preguntó extrañada.
- ¡Como que porque! Desde que el sensei la fundó los tres hemos contribuido a la asociación—Le respondió completamente indignado .
- Eso era antes, el viejo Sarutobi esta muerto, así que ya no le debo nada a esa fundación – Le exclamó.
- Precisamente, por ese motivo necesitamos ayudar con mayor medida, más por el hecho de que ya solo quedamos tu y yo – Le respondió con un poco de molestia.
- Para nada, ya suficiente le estuve regalando a esa dichosa asociación, si quieren dinero, ¡que trabajen los holgazanes! – Le dijo igual de molesta – Si eso era todo ya te puedes retirar – Lo despidió.
- ¿Qué te pasó Tsunade? Antes no eras así, pareciera que eres otra desde que… - Comenzó a decir.
- Ni se te ocurra mencionarlo. Por favor márchate, tengo cosas que hacer – Le dijo regresando a su posición inicial.
- Esta bien, pero… por favor, piensa en lo que estas haciendo con tu vida Tsunade, estas alejando a todos los que te queremos – Le dijo con un tono de melancolía el peliblanco.
- Si eso hace que te vallas, esta bien, lo pensaré. Adiós – Le respondió fríamente.
- Hasta pronto Tsunade, nos vemos muchacho – El peliblanco se despidió de ambos rubios.
- Feliz navidad Jiraiya-sama – Dijo el ojiazul
- Feliz navidad Minato – Dijo el hombre antes de cerrar la puerta.
Después de la visita de Jiraiya, nadie más entró al despacho de la Senju. Y así, pasaron varias horas hasta que dieron las 5 de la tarde.
-Bueno Minato, tengo algunas cosas que hacer, puedes irte hasta las 6 de la tarde, cuando termina tu jornada, asegúrate de cerrar bien todo. Nos vemos mañana – Le dijo Tsunade.
- Etto… - Minato comenzaba a ponerse de pie
- Ahora que Minato – Respondió la rubia rodando los ojos.
- Verá Tsunade sama… Mañana es Noche Buena y me preguntaba si… seria posible que me permitiera salir temprano – Dijo suavemente el joven
- Aaaahhh… Salir temprano… - Le dijo con una ¿sonrisa? – Y me imagino que esperas que no te descuente el día en la quincena… - Dijo en el mismo tono ¿amable?
- D-De ser posible – Respondió con miedo.
- Minato, te tengo una pregunta – Le dijo la Senju con voz calmada
- Dígame Tsunade-sama – Respondió inmediatamente el Namikaze
- Ustedes los contadores no conocen la vergüenza ¿verdad? – Le exclamó la rubia con el mismo tono de voz, pero con una mirada cargada de enojo.
- O… - Minato miraba al suelo un poco avergonzado – Podría reponer las horas que tomaría libres—Propuso el Namikaze
-… - Tsunade suspiro – Me imagino que quieres el permiso para esas estupideces de la navidad – Dedujo la mujer.
- No son estupideces Tsunade-sama, es una época en la que… - Comenzaba a responder el ojiazul.
- ¡Ya, ya, ya! No necesito que me repitas esa basura que oigo por todos lados ¡No te das cuenta de que esa es solo la justificación de la Mercadotecnia para que la gente gaste todo su dinero y se endeude hasta con lo que no tiene o… pidan permisos para trabajar horas extras sin cobrar por ellas – Le explico – Pero… si así lo deseas, que puedo hacer, gracias a las personas como tu, es que negocios como el mio prosperan, así que, para darte las gracias… esta bien, puedes tomar esas horas del día de mañana – Minato sonrió a la ojiambar - Pero las tienes que reponer hoy – Sentenció.
- Pero… -
- ¡Pero que Minato! Ese es el trato, si no las repones HOY, ¿Quién me asegura que al día siguiente te acordarás? – Comenzó a decirle.
- Claro que me acordaría Tsunade-sama – Contestó respetuosamente el rubio.
- Minato, Minato… Si no te parece, no hay problema, que se quede tu jornada como estaba y listo, saldrás a la misma hora hoy y mañana – Le dijo mirándolo a los ojos fijamente.
-… - Minato suspiró, en su casa iban a matarlo, pero valdría la pena – Esta bien Tsunade sama me quedaré hasta la media noche, y mañana… - Comenzó a sugerir el Namikaze
- Si hoy te quedas hasta la media noche como dices, mañana al medio día estarás libre – Le confirmo la ojiambar.
- ¡Gracias Tsunade-sama! – Le dijo con una gran sonrisa.
- Pero… Te lo advierto Namikaze, si me enteró que no cumples con tu promesa no solo perderás la paga de esas horas, también perderás el empleo. Y créeme que tengo medios para saber si me has mentido Namikaze – Lo amenazó.
- Claro que si Tsunade-sama, no se preocupe, cumpliré con mi promesa – Le confesó.
- Eso espero, y asegúrate de cerrar bien cuando salgas –
- Así lo haré Tsunade-sama, feliz navidad – Le deseó el Namikaze, pero la aludida solo lo miró con un poco de enojo y salió del lugar.
- Aaahhh… Kushina me va a matar – Suspiro resignado el Namikaze. Y sin más que pudiera hacer, se dispuso a trabajar, esperando que en el transcurso de esas horas alguien se asomara por aquel lugar y rogar por que esa persona le hiciera el favor de avisarle a su esposa la causa por la que llegaría tarde a casa.
…
Eran las 9 de la noche cuando la puerta se abrió, haciendo su apareció una mujer de cabello rubio, ojos ámbar y con algunas copas de sake encima. Entró, cerró la puerta, caminó algunos pasos, chocó contra un sillón, trastabilló, y al final, logró encontrar la chimenea, la cual encendió y se hizo la luz en esa habitación.
Minutos después se podía observar a una rubia con las mejillas sonrojadas sentada en un sofá, copa de sake en mano y unos ojos color ámbar que lucían muy cristalinos, tal vez debido a los efectos de la bebida, o tal vez por esos recuerdos que surcaban en su mente.
Y sin darse cuenta, se quedo dormida recargada en su brazo y con la copa de sake a punto de caer de su mano.
El fuego de la chimenea comenzó a moverse de manera extraña, y poco a poco la llama se hizo más pequeña, hasta que se extinguió, lo extraño era que no había ninguna ventana ni puerta abierta por la que pudiera entrar el viento.
Se escucho como algo se arrastraba por el suelo, sin embrago, la Senju no se percató de ello hasta que sintió que algo pasaba sobre sus pies y comenzaba a enrollarse en sus piernas.
/ Bueno, este es el primer capitulo, espero y les haya gustado, por cierto, creo que ya se percataron de que Tsunade tiene una muletilla: holgazanes jajaja no se, me la imagine gritándole al todo el mundo eso xD jajaja
Trataré de actualizar lo mas pronto posible :D y acabarlo antes de navidad
hasta el siguiente capitulo
Aaahhh y ya saben, cualquier opinión, burla o abucheo es bienvenido jaja
Sayo /
