Hola!
Antes que nada, bienvenidos a este nuevo fic. Es un multichapter, pero será cortito, quizás unos 7-8 capítulos nada más.
Es un SagaXAiorosXKanon, bastante apegado al canon. Para efectos de esta historia, los gemelos tienen 16 años y Aioros 15.
Ahora, lo más importante: este fic está realizado en colaboración con luna-sj, quien es la mente brillante tras la historia que, personalmente, me fascina. Yo simplemente me encargo de darle volumen n.n'.
Los personajes son de Kurumada y la idea de luna-sj.
Sin más, les dejo con el fic, espero sea de su agrado!
Capítulo uno.
En el acantilado.
La noche amenaza con caer sobre nosotros, mientras los últimos vestigios de la tarde se matizan en colores cobrizos y dorados, muriendo en el horizonte. Te veo, así, sentado junto a aquella piedra que tantas veces ha sido testigo de nuestra singular relación, totalmente relajado y disfrutando simplemente el sentir las olas agolpándose contra el risco donde estamos. Cabo Sunion. Nuestro lugar. Nosotros.
Me acerco lentamente a ti, después del entrenamiento vespertino, pensando en todo lo que significas para mí; y no puedo evitar llegar a la conclusión de que, sencillamente, te amo. Te amo, como nunca pude haberlo imaginado, no creo que tengas idea siquiera de todo lo que eso implica. Tu cabello rizado y castaño se mueve levemente contra el viento y, aunque no volteas, noto como tu cosmos se enciende suavemente, cobijándome del frío que se avecina. Las ropas gastadas de tanto entrenar y las vendas alrededor de tus nudillos te confieren un aire de madurez y fortaleza que suele impresionar a los demás. Pero en estos momentos íntimos confieres, además, nostalgia y tranquilidad; despertándome esa pasión que clama por salir de cada poro de mi piel con el simple hecho de verte.
Camino, cerrando la distancia entre nosotros hasta llegar a tu altura y me siento junto a ti. Sigues en silencio, pero no hace falta que digas nada, te conozco tanto que sé de antemano todo lo que podrías decir en este momento. Estás preocupado, lo siento incluso en la atmósfera; preocupado por tu hermano que está cada vez más cerca de obtener la armadura de Leo. Estás preocupado también por la responsabilidad que Shion nos ha encomendado, por no hacer tu trabajo bien; pero ¿sabes? eso sería completamente imposible. Eres único, Aioros. Tu mano se posa en mi rodilla, mientras te rodeo con mi brazo izquierdo y te atraigo hacia mí. Tu cabeza en mi pecho, ¿podría pedir algo mejor?
En esos momentos me gustaría decirte que también yo estoy preocupado, no sólo por Shion, por tu hermano o esa bola de niños que corren por doquier sin saber lo que el destino les tiene preparado. No, también estoy preocupado por él, por mi propio hermano; aquél que vive en las sombras, oculto de todos y para todos. Aquél que se me escurre entre las manos, alejándose de mí. ¿Qué dirías si supieras que tengo un hermano gemelo? Ese que nació bajo la maldición de ser sólo un fantasma, por haber llegado unos minutos tarde; ese que está marcado, cómo bien pude haberlo sido yo. Mi corazón se encoge con sólo pensar que hubiera sido al revés, que en estos instantes sería él quien te tuviera entre sus brazos y tu le regalaras tu cariño mientras yo...Seré un egoísta, Aioros, pero últimamente agradezco demasiado haber sido el primero.
- Saga.- Finalmente rompes el silencio, apretando un poco más fuerte tu mano que sigue sobre mi pierna.- ¿Te pasa algo?- Me preguntas, mirando a los ojos, con esa mirada que me encanta, esa que parece decir todo, tan transparente, tan tuya.
- No, sólo...- Pero no puedo, no puedo decírtelo; así que me callo y sonrío, dejándome embriagar por tu confortante calidez.- Estoy cansado, últimamente tenemos demasiado trabajo.
- Lo sé.- Tu cara se acerca más a la mía, y de repente todo desaparece a mi alrededor. Todo, excepto el ruido de la marea, mezclado con el de mis propios latidos, acelerados al tenerte tan cerca. Es increíble que a pesar de todo el tiempo que tenemos juntos, prácticamente una vida, sigas despertando esa sensación en mí.
Ahí podrías decir que una vida de escasos quince años no es mucho, aunque viniendo de guerreros como nosotros, de personas preparadas para morir en cualquier instante y dar su vida por el honor de la Diosa, es más que suficiente. Es más que suficiente para luchar, para llorar, para reír, para morir si es necesario. Y para amar.
Luego, tus ojos castaños se cierran y casi puedo contar tus pestañas, demasiado tupidas y espesas, hasta que los míos se cierran también, por inercia. Tus labios se unen a los míos y me besas, profundamente, quitándome la respiración, y entregándome a cambio ese sabor que sólo podría encontrar en tu boca. Tu sabor.
Tu mano ha ido subiendo lentamente por mi pecho y se entretiene un poco en mi cuello, mientras te voy haciendo hacia atrás, cada vez un poco más. El Sol ha terminado de ocultarse y ahora estamos envueltos en las sombras de una noche sin Luna, alumbrados únicamente por un par de estrellas. El momento es perfecto, el lugar también lo es; no podría desear nada más que el poder pasar la noche contigo, aquí...amándote. Déjame amarte.
Sin embargo, te retiras y emites un suspiro, acariciando con tu mano mi mandíbula. Me sonríes y me quitas el cabello de la cara, mirándome fijamente; mientras reconozco ese brillo en tus ojos y esa desesperación en tu cuerpo, sintiéndome igual de impaciente que tú. Sabes que siempre te he amado, desde que éramos unos niños; primero como amigos, luego como algo más. Algo que siempre estuvo allí, floreciendo en silencio, en la espera, hasta que explotó. Explotó dentro de mí y no pude, o no quise, hacer nada por evitarlo. Al contrario, desde el primer momento supe que serías mi perdición; porque eso eres, arquero: mi perdición.
Tu cuerpo transmite tal calor y sensualidad que, a pesar del lugar donde estamos, no tengo frío; al contrario, estoy hirviendo. Así que terminas apresado entre mis brazos nuevamente, mientras te beso el cuello, tan despacio que te siento estremecer. Dices mi nombre tan suavemente, tan sensualmente, que ya no aguanto más e intento quitarte esas prendas de entrenamiento que traes puestas. Tus labios beben de mi boca y muerden, y dan fuego. Tus manos aprietan mis espalda contra ti, mi mano izquierda apoyada sobre el pasto y la derecha bajando hasta poco más allá de tu abdomen. Te amo.
Por un momento te dejas hacer, sabiendo tan bien como yo que son pocas las oportunidades que nos quedan para estar así, para ser libres. Sabes que algo se avecina, te conozco. Has tenido pesadillas, sueños oscuros que te despiertan en medio de la noche; tal como las he tenido también. Sueños de los que despierto empapado en sudor y preguntándome si estarás bien, para luego salir sigilosamente de mi templo y asegurarme que duermes en el tuyo. Sueños que abandono, para cambiar por noches de insomnio, viéndolo dormir, pesadamente. Pero, incluso despierto, esa sensación se hace presente, inquietándome, alertándome. Algo se avecina, algo que me oprime el corazón.
- Saga.- No me he dado cuenta cuando dejé de besarte, para tenerte completamente acostado contra el pasto, a la expectativa. A la espera. Mi cuerpo sobre el tuyo, rozando tus caderas y respondiendo a aquello que se despierta cada vez que te tengo cerca.
Me miras y sé que deseas lo mismo que yo, tantas veces lo hemos platicado que finalmente ha llegado la hora. La mejor demostración de lo que siento hacia ti, de la mezcla de emociones que causas en mi interior. Quiero amarte, Aioros. De verdad lo quiero. Una y otra vez.
Pero entonces veo esa sombra aparecer en tu mirada y cómo la desvías de mi cara. Temes. No temas, sería incapaz de hacerte daño. Te ves tan adorable en ese estado, tan vulnerable, con tus mejillas sonrosadas y tus labios ligeramente apretados; pero no quiero lastimarte. Así que hago acopio de todas mis fuerzas y me impongo a la voluntad de mi cuerpo. Mis instintos ceden y entiendo.
- Yo...no estoy listo.- Me dices, en un susurro apenas audible. Y te entiendo, lo sabes. Te entiendo tanto que no puedo avanzar más.
Así que me incorporo un poco y tomo tu rostro con mi mano, acariciando tu mejilla. Te sonrío, demostrándote que todo está bien, siempre que estés a mi lado. Me miras, un tanto temeroso todavía y con la mirada turbia; entonces beso el lugar donde estaban mis dedos y luego bajo hasta encontrar tus labios. Esta vez es un beso breve, casto; de esos que nos dábamos al principio.
- No importa.- Te digo, ayudándote a incorporar para quedarnos así, mirando las estrellas.- Esperaremos el tiempo necesario.
Te abrazas a mi pecho y acaricio tu cabello, metiendo mis dedos entre tus rizos. Tu calor me hace dormitar, perdiéndome en un estado indefinido. Arquero, esperaré todo el tiempo que me pidas, siempre que pueda oler tu aroma y probar tus labios. Siempre que estés aquí, que puede cobijarme con tu cosmos y disfrutar de tus silencios.
- Te amo, Saga.- Me dices después de unos instantes, casi dormido. No hacía falta, que tu corazón ya me lo ha dicho muchas veces. No sé cuánto tiempo pasé contemplándote, hasta darme cuenta que has sido vencido por el sueño, mientras tu respiración se vuelve más ligera y tu peso reposa sobre mí.
- Y yo, Aioros...y yo.
o.O.o.O.o.O.o
Saga cerró los ojos también y se quedó dormido apoyando su cabeza contra la roca que tenía a su lado; mientras el arquero descansaba entre sus brazos. Ninguno de los dos se dio cuenta que no estaban solos. Ninguno notó la presencia que se ocultaba entre los árboles, a escasos metros de ellos, mirándolos con unas esmeraldas cargadas de tristeza y amargura. Ninguno de los dos se dio cuenta tampoco que aquél personaje apretaba fuertemente sus nudillos, mientras emanaba un cosmos carcomido por la soledad.
o.O.o.O.o.O.o
Bien, hasta aquí el primer capítulo. Espero que les haya gustado, pero cualquier crítica, sugerencia o comentario son bienvenidos; sólo dejen un review.
luna-sj, aquí está! Ojalá haya podido hacerle justicia a la historia!
Gracias por leer! =)
