Nota del Autor: ¡Hola a todos! ¿Cómo están? Espero que bien n.n Hacía tiempo que estaba en FanFiction, pero hace poco retomé actividad en escribir, y he aquí una de mis obras :D Espero les guste :3
En fin, "Cómo Entrenar a tu Dragón" no me pertenece, salvo los nuevos personajes que se harán presentes. ¡Disfruten y tengan un muy buen año nuevo!
El Nuevo Despertar
Ni bien el sol se reveló en esa furtiva mañana, los gallos comenzaron su canto para despertar a todo Berk de sus sueños. Desde una de las casas más detalladas de la isla, en una de las habitaciones de la planta alta de la misma, uno de sus habitantes todavía hacía una riña para levantarse. Todos en el pueblo lo conocían muy bien.
El joven pelirrojo, poco a poco, fue levantándose de la cama, y miró con pereza por su ventana, al exterior. Hoy será un día muy largo, se dijo. Pero eso no le importó mucho, pues lo que sí le importaba a Kaius era el hecho de que en una semana llegaría a cumplir once años de edad, y lo que deseaba para ese día era una sola cosa.
Poniéndose su chaqueta de cuero encima de su característica camisa de lana color blanco, salió de su habitación y fue descendiendo las escaleras hasta el comedor. Recordó lo que tenía que hacer antes que nada al ver la gran canasta llena de peces a un lado de la puerta principal de la casa. Se le dio la tarea de darles de comer a los Terror Terribles que vivían en la costa, a unos metros de su casa, ni bien comenzaba la mañana tres veces a la semana, por ser de quienes disponían con más tiempo para hacerlo que el resto de los habitantes. Bueno, no es que me moleste, pero hay varias personas que prácticamente no hacen nada durante el día, yo ni bien termino de darles de comer tengo que preparar mi desayuno, el de mi abuelo, tomar mis cosas e ir a trabajar. Pero bueno, es mejor que nada. Es fácil preguntarse por qué, a pesar de ser dragones pequeños, no podían buscar sus propios peces ellos mismos estando en la costa misma, y la respuesta a eso era que en las cercanías de la isla, por razones desconocidas, escaseaban muchos peces, y era necesario salir a mar abierto para pescarlos en caso de que haga falta comida en Berk.
Con un poco de esfuerzo, fue tirando de la canasta, bajando a la costa, hasta atraer la atención de los Terror Terribles que sintieron el aroma al pescado. Podía contar unos seis de ellos. Parecen pequeños, pero comen más que una persona normal. No entiendo dónde les entra tanta comida, pensó.
-Muy bien, muchachos, hora de comer – Con un empujón de su pie derecho, el canasto calló junto con todo su contenido. Centenares de peces. Los pequeños bribones no esperaron otro segundo para empezar a devorarse todo. Miró de reojo al sol que, con el pasar de los segundos, hacía más notoria su presencia, y recordó algo importante – ¡Ay no! ¡Voy a llegar tarde!
Corrió lo más que pudo, alejándose de la costa para volver a su casa. Al ingresar a casa, notó que alguien más estaba ahí, pero no se detuvo a observar bien quién era, ya que sabía mejor que nadie quién era ese hombretón de gran barba rojiza.
-Hola, abuelo – Lo saludó mientras se paraba en la cocina, se quitaba su chaleco para ponerle un delantal color verde. De inmediato sacó un par de sartenes y encendió el fuego.
-Ah, Kaius. Hola – De dijo el gran hombre, quien lo miraba con su cara de "ya nada me sorprende" – Sabía que ibas a venir corriendo desde la costa hasta aquí de nuevo. ¿Dormiste bien?
-Ah, sí, mucho – Intentó llegar a un estante para alcanzar un tazón con huevos en él, pero a pesar de contar con la ayuda de una silla no logró su objetivo. Todavía intentaba alcanzarlos, pero fue Estoico quien terminó por alcanzarle los huevos a su nieto – Gracias – De dijo este con una gran sonrisa en el rostro.
-A ver, Kaius – Comenzó a hablar mientras el chico rompía el cascarón de varios huevos y los colocaba en un tazón aparte – Si más no recuerdo, comenzaste a trabajar en la tienda del señor Amano más o menos hace un año, quizás un poco más – Decía mientras su debilucho nieto sacaba de un cajón una pequeña batidora de metal, y comenzó a batir los huevos con ganas – Pero debo recordarte que apenas tienes diez años.
-¡Casi once! – Le interrumpió Kaius, apuntando a su abuelo con la batidora, la cual tenía huevo revuelto en su punta.
-Está bien, casi once, solo una semana de diferencia. Mira, lo que te estoy tratando de decir es…
-Ya sé, ya sé, no debería esforzarme mucho, preocuparme mucho menos siendo tan joven – Colocó los huevos la revueltos en uno de los sartenes, mientras que en el otro colocaba una mezcla de color crema que había hecho con anterioridad la mañana anterior – Pero la verdad es que aquí me aburro demasiado, mis amigos están ocupados haciendo otras cosas, y yo solo quiero hacer algo para entretenerme, al menos hasta la tarde.
-Entiendo… - Estoico quiso decir algo más, pero recordó que tenía que arreglar unas cosas en el Gran Salón, así que decidió concluir su conversación con su nieto para otro momento – Bueno, tengo que ir a trabajar – Se dio la vuelta para salir de la casona, pero se detuvo cuando Kaius lo llamó de nuevo.
-¡Espera! – Se acercó a su abuelo, cerrando una pequeña caja de madera con un envoltorio dentro – Aquí está tu desayuno, abuelo.
-¿Ya? ¿Tan rápido? – Miró a su nieto extasiado - ¿Cómo lo haces?
-Je, bueno, práctica, supongo.
Al despedirse, el alborotado chico regresó a la casa con el fin de tomar sus cosas y dirigirse a la tienda del viejo señor Amano. Antes de tomar la mochila con sus pertenencias, se paró a ver una foto en especial (Un retrato, mejor dicho, pero uno muy bien hecho). Con cierta luz en sus ojos, la fue tomando con cuidado y la contempló un buen rato. En ella, se encontraba un hombre de cabello cobrizo y ojos tan verdes como los pastizales de los cambos. Vestía una armadura negra con retoques rojos, y sostenía en su brazo derecho un casco rústico, pero parecía fuerte. Estaba sonriendo. Detrás de él, se encontraba uno de los dragones más exóticos de todos los tiempos, un Furia Nocturna, el cual también miraba al frente. Kaius miraba a las dos figuras con cierto cariño. Este es mi papá, se dijo con cierto orgullo.
No lo veo mucho desde que tengo cinco años, ya que es una de las personas encargadas de las exportaciones y también es el cabeza de algunas misiones de reconocimiento de la isla. Cuando tenía solo doce años, fue la primera persona conocida que pudo montar un dragón, y el dragón que montó por primera vez fue ese, el del retrato, un Furia Nocturna. Eran tiempos difíciles, ya que en la isla todo el mundo entrenaba y peleaba con el propósito de matar dragones, pero mi papá lo cambió todo. Luego de haber derrotado a un Muerte Roja cerca de la Isla de los Dragones, ellos comenzaron a convivir con nosotros, y nosotros con ellos. Desde entonces, mi papá es una de las personas más importantes de la isla, quizás de todo el continente.
Hay veces en las que pasa fuera un mes entero, y cuando regresa no se queda mucho, pero cuando lo hace puedo asegurar que es el mejor padre del mundo. Él es el hombre más valiente que he conocido hasta ahora, no solo eso, es gracioso, amable con todos y alguien muy hábil cuando de montar un dragón se trata, a pesar de que hasta ahora el único que haya montado siempre ha sido Desdentado, el Furia Nocturna.
Al lado del retrato que había tomado con anterioridad, se encontró con otro. Este parecía tener algunos años más, pero el detalle era tan bueno como el del otro. En este retrato había un pequeño grupo de personas, todos jóvenes, no debían superar los dieciocho años. Kaius pudo divisar la imagen de su padre, quien se encontraba al lado de una chica de su misma edad. Esta era una linda mujer, con cabello rubio claro, y ojos tan azules como el cielo mismo. La mirada del joven chico era una mezcla de entre tristeza y cariño.
Esa es mi mamá. Recuerdo que mi papá me dijo que cuando jóvenes eran buenos amigos, y pasado un tiempo se dieron cuenta de lo mucho que se querían. Era una mujer fuerte, valiente y decidida, y una de las más lindas de esos tiempos. Mi papá me dijo que un tiempo después de esta foto, ya cuando eran mayores de edad, mi mamá quedó embarazada de mí. No recuerdo bien si se habían casado o no, pero aún así se mantuvieron juntos.
¿Dónde está ahora? Ah, pues… Unas horas luego de que nací, mi mamá entró en un estado de salud muy delicado, al igual que yo, debido a que había nacido antes de lo esperado. Los curanderos de la isla temían por nuestras vidas e hicieron cuanto pudieron por nosotros. Yo pude salvarme (A duras penas), pero por desgracia mi mamá no tuvo la misma suerte. Al cabo de unas horas había fallecido, por lo que jamás la conocí. Recuerdo que la única vez que hablé de esto con mi papá, a él le costó mucho decirme todo, no por el hecho de que era muy chico para entonces, sino porque pude ver que a él le dolía su recuerdo, sus últimos momentos juntos.
Finalmente había tomado sus cosas, y antes de cerrar la puerta detrás de sí, miró de nuevo a los retratos que se encontraban en la mesa. Lo único que pido para este cumpleaños es que mi papá esté de nuevo en casa. Acto seguido, cerró la puerta de su hogar y partió rumbo a la tienda del señor Amano.
X-O-X
La gran tienda del viejo Amano era una de las más frecuentadas de la isla en los últimos tiempos. El viejo no solo se encargaba de vender bienes generales, también vendía suplementos para refinería, algunas piezas de antigüedad, joyería, alimentos para los animales, todo. De vez en cuando necesitaba que alguien se encargara de mandar algunas cosas a las casas de sus clientes, y esa era una de las tareas de Kaius.
El joven atolondrado cruzó la puerta de la tienda a toda velocidad, buscó por todos lados algún rastro de sus guantes de trabajo, y hasta que no los encontró, no se había percatado de que el viejo dueño de la tienda parecía estar ausente.
-¡Señor Amano! Lo siento mucho, no me di cuenta de que llegaba tarde. Dígame por favor que estoy a tiempo para el inventario – Nada, no encontraba señal alguna del hombre de gran edad, y comenzó a mirar por todos lados – ¿Señor Amano? – Miró de un extremo al otro, sin suerte – ¡Señor Amano! – Eso era extraño, siempre que llegaba a la tienda, ya sea temprano, a tiempo o tarde, Amano siempre estaba detrás del mostrador, leyendo un viejo libro de procedencia desconocida o limpiando objetos delicados con un paño húmedo. Pudo escuchar un pequeño bufido de detrás del mostrador, y una mano arrugada se sostuvo de él, mostrando a un hombre en sus años dorados, con una cabellera corta llena de canas, ojos marrones y un par de anteojos de lectura. Kaius había olvidado que el señor Amano de vez en cuando se echaba una siesta ahí.
-Ah… Hola, chico – Se saludó el anciano con una amable sonrisa, para Kaius fue un alivio ver que estaba bien – Llegas justo a tiempo – Soltó un bostezo bastante pesado.
-Ahí está, señor Amano – El chico comenzó a acercarse al mostrador y se puso sus guantes de color pardo – Me preocupaba el hecho de llegar tarde, y más me preocupé cuando no lo veía por aquí.
-Ay, te preocupas demasiado, pequeño, y eso no ayuda – Dijo en cierto tono bajo que irradiaba un pequeño regaño.
-Lo sé, lo sé, lo siento. Eh… Bueno, ¿dónde está la lista?
-¿Lista? ¿Qué lista? – Kaius le dedicó una mirada de "no puede ser". El viejo señor a veces presentaba señales de que su memoria le fallaba. Unos segundos después, Amano abrió los ojos de par en par, como recordando algo – ¡AH! ¡Ya recuerdo! La lista de la mercadería – Extendió su mano a un costado y tomó varios papeles que estaban a unos centímetros de distancia – Aquí tienes, muchacho.
-Ah, muchas gracias – Con gran alivio el chico tomó los papeles de la lista, mientras se dirigía a una puerta detrás del mostrador – Le prometo que el inventario estará listo en un par de horas.
Esa era su vida, ni más ni menos. Y estaba conforme con ella. Pero había algo que, de todo lo que se ha relatado hasta ahora, destaca totalmente en su prematura vida de casi once años: sus poderes mágicos.
Nota del Autor: Bueno, ese fue el primer capítulo en forma de introducción, prometo que en el próximo habrá algo de acción Espero les haya gustado, dejen reviews con sus opiniones :D ¡Nos leemos pronto!
