Nunca la había visto así. Detrás de esa máscara de crueldad, se esconde un ser humano y soy testigo de ello, sé bien lo que pasó durante esos días, creo que soy el único que se ha dado cuenta de ello. Pobre Azula, de verdad siento compasión por ella.
-¿Qué dijiste?- temeraria y frívola como siempre, no había nada que asustara tanto a una persona que su voz fuerte y su mirada insensible.
-No le rendiré lealtad a quien no la merece- el único que se había atrevido a desafiarla desde que se apoderó de Ba Sing Se, ni siquiera papá lo hubiera hecho.
-¿Qué es lo que quieres?- ahora hablaba más bajo- ¿Quién te crees para retarme? Sabes que perderás contra mí y los perdedores no merecen vivir.
No comprendí en ese momento por qué no lo pulverizó vivo, lo había hecho por aberraciones mucho menores, se sentía humillada, creí que esa era la razón, eso pensaron todos o tal vez creyeron que ella tenía preparado algo mucho más doloroso para él, después de todo se lo merecía por faltar a su autoridad.
-No me importa morir, es mejor que estar vivo sirviendo a una niña caprichosa que le gusta jugar a ser conquistadora de pueblos- ni siquiera a mí se me hubiera ocurrido tal insulto, en ese momento debió lanzarle sus bien conocidos ataques fulminantes, pero no lo hizo, ella sólo esperaba sin decir nada, quería escuchar todas las tonterías que un patriota puede decir en un momento así.
-Así que quieres morir, no voy a darte ese placer, llévenselo a las mazmorras- ordenó a los Dai Lee, se lo llevaron a rastras, justo como a ella le gustaba humillar a los prisioneros, pero él era diferente, nunca había visto a alguien con tanta dignidad ser llevado de una manera tan denigrante, ni siquiera eso lo rebajó al nivel de Azula, era demasiado orgulloso para su propio bien, algo que a la Gobernadora de Ba Sing Se le enfureció, no perdía la compostura, pero desde donde yo estaba podía ver cómo apretaba los puños, por primera vez en su vida había sido pisoteada, debe ser terrible sobre todo cuando viene la ofensa de un campesino maestro tierra con una fuerza superior a la suya.
Luego ella dio la orden de iniciar la ejecución, pobres de ellos que no tienen escapatoria, ni siquiera una sola coartada para salvarse de la implacable mano de la Princesa de la Nación del Fuego, me pregunto que tenga en mente para ese prisionero.
Primer capítulo, mi segundo fic, espero que les guste.
