Disclaimer: Los personajes no son míos, pertenecen a J.K. Rowling.

Caleidoscopio

1º capítulo: Trabajando juntos.

Hermione Granger se encontraba en el salón de su casa mientras revisaba unos informes que se había traído de extranjis del trabajo. Había algo que no le cuadraba y estaba dispuesta a encontrar lo que era aunque tuviese que pasarse toda la noche en vela.

Hacía varias semanas que estaban trabajando en una especie de calidoscopio mágico. Y no habían encontrado ninguna utilidad a ese cachivache a pesar de la cantidad de pruebas que le habían hecho pasar. Había pasado por infinidad de manos, y todas ellas habían escrito varias cosas acerca de ese objeto al parecer tan especial. Sin embargo, esas declaraciones escritas que habían dejado algunos magos eran contradictorias entre sí, lo que le suponía una dolor de cabeza in crescendo. ¿Dónde estaba el fallo.? ¿Qué era lo que no veía.? Necesitaba resolver ese misterio. Y cuanto antes, porque empezaba a volverse loca por momentos.

El pitido de la olla le hizo saber que el agua ya estaba a la suficiente temperatura, se levantó del suelo con pereza, como si le costase separarse de lo que estaba haciendo y se fue a la cocina a prepararse una buena taza té blanco para ver si conseguía salir de ese embotellamiento en el que se encontraba. Vertió el agua, le echó el sobrecito y empezó a menearlo hasta que empezó a coger un color verdoso. tomó el azucarero dispuesta a echarse una buena cantidad cuando el timbre de la puerta sonó. Se quedó completamente quieta. La habían pillado. Imposible, había tomado todo tipo de precauciones para poder sacar del ministerio los informes. Fue hasta la puerta relegando el té de su mente.

-¿Quién es.?- Preguntó a media voz antes de abrir la puerta o hacer algo con los informes que invadían el suelo por completo.

-Abre la puerta, Granger.- Voz grave y con tendencia a arrastrar ligeramente las palabras. Esa voz no podía pertenecer a nadie más que a Draco Malfoy.

-Espera, estaba en la ducha, voy a vestirme.- Mintió mientras rápidamente se fue hasta los informes para esconderlos en algún lado.

-Sé que lo tienes. Abre la maldita puerta.- La palabras de Draco la polarizaron. Estaba perdida, alguien se había enterado.

-No sé a que te refieres.- Dijo débilmente.

-A lo mismo que he ido a buscar yo mismo está noche.

-¿Ibas a robar los informes.?- Preguntó con sorpresa intentando no gritar a pesar de que la información que acababa de recibir era para ponerse a ello.

-Iba a investigar.- Puntualizó Draco.- Y ahora abre la puerta.

Algo reticente Hermione blandió la varita y empezó a deshacer todos los hechizos que impedían a Draco entrar en su casa. Ya sabía que ella tenía los informes, era una estupidez esconderlos en ese momento. Cuando por fin terminó de quitar los hechizos, descorrió el seguro de la puerta y giró la llave. Tenía casi miedo de abrir la puerta, pero aún así tomó el pomo, lo giró y se encontró con la visión de Draco Malfoy vestido completamente de negro y calado de los piés a la cabeza. Unas cuantas gotas de lluvia se deslizaban por el puente de su aristocrática nariz, el pelo se le pegaba a la cara y dejaba caer por las puntas distintas gotas.

-¿Puedo entrar.?- Preguntó formal e irónico a la vez, pero con un tono de voz demasiado suave. Se estaba conteniendo y ella lo sabía. Prefería que perdiera los nervios, y eso que los Malfoy no eran precisamente conocidos por perder el control de sus emociones, sus facciones siempre denotaban una completa indiferencia.

-Claro, pasa.- Dijo ella con un tono de voz muy bajito sin saber a que atenerse.

Draco entró en la casa y echó un vistazo a su alrededor. Una casa pequeña perdida de la mano de Dios en un barrio muggle, tampoco podía esperar otra cosa de Hermione Granger. Un sofá azul. Una mesa de café de madera repleta de pergaminos, hojas, bolígrafos, plumas, revistas y un par de libros. Un par de lámparas, ambas encendidas. Dos estanterías, una de ellas atestada de libros de todo tipo y la otra con películas discos, una televisión, un aparato de música, otro de video y un DVD. Una mesa de ordenador con todos los complementos necesarios para ella. Y nada más, a parte de tener la alfombra plagada de toda la información sobre la que estaban trabajando.

-¿Y bien.?- Preguntó Draco mirando fijamente el suelo.

-Creo que deberías ir al baño. Podrías darte una ducha, si quieres, así entras en calor. Tengo algo de ropa que te puede servir y así que.

-Para algo está la magia.- Interrumpió Draco con desdén sacando la varita del bolsillo trasero de sus pantalones.

-Estás en el mundo muggle no puedes hacer magia así porque así.

-Pues bien que estaba encantada tu puerta.- Acusó Draco.

-Era una necesidad.- Apuntilló Hermione.- Que tú te seques, habiendo métodos no mágicos, no es una urgencia. Así que al final del pasillo a la derecha tienes el baño. Te cogeré unas toallas limpias y la ropa y te lo llevaré en un momento.

-Basta.- Dijo de forma imperiosa.

Hermione sabía que no se iba a poder quedar sola durante unos instantes para pensar en como explicarle la razón por la que el suelo de su casa se encontraba con todos los papeles sobre los que habían trabajado en las últimas dos semanas.

-¿Por qué te has llevado todo esto.?

-¿Qué hacías esta noche en el ministerio.?- Preguntó Hermione a su vez, sin responder a la pregunta de Draco.

-Iba a investigar.- Concluyó él lacónicamente.

-Pues lo mismo que yo.

-¿Cómo se te ocurre llevarte las cosas de allí.?- La paciencia de Draco se estaba acabando. Se encontraba de pie junto a ella, dominándola completamente, la estancia de él en esa habitación hacía que pareciera aún más pequeña de lo que ya era y que ella se sintiera como una completa estúpida por haberse llevado los informes.

-He tenido el cuidado necesario. Nadie lo sabe y el Lunes estarán en el mismo lugar. No me fío.- Empezó Hermione sin embargo Draco no la dejó terminar de explicarse

-Yo tampoco.

-Y menos de ti.- Puntualizó ella.

-Podría decir lo mismo.- Resolvió él mirando fijamente a los documentos y después a ella. Era completamente lógico que no se fiara de ella, dado el emplazamientos de los informes.

-En mi vida se ha puesto en duda mis principios y mi lealtad. No podemos decir lo mismo de la tuya.

-Hasta ahora que has robado los informes.

-No los he robado.

-Bien, supongamos lo mejor de ambos.

-Esa no es tu manera de ser, siempre esperas lo peor de todos.

-Pienso que todo el mundo se parece a mi. De todas formas, voy a hacer una excepción contigo. Yo te cuento porque estaba esta noche en el ministerio y tú me dices porque te has traído todo esto para investigar por tu cuenta.

-Alguien nos oculta información.- Y ella tenía muy claro que era él el que se la estaba ocultando, pero lo peor que podía hacer en ese momento era decirle que sospechaba de él, así que por eso prefería hablar con la primera persona del plural, incluyéndolo en sus hipótesis.

-Eso mismo pienso yo. Y tú eres la que más puntos tienes para ser la que está detrás de esto.

Bien, estaba claro que él no era de la misma opinión que ella. No iba a formar cierto equipo con ella.

-No puedo demostrarte que no soy yo. Así que no lo voy a hacer. Tendrás que confiar en mi.

-Podría ir ahora mismo a ver al ministro y decirle lo que he encontrado.- Le amenazó Draco.

-Y yo podría decirle que te has colado en el ministerio sin ningún tipo de permiso. Y no me digas que lo tienes.- Dijo anticipándose a él.- Porque sino habrías empezado por ahí desde un primer momento.

Se miraron durante unos cuantos minutos, pendiente de cualquier signo de la otra persona que pudiera delatarlo. No sucedió absolutamente nada, ambos intentaban por medio de la legeremancia saber lo que pasaba por la mente del otro, pero los dos eran demasiado buenos dejando la mente en blanco y bloqueando los ataques de su oponente.

-Ve al baño.- Dijo por fin Hermione.- Voy a ver si doy de comer a Sam.

-No te dejo sola con los informes ni borracho.

-Llevo toda la tarde a solas con ellos, así que por diez minutos más no pasará nada.

Hermione se volvió de espaldas a él. Sabía que la estaba mirando, que se estaba haciendo las mismas preguntas que ella se estaba haciendo en ese momento, si podría confiar, aunque tan solo fuera unos minutos en el otro, o si bien los informes junto con el traidor se evaporarían. Repasaba mentalmente todos los hechizos que había puesto antes a su casa y comenzó a ponerlos. No podía confiar en Draco Malfoy. Ni en él ni en nadie de su grupo, pero en él menos que en el resto.

Sacó de la parte de abajo del armario de su cuarto un par de toallas de color azul marino. Se subió a la cama para legar a la parte de arriba de su armario y cogió una caja de cartón. La bajó para dejarla en el suelo y la abrió con lentitud. Las cosas de Ron.

Cuando las veía no sabía si echarse a llorar, echarse a reír, o empezar a maldecir. Habían pasado más de seis años desde que él desapareció de su vida, y aún así no había superado lo ocurrido, a veces se preguntaba si algún día podría habituarse. Meneó un par de veces la cabeza intentando despejar a los fantasmas del pasado.

Draco y Ron tenían la misma altura, Draco era mucho más amplió que Ron, pero aún así las cosas que tenía de él le servirían. Sacó unos vaqueros algo desgastados y una camisa de manga larga azul.

Como si el cuerpo le pesara mucho más de lo que le pesaba cuando hubo entrado en el cuarto se incorporó poniendo una mano en la rodilla. Cogió las toallas y la ropa para llevárselas a Draco. Él, en vez de haber ido al baño, seguían en el salón con la mirada perdida en el suelo. Cuando notó su presencia levantó la vista del suelo y la miró con seriedad. Hermione le tendió la ropa y le indicó de nuevo el baño. Sin decir nada él se dirigió al baño y cerró la puerta con un gran golpe. Aún seguía furioso. Hermione se desplomó sobre el sofá y se llevó las manos a la cara.

La última persona que querría que se enterase de su ligero desliz a la hora de seguir las reglas a rajatabla se había enterado. Y no podía confiar en él, por lo que todo lo que descubrieran aquella noche no serviría absolutamente para nada. Podía manipularla. Inventarse cosas. Robar algún documento. Cualquier cosa. Tendría que vigilarlo de cerca.

Ahora sí que iba a necesitar el té. Se levantó del sofá y fue hasta los papeles. No podía tocarlos. Tampoco esperaba nada de Draco. Ella le había encerrado en su casa y él había hecho todo lo posible porque todo permaneciera como estaba. Con pesar se fue hasta la cocina y se bebió de un solo trago el té. Té al cual no había llegado a echar azúcar y que le sabía fatal. Volvió a poner al fuego la tetera. Aunque con lo desconfiado que era él no tomaría nada que ella hubiese preparado. Subió hasta su cuarto para dejar las cosas de Ron en su sitio. Y en el momento en el que vio la caja en mitad del cuarto decidió que debía deshacerse de ella. Ya era hora de que le dejase escapar de su vida. No miraría lo que había dentro, por si al final cambiaba de idea. La tiraría tal cual. La arrastró hasta la puerta de salida y allí la dejó.

Draco por fin salió del baño. Iba descalzo, con los vaqueros algo apretados, la camisa por fuera del pantalón y con un par de botones de esta desabrochados. Una de las toallas la tenía en la mano agitándola contra su pelo para secarlo lo máximo posible. Hermione le sonrió ligeramente. Él no respondió de otro modo que no fuera frunciendo el ceño.

-Estoy preparando té.- Él levantó una ceja suspicaz a modo de respuesta.-Probaré las dos tazas para demostrarte que no están envenenadas.- Dijo ella poniendo los ojos en blanco.

-Puedes tener el antídoto.- Añadió él con algo de diversión. Estaban hablando de Hermione Granger, era incapaz de envenenar a alguien. ¿O si.?

-No te voy a envenenar, Malfoy.- Dijo ella guiándole hasta la cocina.

-También pensaba que eras incapaz de robar y fijate con lo que me he encontrado.

-Era eso o seguir trabajando con alguien que no nos cuenta todo de su parte del trabajo.

Draco no contestó, solamente gruño algo inteligible. Hermione se encogió de hombros. Él no se fiaba de ella, pero ella tampoco de él y así no iban a llegar a ninguna lado.

Hermione cogió la tetera cuando esta empezó a silbar. Vertió el contenido en su taza y en la que había cogido para Draco. Él la inspeccionó.

-¿Qué es esto.?

-Una taza.

-¿La has hecho tú.?

-Sí.- Dijo ella con una sonrisa.

-¿Pagaste para que te enseñaran a hacer esto.?

Hermione le miró con una furia creciente en su interior. Cogió la taza de las manos de Draco y la dejó con cierta violencia en la encimera después fue hasta el frigorífico a por leche. Con movimientos bruscos y nada femeninos la cogió volvió y la echó en la taza de Draco sin preguntar, para luego echarle un par de cucharaditas de azúcar. Cogió la taza y al ir a dársela levantó la mirada hacia él. Estaba sonriendo, que narices estaba intentado de una forma que daba muy pocos resultados no reírse de ella.

-¿Qué.?- Preguntó abruptamente.

-Sigues igual que en el colegio, Granger.- Con una sonrisa amplia mostrando todos sus blancos dientes.

-Malfoy llevamos casi tres años trabajando juntos. Ya deberías haberte dado cuenta.

-Sí, pero nunca hemos... hablado o no hemos estado en otro ámbito que no fuera el trabajo. Sigue siendo muy fácil hacerte enfadar.

-Estamos aquí para trabajar así que muévete y vamos a empezar.

Hermione tomó la delantera para volver de nuevo al salón

-Le preparo una taza de té porque le apetecerá después de la lluvia y el tío va y se queja de la taza. Menudo gilipollas.- Murmuró por lo bajo mientras andaba.- Quita el hechizo.- Ordenó en voz alta.

Draco le hizo caso y le quitó el hechizo sin decir nada.

-¿No tienes una mesa de trabajo donde hacer esto que tienes que utilizar el suelo.?- Preguntó él picándola.

-Vete a tu casa, Malfoy. Mañana puedes quedarte con todos los informes y estudiarlos tú solo.

-Ni loco te dejo con esto.

-Pues deja de quejarte y ponte a trabajar.

-Bien. Tú mira la historia y por las manos por las que ha pasado y yo miraré las propiedades que creemos que tiene.

-No.

-Vale, al revés.

-No, miraremos lo mismo. Los dos. No vas a mirar cosas que yo no vaya a ver.

-Sí que eres desconfiada, Granger.

-Lo aprendí del mejor, Malfoy.-Insinuó Hermione mirándole.

Dicho y hecho. Los dos se sentaron en el suelo y empezaron a mirar la historia.

No era distinto a un calidoscopio normal, por lo que habían podido ver se basaba en tres espejos formando un prisma teniendo como base del mismo dos laminas cristalinas en cuyo interior se encontraban diferentes objetos de distinto color y forma. Al girar el tubo los espejos cambien el ángulo que forman entre si, generando entonces ocho, seis o cuarto imágenes duplicadas. Normal. Habían intentado descubrir los objetos que había dentro del objeto, sin embargo, ahí se notaba que la magia había intervenido, ya que era imposible saberlo. La primera noción que se tiene de la existencia de ese artilugio se remonta a 1816, año en el que se inventó por un mago escocés, David Brewster. Se puso a la venta en el mundo muggle. Y tuvo en poco tiempo una gran importancia. Suponían que había sido ese mismo mago él que había hecho él que en esos momentos estaban investigando. Sin embargo, no había ninguna prueba que pudiera decir que era así o que siquiera hubiese pasado por sus manos. Y aún no tenían ninguna licencia para invadir la que fue la residencia de Brewster. Desde la primera persona que tuvo el caleidoscopio hasta la penúltima de la cual se tiene fe, tenían en común una cosa, su agrado por las artes oscuras y su obsesión con el objeto en cuestión.

Que Draco hubiese aparecido en su casa no decía nada bueno a su favor, ya que todos los que le conocían aunque fuera brevemente sabían de su atracción hacía las artes oscuras, hecho por el cual se le había contratado. No había nadie que supiese más que él acerca de todos las pócimas, encantamientos, hechizos y maldiciones que se pudieran denominar oscuras, por no hablar de la gran colección de objetos oscuros que tenía en su casa. Si había cualquier cosa que tuviera cabida en el lugar ámbito oscuro de la magia él lo sabía. Cuando les pusieron al frente de ese objeto, él fue el único que lo reconoció nada más verlo y excepto dos personas más él era el único que había oído hablar de él y que tenía una idea de lo que se quería. Naturalmente se le puso al mando del equipo. Algo que sinceramente a Hermione le parecía bastante bien, dentro de lo que cabía, no en cuanto a ella porque siempre le tocaba hacer el trabajo más arduo y el que menos reconocimiento tenía, pero aún así la elección de Draco como "jefe" de equipo no le parecía mal. Desde siempre Draco había tenido don de gentes, metía miedo cuando tenía que meterlo, bien es cierto que una mirada suya, cuando se ha hecho algo mal puede pararte el corazón, pero gracias a Snape, a ella esa mirada no la intimidaba lo más mínimo. Era autoritario y seguro de si mismo, algo que le faltaba a ella. Las pocas veces que estaba al mando de algún proyecto siempre le pasaba lo mismo, no sabía decirle a la gente lo que tenía que hacer, no sabía delegar y al final acababa por hacer el trabajo completamente sola. Algo que le ocurría desde su más tierna infancia. Aunque con Draco era bastante despótica, solo tenía que cabrearla, algo para lo que tenía una capacidad inaudita.

Eran seis en el grupo. Croaker, un hombre que llevaba más tiempo en el departamento que el propio departamento, se le puso al mando de ver la historia del aparato. Gilbert de encantamientos experimentales, su misión era encontrar todo la información que pudiera del objeto tratándolo a base de encantamientos que no deformaran su carácter mágico. Perkins, comprobar si el aparato fue mágico desde un primer momento, o es se le aplicó después de su creación la magia. Draco, encargado de la supervisión y básicamente el que se movía buscando más pruebas, más gente que hubiese oído hablar de él, que supiera cosas de la gente que había poseído el caleidoscopio. Penélope, ayudante de Draco. Y Hermione que enlazaba todos los resultados de los demás, siempre en busca de patrones y de vínculos, conexiones en los informes.

Un gran equipo, sin embargo, dos semanas trabajando como mínimo ocho horas diarias no habían conseguido sacar nada en claro de ese dichoso aparato. Y por lo visto esa noche no iba a ser diferente a las demás.

-Si suponemos que nadie del equipo está ligado al objeto.- Empezó Hermione.- Es posible que te mientan a ti. Que la gente con la que hables no sea sincera contigo.

-Imposible.- Dijo él lacónicamente. Y no dijo nada más, sino que siguió mirando el informe de Phineas Nigellus.

-¿Podría decirme su majestad como está tan seguro.?

Draco con un suspiró levantó la mirada. La miró durante lo que ella consideró bastante tiempo, tanto que al final bajó la mirada algo incomoda.

-Dime algo.

-¿Perdón.?

-Tan solo cuéntame algo, da igual que sea verdad o mentira.

-Me conoces, para ti será más fácil saber si estoy mintiendo.

-Haz la prueba.

-De acuerdo.- Dijo ella. Apartó la vista de él.- Llevo seis años viviendo en esta casa.

-Venga Granger, con eso no me dices nada. pero creo que llevas bastante tiempo viviendo en esta casa.

-¿Por qué.?

-Bastante polvo en los libros de la última balda de la estantería. Conociéndote un poco, sé que en primer momento colocaste los libros por materias y por orden alfabético. Y ahora están colocados de manera que los que utilizas normalmente son los que te quedan más mano. Te habrá costado bastante tiempo que lleguen a estar así, porque pasas la mayor parte de tu tiempo en la oficina y cuando llegas no lees ese tipo de libros, sino novelas, las que están encima de la mesa por ejemplo.

-Llevo viviendo aquí cuatro años. Pero vale. No sé que decirte, hazme una pregunta.

-¿Qué hay dentro de esa caja.?- Preguntó Draco señalando la caja que estaba en la puerta.

-Cosas que debía haber tirado hace un montón de tiempo y que ocupaban un espacio precioso.- Dijo ella sin dejar de mirar la casa.

-Casi cierto. Pero no del todo. Dentro estaban las ropas que llevo puestas.

-¿Qué.?- Dijo ella con sorpresa.

-Es evidente. Y son de Ron Weasly.- Añadió.- Es difícil engañarme.

-Vale, de acuerdo.- Dijo ella intentando apartar el tema de Ron.- Te creo. Nadie te miente y si lo hace te das cuenta.

-Tu cara lo dice todo, de todas formas. Dejas ver demasiado de ti.- Concluyó volviendo la cabeza hacia el informe.

-Pues entonces tú dirás.

Draco volvió a suspirar notoriamente, antes de volver a hacerle caso a Hermione.

-¿Croaker.?- Insistió ella.

-No creo.- Comentó él lacónicamente. Dios, había que arrancarle las palabras con sacacorchos. Así que Hermione con la paciencia que no era una de sus virtudes siguió interrogándolo.

-¿Por qué.?

-Lleva demasiado tiempo en el ministerio, le gusta su trabajo. Y mi padre le conocía y decía que.

-Si tu padre tiene algo que ver con Croaker ya sabemos quien es el que está reteniendo los datos.- Cortó Hermione a Draco.

-No, decía que era incorruptible.- Comentó Draco con voz cansina.

-Entonces retiro lo dicho.- Respondió ella con una sonrisa algo compungida.- No hay nada aquí que no haya visto ya. O se nos pasa algo por alto o nos han restringido la información. Y en ese caso, o somos uno de nosotros o bien es el ministro. Es el único que tiene potestad en esto, aparte de Carl y está de vacaciones desde hace tres semanas. Una semana antes de que nos encontráramos con esto. Y no entiendo como aún no tenemos licencia para ir a casa de Brewster.

-Cuando la consiga tú vienes conmigo.

-¿Yo.? ¿Y Pe.? ¿Sospechas de ella.?

-No, pero quiero que veas la casa por ti misma, quiero tu opinión de la gente con la que hable. Eso sí. Ni una palabra.

-¿Ni una palabra a quien.?

-Yo interrogo y tú mientras tanto no dices ni una sola palabra.

-Pero.

-Ni una sola.

-No entiendo.

-No.

-Está bien. Ni una palabra. No deberían haberte escogido a ti como jefe.

-Aunque no fuera yo el que estuviese al mando no te dejaría intervenir en mi trabajo.

-Es el trabajo de todos.

-En mi parte del trabajo.

-Tirano.- Murmuró Hermione por lo bajo.

-¿Tienes algo de alcohol.?- Preguntó Draco estirándose la espalda y crujiendo el cuello tirado en el suelo del salón de la casa de Hermione.

-Sí, en ese aparador, sírvete tú mismo.- Respondió ella señalando con un dedo un pequeño armario incrustado en la pared.

Draco se levantó con parsimonia del suelo, estiró las piernas entumecidas por la postura en la que había estado todo ese tiempo, fue hasta el mueble y bajó la hoja abatible.

-Solo tienes Ron y licor de hiervas.- Informó Draco.

-No bebo otra cosa.- Dijo ella encogiéndose de hombros sin levantar la vista de lo que se traía entre menos.

-¿Y los invitados.?- Preguntó él. ella por fin le hizo caso.

-No tengo invitados.- Respondió brevemente.

-Dios, te has convertido en una ermitaña.- Dijo él con desagrado haciendo que Hermione entrecerrase los ojos y se plantease la opción de tirarle algo a la cabeza.

-No, lo que pasa es que la casa es demasiado pequeña, así que nunca venimos a la mía.

Draco asintió con la cabeza.

-Supongo que los hielos y los vasos están en la cocina. ¿Me equivocó.?

-Los vasos encima de la pila y los hielos en el congelador.

Hermione fue consciente de que Draco la estaba mirando y que no se movía del sitio. Rápidamente sacó la varita del bolsillos disimuladamente y sin casi levantar la mirada empezó a escudriñar su casa en busca de algo anormal. No vio nada fuera de lo normal.

-¿Qué.?- Preguntó por fin cuando supo que no había nadie espiándoles o a punto de atacarles o algo por el estilo. Se estaba volviendo un poco paranoica, o puede que ya fuera así.

-¿Qué es una pila y que es un congelador.?

-Dios mío.- Suspiró y se levantó para ir ella misma a por los hielos y el vaso.- Sígueme.

-¿No te fías de mi.?- Preguntó Draco con una sardónica sonrisa.

Acertó.

-Solo intento enseñarte.- Dijo ella encogiéndose de hombros.

-No me interesan los cachivaches muggles.- Informó él tan arrogante como siempre.

-Supongo que te pasarás aquí lo que resta del fin de semana, así que no voy a ser tu sirvienta durante los dos días que nos quedan por delante, acompañame.

Draco gruñó pero acabó por seguirla hasta la cocina. Donde ella le indicó que era cada cosa y para que servía rápidamente. Se quedó de pie observando como él sacaba el vaso, él la miró con una sonrisa en los labios, con mucha clama y sin dejar de sonreír fue hasta el congelador sacó los hielos, fue hasta la pila le dio un golpe seco al envase del que cayeron tres cubitos, los echó en el vaso. Rellenó la cubitera y volvió a dejarla en sus sitio.

-¿Lo he hecho bien.?- Preguntó con sorna.

-Perfectamente.

-¿Por qué vives en un sitio muggle.?

-Me gusta. ¿Cómo has sabido donde vivía.? ¿Has ido a la casa de otro antes.?

-En el registro y no, sabía que tú lo tendrías.

-¿Por qué.?

-Está en tu naturaleza. No eres nada paciente y estabas cabreada porque no descubríamos nada.

-Soy muy previsible.

Draco no dijo nada, tan solo se sirvió el ron y empezó a dar vueltas al contenido del vaso con un dedo. Cuando estuvo mezclado con el jugo de limón se chupó el dedo de una manera que a Hermione le pareció lo más erótico que había visto en su vida. Negó para sí con la cabeza.

-Será mejor que pensemos en dejar esto para mañana. Podemos quedar sobre las nueve, así empezamos prontito.- Comentó Hermione que suponía que era el cansancio lo que hacía ver a Draco bajo esa nueva perspectiva.

-Yo no me voy de aquí dejando esto.

-Bien, puedes dormir en el sofá.- Dijo ella con un gesto vago de la mano derecha.- No, espera. Soy yo la que no te dejo en el salón con todos los papeles. Duermes conmigo.

-No sabía que estuvieras tan desesperada, Granger. Creo que es la primera vez que me llevan a la cama con esos subterfugios.

-Malfoy, estoy muy cansada, ni aunque quisiera echar un polvo contigo lo haría en este momento. Así que no te preocupes, tu virtud está a salvo conmigo.

-Mi virtud puede, pero mi reputación va a caer unos puntos.

-Puedes coger una camiseta de Ron para dormir- Dijo ella pasando por alto el comentario. Sabía perfectamente cual era su reputación. Tirarse a todo lo que le pasa por delante. Gracias a dios estaba demasiado cansada para caer en sus redes.

-Bien, pues recogemos los informes y nos vamos a la cama.

-Ya están recogidos.

-¿Ah, Sí.?

-Sí.

-¿Y como, si puede saberse.?

-Los informes históricos están ordenados por ordeno cronológico y por familias, ya que en algunos casos se heredó. Y luego los informes de las cosas que cada miembro escribió están con él, además de tus informes de las personas a los que has visitado.

-Sandeces. Se tiene que colocar según la persona que ha investigado.

-No. Y no te metas en mi trabajo. Soy yo la que saca conclusiones, soy yo la que lo dispone todo como quiere.

-¿Pero no ves que no es lógico.?

-Me gusta ver todo de una sola persona y no tener que andar media vida buscando cada cosa. Se queda así.

-¿Pero tú has visto el caos de suelo que tiene.?

-No es caótico. Tiene un orden. El mío. Haber venido antes y podríamos haber discutido sobre el tema. Acabate eso y vamonos a la cama. Estoy muerta de sueño.

-¿Y si yo quiero trabajar un rato más.?- Preguntó apurando la copa.

-Oh, por dios.- Dijo con voz cansada y llevándose las manos a la cabeza.

-Era broma, Granger, nos vamos a la cama. Con un poco de suerte tendrás el sueño pesado y podré agenciarme con todos los informes.

-Pondremos hechizos, los dos, tanto al cuarto como a los informes.

-Era broma. Estoy gracioso cuando estoy muy cansado.

-Me da igual.

-Es tu casa son tus reglas, Granger.- Dijo él con una pequeña referencia.

Dispusieron todos los hechizos que consideraron pertinentes y se fueron al cuarto de Hermione. Pasó ella primero al baño.

Estaba nerviosa por más que le costase admitirlo. No se veía durmiendo con Draco y le ponía nerviosa lo que pudiera ocurrir, por más que por su parte esa noche no pasaría nada, y si era sincera por parte de él tampoco. Desde tiempos inmemoriales se odiaban, aunque en los últimos tiempos habían decidido ser cordiales el uno con el otro, y eso no iba a cambiar de la noche a la mañana tan solo porque estuvieran trabajando solos en una casa y durmiendo en la misma cama.

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Bueno, pues para los que pedían una historia que no fuera de solo un capitulo aquí está. Ya tengo casi un par de capítulos más hechos, y bueno, cuando tenga un rato los corrijo (que es lo que más me cuesta) y los subo.

Poco más, que espero que os guste, sé que es cortito, pero he preferido dejarlo ahí. Y lo de siempre, que si os apetece me dejéis vuestra opinión en un review. Y también lo de siempre, si hay alguna falta, me he equivocado con los nombres o hay algo que este mal que no dudéis en comentármelo o que no en entendáis no dudéis en decírmelo.

Estoy de exámenes, seguro que alguno de vosotros está pasando por lo mismo, así que sed indulgentes si veis que tardo un poco en subir los capítulos, y si tardo demasiado poco apiadaros de mi este verano.

Un beso a todos.

PD: Este es M de verdad, y si no me deja subirlo como M me como el ordenador para que sepa de una maldita vez quien está al mando.