Disclaimer: Los personajes de Hetalia-Axis Powers le pertenecen a Hidekaz Himaruya.

JARABE DE ARCE

Corea no era muy buen observador, pero era el único que siempre veía llegar a Canadá a las reuniones del G8, escondiéndose por los rincones, asomando la cabeza tímidamente antes de entrar en la sala, y sirviéndole de silla a Rusia por darle vergüenza decir que estaba ahí. Al joven Yong Soo le gustaba su personalidad, tan tímida, tan callada, tan pacifista, y a veces tan ingenua, lo que le llevaba a sonrojarse cada vez que el canadiense aparecía.

—¡Hey! ¡Canadaaaá! —lo llamó agitando la mano, después de la reunión de aquel día. Matthew se volvió, sorprendido de que alguien se hubiera fijado en él a pesar de haber usado su técnica de invisibilidad.

—¡C-Corea! —la cara de Matthew adquirió el color de los tomates maduros, y el joven oriental sonrió—. ¿Q-qué quieres?

—Saludarte, como nunca lo hace nadie... y preguntarte si querrías venir conmigo a dar una vuelta.

El sonrojo de Canadá se acentuó mientras Yong Soo le tomaba cariñosamente de la mano.

—¿Q-q-qué haces, Corea? —tartamudeó el chico de gafas. Corea sonrió.

—Me apetece que vayamos así. Tu mano está caliente y me hace sentir bien. ¿A ti no?

Canadá tragó saliva mientras sujetaba a su perro con la otra mano. Sentía en el estómago como si un montón de mariposas alocadas revolotearan a toda prisa.

Yong Soo llevó a Matthew hasta una cafetería que había justo enfrente del palacio de congresos donde se celebraba la reunión, y allí pidió dos gofres. Cuando el camarero se los trajo, Matthew se alegró al ver que los habían untado de jarabe de arce, por lo que rápidamente se llevó el suyo a la boca y dio un gran bocado.

—¡Come, Corea! —le instó al joven oriental—. Está riquísimo.

Yong Soo nunca había probado el jarabe de arce, y era muy reticente a llevarse el gofre a la boca, pero en cuanto lo hizo, una explosión de sabor le sacudió las mandíbulas, y el dulce jarabe se le derramó por la garganta.

—¿A que te ha gustado? —preguntó el canadiense, animado. Corea se levantó y rodeó la mesa hasta quedar junto a él. En voz baja, ruborizado y en tono seductor dijo:

—Me ha encantado... pero hay otro arce que me gusta muchísimo más...

Sin que Canadá pudiera reaccionar, lo besó. La primera reacción de Matthew fue echarse hacia atrás, impactado, pero luego cayó en el sabor del delicioso jarabe y le devolvió el beso a Corea, saboreando la dulzura del arce, aún presente en sus labios.

Cuando tras varios minutos se separaron, Yong Soo dijo:

—Nunca creí que ese líquido fuera tan rico.