Empecé cayendo

Ups, olvide que ustedes no estaban ahí

Así que voy a volver al principio.

Cuando el día menos desastroso de mi vida se transformó en… bueno, un poni

Más específicamente, nuestro profesor de plástica.

Había empezado bien el día, Papa me había hecho el almuerzo, recordando que soy vegetariano, milagrosamente. Mama me había hecho el desayuno y evito mencionar el incidente del lunes, hoy era jueves, y teníamos plástica.

Eso significa que iba a ver al profesor más genial sobre la tierra, el profesor Rick, un hombre de mediana edad en una silla de ruedas, pelo castaño alborotado, remera con estampado de una tabla de surf, una camisa, rostro perfecto, barbilla un poco puntiaguda, ojos marrones entusiasmo (si se los vieran entenderían de que hablo, es imposible no emocionarse a su lado) y una sonrisa blanca y perfecta que dice "¡Eres genial! ¡Sigue así!

No es que me cayeran mal los demás profesores, bueno, un par si, el de física (el águila, por su nariz) y la de matemática (bueno, tal vez no sea una luz en los cálculos, pero lo suyo es excesivo, y no sabe explicar, y todos la odian, en mi opinión no es humana)

Volviendo a Rick, él está como, obsesionado con los mitos griegos, un poco chalado, pero eso lo hace más genial.

Fui caminando a la parada de buses y tome el que me llevaba al colegio

Por cierto, mi nombre es Rengar, y tengo 16 años. Tengo el pelo marrón claro corto y desordenado, fácil de despeinar, físico común, a pesar de tener más fuerza de la que aparento (a veces me sorprendo a mí mismo) y unos reflejos muy buenos, ojos castaño/miel y pecas, no muchas.

Al llegar al colegio no pasaron dos cosas y si paso una:

Numero uno: No vino el idiota de Carl a molestarme

Dos: El águila no apareció para lanzarme miradas asesinas

Y lo que si paso es que estaba Debra, mi mejor amiga, casi única de hecho.

-Hola Reng!-Me llamo la colorada desde la entrada, subí un par de escalones para alcanzarla-¿Cómo te fue esta mañana?

Ella es una chica de estatura media (un poco más baja que yo, lo cual le molesta) pelo rojo, largo y ondulado, ojos entre gris y verde y pecas, muchas pecas, a ello no le molesta y a decir verdad, a mí tampoco, la hacen ver bonita

Ella es genial, siempre es buena conmigo y me soporta mucho.

-Muy bien, sorprendentemente.

-Ya vamos, que si no nos van a molestar Carl y Sloan.

Corrimos un poco y llegamos a clase, estaba a punto de empezar geografía, dos horas, recreo y luego plástica, esperaba desde el lunes para ese momento.

-¡Ahí está mi grupo favorito!-Nos recibió Rick con su acostumbrada sonrisa

Si, él es genial, pero ese día paso algo interesante, Debra y yo nos habíamos quedado después de clase un poco cuando Rick nos llamó.

-¡Chicos! Vengan un momento por favor.

-¿Si profe?

-Los he estado mirando un tiempo, creo que ya es hora que les diga algo importante

Se giró con su silla de ruedas para quedar frente nuestro

-Ustedes tienen una cierta relación con los dioses griegos

Debra y yo nos miramos anonadados

-¿Esta de broma no?

-Claro que no, todavía no logro reconocer el rastro de quien te bendijo Rag, pero si estoy seguro de que estas bendecida por Hestia Debra.

Ella se puso a pasar su dedo por un rulo suyo, es un tic que ella tenía cuando estaba pensando

-¡Genial! ¿Cómo lo hace de todas formas?

Antes de que el pudiera responder entro un chico alto, como de dos metros, fornido y tosco, con un tatuaje que decía "ricuras" con dos chicas en él.

-Tal vez no sea carne de semidiós, ¡pero servirá! ¡Prepárense para morir!

¿Recuerdan lo que dije al principio?

Aquí fue como paso

-¡Malditos gigantes lestrigones!

-¿Lestri que?-Pregunte

-Canadienses

Él se paró de su silla de ruedas, o algo así, y se transformó en un centauro, o eso deduje por la parte inferior de caballo.

Al instante reaccione, ni me había parado a pensarlo y ya había saltado hacia él, golpeándolo en la cara.

Y antes de que me diera cuenta Debra le estampo una bola de fuego en la cara

¿Ya mencione que es genial?

Debía de andar un poco lento en reflejos, porque no había visto a Rick tomar un arco y flechas de debajo de su escritorio

También lanzo una piedra multicolor al piso que estábamos pisando con Debra.

-¡Iris acepta mi ofrenda! ¡Los va a llevar al campamento, pregunten por Quirón, Díganle lo que saben!

Así fue como empecé a caer.