Capítulo 1: El muchacho del cabello castaño
Jamás hubo día alguno en que yo sintiera inseguridad, si me lo preguntas todo es un juego para mí. Pero gracias a esos motivos y demás razones que no explicare ahora, en pocas palabras solo diré que hoy es mi primer día en Canterlot High. Me gustaría tener aunque sea una pizca de entusiasmo por ir, si tan solo no pareciera el lugar más aburrido en la faz de la tierra.
El folleto es ya de por si aburrido, no es más que otra escuela que apropósito llama la atención por su distinción basada en los caballos, yo insistí más de una vez a ser no ser transferido de la preparatoria Crystal, se veía tan genial. Pero no, resulto que mi rendimiento académico me negó la entrada, supongo que tendré que conformarme con este lugar. Desde lejos se ve como algo pintoresco, aun así estoy listo para las aburridas clases, los interminables días, los maestros insoportables y sobre todo estar rodeado de compañeros que en más de una ocasión quiero con toda el alma que desaparezcan.
El auto bus me dejo exactamente a las 8:30 am en la estación, por lo menos la puntualidad no es algo que no se respete, me hace sentir algo tranquilo pensar en que no habrá día en que no llegue tarde. La escuela ya estaba teniendo estudiantes entrando. Tenía la misma variedad, los hippies que quieren cambiar al mundo pero lo único que hacen es escuchar mala música y comer vegetales. Los músicos, los atletas, y uno que otro rarito que debe ser del club de teatro. Sí, yo estaba listo para enfrentar estas cosas, no he ni siquiera entrado y creo que ya me estoy irritando.
Al entrar me quede asombrado, por lo menos el lugar era limpio. El diseño me hizo sentir bastante cómodo. Quede reconfortado. Y….me quede muy quieto. Mire mi reloj de bolsillo. –Bueno, el auto bus es puntual pero la siguiente persona no lo es-. Dije creyendo que será el inicio de un día horrible. Los alumnos pasaban y pasaban en grupos no mayores de 10.
-¡Por aquí!- Escucho una voz femenina sobre salir del resto y después una mano levantándose como queriéndome señalar algo, pero el gran grupo de personas no me dejaba ver. Y sigo en el mismo estado de permanecer quieto pensando en las miles de cosas que haría si acaso no hubiera venido hoy. De pronto una chica con un estilo bastante original se me acerca proviniendo de la multitud. Una chica rubia con mechas pelirrojas o quizás es una pelirroja con muchas rubias, tal vez las dos cosas al mismo tiempo. Una chaqueta de cuero y una camisa con un símbolo de un sol en el pecho. Describiría lo demás pero me dio una tremenda pereza -¡Hola, hola lamento la tardanza pero había un montón de gente y Pinkie Pie me obligo a probar sus pasteles y no creerás lo rápido que se me fue el tiempo y…!-.Y ella hablo y habló y habló sin detenerse por más de 1 minuto. Y creo que hubo un punto en que se dio cuenta de que yo existía. Yo solo me encogí de hombros al no entender nada de lo que decía. –Lo siento… ¿Tú eres el estudiante nuevo?-.
-Así es-. Contesto a secas.
La chica con cabello que es difícil de describir solo sonríe algo nerviosa, quizás por lo incomodo del silencio y trata de saber más de mí, es como si su trabajo fuera ser amable –Y…. ¿Cómo te llamas?-.
-Soy Esteban Reynolds-. Y me volví a quedar completamente callado mientras me quedaba mirando a su cabello y tratar de comprender si es rubia o pelirroja.
-Bueno… largamente, pero toma un poco de aire, respira profundo y continua -….Mucho gusto entonces, mi nombre es Sunset Shimmer y es un gusto poder darte la bienvenida aquí en Canterlot High-. Seguí sin decir nada. Y se notaba la confusión en ella. –Entonces… ¿Te enseño el lugar?-.
-Bueno la directora Celestia dijo que lo harías-.
Caminamos en completo silencio, al menos entre ella y yo, ya que en realidad grandes grupos de estudiantes iban y venían como si fuera alguna cosa importante. De pronto ella se queda muy quieta y miraba atentamente hacia algo o alguien, ni siquiera parpadeaba era como si el mundo se detuviera para ella.
Un chico con el cabello color cian, era lo que Sunset veía con demasiada atención. Se acerca a nosotros pero ellos se veían tan fijamente que de alguna manera parecía que nada más existía, lo cual era divertido para mí ya que no estaba de humor para conocer a alguien más, mi plan es tener un día en la escuela y largarme, no perder tiempo en amistades insípidas. El chico va con Sunset -¡Hola!-. Saludó demasiado enérgico y le da un pequeño abrazo a Sunset.
-Hola Solaris-. Responde con una pequeña sonrisa dibujada en su cara -¿Supiste lo de Rupert? Al parecer no vendrá a la escuela en una semana-.
-¿De veras? Vaya, que mal por él, pero él tiene la culpa ¿Quién lo obliga a jugar con esos químicos tan volátiles?-.
-Jajaja, vamos no hay que ser así ¿O vas a decirme que no tu no eras igual cuando estabas en primer grado?-.
-Sigues recordándomelo todos los días-. Los dos parecían que se conocían de toda la vida, no había sombra de incomodidad, ni mucho menos el más mínimo indicio de algún silencio incomodo, como si…como si…fueran una persona. Lo decía por cómo se miraban y por como reían y demás cosas. –Bien, debo irme ya-. Al parecer ni siquiera me noto…que alivio. –Nos vemos en clase-. Pone una mano en la cabeza de Sunset y le desordena un poco su cabello. Ella solo responde con una sonrisa muy delicada
Hubo algo extraño que note cuando Sunset se encontró con Solaris, no sé porque note que había algo más que un simple "Hola" ¿Por qué? No lose, pero lo note en su mirada, y además en sus mejillas color rojo tenue, algo que aprendí en mi anterior escuela es que eso solo sucede cuando alguien esta emocionado de más. Después de que Solaris se fue ella solo agacha la mirada y juega con su cabello haciéndolo pequeños rizos entre sus dedos, era como si una vanidad la rodeara pero al mismo tiempo se trataba de una humildad. Lo sé porque ella no es alguien presumida.
Después de escasos segundos Sunset me vuelve a mirar pero se dio cuenta de que la estaba observando en esa "etapa". -¡Ah! Lo…lo siento, por favor continuemos-.
-Oye ¿Quién era el?-.
Ella sonríe y deja escapar un suspiro junto con una leve sonrisa –Se llama Solar Strings, pero yo de cariño le digo Solaris...-.
-¿Te gusta?-.
Sunset se pone demasiado roja y niega con las manos y la cabeza -¡No!...n…no, claro que….bueno…solo es un amigo…un…. como mira a Solaris mientras se va, como si de repente no tuviera control de lo que decía -….Un tierno, lindo y especial amigo…. cosas quedaron claras para mí, ya no era necesario insistir, era demasiado obvio si me lo preguntaras. Entonces solo guarde silencio y la seguí por la escuela.
Ambos caminábamos un tanto tranquilos y de alguna manera ella no dejo de hablar, decía un par de cosas que no entendía –Por aquí está el salón de ciencias, por allá la biblioteca, a tu izquierda está la entrada a la cafetería, te garantizo que te gustara lo que sirven aquí, incluso tenemos nuestro martes de tacos-. Si me lo preguntaban yo respondería que ella es una chica con mucha alegría, lo noto por la forma en la que habla y hace ademanes con sus manos. –Por ahí están los baños, el salón de computación, la entrada del gimnasio que a veces también se hace un salón para los del club de teatro, si te gustan Shakespeare deberías quedarte a ver alguna obra, lo hacen todos los viernes al terminar las clases-. Ella se detiene y se da la vuelta para verme, cosa que no ha hecho desde que solo empezó a hablar, los dos estábamos en un pasillo. –Y por fin, aquí está tu casillero-. Señala uno con el número 232- A. Lo abre y me da un papel –Esta es la clave, no la vayas a extraviar a menos que quieras dejar tus cosas afuera jajaja-. En respuesta no me reí –Je…veo que no eres muy conversador-.
-¿Puedo preguntarte algo?-. Dije sin directo al punto.
-Em…Seguro-.
-¿Eres rubia o pelirroja?-.
Sunset se queda pensando e incluso juega un poco con un mechón de su cabello observándolo deitanamente. –Eh…quizás…no sé, creo que un poco de ambos ¿No?-. Y todavía continúa un silencio muy incómodo. –Pues… ¿Alguna otra pregunta?-.
-No, gracias señorita Shimmer-.
-Oh vamos, no tienes por qué llamarme así, solo dime Sunset-. Después de eso ella vuelve al tema del casillero –Puedes adornarlo como quieras por dentro, pero por fuera no, debes mantener ese reglamento o si no te meterás en problemas de acuerdo-. Me quedo callado una vez más. Pero parece que a Sunset le cansa eso –Esteban escucha, sé que es difícil cuando eres nuevo en algún lugar pero…no te preocupes te adaptaras rápido y hasta el momento…bueno…Podemos ser amigos si tú quieres-.
Tenía mucho tiempo que no escuchaba algo tan sincero, ella me agrada, no por su apariencia si no porque se ve que es una persona demasiado comprensiva conmigo. Ella me vuelve a sonreír y se da la vuelta para seguir caminando de seguro a alguna clase. Puse mis cosas en el casillero. Por dentro me sentía feliz. Pero mi felicidad se fue cuando supe que tenía que ir a clase de matemáticas.
No llevaba más de una hora aquí y uno de mis deseos más grandes era poder irme con total tranquilidad, que alguien me diera mi diploma y me digiera "Toma ahora lárgate". Pero tendré que conformarme con ir a clases. Pero conociendo lo típico de cualquier lugar así de absurdo es que sé que el maestro insistirá en que yo diga algo de mí, me dan ganas de contestar ¿Qué le interesa?, más los reproches se verían venir sobre mí una vez más al igual que en la preparatoria Crystal, al menos ahí me dejaban tranquilo.
Entre al aula número 23. Había demasiados estudiantes hablando entre sí, al momento en que yo entre se quedaron muy callados, todos mirándome como si hubiera entrado pateando la puerta o habiendo disparado un arma. Había muchísimo silencio. Hasta que el profesor, quien por cierto se veía bastante decente, rompe el silencio. –Claro, el nuevo, me informaron que vendrías hoy-. El profesor tenía una voz demasiado gruesa, de esa clase de voces en la que te lo piensas dos veces antes de interrumpirle en clases. Se veía de unos 30 y tantos, un poco joven de apariencia, pero note en él una madurez que no cualquiera obtendría así de fácil. –Por favor, dile a la clase tu nombre, edad y pasatiempo-.
Una pequeña parte dentro de mí quería irse del salón de clase ahí mismo, huir y no volver. Solo tome aire, los estudiantes parecía que ni siquiera parpadeaban, parecía como si yo fuera alguien que no es ni siquiera de este país. –Me llamo…Esteban Reynolds…tengo 17 años y…-.
-Prosiga señor Reynolds-. Insiste el profesor.
Ay dios ¿Por qué a mí? -Pues…podría decirse que soy escritor-.
Ante eso la sala entero se inundó de risas. Curiosamente lo mismo sucedió en mi anterior escuela, al decir exactamente lo mismo. ¿Por qué siempre debo ser recibido de esta manera? -¡Silencio clase!-. Exclama el profesor. Casi después de minutos todos se callaron pero no faltaron los que aun continuaban con su burla. Entre ellos alguien de cabello azul. –Ejem…joven siéntese en donde guste-.
Ignore el hecho de que todo eso me fastidiaba, ya era algo normal en mi día. Pero lo importante por ahora era abrir mi libro en la página 53 y resolver unas cuantas ecuaciones. Esto me hizo recordar el día en que me presente con mis compañeros en la preparatoria Crystal. No practicaba ningún deporte o pertenecía a algún equipo. Era como si yo fuera único, era el único escritor en toda la escuela siendo víctima de las burlas de los deportistas, los amantes del teatro y sus fuertes criquitas hacia lo que escriba llamándolo "basura", los tecnológicos me llaman ignorante, y así pasaba en grupo tras grupo, hasta el día en que llegue a la conclusión de que estaba solo.
La clase de matemáticas paso demasiado rápido, casi tan rápido como las bolas de papel que quien sabe quién lanzaba en mi cabeza para fastidiar.
De todas formas no existían motivos para que me desanimara, sé que nada en esta vida es sencillo o al menos es lo que mamá me repetía todos los días hace un tiempo. Puede que suene infantil pero cuando se acaba cada clase yo buscaba a Sunset, no porque sintiera algo por ella, era solo que yo quería por lo menos estar con alguien que me tratara como un ser humano. Sé que debe haber más personas así, pero si de verdad quiero empezar bien en esta escuela, será mejor que empiece con ella. No me molestaría ser su amigo y que además ella se dignara a presentarme a los suyos.
Es curioso, no llevo aquí ni un día y ya tengo un plan para tener amigos, patético, lo sé.
Veía de todo aquí, había muchísimos grupos tantos que ni siquiera parecía ser una escuela, más bien un centro de recreación. Todos se hablaban, nadie parecía guardarse rencor o tener indiferencia. –Disculpe-. Escucho una voz detrás de mí. Me di la vuelta para darme cuenta de que era una chica un poco baja de estatura a comparación de mi tamaño mediano de 1.65. Cabello color morado.
La chica tenía una expresión seria en su cara, como si no tuviera emociones. -¿Si?-. Pregunte confundido.
-Estuve ahí cuando dijiste que eres escritor y todos se rieron-. También su voz era demasiado insípida, no reflejaba ningún sentimiento. –Quiero que sepas que yo aprecio la verdadera literatura y que algún día me gustaría leer lo que escribes-. Después de eso estuvimos en un silencio incomodo…y ella no dejaba de mirarme. Después me extiende la mano –Me llamo Maud Pie-.
Yo por obvias razones le tome y la estreche un poco –Emm…claro…yo soy Esteban-.
-Eso ya lo sé ¿No acabas de oír que dije que estaba en tu clase?-. Después de eso se da la vuelta y se va. En mi vida había conocida a semejante chica, sin emociones o algo que tan siquiera expresara su rostro… ¡La clase de amigos que busco! Solo fui caminando atrás de ella y cuando ella se dio cuenta solo me miro una vez y caminamos sin decirnos nada. Era la hora del almuerzo.
-¿Cuánto tiempo llevas en esta escuela?-. Le pregunte mientras avanzábamos de manera lateral sobre la barra de comida, solo tome fruta, siendo sincero jamás me gusto la carne de las escuelas siempre he pensado que está en cierto mal estado o que las condiciones higiénicas no eran las suficientes, entonces en la escuela era vegano.
-Pues en realidad desde el primer año, junto con mi hermana menor Pinkie Pie-. Contesta al mismo tiempo que ella pone una barra de pan sola y un pequeño recipiente con gelatina.
Y…eso fue todo, el silencio era bastante agradable para ambos. Al parecer no le molestó que estuviera con ella aun para hacerle compañía. Nos sentamos un poco retirados de los demás en una mesa vacía ella enfrente de mí. –Tengo una duda, si eres un año mayor ¿Qué hacías en mi clase de matemáticas?-.
Ella no me miraba a los ojos, solo comía lentamente. –Podría decirse que solo estaba ahí por diversión, era mi hora libre pero no tenía nada mejor que hacer que entrar en clases inferiores-. Y otro silencio.
-Sabes Maud…eres demasiado callada-. Ella solo corresponde encogiéndose de hombros. –Y te digo algo…nada me agrada más en una persona que eso-. A pesar de que yo me mantenía sincero con Maud siempre parecía que no le importaba nada. Saca una piedra de su bolsillo y la acerca a la comida que quedaba en su bandeja. –Maud… ¿Qué es eso?-.
-Es mi mascota… ve que si quiero obtener respuestas detalladas entonces debía hacer preguntas exactas.
-Oh…pues debe tener mucha hambre, no creo que se acabe todo eso ¿Tú no tienes hambre?-.
-No, yo siempre almuerzo bien en casa, a peñasco es a quien le da hambre mientras estamos en la escuela-.
-Fascinante… í asombro, si quiero por lo menos agradarle creo que los más indicado era seguirle la corriente -¿Puedo acariciarlo?-. Dije acercando la mano de manera lenta como sus palabras. Entre tanto ruido de la cafetería solo hace un gesto.
-No lo sé…a peñasco no le gustan los extraños-.
De inmediato retire la mano –Esta bien, lo siento peñasco-. Le hable a la roca.
-No te preocupes, él te disculpa pero…dice que quiere tu manzana-.
-Creo que será después, yo no he comido nada desde que comenzó el día-.
-¿Ya te diste cuenta?-. Continuaba sin mirarme a los ojos -…Te están viendo-.
Me quede quieto y fingía que comía -¿Quién?-.
-A tu izquierda, dos chicos, el de chaqueta y el de pelo negro con puntas rojas-. Lo más curioso es que ella no miraba más allá de su bandeja de comida y de su mascota.
Disimuladamente giro la cabeza hacia donde ella me decía, habían demasiadas mesas claro y demasiadas conversaciones que no dejaban escuchar ni mis propios pensamientos, los ecologistas no cerraban la boca y los aparatos de los amantes de la tecnología emitían muchos "Bips" la onomatopeya más molesta en la historia del avance de la humanidad. Y en efecto, al chico al que se refería era Solar Strings pero no conocía al segundo que estaba a su lado. Alguien común con una playera color verde fuerte, cabello oscuro pero al final de cada una de sus puntas estaba un tono rojizo. Cuando los vi ellos inmediatamente dieron la espalda.
-Cierto…El chico de la chaqueta, lo vi antes-.
-Él es Solaris-. Aclara Maud con su voz tranquila e insípida –Y el que está al lado es Dreamer Deetz, han sido amigos desde segundo grado-.
-¿Cómo sabes todo eso?-.
-Mi hermana Pinkie Pie y sus amigas siempre están con ellos, podría decirse que son un grupo de amigos-.
-Entiendo… ¿Qué tendré que ver yo?-.
-Ni idea, ya me voy, tengo clase ciencias-. Se para sin decir otra cosa y sale de la cafetería dejándome solo completamente.
Es mi primer día y hasta el momento no comprendo bien lo que sucede. Pero en definitiva no sería la última vez que vería a Maud. Cuando terminaba de comer la chica que no sabía si era pelirroja o rubia pasó enfrente pero se notaba que se iba dado que no tenía bandeja de comida con ella. –Hola Esteban, ¿Qué tal tu primer día?-.
-Pues…casi es lo que yo esperaba-.
-Jaja, supondré que dijiste bien. Oye te vi hablando con Maud ¿Cómo te fue?-.
-Hmm….solo nos dijimos como 30 palabras, me enseñó a su mascota roca y se fue-.
Ella suspira –Es típico de ella, tenle paciencia es así con todo mundo, pero hasta sorprende, no es de la clase de personas sociables. En fin, nos vemos pequeño-. Hace un ademan de despedida y sale por la misma doble puerta por donde se fue Maud.
Cuando volví a mirar, Solar Strings y el tal Dreamer Deetz ya no estaban.
Pasaron los días. Solo paso una semana para ser exacto. Y sin darme cuenta Maud y yo éramos ya amigos. En realidad no nos decíamos más de 100 palabras en el día, pero estábamos siempre juntos o más bien yo iba siempre con ella pero nunca le molesto que le siguiera, de ser así entonces me lo habría dicho fácilmente. Estuve en detención un par de veces por contradecir al profesor y tener la razón, me han enviado a la oficina de la sub directora Luna como 4 veces, una fue por comer en clase y la otra fue por volver a comer pero en esa ocasión fue porque le ofrecía todo mundo, la tercera por meter tocino recién cocinado en la sala de los veganos, no fue mi intención solo me equivoque de sala. Y no iba a desperdiciar mi tocino.
En la oficina de la consejera de la escuela Canterlot.
La señorita de 40 y tantos, con el nombre de Amy Wood estaba tecleando los resultados del trimestre anterior. Estando en pleno Agosto ósea a principios del año escolar era necesario que todos esos datos se recibirán hasta por el más mínimo detalle. Pero ella se ve interrumpida cuando alguien toca a su puerta. –Adelante-. Dice la señorita acomodándose sus lentes.
Entra una chica impregnando el ambiente de esta dulce pero discreta esencia de manzana; su cabello y su son de un color amarillo suave claro, como el heno fresco de una excelente cosecha, cortado en muy pequeñas y delgadas pero largas hebras, entrelazadas todas con cada una, sin exclusión de siquiera la más mínima de estas, formando un largo océano ondulado de un agua dorada brillantina como el oro, y al final es atado por una liga rojiza para el cabello, formando un lago en miniatura pero ancho; su cara (junto con el resto su cuerpo) era lo que le daba ese estatus de ángel, muy hermosa, perfecta, atrayente, seductora, con pequeñas pecas en las mejillas, unos labios capaces de desear algo más que un simple beso, sus ojos verdes hacían que quisieses perderte en ese jardín del edén por el resto de la vida. -¿Quería verme señorita?-.
-Ah, Applejack, si pasa, te he estado esperando-.
La chica toma asiento del otro lado de la oficina. –Que ocurre ¿He hecho algo malo?-.
-Oh, no, no. Applejack te lo he dicho cientos de veces, mi oficina se dedica a aconsejar y ayudar, nunca para disciplinar, pero no te he mandado a hablar por algún problema con tus actitudes. Siendo tu maestra de psicología hay algo que se debe atender contigo-. La profesora Wood saca un folder de su escritorio y se ve que contienen varios papeles. –Applejack como sabrás entregaste tu trabajo final antes de las vacaciones de verano ¿No es así?-.
-Claro que si señorita, no es por presumir pero aseguro que ha sido mi mejor trabajo-. Responde con su acento campirano y muy confiado de sí misma.
-Pues…yo no diría eso-.
-¿Eh?-.
-Applejack, tu trabajo de "Como las manzanas afectan los estados de humor en las personas" no es un trabajo aceptable en mi clase-.
-¡¿Qué?! ¡Pero si está muy claro, esta tienen mis teorías y todas esas cosas!-.
La señorita Amy decide ser directa para no perder tiempo. Deja los papeles a un lado y con seriedad la mira para dar entender que no estaba jugando –Escucha, Applejack. Este trabajo no es algo aceptable, con esto entonces me temo que tendrás que repetir todo el año, eso cuanto como reprobar en mi clase, lo que significa que no cursaras el año que te corresponde-. La chica rubia intenta protestar de nuevo, pero con toda la preocupación y el repentino estrés, sentía que perdía sus ánimos de todo como das todo por perdido lo cual en algunas ocasiones eran divertido pero no esta vez. –Pero…tienes suerte, existe una solución-.
-¡¿De verdad?!- A ella casi la brillan los ojos, por estas razones digo que es divertido, sentimos desesperanza pero cuando menos lo esperamos vemos que existe una solución y no hay una mejor sensación en la vida que esa.
-Sí, pero debes asegurarme que pondrás el 100% en este proyecto especial, no es algo que ocurra con facilidad pero…como dije, tuviste suerte-. La señorita Wood saca de su otro cajón de su lado derecho superior otro folder de color amarillo. De ese mismo saca una foto de un chico con expresión algo seria pero confundida, el cabello un poco largo y castaño junto con sus ojos negros. –Hace unos días tuvimos el gusto de recibir a un nuevo integrante en la escuela-.
-A…cierto, Sunset lo menciono una vez pero nunca lo he visto-.
-Pues véalo ahora querida, se llama Esteban Reynolds-.
-Jeje, que gracioso nombre. Entonces…. expresa curiosidad.
-Veras, en el tiempo que lleva aquí ha tenido ciertos problemas, no de carácter ya que algunos lo describen como alguien tranquilo, me refiero en el ámbito social. En la junta de profesores hemos llegado a la conclusión de que es probable que tenga una problema psicológico, quizás asperger, depresión, falta de auto estima, algún problema en su vida, un trauma. Iré al punto, ahí es donde entras tú, quiero que estés cerca de este chico. No digo que lo espíes, me refiero a que lo tengas cerca, que se abra contigo y debes realizar una teoría explicando el porqué de esa conducta tan….Antisocial, siendo sincera en es un problema aquí y eso que no lleva más de una semana con nosotros.-.
Applejack se quedó tiesa, esto iba un poco más allá de sus valores morales, esto era una ocasión desconocida y sobre todo inesperada -….Yo, no lo sé-.
-Escucha, si quieres pasar de año deberás entregarme este trabajo a finales de octubre y además…si podemos saber qué es lo que le sucede hasta podríamos ayudarlo ¿No crees que se beneficiarían ambos?-.
Applejack mira una vez más la fotografía y demás papeles que tenían información básica de él. Suspira lento. –Está bien…entonces ¿Solo debo hacerme su amiga y ya?-.
-Lo que deba ser necesario, te lo aseguro, eso terminara más rápido de lo que piensas.
