Hola! Bueno, esta es primera vez que publico en esta sección, pero he publicado otras cosas antes. No sean crueles conmigo, aún me cuesta encajar las personalidades, sin embargo un día me imaginé la situación y me dio mucha risa pensar en la inocente -y algo ilógica a veces- mente de Natsu
Disclamer: Los personajes son propiedad de Hiro Mashima-sama. Alabado sea por crear la genial obra de FT!
Habían pasado años…
Ellos seguían siendo los magos más poderosos de Fairy Tail, es más, le habían devuelto su buen nombre al gremio. Los niños estaban creciendo, especialmente Romeo quien era cada vez más habilidoso con el fuego. La misiones eran cada vez más peligrosas y mejor pagadas, y aunque nuevos magos se habían integrado, ellos siempre abarataban el muro de los trabajos quedándose con lo mejor –por supuesto, siempre dejando una marca personal detrás de sí: un gran desastre-
Hoy era especial, Natsu y Lucy volvían de una misión, el pelirosa estaba ansioso por echarle una ojeada al panel en busca de alguna buena novedad para volver a partir, por su parte la rubia deseaba una buena ducha con todo su ser.
Los miembros de Fairy Tail celebraron la llegada de la dupla, aunque el dragonslayer estaba ansioso por ver a cierto mago del hielo, hacía mucho que no tenía un duelo con él, y con mucho me refiero a los tres días que estuvo fuera Natsu cumpliendo la misión.
Encontró a Gray sentado en la barra, se veía algo cansado y sin ánimos, aunque ese detalle pasó desapercibido por Natsu quien de inmediato se acercó a él para retarlo.
—¿Podrías dejar de molestar?—preguntó Gray, después de escuchar los veinte desafíos que le lanzó el Dragneel.
—¿Are..?—Natsu lo miró confundido. Gray simplemente salió de su asiento y pasó por el lado del pelirosado.
Natsu lo miró alejarse y antes de que su amigo llegara a la puerta se despabiló para lanzarle otro montón de desafíos.
—¡Oye, Gray! ¿No estarás asustado? ¡Yo ya me encendí! ¡Vamos, Gray! ¡Tengamos una pelea!—, sin embargo el mago del hielo ignoró a Natsu y salió por la puerta del gremio.—Pero ¿Qué le pasa?
—Se veía algo preocupado—observó Happy, volando al lado de su mejor amigo.
El dragonslayer supuso que Gray se había preocupado por tener que luchar contra él, era obvio, por supuesto. Él era el mejor mago de Fairy Tail, probablemente Gray tuvo miedo de perder. A pesar de que los pensamientos de Natsu carecían de sentido, considerando que el pelinegro jamás rechazaba un duelo proveniente de Dragneel a menos que Erza se encontrara cerca, sin embargo Natsu asumió esa lógica como una verdad absoluta.
Se tendió en la barra, al principio un poco frustrado, pero no por mucho tiempo… Él tendría un duelo con Gray.
—¿Qué ocurre, Natsu-san?—preguntó Mirajane al ver la cara pensativa del aludido.
—Gray no quiso aceptar mi desafío—respondió.
Mirajane se quedó un momento pensativa, tardó un poco en darse cuenta de la situación. Natsu y Lucy habían estado fuera durante tres días, por lo cual se habían perdido la noticia que llegó ayer por la mañana y que explicaría las preocupaciones de Gray.
—Gray está preocupado por Juvia-san—explicó Mirajane.
—¿Por qué? ¿Está enferma?—inquirió Natsu.
—Mucho mejor. ¡Está embarazada!—exclamó la peliblanca con entusiasmo, sin embargo el dragoneslayer la miró confundido.
—¿Ósea que se recuperara? Porque si es así no tiene por qué preocuparse –preguntó, suponiendo que el embarazo era una enfermedad.
—¡Natsu! A lo que se refiere Mirajane es que Juvia tiene un bebé en su pancita—dijo el exceed azul.
—¡Se comió un bebé!—razonó el pelirosado con horror, ahora entendía por qué Gray estaba tan preocupado, eso era terrible, nunca se lo habría esperado por parte de la maga de la lluvia. Quiso suponer que ella tuvo una buena razón para hacerlo y sin querer encendió su puño con solo pensar de que un mago oscuro la hubiera obligado—. ¡Ya me encendí!
—¡NO! ¡NATSU!—gritó Happy, bloqueándole el camino a su mejor amigo antes de que este hiciera alguna estupidez.
—Juvia-san está esperando un hijo de Gray—añadió Mirajane, intentando calmar la situación.
—¿Un hijo?—lentamente Natsu procesó la información—. Ósea que… Gray colocó un bebé en la pancita de Juvia.
Mirajane y Happy asintieron.
Natsu se concedió otro momento de silencio para procesar la información.
—Natsu—comenzó Mirajane al notar el esfuerzo que estaba haciendo el pelirosado por comprender la situación—. Ahora que Gray va a ser papá debe preocuparse por Juvia y su hijo, ya no podrá ser todo como antes. Él y tú se encuentran en situaciones distintas.
—¿Solo porque él dejó un bebé en la pancita de Juvia?—inquirió Natsu, buscando una manera de recuperar a su amigo.
Happy y Mirajane asintieron de nuevo.
Entonces Natsu compendió, Gray ahora era distinto a él, por lo que no podía pelear. Sin embargo, si volvían a ser iguales no habría problema.
Salió del gremio aún meditando la idea, Happy quiso seguirlo, pero Mirajane lo detuvo.
—Déjemoslo aceptar la idea—dijo la peliblanca.
—Pobre Natsu—gimió el exceed al ver que su amigo se alejaba.
—Esta bien Happy, ya era hora de que creciera.
—Por cierto, ¿será niño o niña? ¿crees que le guste el pescado?—preguntó el gato azul imaginandose a un pequeño bebé humano con bigotes felinos quitandole su pescado.
—Aún es muy pronto para saber eso.
La respuesta no lo tranquilizó. Por supuesto, Mira no tenía idea de los pensamientos del gato.
No muy lejos de ahí, Lucy disfrutaba de un relajante baño luego de la misión. Era lo que más extrañaba cuando salía a trabajar, la comodidad de su departamento.
La espuma le devolvía la suavidad a su maltratada piel, mientras que los aromas parecían renovar sus sentidos. Su cabellera rubia volvía a brillar, y su cuerpo liberaba todas las tensiones acumuladas. Es cierto, ella confiaba en Natsu, él siempre la salvaba de los enemigos no importa lo poderosos que estos fueran, ella siempre podía contar con él. Sin embargo, no podía evitar sentir miedo de vez en cuando. Algún día debía agradecerle al dragonslayer por cuidar siempre de ella.
Envolvió una toalla al rededor de su cuerpo y se aplicó una crema hidratante en la piel. Luego peinó su cabellera rubia, con la mente aún concentrada en cómo podía agradecerle.
Natsu era su mejor amigo, pero era una persona complicada, no estaba segura de qué podía hacer para él. Tenía que hacer algo especial y único, a la vez, debía estar segura de que darle algo que de verdad lo sorprendiera y él agradeciera.
Salió del cuarto de baño, se sentía exquisitamente plena luego de que el agua de la regadera se llevara todas sus tensiones e impurezas, pero cuando vio que el rey de Roma se encontraba sentado en su cama, sintió que sus nervios se alteraban.
—¡Natsu! ¿Qué haces aquí?—preguntó tapandose aún más con la toalla.
—¡Lucy! Préstame tu vientre—pidió el pelirosado en cuanto la vio aparecer.
—¿¡Q-QUÉ!?—exclamó la rubia.
—Necesito que me lo prestes para poner un bebé—explicó.
Por poco y Lucy deja caer la toalla, no por perversión, sino que por el impacto que le había provocado la noticia. Hace un rato había estado pensando que quería darle algo especial a Dragneel, ¡pero nunca se imaginó que él le pediría esto!
