Capítulo 1
El aire del bosque que rodeaba a la Academia Cross era fresco y limpio. Yuuki podía oler los animales que se deslizaban en la oscuridad, huyendo de ella despavoridos. Su nueva forma le dejaba sentir todos y cada uno de los sonidos a su alrededor y por eso sabía que estaba sola: no había sangre corriendo por las venas de nadie en kilómetros a la redonda y podía olfatear a los vampiros a la misma distancia.
Había hecho un buen trabajo despistando a la clase nocturna: ninguno sabía a donde se dirigía, y había tenido la precaución de dar un enorme rodeo antes de emprender su verdadero camino. Iba al sur. No sabía a qué distancia se encontraba lo que estaba buscando, pero sus fragmentados recuerdos le indicaban que debía moverse rápido hacia el sur. Era tarde en la noche, aún tenía tiempo antes de que amaneciera y se sintiera desfallecer, como tantas veces había visto que les ocurría a los alumnos de la clase nocturna. El sol no los mataba, pero los obligaba a descansar.
En su alocada carrera, no se había detenido a pensar ni un momento sobre Kaname. Tampoco sobre Zero. Quizá una de las razones por las que estaba huyendo eran ellos dos, pero no quería planteárselo.
Todos en la Academia Cross estaban con los pelos de punta. Kaname estaba enojado. Él no les gritaba, no era su estilo, más bien utilizaba palabras frías y cortantes y el rojo brillante de sus ojos era suficiente para aterrar hasta el más valiente de los vampiros.
Tenían una sola tarea- les dijo con tranquilidad a los vampiros que estaban allí frente a él- Les pedí solo un favor-
A su lado, un consternado Zero, apretaba con fuerza el arma conocida como Bloody Rose. Quería vengarse de alguien, desquitarse por ser tan incompetentes. Siempre se habían jactado, aquellos vampiros, de ser quienes eran y de sus poderes pero ahora, ninguno sabía cómo la recientemente convertida Yuuki se había escapado justo frente a sus ojos.
Todos los vampiros frente a él agacharon la cabeza a modo de disculpa. Sin embargo, nadie se atrevió a decir una palabra.
La vida de Yuuki estaba en sus manos. Ella debía esperarme, debía saber la verdad. Ahora está vagando, sola y confundida quien sabe dónde- La noche se había vuelto repentinamente helada mientras los ojos de Kaname recorrían cada uno de los rostros.
Habías dicho que lo tenías todo asegurado- intervino Zero mirando a Kaname con el ceño fruncido. – juraste protegerla ¿Y dónde está ahora?. Demonios Kaname, son vampiros. Sus sentidos son más aguzados, tienen poderes capaces de desafiar a cualquiera ¿cómo demonios la perdieron?-
A pesar de que aquello era una falta de respeto al jefe del clan Kuran y a uno de los pocos Sangre Pura existentes, Zero no podía cerrar la boca. Estaba frustrado, enojado con el hombre que le había jurado proteger a la chica que ambos amaban. Él hubiera hecho un mejor trabajo, él la conocía, él hubiera sabido detenerla.
Estoy tan molesto como tu Zero-kun, pero no hay nada que podamos hacer si nos peleamos. Debemos buscarla. Su seguridad es nuestra máxima prioridad.- Yuuki era una recién convertida, su sed podía poner en peligro la vida de cualquiera que se cruzara en su camino y a sí misma incluso.
Zero no dijo una palabra. Kaname volvió la cabeza hacia el grupo de vampiros que esperaban instrucciones y les dijo:
Como oyeron, su seguridad y la del resto del pueblo son nuestra máxima prioridad. Quiero que la detengan y que la traigan a mí. Luego evaluaremos su castigo- ninguno de los estudiantes dijo una palabra y todos acataron la orden a una velocidad increíble, internándose en el bosque, en busca de la chica.
Por la mente de Yuuki no pasaba nada semejante a lo que todos ellos temían. Tenía sed, sí. Todos los vampiros sentían una constante sed que les atenazaba la garganta y los volvía locos, pero eso no era lo que ella quería hacer ahora. Tenía otra cosa en mente. Una más importante.
Siguió moviéndose por el bosque, con la luz de la luna como su guía y compañía. No se detenía por nada en el mundo pero una vez puestos sus sentidos en marcha, estos iban casi en piloto automático: no tenía que prestar atención a los árboles que se le cruzaban, pues su cuerpo reaccionaba instintivamente a ellos, podía oír cualquier cosa a una tremenda distancia y podía evadir con facilidad cualquier persona que pudiera cruzarse en su camino. Sin embargo, aquel piloto automático no era algo tan bueno como parecía: sin la necesidad de prestar atención a su camino, Yuuki tenía tiempo de ponerse a pensar en su situación.
Había abandonado la escuela. Había abandonado a Kaname y a Zero. Había abandonado su vida. Y ahora se dirigía a un lugar que quizá pudiera darle respuestas, algo de paz mental, pero luego iba a tener que enfrentarse con la realidad más dura: era un vampiro. Un vampiro de los que tanto había temido. Un vampiro como el hombre que ella amaba y como el peor enemigo del otro hombre que amaba. Sus sentimientos nublaron su juicio por un momento y a punto estuvo de chocar con un enorme roble si no hubiera sido por su nueva agilidad y flexibilidad que detuvieron el impacto y cortaron el roble a la mitad. El ruido la hubiera delatado si hubiera habido alguien cerca, pero ella estaba segura de estar sola.
Yuuki no podía haber estado más errada: no estaba sola. No había estado sola desde que dejara las instalaciones de la academia y el ruido sí había alertado a quien iba tras ella tratando de mantener la máxima distancia posible. Cubrir el rastro de su olor era terriblemente difícil y por eso le estaba costando tanto seguirle el paso a la chica.
En la noche oscura, solo los ojos azules destacaban contra el denso follaje.
Yuuki se detuvo un momento luego de chocar contra el árbol. Su cabello suelto le molestaba en los ojos y se recordó por que le gustaba tanto usarlo corto. Sus manos hicieron un complicado nudo con las finas hebras de cabello y se sintió un poco más cómoda.
Contempló el cielo unos momentos, calculando el tiempo que le quedaba antes de que el sol saliera por el horizonte y comprobó satisfecha que había recorrido un largo camino en muy poco tiempo. Podía distinguir con facilidad que el pueblo más cercano estaba a unos pocos kilómetros y que debía ser cuidadosa. Su camisón no iba a pasar desapercibido si alguien la veía en las calles vagando sola, pero también sabía que no tenía tiempo de dar un rodeo. La urgente necesidad de llegar a su destino le ganó a la prudencia y de nuevo se echó a correr.
Los momentos que tuvo para descansar fueron pocos. Yuuki había echado a andar de nuevo y él debía seguirla. No sabía adonde se estaban dirigiendo pero perderla de vista no era una opción. Suficiente error había sido dejarla escapar, aun cuando ella misma se lo hubiera ordenado, y sabía que de vuelta en la academia debía haber un Kaname muy enojado por su incompetencia, por eso no iba a dejar que se perdiera en la noche.
Tomó aire y fue tras ella.
Kaname estaba en la habitación donde había dejado a Yuuki poco antes de que escapara. El lugar era un completo desastre: la cama estaba destruida y las sábanas blancas eran jirones colgando del techo y de la ventana. El espejo de pie que había sido una reliquia vampírica invaluable estaba destrozado y los trozos estaban desperdigados por la habitación. Zero entró tras él unos minutos más tarde. Ambos habían acordado permanecer allí en caso de que regresara y en caso de que tuvieran que defender la academia del ataque tanto de vampiros furiosos, como de aldeanos con antorchas. El resto de los vampiros habían formado una amplia red de búsqueda alrededor de la escuela con la orden de no detenerse ni aun cuando amaneciera.
Yuuki…- murmuró Kaname contemplando el destrozo. La ventana por donde había escapado continuaba abierta y un aire plagado de olores lo transportó a la azotea, donde por fin había tenido la oportunidad y el valor de expresar sus verdaderos sentimientos a la chica. Desde ese momento, todo había ido cuesta abajo.
Kaname-sama, puse a algunos hombres de confianza a buscarla en el pueblo. Es una oportunidad remota, pero ellos nos avisarán en seguida si la ven.- Zero estaba hablando de cazadores de vampiros, por supuesto.
El morocho asintió distraído. Zero también estaba preocupado, pero prefería tomar acción en vez de contemplar con melancolía la habitación de la chica. Estaba a punto de marcharse cuando la voz de Kaname lo detuvo.
Tú también la quieres.- comento. No era una pregunta, era una afirmación. Zero consideró unos segundos su respuesta antes de decir simplemente:
Si.-
Y quieres lo mejor para ella. – Kaname se volteó para estar frente a frente con el chico
Por supuesto.
Entonces sabes bien que pertenece a mi lado. Junto a los vampiros, quizá oculta por un tiempo, pero a mi lado. Muy lejos de los sanguinarios cazadores de vampiros.- aquella frase era una provocación en todos los sentidos.
Zero no pudo contenerse. Tomó a Kaname por el cuello de la camisa y lo estampó contra la pared más cercana.
¿junto a los vampiros? ¿Junto a los seres que tanto la lastimaron, a los que la obligaron a huir? No sabes nada. No sabes nada de ella, ni de su sufrimiento. ¿sabes cuantas noches ha tenido pesadillas? ¿Sabes siquiera cuantas noche se ha despertado gritando y pidiendo auxilio? ¡Yo estuve ahí! ¡Yo la protegí todo el tiempo!- explotó Zero
Tú la protegiste todo el tiempo en que fue humana. Ahora no hay nada que tú puedas hacer. Y para tu información, sí sé cuánto sufrió. ¿sabes tú cuantas veces quise abrazarla y protegerla de las pesadillas? ¿sabes tú cuanto la observé, cuanto velé por ella y cuanto sufrí cuando vi que solo tú eras el que podía ayudarla?- pese a que había intentado mantener la calma, Kuran estaba empezando a perder los estribos.
Tú la convertiste en esto. Tu eres el causante de todo-
¿Qué debía hacer aquella vez? ¿Dejarla morir?- ambos hablaban del incidente hacía 11 años, cuando él la había rescatado de una muerte segura a manos de un sanguinario vampiro
¡No! Pero quizá la muerte hubiera sido mejor que todo lo que tuvo que pasar-
Estas hablando de ti- Kaname había recuperado la compostura
Quizá. Quizá hablo de los dos. Es por eso que ella debe estar a mi lado. Yo la comprendo, yo voy a poder ayudarla.-
Tú no puedes ayudarla. Eres un vampiro nivel E. vas a perder el control en cualquier momento y es Yuuki quien tendrá que ayudarte a ti. Como lo ha hecho antes.- Zero abrió los ojos como platos. ¿era posible que supiera lo que habían hecho?
No sabes de lo que hablas.-
Sí que lo sé. No fue fácil ver como la chica que amo fue mordida por otro antes que yo y mucho menos por ti, sabiendo lo que ambos sienten.- había pena en su voz
Ella te quiere a ti- dijo Zero soltándolo y dejando caer los brazos a los costados, resignado.
Yo no estoy tan seguro.- murmuró Kaname mientras Zero le daba la espalda. Éste se detuvo por un momento pero luego continuó su camino.
Zero se marchó de la habitación, dejando a Kaname solo. Aquella cuestión se resolvería en cuanto Yuuki estuviera con ellos de nuevo, pero primero debían encontrarla.
