-Capítulo uno-

"Ya nos veremos"

Sus ánimos se desvanecían con el viento cada que escuchaba las hirientes palabras de la muchacha frente a él.

-¡No pienses que estoy agradecida por lo de la bomba!- exclamó, con el ceño fruncido y le dio la espalda.

Algo la hizo detenerse antes de elevarse por los aires. Giró únicamente el rostro para encontrarse con la mirada de él.

-Ya nos veremos- la escuchó decir.

De pronto, el mundo dio una vuelta y Krilin cayó al suelo golpeándose. Podía sentir sangre recorriendo su rostro.

-¡No te atrevas a hacerlo!- chilló una voz femenina.

Él miró su mano y se dio cuenta de que sostenía el control para destruir a los androides, frente a él estaba Número Dieciocho. "Por supuesto que no lo haré".

-El mundo está en peligro y tú eres una maldita- bufó.

Krilin se percató de que el control ya no estaba en sus manos, al mirar hacia el frente se vio a él mismo sosteniendo el dispositivo con una mirada vengativa hacia la hermosa androide y supo que lo iba a hacer.

-¡No la hagas, estúpido!- gritaba, desgarrándose la garganta- ¡Voy a matarte si lo haces!

Era absurdo estar diciéndose esas cosas a él mismo, pero en ese momento no sabía lo que ocurría y todo parecía no tener sentido.

Quien se suponía era él, presionó el botón y Krilin se le fue inmediatamente encima tras escuchar la explosión que levantó tierra e hizo llover rocas. Al abrir los ojos se encontró de nuevo sosteniendo el control viendo directamente a los ojos azules de Dieciocho. Presionó el botón.

Voló en mil pedazos. Todo lo vio con lujo de detalle, sus restos a un lado de él.

-¡Eres un imbécil!- se dijo a sí mismo, mientras se tumbaba en el suelo y lo golpeaba con todas sus fuerzas hasta sentir sangre en los nudillos.

Sus sollozos se escuchaban como eco por todo el lugar y podía sentir el sabor de sus lágrimas cuando éstas descendían hasta su boca.

Hizo un intento por levantarse, lo cual fue inútil porque una fuerza lo hizo caer pero esta vez en lugar de sentir el suelo, sintió que sus pulmones se llenaban de agua salada.

-¡Krilin, despierta!- dijo la voz de Gohan.

Krilin abrió los ojos y aspiró una bocanada de aire mientras se levantaba con brusquedad.

-¡Yo no la maté!- continuaba el muchacho-¡No quería hacerlo!

-Tranquilízate- Gohan puso una mano sobre su hombro-. ¿Qué es lo que estabas soñando?

Krilin seguía con la respiración agitada y sintió toda su ropa húmeda. Miró a su alrededor y pudo saber que se encontraba en Kame House, estaba sentado a la orilla de la playa sintiendo cómo el agua del mar seguía bañando su ropa.

Se cubrió el rostro con las manos mientras trataba de ubicarse y entender que lo anterior había sido una simple pesadilla. La frase: "Ya nos veremos", le zumbaba en los oídos.

Cuando finalmente estuvo tranquilo habló.

-¿Qué haces aquí, Gohan?- preguntó en un tono calmado- Creí que llegarías hasta mañana.

-Ya es de día, amigo- respondió Gohan, señalando el cielo anaranjado clásico a las seis de la mañana en Kame House.

-¿Cómo?- Krilin no entendía nada al respecto. Se rascó la cabeza mirándose los pies.

Lo último que recordaba era haber salido a la playa a ver el atardecer después de recordar los buenos momentos que vivió con Goku hasta antes de la batalla con Cell. Era rutinario que a la hora de la comida él y el maestro Roshi terminaran hablando "accidentalmente" del saiyajin.

-Debí haberme quedado dormido- le dijo a Gohan, mientras se ponía de pie-. Es muy extraño, podría jurar que no llevo ni media hora aquí.

Gohan rio y ambos se encaminaron al interior de la casa. "Esa risa"-pensó Krilin. Le recordaba tanto a su mejor amigo.

Ambos se dirigieron a la cocina. Krilin hizo sentar a Gohan, tomaron una taza de té con un poco de fruta y trataban de mantener una conversación normal sin tener que mencionar a Goku. Aunque lo extrañaban, a los dos les era muy difícil olvidarlo y asimilar que se encontraba en el otro mundo hablándoles con la ayuda de Kaiosama de vez en cuando para saludarlos. A pesar de que se encontraba feliz, no era tan sencillo como Goku lo hacía ver.

-Así que se adelantaron las cosas- habló Krilin, mordiendo una manzana.

-Sí- Gohan bebió un poco de té-. Anoche mi abuelo y Bulma se llevaron a mi mamá a un hospital y me dejaron aquí hace unos momentos.

-Ya veo- sonrió el muchacho calvo-. ¿Estás contento de tener un nuevo hermano?

-Tal vez sea una niña- dijo Gohan, con una amplia sonrisa-. Pero en realidad sí, estoy muy feliz. Ya no nos sentiremos tan solos.

Krilin se sintió incómodo, se atragantó cuando sorbió con fuerza el té. Se levantó de la mesa y fue en busca de algo al refrigerador.

-¿Quisieras algo más?- ofreció amablemente, mientras sacaba un platón con algo extraño.

-Gracias, no- Gohan se dio cuenta de lo que había dicho y rápidamente quiso reparar el daño-. Krilin, ¿qué era lo estabas soñando?

El muchacho tomó asiento frente al hijo de Goku y comenzó a comer lo que había en el plato. El tema no era mucho mejor, sin embargo lo prefería.

-Fue algo tonto en realidad- evitaba el contacto visual con el niño-. Lo que sucede es que... soñé que había destruido a los androides con el control de Bulma...

-¿Sigues enamorado de Número Dieciocho?- cuestionó incrédulo.

-Yo... eh...- tartamudeaba Krilin, jugando con su comida.

-Amigo, ella desapareció- repuso Gohan-. Desde hace siete meses nadie la ha visto.

-Sí, Gohan. Lo sé- Krilin dio un gran suspiro y dejó de comer-. Por eso te dije que era una tontería.

El niño lo miró con pena.

-No quiero desanimarte, pero tampoco es bueno que te ilusiones- le dijo, tratando de animarlo.

-Gracias- sonrió a medias.

Como era aún muy temprano, ambos se fueron a descansar a la habitación de Krilin, aunque él todavía seguía escuchando: "Ya nos veremos". ¿Le habría mentido? ¿En dónde estaría en esos momentos?

¡Hola! Espero que les haya gustado el primer capítulo. Trataré de continuarla muy pronto, estos días seguramente estaré actualizando mucho. Gracias por leer.