Disclaimer; los personajes de Naruto no me pertenecen. Son creación de Masashi Kishimoto.
Capítulo único.
¿Quién era ella para él?
Allí, atada de pies y manos en el desgastado colchón, rodeada de suciedad, deprendiendo aquél inconfundible brillo de pureza que sólo ella podía poseer. Pues era única, lo supo desde el momento en el que la vio de pie en la calle. Lo supo cuando ella le dirigió su primera sonrisa, aunque no fuera para él, sino para el individuo a su espalda.
Era especial, por su manera de llorar por la pérdida de un ser amado, como las sutiles lágrimas corrían en libertad por sus pálidas mejillas, como su nariz pequeña y respingada se tornaba rojiza y adorable.
Era tímida, cuando se mostraba asustadiza por su sonrisa o su cercanía. Cuando se escondía detrás de sus amigos al verlo pasar, cuando rehuía de su mirada, cómo lo ignoraba deliberadamente en ocasiones.
Era hermosa, con su manera de escribir en perfecta caligrafía cursiva, su cabello brillando a la luz del sol, claro igual que él, su cara enmarcada en vibrantes pestañas oscuras, la forma de sus manos, su modo de caminar, de correr, de huir, su figura, su amabilidad, sus ojos.
Era audaz, le gritaba sin ningún problema, le exigía que se alejara, les contaba a sus padres de lo suyo.
Volvía a ser especial, llorando por un ser amado, por su pérdida, la repentina muerte de dos jóvenes adultos.
Pero era estúpida, colocando órdenes de restricción innecesarias, haciendo acusaciones sin fundamentos, mudándose con sus abuelos, apartándose de todo lo que ambos representaban. Porque eran uno, dos seres unidos como uno, perfectos juntos, inservibles separados. Sin él, ella era inservible.
Con ella, él era fuerte, decidido, atrevido, capaz. Sin ella, era asustadizo, temeroso de no volverla a ver, frenético. Imparable.
Ella le amaba, lo supo en el momento que se la llevó consigo. Y él la amaba a ella, la suavidad de su piel, su voz, su llanto, su angustia y desesperación. Adoraba tocarla, abrazarla, besarla, su sabor y su olor. La dulzura de sus lágrimas, que se derramaban sin control en el asiento trasero de su auto.
Era perfecta, por la forma en la que su cuerpo se tensaba ante su presencia, como se erguía y lo miraba desafiante, con sus brillantes ojos azules inundados. Cuando le rogaba, le imploraba, casi besando sus pies. Su manera de temblar cuando lo tocaba, y su llanto apaciguado por los besos que le otorgaba.
Era insensata, tratando de escapar, obligándolo a atarla en ese oscuro lugar, donde la humedad reinaba, de pies y manos. Su blanca piel ahora pálida, llena de rasguños y moretones, su nariz una vez pequeña y respingada, torcida y rota, su cabello brillante en alguna ocasión, permanecía apelmazado en su cabeza. Por eso era insensata, por obligarlo a hacer cosas que no deseaba.
Adoraba acariciar su amoratada mejilla mientras ella yacía dormida. Era perfecta para él. Siempre lo sería.
Cuándo el juez volvió a formular su pregunta, él sólo sonrió.
—Era mía.
La observó sentada entre sus abuelos, con el cabello brillante recogido en una coleta, siempre la había preferido con el cabello suelto. Su piel blanca, con pequeñas cicatrices allí donde se mirara, le recordaban su maravilloso tiempo juntos. Ella le sonrió amándolo en silencio, con lágrimas en los ojos, lo añoraría, él lo sabía.
Los dos sufrían, porque eran uno y eran perfectos juntos.
Sin él, ella era inservible, sin ella, él era imparable.
Luego de su condena, en el periódico local una irreverente noticia sacudió a todos.
Ella se había suicidado, porque sin él, no podría vivir jamás.
Se denominó estocolmo, pero Sasuke sabía que Ino lo amaba de verdad. Ambos se amaban.
Porque eran perfectos juntos.
.-.
Holii
Creo que esta es una de las cosas más oscuras de mi juventud. Baúl de lo recuerdos, de ahí lo saqué.
Espero les agrade.
Un beso.
Lunática.
