Un nuevo amanecer
Disclaimer Los personajes pertenecen a S.M sólo la trama es mía.
Prólogo
Ella había muerto, no había nada más que hacer, lo que más había temido desde que supo la decisión tomada, se había cumplido. Ella había muerto dando a luz a esa abominación, ese ser que jamás debió haber existido.
Miró al vampiro que por tanto tiempo había sido su enemigo más acérrimo, estaba lleno de sangre y desesperación, aún no se rendía y seguía tratando de salvar a la chica que los unió de alguna manera.
Bella.
Su corazón apagado para siempre, su cuerpo totalmente destruido, no era la imagen que quería retener en sus retinas por el resto de su vida, prefería recordarla llena de vida, con su piel como durazno y su ceño fruncido cuando pensaba profundamente. Ese cuerpo informe no era ella, no, ella no estaba más allí y él no tenía nada más que hacer en ese maldito lugar, todo había terminado y el desastre lo estaba matando en vida.
Antes de irse de la sala improvisada como quirófano dio una última mirada al vampiro desesperado por revivir a su mujer y supo que no cumpliría con su promesa de matarlo si llegaban justamente a este punto. No es que fuera una gran persona, pero era de tontos no reconocer que el vampiro estaba sufriendo su infierno personal, además matarlo era quitarle el dolor y él no era una muy buena persona, prefería que sufriera con las consecuencias de sus actos.
Caminó lentamente hacia la salida, pero antes debía cumplir lo que había prometido a la manada y eso era acabar con la vida de ese monstruo que se había llevado a la chica de la que estuvo tan enamorado, ese bebé debía morir y él con gusto lo haría.
Llegó silenciosamente a la sala en donde ese engendro se encontraba con la vampira rubia que lo odiaba más allá de la razón. Ella estaba absorta mirando y arrullando a esa maldita aberración, la rubia estaba de espaldas a Jacob y de tan absorta que estaba no se dio cuenta del Quileute que avanzaba despacio y con los ojos inyectados en odio hacia el motivo de tanto dolor.
Pero antes a abalanzarse hacia el engendro para posteriormente matarlo como era su plan original, el engendro miró en dirección al joven moreno que lo miraba con odio. Torció su cabecita y arrugó su naricita en dirección al moreno para posteriormente dedicarle una sonrisa torcida. Todo esto sin quitarle la mirada de encima, una mirada penetrante y concentrada, nada que ver con la actitud normal de un recién nacido.
Jacob se perdió en esa mirada, en las facciones perfectas y en esa sonrisa que lo tenía cautivado. Sus piernas se doblaron debido a los temblores y el torrente de calor que recorría todo su cuerpo y aunque era muy parecida a la sensación cuando se iba a transformar en lobo, él estaba recién comprendiendo que era algo totalmente diferente. Un sentimiento totalmente hermoso.
El suelo dejó de sostenerlo y la cabeza le daba vueltas, su cuerpo temblaba, pero su mirada nunca dejó de estar pendiente del bebé que lo seguía mirando con suficiencia.
Se había imprimado, así de simple y así de terrible.
Nunca pensó que fuera a suceder y menos con la personita que había matado a la chica de la que siempre estuvo enamorado, pero allí estaba, anclado en esa mirada verde esmeralda y ese cabello chocolate con reflejos cobrizos, pestañas largas y onduladas y de piel blanquecina, pero nunca tan blanca como la de los chupasangres, ya que la criatura era mitad vampiro, mitad mortal y la persona más absolutamente perfecta que alguna vez vio.
Su corazón bombeaba con fuerza, su cuerpo aún no se recuperaba de las sensaciones que tenía desde que miró a los ojos del bebé, pero algo hizo click de pronto en su cerebro hecho papilla.
No podía imprimarse de esa criatura, sabía perfectamente que no se escogía ni el momento ni la persona de la cual se imprimaba, pero él era fuerte, no quería ese destino, no lo aceptaba, no, no, no, no podría con las implicaciones que eso conllevaba, lucharía con todo lo que tenía por alejarse, por desterrar ese sentimiento de su cabeza.
Con dolor y dificultad se fue levantando hasta estar completamente de pie, su respiración era muy agitada, parecía que hubieran pasados años desde que entró en la habitación, pero al parecer eran sólo segundos. La rubia notó su presencia y se giró para encararlo, escondiendo el bebé en su pecho y cortando con la mirada que ambos se propinaban.
Rosalie miraba desconcertada a Jacob, su cara llena de dolor y agitación, no sabía qué diablos pasaba pero lo iba a averiguar en este mismo instante.
No tuvo que indagar mucho, Jacob con pocas palabras comunicó que Bella no había sobrevivido y que él no tenía nada más que hacer en ese lugar. La rubia estrechó sus ojos al notar que Jacob no quitaba la miraba del bultito que ella cargaba y también al percatarse que la criatura se removía y gimoteaba sin cesar.
Giró al bebé y con la boca abierta descubrió el motivo para tal comportamiento de ambas personas, el bebé retorcía y estiraba sus manitos hacia el chucho quién miraba a la criatura con anhelo y rechazo al mismo tiempo, una sola palabra resonó en la cabeza de la rubia y fue : NO, eso no podía ser, no era posible, jamás lo permitiría, ese chucho debía desaparecer, era un maldito pervertido. Hace tiempo había escuchado sobre la imprimación y si bien en su momento lo encontró algo romántico ese sentimiento lo desecho rápidamente de su cabeza. No era nada romántico, era una aberración que no estaba dispuesta a soportar.
Rosalie hizo el amago de atacarlo, pero con la criatura en sus brazos era imposible, iba a dejar al bebé en el suelo, pero la sala fue irrumpida por un Edward totalmente fuera de control que al percatarse de la escena y de los pensamientos contradictorios de Jacob y sabiendo la decisión tomada por el chico se calmó, jamás hubiera aceptado otra cosa, eso lo tenía claro, pero Jacob había tomado una decisión y él apoyaba eso totalmente. Él comprendía mejor que Rose sobre la imprimación, pero era de su bebé del que se había imprimado, un bebé que llevaba apenas unos minutos de nacido.
Edward pidió a Rose a la criatura y la acunó suavemente en sus brazos. El bebé posó su manito pequeña en la mejilla de su padre con la cual expreso sus sentimientos. El vampiro cerró sus ojos con dolor al saber exactamente lo que su bebé pedía insistentemente y eso era que quería tocar a "su Jacob". Al mismo tiempo sonrió por el don con el que había sido bendecido su descendencia.
Miró a Jacob con los ojos estrechos, pero ya había comprendido lo que su bebé pedía, lo que quería y él no era nadie para impedir lo que su bebé tanto necesitaba, se acercó lentamente hacia el chucho con la intención de que éste tomara en brazos a la segunda persona a la que más amaba, pero el chucho retrocedió con temor y anhelo al mismo tiempo, rechazando el tocar al bebé.
El bebé por su lado sintió el rechazo del muchacho moreno y un dolor en el pecho se instauró y el llanto no se hizo esperar.
- No le hagas esto Jacob, por favor no hagas sufrir a mi bebé
- No puedo Edward, de verdad no puedo, no acepto esto, es una broma macabra y no seré partícipe de este juego cruel, entiende por favor.
- Estás imprimado, no puedes irte así como así, no le hagas esto a mi bebé.
- No lo acepto, nunca lo aceptaré, me iré lejos, jamás volveré, debes entender que no puedo aceptar esta relación.
- Vas a sufrir con lo que piensas hacer ¿crees que me resulta fácil tratar de aceptar que mi pequeña criatura te quiera y te reclame suyo? ¿crees que eso es lo que quiero, lo que deseo para mi bebé?, no, jamás pensé que esto podría pasar, pero si yo hago el esfuerzo de entenderlo y aceptarlo tú también puedes – dijo el vampiro desesperado porque no quería que su bebé sufriera como lo estaba haciendo en este momento por sentirse rechazado.
- No podré soportarlo, no soy tan fuerte, lo siento.
Y sin decir más palabras, esquivando los ojos esmeraldas que lo miraban con dolor, salió de la casa con la cabeza y el cuerpo entumecido por lo que se le venía encima, sabía muy bien que jamás sería feliz lejos del objeto de su adoración, sabía que jamás estaría completo y siempre le faltaría la mitad de él mismo, pero era cierto lo que le había dicho a Edward, él no era tan fuerte para aceptar lo que el destino le tenía guardado.
Apenas salió de la casa se transformó y corrió por el bosque sin detener sus pasos, aunque en el fondo de su ser era lo único que quería hacer, quería postrarse a los pies de la criatura que le había robado el corazón, un corazón que jamás latiría por nadie, un dolor que nunca desaparecería. Corrió, corrió y corrió sin detenerse.
No, el jamás podría aceptar tener una relación con ese bebé, no por su naturaleza, no por la diferencia de edad, él jamás soportaría que lo juzgaran por haberse imprimado del bebé de Edward y Bella Cullen : Edward Jacob Cullen.
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Aquí me tienen de nuevo con una nueva locura, espero les guste y me apoyen como siempre. Actualizaciones día Martes
cariños.
sandra
