Desesperadamente buscando un regalo.

Diciembre 23 año 2007 lugar de residencia Principado de Concepción 20:30 hrs./

Kaede se encontraba en el principado, prácticamente echado en uno de los sofás pensando en qué le podría regalar a Freya cuando siente que alguien viene corriendo dando un portazo en el Hall.

- Kaede, rápido debes ayudarme – decía Leonora agarrando al pobre joven de la solapa de su camisa y sacudiéndolo para todos lados.

- Pero Leo ¿qué te pasa? – Dijo Kaede – y por favor suéltame que estás arrugando la camisa.

- No encuentro el regalo para Yazid – decía la mujer tratando de llorar.

- Yo pensaba que para ti eso sería fácil – dijo Kaede tranquilo.

- ¿Por qué crees eso? – preguntaba Leonora.

- Le regalas un arma y listo – decía el chico sonriendo – en cambio yo sí estoy acomplejado buscando el regalo para Freya…

- ¿Qué has pensado? – preguntó Leo curiosa.

- Pues… un collar antipulgas – dijo el chico agachando la cabeza.

- Pero Kaede… no puedes hacerle un regalo así – contestaba Leonora riéndose – hay que ver el par de cabezas huecas que somos…

- Es verdad – reía Kaede - ¿qué podemos hacer?

Ahora estaban los dos neonatos en el Hall principal pensando, Kaede seguía echado y Leonora estaba sentada con el cuerpo inclinado hacía adelante. Por momentos se observaban o abrían la boca tratando de dar ideas pero rápidamente callaban.

- ¡Lo tengo! –Exclamaba Kaede levantándose de un salto.

- ¿¡Qué, qué cosa!? – Gritaba Leo saltando también desde su sillón.

- ¿Y si le pedimos ayuda a los chicos? – Preguntó nuevamente Kaede.

- ¿Tú crees? – Leo preguntaba un poco insegura.

- No perderemos nada intentándolo – decía seguro Kaede – ellos los conocen más.

- Está bien – contestaba una resignada Leonora – pero tal vez más de alguno salga con un disparate.

- Mmmm, puede ser pero ya mañana es navidad y Pepe también tiene que comprar sus regalos así que aprovecharemos la ocasión – explicaba el chico con un brillo en sus ojos.

Salieron decididos a preguntarle a sus compañeros que se encontraban ahí. Comenzaron con el Nosferatu, quien es el verdadero mayordomo del lugar.

- ¡Balti! – gritaba Kaede corriendo a su lado seguido de Leonora.

- Joven Kaede… ¿en qué puedo ser útil? – decía lento como siempre Baltasar.

- Necesitamos preguntarte algo - indagaba Leo.

- ¿y qué sería? – preguntaba nuevamente el nosferatu.

- ¿Qué le regalarías a un gangrel o a un assamita? – preguntó Kaede

- Mmmm – pensaba Baltazar y luego de 10 minutos abrió sus labios para decir – un collar antipulgas y un arma.

- ¬¬ parece que piensan igual – decía Leo – dan miedo…

- ¿Ves que lo del arma no es tan mala idea? – decía Kaede sonando triunfante.

- No me convences todavía Kae… - seguía Leo – bueno vamos a preguntarle a alguien más, gracias Balti.

- No hay de que señorita Leonora – contestaba el Nosferatu.

Subieron las escaleras para ver si encontraban a alguien en las habitaciones jugando como siempre estaban Ana y Agatha.

- ¡Kaedeeeeeeeeee! – gritaba Ana saltando para abrazarlo del cuello.

- ¡¿Pero qué demonios les pasa a todos con mi cuello?! – gritaba desesperado el gangrel.

- Esperen… no se muevan – Decía Agatha pintando a toda velocidad – ¡Listo!

Leonora miraba el dibujo por encima del hombro de la Toreador y luego volvía a mirar a la pareja ya que Kaede trataba de sacarse a la Malkavian de encima y ésta se le apegaba más, todo acabo cuando Ana siente el seguro de una automática cerca de su cabeza.

- Gracias Leo - decía Kaede tratando de arreglarse un poco.

- De nada para eso estamos los amigos – contestaba Leonora – ahora, chicas necesitamos hacerles una pregunta.

- ¿Qué sería? – preguntaba relajadamente Agatha.

- ¿Qué le regalarían a un gangrel y a un assamita? – preguntaba está vez Leo.

- Un arma y un collar antipulgas – contestaron ambas chicas a la vez.

Leonora observaba a Kaede, el cual no paraba de reírse ya eran 3 personas que decían lo mismo, aunque por una parte no le gustaba que lo trataran de pulgoso pero bueno ¿qué se le podía hacer?

La assamita pensaba que tal vez no era muy buena idea eso de preguntarles a todos en el principado que regalos podrían hacerle a sus sires, casi todos compartían con Kaede por lo tanto ya sabían de sus gustos y forma de pensar, era lógico que todos dijeran el collar antipulgas o el arma, era lo más sencillo que podría pensar el gangrel, no se calentaba mucho la cabeza pensando, resignada movía su cabeza negativamente.

- Vamos Kae, todavía nos queda más gente en el principado – decía la mujer cabizbaja.

- Ya Leo, pero sube ese ánimo mujer, puede ser que las ideas no sean tan buenas, piensa, yo debería estar enojado con eso del collar antipulgas como regalo – contestaba el chico sonriendo.

- ¡¿Regalo?! ¿¡Alguien dijo regalo!? – gritaba Lukas el Malkavian saltando.

- Calla sombrerero loco que no queremos que se enteren por ahí – gritaba a su vez Leonora.

- Shhhh Lukas, ¿nos podrías ayudar? – pregunté hablando bajo para que me siguiera la corriente.

- ¿Quién es Lukas? – preguntaba él mismo.

- No sacaremos mucho de aquí Kaede – susurraba Leo.

- Tengo un plan – contesto el chico guiñándole el ojo a su compañera - ¿Oe Malkavian, qué le regalarías a Freya?

- ¿A Freya? ¿Está de cumpleaños? – preguntaba el sombrerero babeando.

- No, no lo está, pero si lo estuviese ¿qué le regalarías? – preguntaba ahora Leo.

- Aps, eso es fácil, un collar… - Lukas no pudo terminar su frase.

- Antipulgas – interrumpía Leo – ya nos habían dicho

- Pues no… no era eso lo que quería decir – decía Lukas – me refería a un collar, con alguna imagen que le guste, algo así como la luna o de la silueta de un lobo.

Los jóvenes quedaron mirando a Lukas atónitos, parece que estaba hablando su lado cuerdo.

- ¿Y si el regalo fuese a Yazid? – Preguntó.

- Mucho más fácil todavía – contestaba el Malkavian.

- ¿Un arma cierto? – preguntaba Leo interrumpiendo nuevamente a nuestro loco.

- Eso sería muy obvio señorita, yo creo que sería mejor un nuevo traje, ese que tiene ya está todo carcomido con el pasar de los años – dijo Lukas con una sonrisa en los labios.

- Muchas gracias Lukas te pasaste – dijo Kaede estrechando su mano.

- No hay de qué chicos – contestaba Lukas devolviendo el saludo – por cierto, sus sires ya tienen sus regalos comprados.

Y se marcho corriendo tal y como había llegado. Los jóvenes quedaron con la boca abierta, sus sires ya les habían comprado sus regalos y ellos a sólo un día de la navidad seguían pensando en qué comprar, siguieron deambulando por la mansión, la cual estaba siendo adornada por Baltazar mientras cantaba "era Rodolfo un reno". Se detuvieron sólo para entrar en la habitación donde despertaron por primera vez como vampiros. Cada uno se sentó en la cama que habían utilizado tiempo atrás, Kaede observaba a Leonora que estaba demasiado absorta en sus pensamientos.

- ¿No crees que escuchar a Balti cantar mientras decora es más fome que un choque de tortugas? – decía el autoproclamado Gangrel-lupino.

- Ja, ja, ja, así es… ¡Ay Kaede! ¿Que podemos hacer? – preguntaba ya una histérica Leonora.

- Vaya, esa faceta no te la conocía – comentaba divertidísimo el gangrel – Tengo otra idea.

- No es por nada Kaede, pero a tus ideas ya les tengo miedo – dijo la chica estirándose en medio de la cama.

- Vamos, no es taaaan mala, la he estado pensando en todo este rato mientras dábamos vueltas por la casa – contestaba el gangrel un poco molesto - ¿la quieres escuchar o no?

- Entonces si es digna de escuchar – comentaba Leo riéndose.

- ¿Doushite? (¿por qué?) – preguntaba el chico con curiosidad.

- Porque las palabras Kaede y pensar no van juntas – ahora si se reía estrepitosamente la mujer.

No supo en qué momento le llego un cojinazo por parte de nuestro gangrel favorito // como se nota que es mi personaje XD) //. Ahora era Kaede quien reía cuando siente que su cojín es devuelto golpeando en su cara, así estuvieron por bastantes minutos hasta que cada uno cayo al suelo dando por finalizada la pelea para ver quien aguantaba más.

- Y bien, ¿cuál es tu idea? – preguntó Leonora arreglándose el cabello.

- Pedirle a Pepe que nos lleve a dar una vuelta por el centro, total las vitrinas todavía se pueden ver ya que sólo están enrejadas – decía aún sonriendo.

- Pues está vez si te apoyo con la idea – dijo Leo sonriendo también.

Ambos salieron rápidamente de la habitación Kaede se deslizaba en el barandal y Leonora corría por las escaleras, al llegar abajo casi chocan con Pepe que estaba pasando por ahí para salir de la mansión.

- ¡¡¡Pepeeeeee!!! – gritaba Kaede haciéndose a un lado cayendo del pasamano de la escalera.

- Joven Kaede ¿se encuentra usted bien? – preguntaba el fiel mayordomo.

- Hai, daijoubu – dijo el gangrel sobándose la cabeza.

- Kaede no baka (Kaede tonto) – decía Leo riéndose.

- Oe si te enseño japonés no es para que me insultes Leo – dijo un poco molesto el chico

- Está bien, sumimasen (disculpa) – hablaba Leo – Pepe ¿vas a hacer tus compras?

- Si señorita ¿por qué, desea encargar algo? – preguntaba Pepe.

- Más bien, queremos ir a vitrinear para poder comprarlos – agregó Kaede.

- ¿Tienen algo en mente? – preguntaba Pepe.

- Pues si, un collar para Freya y no es antipulgas, y un nuevo traje para Yazid para que se quite el roñoso que tiene – contestaba Kaede.

- Bueno, si ustedes quieren se quedan aquí un rato ya que el sol todavía no se ha escondido, y yo los llamó cuando encuentre algo – comentaba Pepe.

- Honto? (¿de verdad?) – preguntaba nuevamente el gangrel con los ojos brillantes y moviendo sus orejas de lobo.

- Mmmm tenemos un problema – agregaba Leo – a la hora que el sol se esconde las tiendas estarán cerradas.

- Ay señorita Leo – exclamaba el ghoul – ¿se le olvida que tan poderosa puede ser la influencia de la camarilla?

- Si, a veces se me olvida – decía Leo observando a su alrededor.

- Está bien, así lo haremos entonces, tu nos llamas cuando tengas visto algo y nosotros iremos para ver si nos gusta y comprarlo – expresaba Kaede saltando.

- Ya jóvenes en unas horas más nos veremos, hasta luego – decía el mayordomo despidiéndose.

Ambos chicos nuevamente encaminaron sus pasos hacía el hall cuando ven a sus sires corriendo. Freya y Yazid se detuvieron en seco cuando notaron que ellos los observaban.

- ¡Hola Kaede! – decía Freya mientras se acercaba al chico para abrazarlo.

- Ohaiyo – respondía el gangrel.

- Leonora – decía Yazid levemente inclinado.

- Yazid – contestaba la chica sin mucha gracia.

- ¿en qué andan? – preguntaba el chico curioso.

- Arrancando de Ana y Agatha – decía Freya riendo – nos quieren obligar a jugar con ellas a las escondidas, ¿y ustedes?

- Nosotros vamos a salir un rato – comentaba Leo – quiero conversar con Kaede y aquí no se puede.

- Es verdad, bueno Freya vamos que si no nos encuentran – comentaba un serio Yazid.

- Nos vemos chicos y tengan cuidado afuera, las cosas todavía no se han calmado – agregaba Freya seria.

- Hai/si – contestaron al unísono los chicos.

En eso que los dos mayores se van alejando se escuchan los gritos de las más "chicas" del principado, nuevamente salen corriendo a lo que más dan sus piernas.

Kaede observa por una rendija de la cortina que ya el sol ha desparecido y le pide a su compañera que se encaminen al centro para poder comprar.

Se encontraron con Pepe e hicieron las compras. Leonora le compró una nueva capa a eso le agregó un bastón del cual al quitarle el mango aparecía una espada, Kaede en cambio se hizo un lío buscando el collar, nada le gustaba hasta que la dependiente del lugar le preguntó si quería algún diseño en especial, Kaede dibujo el símbolo de los gangrel la chica dijo que era posible, pero que debían pasarlo a buscar temprano porque la tienda cerraría a las 12ºº del día. Pepe contestó que el pasaría, dieron las gracias y se marcharon.

Diciembre 24 año 2007 lugar de residencia Principado de Concepción 22:30 hrs./

- ¡Kaede! ¿Cómo puedes demorar tanto? – rugía una Leonora fuera de la habitación del gangrel.

- Ya va, ya va – respondía el chico – no es mi culpa tener el sueño pesado.

- Apresúrate que nos están esperando todos para la cena – la chica ya le golpeaba cada vez más fuerte la puerta.

- ¡Qué ya voy! Me estoy colocando el pantalón, además si me sigues hablando más me voy a demorar – hablaba tranquilamente Kaede.

Pasaron cinco minutos hasta que el chico salió de su pieza, Leonora al verlo vestido de frac quedo con la boca abierta.

- ¿Qué pasó, me veo mal? – preguntaba el gangrel observándose como podía.

- No, nada de eso, te ves para comerte ja, ja, ja – reía Leonora.

- Pues tú tampoco te ves para nada mal, como se nota que quieres quitarle el hielo a Yazid – decía Kaede riéndose.

Kaede vestía con un traje de gala de color negro, el pelo prolijamente desordenado y engominado, demostrando que perfectamente podría ser un modelo, Leonora también vestía con traje de gala, un vestido de una pieza ajustado de color rojo y el escote reservadamente pronunciado mostrando lo suficiente y escondiendo lo necesario de sus pechos, de la parte baja el vestido caía de forma asimétrica mostrando su muslo izquierdo y escondiendo el derecho, su peinado, el cual es liso natural, se mostraba con ondulaciones desde la mitad del pelo hacia abajo.

El gangrel le ofreció su brazo y juntos bajaron hasta llegar al gran comedor.

- Da la gracias que somos amigos Leo – decía Kaede tratando de no reírse.

- ¿Por qué lo dices? – preguntaba la chica

- Porque si no, ya me habría tirado encima ja, ja, ja – el gangrel no aguanto y se puso a reír ahí mismo ganándose un codazo por parte de su amiga.

- Entremos mejor do'aho (torpe) – contestaba Leo sonriéndole al chico

Las puertas se abrieron de par en par, cuando los demás vampiros vieron a la pareja entrar no se pudieron evitar los gritos, silbidos, piropos, entre otras cosas. Kaede llevó a Leonora hasta su puesto y Yazid automáticamente se levanto moviendo la silla para que la joven se sentara. Luego el gangrel fue a su lugar, al lado de su sire quien lo miraba de arriba abajo mostrando ligeramente uno de sus colmillos mientras se pasaba la lengua por los labios. Cuando Kaede se sentó Freya se acercó y le dio un beso en la mejilla.

- Bueno chicos – decía José Quintana – no soy muy bueno dando discursos ni hablar correctamente, así que haré esto breve, que pasen felices fiestas y salud

Los vampiros presentes levantaron sus copas, algunas con un poco de malicia para los mayores y para los menores había sangre pura.

Así pasaron las horas que quedaban, conversando de trivialidades, de cosas pasadas hasta que el gran reloj marcó las 12ºº.

- ¡Felish Navirad! – Decía Quintana un poco alegre – ahora pueren abrirsh shush llegalosh.

- Feliz navidad Kae – decía Freya entregándole un paquete bastante grande al chico.

- ¿Qué es? – preguntaba el gangrel mientras lo abría.

- Parece que te gusto – decía Freya mientras veía que el chico estaba atónito con su regalo.

- Fre-ya – Kaede no salía de su asombro – es un Daisho.

- Si, supe que el que te habías comprado se quebró – contestaba la chica sonriéndole.

- Arigato gozaimasu (muchas gracias) – decía el joven inclinándose repetidas veces – Toma, este es tu regalo.

- Gracias, veamos… ¿Qué podrá ser? – Decía la chica abriendo la cajita aterciopelada – ¡Kaede es hermosa!

- De nada, ¿me permites? – preguntaba el chico tomando la cadenita en sus manos para colocársela en el cuello, aprovechando además para darle un beso.

- Toma – fue la escueta frase de Yazid.

- ¿Cómo, no hay un Feliz navidad querida Leonora o algo parecido? – Preguntaba incrédula la chica y agregó - ¡Claro para darme el abrazo no tuviste ningún problema! ¿Cierto? Pero ahora como ya soy tu chiquilla…

Leonora no pudo decir nada más pues sus labios fueron sellados por los de Yazid quien rápidamente se separo con un leve rubor en sus mejillas.

- Bueno, Feliz Navidad… Leonora, espero que te guste – dijo Yazid mirando hacía otro lado

- S-si, gra-gracias – decía Leonora tratando de salir de su estupor.

Cuando la chica abrió su paquete encontró un hermoso vestido de odalisca, lo sacó y se lo sobrepuso para ver si le quedaba bien, descubriendo que como siempre, Yazid había encontrado su talla y los colores adecuados.

- Es para nuestro viaje a Alamut, espero sea de tu agrado, por que del mío si lo es – comentaba el assamita mientras pasaba su mano por la barbilla.

- No te sobrepases Yazid – agregaba Kaede dándole unos golpecitos en las costillas – y me la cuidas.

- No te metas Kaede, mejor sigamos en donde estábamos… ¿vamos? – comentaba Freya muy cerca del oído de su chiquillo.

- Como negarme a esa petición – decía el gangrel sonriendo – nos vemos chicos y cuídense.

- Ya-Yazid, tu regalo – tartamudeaba la chica – Fe-feliz Nav-navidad.

- Gracias – respondió el asesino.

Desenvolvió tranquilamente su regalo cuidando de no romper el papel, cuando saco la capa Yazid sonrió levemente dando las gracias a su chiquilla porque había acertado en cuanto la capa pero miró extrañado el bastón.

- Creo chiquilla mía que te has equivocado – decía Yazid – este regalo debe ser para Lukas.

- No Yazid, es para ti, observa bien el mango del bastón – dijo la chica acercándose lo suficiente para mostrarle a su sire el verdadero uso del báculo – si lo levantas encontrarás una espada, como te darás cuenta es fácil de usar además que pasa desapercibido además hace juego con la capa – agregó Leo sonriendo.

- Si, me di cuenta, muchas gracias – y agregó mirando a otro lado - ¿quieres ir a dar una vuelta afuera?

- Claro por qué no – decía Leonora – pero vamos a otro lado del principado, apuesto que Freya y Kaede están en el patio como siempre.

- ¿Y si el parcito cambio de lugar? – preguntó Yazid.

- ¿Tú crees? – volvía a preguntar Leo.

En eso ven a Lycaon con dos paquetes en su hocico y uno de ellos, el de Leo, llevaba una nota la cual decía lo siguiente:

Querida amiga Leo:

Creo que en estos momentos te estarás preguntando donde estoy con Freya así que te responderé, estamos en mi casa, o vamos de camino hacia allá depende cuanto se demore Lycaon en aparecer, así que tienes el dormitorio o el patio a tu disposición, en lo personal prefiero el patio, pero por ser tu te recomiendo la habitación, je, je, je, por cierto estos son sus regalos de nuestra parte úsenlos bien nos vemos…

Firma Freya y Kaede

P.D.: Abran sus regalos en la habitación.

- Es para nosotros y ellos no se encuentran aquí – decía Leo.

- ¿Y eso cómo lo sabes? – preguntó Yazid.

- Por esta nota, creo que Kaede si tiene buenas ideas de vez en cuando – contestaba Leo riéndose.

- ¿Y de qué te ríes? – volvía a preguntar el assamita

- Vamos a la habitación – dijo Leo muy segura.

- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Me hablas a mí? – decía turbado Yazid

- No sé qué estarás pensando, pero es lo que dice aquí – contestaba la chica mostrándole la carta.

Y por separado, para qué los que seguían brindando no sospecharan fueron rumbo a la habitación, Leo le entrego su regalo a yazid y ambos abrieron los regalos al mismo tiempo, cuando los sacaron del empaque se miraron el uno al otro y volvieron a ver sus regalos, repitieron lo mismo varias veces y cada vez que lo hacían abrían más su boca sin expresar una sola palabra, un babydoll transparente para Leo y Yazid con unos bóxers negros ajustados.

- ¿Me lo pruebo? – preguntó una pícara Leonora.

- Mmmm, ahhhh, co-como qui-quieras – ahora Yazid tartamudeaba, aunque se sabe que lo único que él quería era que Leo se pusiera su regalo.

- Pero tu también debes probarte el tuyo, si no, no sería justo – decía Leo haciendo pucheros.

- Cla-claro – respondió Yazid.

Cada uno se cambio de vestimenta espalda contra espalda para no verse nada… todavía.

Cuando terminaron se dieron el aviso, Leo se veía demasiado bien en ese traje y para que decir de Yazid, el cual mostraba su cuerpo bien formado y con cicatrices. Leonora observaba el cuerpo del chico y yazid hacía lo mismo hasta que se acercó para romper la distancia que los separaba tomándola de la cintura y besándola nuevamente…

Fuera de la ventana y sobre una rama de árbol se encontraban un cuervo y una lechuza, el cuervo picoteó a la lechuza y se alejaron volando…

NdA:

Daisho: Son las armas tradicionales del samurai, compuestas de la katana y el wakizashi. La etimología de esta palabra queda más clara cuando se usan los términos daitō (espada grande) y shoto (espada pequeña); daitō + shoto daishō. La katana era usada en el campo de batalla y para la mayoría de los propósitos, arma que podía ser llevada únicamente por los samuráis, mientras que el wakizashi era considerada un arma de cuerpo a cuerpo y de menor "rango", ya que podía ser llevada por cualquier ciudadano.

NdA 2:

Este fic fue creado para mi amiga Nuki-senpai o Arcasdrea en el mundo fanfic. Para ti muchas felicidades en tu cumple … el próximo viene con lemon... ahora quédate con las ganas ja, ja, ja.