Harry estaba bajando de su Mustang… era el auto que normalmente llevaba cuando tenia que ir al trabajo, aunque si se lo dejaban a él. Prefería su motocicleta. Estaba llegando al Ministerio después de su descanso de 5 días.

Cuando estaba entrando a su oficina en el departamento de aurores…

_ Potter, el ministro quiere hablar contigo- le informo uno de sus compañeros. Will Preston con su chaqueta de cuero y sus jeans… su cabello largo y castaño recogido en una coleta.

Apagando su cigarrillo y preguntándose que había hecho ahora… Harry emprendió el camino a la oficina del ministro.

Cuando entro…

_ Le estaba esperando señor Potter- dijo el ministro desde atrás de su escritorio.

Harry entro y se sentó en una de las dos sillas ante el escritorio del ministro.

_ Hay una nueva misión que tengo para usted- dijo el ministro seriamente.

Harry sabía que debía ser una misión realmente importante para que el ministro en persona se la dijera en lugar de dejarle el expediente sobre el escritorio como acostumbraban a hacer.

Harry simplemente permaneció en silencio a la espera de que le dijeran que era lo que tenia que hacer.

_ La SMA… Sociedad Mágica Aristocrática estaba reunida en la mansión Parkinson.- le relato el ministro- Estaban planificando la celebración de Pascua que tendría lugar en la mansión Malfoy y a la que solo invitarían a las mas influyentes familias del mundo mágico, este evento tenia fines de reunir recursos para el Hospital San Mungo, pero parece que mientras estaban deliberando la mansión fue atacada por un grupo de desconocidos y dos de los miembros mas influyentes de la SMA fueron secuestrados. Hasta ahora no hemos encontrado pistas de valor y ninguno de los demás miembros de la SMA tienen una idea de porque han podido secuestrar a sus compañeros. Debido a la presión que recibimos por parte de la SMA y las familias sangre pura, debemos encontrarlos rápidamente, con esta misión no estamos jugando.

Harry se percato de la visible alteración del ministro, debía ser mucha la presión que estaba recibiendo y la verdad es que se hacia una idea. Sabía lo desagradables que podían ser las familias Sangre Pura. El recuerdo de Lucius Malfoy y su arrolladora influencia como miembro del consejo de padres en Hogwarts era más que suficiente testimonio de ello…

_ Necesitare la información, los testimonios, y tengo que visitar el lugar donde fue llevado a cabo el ataque… ¿Quiénes acudieron al llamado?- dijo Harry cambiando a modo profesional.

_ William Preston fue uno de los aurores que acudieron al llamado y creo que puede facilitarte la información necesaria y mostrarte el lugar del ataque.- dijo el ministro.

_ ¿Quiénes son los desaparecidos?- pregunto Harry.

_ Draco Malfoy e Isabela Visconti- dijo el ministro.- No queremos hacerlo de conocimiento público porque podríamos darle a conocer información valiosa a los secuestradores. De reprimir a los periodistas del Profeta nos estamos encargando nosotros y algunos de los miembros del SMA, bendito sea Merlín que uno de ellos es dueño del Profeta.

Harry anoto los nombres. No necesitaba una fotografía de Malfoy, pero si necesitaba una de la chica.

_ Es de vital importancia que encuentre sanos y salvos a ambos, especialmente al señor Malfoy- le dijo el ministro- No podemos permitirnos su perdida, como uno de los miembros del Wizengamot que es.

Harry se quedo como si le hubieran echado un cubo de agua fría… aquello que había escuchado no podía ser cierto… simplemente no podía creérselo, la imagen de Malfoy preconcebida en su mente: un engreído gillipollas de mierda que no tenia pantalones y era un presumido de primera orden ademas de un malcriado que siempre quería sobresalir de los demás por su fortuna y disfrutaba en humillar a todo el mundo… recordaba las muchas veces que se había metido con su amigo Neville y su amiga Hermione, y ahora no podía creerse que Malfoy fuera un miembro del Wizengamot… simplemente le parecía tan inverosímil como escuchar que Neville anunciara su deseo de ser auror.

_ Creo que escuche mal señor- dijo Harry.

_ Dije que es de primordial importancia que encuentre al señor Malfoy no podemos permitirnos perder a un miembro del Wizengamot.

Harry simplemente estaba mas allá del aturdimiento, y es que jamás se hubiera imaginado a Malfoy en un puesto de tanto poder e importancia como ser miembro del Wizengamot, bien sabia que los magos y brujas que conformaban en Wizengamot eran de avanzada edad y eran unos de los mas inteligentes e influyentes del mundo mágico. No sabía que podía haber hecho Malfoy para pertenecer al Wizengamot pero definitivamente la comunidad mágica estaba cada vez empeorando más.

Prefirió limitarse a cumplir con su misión, ya cuando ese embrollo se resolviera podría encargarse de tomar medidas con respecto a Malfoy como un miembro del Wizengamot.

Una malhumorada Ginebra Weasley llevaba más de media hora esperando a su esposo en el Caldero Chorreante. Tenia una reunión dentro de una hora mas para audicionar a un nuevo equipo lo cierto es que había accedido a tomarse ese café por insistencia del mismo Harry. Que aun no quería llegar a divorciarse de ella, pero lo cierto es que Ginny estaba más que dispuesta. Porque ya no amaba a Harry… ¿Cómo amar a alguien si nunca esta en casa?

Lo cierto es que Harry era el tipo de persona que era indomable y jamás permanecía mucho tiempo sin acción, siempre era convocado a las misiones peligrosas porque tenía ese perfil. A pesar de tener familia Harry nunca ponía reparos en salir de misión apenas lo llamaban a la casa, ya fuera vía lechuza o por Red Flú. Y para Ginny no habían sido nada fáciles esas noches en vela preocupándose por Harry y rogando que volviera sano y salvo a casa, lidiando con su propia angustia y la de sus hijos. Como si no tuviera suficiente para preocuparme-piensa la pelirroja al recordar a sus padres viviendo solos en la Madriguera y con su salud cada vez más endeble debido a su avanzada edad.

Harry siempre le había hecho promesas. Una tras otra. Y con el tiempo ella había aprendido a no creerle demasiado. Quisiera o no, Harry estaba acabando con ella y Ginny no estaba dispuesta a seguir permitiéndolo. Lo que mas le preocupaba de esa separación eran sus hijos. Pero ya estaban en edad de asimilarlo, la que podría salir mas afectada era Lily.

Aunque Ginny no podía negar que pese a sus incontables ausencias, Harry era un muy buen padre, paciente como ninguno mientras explicaba las cosas. Siempre mostraba a los chicos el camino correcto sin intimidarlos ni golpearlos. Se mostraba comprensivo y apoyaba a los chicos en todo lo que quisieran y tenia que reconocer que el se había esforzado por estar presente en la vida de los chicos pese a su adicción al peligro. Pero con ella había sido diferente…

El poco tiempo que pasaba Harry en la casa estaba dedicado a sus hijos y no quedaba nada para Ginny.

Merlín sabía lo sola que se había sentido mientras lo esperaba y mas sola se sentía cuando Harry estaba en casa pero no pasaba el suficiente tiempo con ella.

Definitivamente tenia que hacerlo, si quería ser feliz tenía que hacerlo.

Había esperado una vida por Harry… cuando se había casado con él. Bien sabía a lo que se estaba enfrentando pero Harry era así desde que lo había conocido, sin embargo en su felicidad había creído que con el tiempo Harry se tomaría las cosas con mas calma, que se dedicaría por completo a su familia… a ella… pero tristemente se había equivocado y había llegado a un extremo en que ya no podía llorar mas. Simplemente quedaba tomar acciones. Sabia que su separación causaría problemas a la familia pero en estos momentos deseaba ser egoísta y solo preocuparse por ella. Después de todo ella también tenía derecho a hacer su vida como le viniera en gana.

_Harry estaba en esos momentos con Will Preston, el auror que había acudido al llamado, cuando llegaron a la mansión Parkinson y bajaron del coche. La verja se abrió dejando ver a un minúsculo elfo domestico con un uniforme verde esmeralda.

_ ¿Se les ofrece a los señores?- quiso saber la criatura.

_ Tenemos que volver a examinar la escena del crimen- dijo William

_ La habitación ya ha sido restaurada a su estado anterior.- informo la criatura.

Harry contuvo sus ganas de lanzar una buena maldición, ¿a que clase de idiota se le ocurría reconstruir la escena de un crimen? Era obvio que al restaurar la habitación desvanecían la evidencia que podrían tener los aurores para trabajar, dificultándoles el trabajo enormemente.

William asintió simplemente y se marcho.

_ Sabia que esa mujer era idiota pero tampoco pensé que llegaría a estos extremos de idiotez- mascullo molesto.

_ Si, tampoco yo- dijo Harry- De todas maneras me imagino que están redactando el informe de cómo encontraron la escena del crimen, no será igual a haberla visto, pero al menos de algo me servirá.

_ De acuerdo, tengo que volver a la oficina, al parecer tengo que escoltar a una comisión de Control de Animales Mágicos.- dijo William desapareciendo.

Harry suspiro, al menos iba a tiempo a su reunión con Ginny.

Apareciendo en el Caldero Chorreante, la pelirroja estaba sentada en una de las mesas del fondo, tenía puesto su traje de falda y chaqueta por lo que Harry supo que iría a una reunión importante, seguramente quería audicionar a un nuevo equipo de Quiddicth o buscar algún trabajo.

_ Que bueno que hayas llegado a tiempo- comento Ginny dándole una mirada mientras ordenaba los papeles que había estado leyendo previamente.

_ No tenia nada que hacer en el Ministerio a esta hora- dijo Harry.

_ Bueno, pienso que esta reunión no es muy necesaria después de todo, ya te he dicho lo que quiero, quiero el divorcio y me parece que es lo más razonable.- dijo ella.

_ Pero yo aun te amo Ginny…- comenzó a decir.

_ No, no creo que tu me ames Harry, si me amaras hubieras intentado estar mas tiempo en casa conmigo, hubieras intentado ausentarte menos, no tengo quejas de ti como padre, de hecho creo que eres un buen padre dentro de lo que tu profesión te permite, pero no fuiste un buen esposo conmigo, no tienes idea de lo sola que me sentía, porque siempre que llegabas a casa tu tiempo estaba solo en los chicos y no quedaba nada para mi, siempre estaba sola preocupándome por ti cuando te ibas de misión, y cuando regresabas me sentía aun mas sola porque solo te dedicabas a cuidar de los niños… y no quedaba nada para mi, creo que también me merezco una vida Harry, y ya descubrí que esa vida no era contigo, aunque lo hice demasiado tarde.

Harry no podía rebatir lo que ella había dicho, ahora que se había dado cuenta de que la había dejado muy sola ya era demasiado tarde porque ella no pensaba ni por un segundo en regresar con el, al menos no como antes, quería divorciarse y seguir adelante y al ver sus ojos supo que nada de lo que le dijera conseguiría retenerla a su lado.

_ Si quieres el divorcio, te daré el divorcio.- dijo asintiendo, tranquilamente, aunque por dentro estaba desmoronándose, no quería perderla pero lo cierto es que ya la había perdido, esos ojos lo miraban acusadores, y simplemente no podía seguir manteniéndola a su lado si eso no era lo que ella quería, la amaba tanto que haría lo mejor para ella. Y si lo mejor para Ginny era que se divorciaran, el firmaría los papeles felizmente.

De hecho ella le extendió los papeles.

_ Los tengo conmigo de una vez, sabia que Hermione no seria capaz de entregártelos- dijo Ginny.

Harry simplemente asintió. Saco su pluma y firmo donde estaba indicado, para que Ginny finalmente tomara los papeles, le sonriera levemente y se marchara, dejándolo perdido en sus pensamientos…

Todo estaba completamente oscuro, los habían dejado en una habitación completamente oscura, se habían asegurado de encadenarles bien las manos y las piernas… y dejarlos completamente sin luz para que no pudieran ver nada.

Draco maldijo para sus adentros… Isabela debía de seguir aturdida porque no la escuchaba decir ni una sola palabra… tenia que actuar rápido, en esa oscuridad era imposible que hubieran dejado a alguien para que los vigilara por lo que simplemente se limito a tantear con la pierna para saber en que posición estaba Isabela.

Concentrando una mínima cantidad de magia creo una pequeña esfera de luz , pudo ver las cadenas en sus manos… vio además como el anillo familiar seguía refulgiendo en su dedo, no habían sido capaces de quitárselo, la única persona que podía quitarse ese anillo era el mismo, de manera consciente, sabia que solo tendría una oportunidad, primero tenia que sacar a Isabela de allí para que ella pudiera llevarse a Scorpius, tal como tenían planeado en caso de que algo sucediera… ya solo faltaban dos semanas para que saliera de vacaciones de verano.

Concentrando su energía las cadenas de sus manos se soltaron, se acerco a Isabela y le puso el anillo en la mano.

_ Llévame a la mansión Malfoy- susurro.

El anillo funcionaba como un traslador e inmediatamente Isabela desapareció ante sus ojos. Al menos ya sabia que su hijo estaría a salvo, todas las precauciones que pudiera tomar eran insuficientes cuando se trataba de la seguridad de Scorpius.

Harry ya se había enterado de la misteriosa reaparición de Isabela Visconti e iba camino a la mansión Malfoy a interrogar a la mujer, tenía que saber como es que había conseguido escapar de los secuestradores y si es que tenía alguna pista.

Tenia que avanzar con su trabajo además de que tenía un montón de cosas en las cuales pensar…

Al menos esa misión no era de esas que le permitían un momento de descuido y teniendo en cuenta como toda su vida personal se había ido a la mierda junto con su matrimonio, no podía mas que agradecer (algo reticente) que la misión ocupara todo su tiempo.

De hecho después de que se desocupara del trabajo tenia que ir a buscar sus cosas a la casa familiar, Ginny le había dejado unas cuantas cajas dispuestas para que pudiera empacar sus cosas. En teoría al salir el divorcio la casa era 50 % de el. Pero ya había dejado claro ese punto con ella, esa casa permanecería en propiedad de ella porque era parte de la herencia de los niños, a el no le resultaría difícil alquilar algún sitio.

Ginny le había dejado caer que se mudaría a la Madriguera con sus padres, pero el estaba seguro que a sus hijos no les sentarían bien todos esos cambios. En especial a Lily.

Finalmente llego a la imponente mansión de la familia Malfoy. Ubicada en las afueras de Nothing Hill era simplemente colosal.

Al verla Harry pensó que debía ser realmente fastidioso vivir en un sitio tan inmenso como ese. Y teniendo en cuenta que los Malfoy no eran una familia muy numerosa…

Solo pensaba que tener una casa de ese tamaño era para encerrar el ego.

Lucius Malfoy no había sido enviado a Azkaban, pero estaba en un arresto domiciliario. Apenas pusiera un pie fuera de su lujosa mansión seria enviado a Azkaban hasta que pasara a la otra vida. Por ello había sido su esposa Narcisa quien se había visto obligada a actuar en nombre de su marido en más de un evento social, aunque últimamente ese era un deber que había recaído en Draco Malfoy.

Como el estaba pendiente únicamente de su trabajo y de su familia… hacia mucho tiempo que no sabia del resto del mundo.

La época en que devoraba el Profeta a diario en busca de catástrofes rogando que no hubieran ocurrido a personas que el conocía, había pasado hacia mucho tiempo.

Las verjas se abrieron silenciosamente y el decidió dejar su automóvil afuera y acercarse a la mansión a pie, tuvo una vista de parte del magnifico jardín de los Malfoy, con la niebla, la espesa (aunque cuidada) y exuberante vegetación daba la impresión de encontrarse en una especie de lugar de ensueño…

Cuando finalmente llego a la parte frontal de la mansión un elfo domestico se apareció con un sonoro CRACK.

Los pavos reales que deambulaban alrededor de la majestuosa fuente de mármol se dispersaron rápidamente, seguramente nerviosos por el ruido.

_ Buenos días Señor, ¿Qué puedo hacer por usted?

_ Soy el auror Potter. He sido asignado a investigar el secuestro de Draco Malfoy, por ello necesito interrogar a Isabela Visconti. He avisado de mi visita.- dijo.

_ Si gusta en acompañarme- dijo el elfo, las inmensas puertas se abrieron y Harry… con la sensación de entrar en territorio enemigo se puso en guardia inmediatamente, con expresión inescrutable.

El interior de la mansión Malfoy había sido redecorado desde la ultima vez que había estado allí… cuando tenia 17 años y había sido llevado a ese lugar para que Draco Malfoy les reconociera a el y sus amigos para luego ser entregados a Voldemort…

Había unos vitrales que debían de verse hermosos a la luz del sol… los muebles eran de color claro… y estaban tapizados de un material que debía ser piel… dejando atrás la sala principal el elfo lo guio a través de unos pasillos que debían calificar como escalofriantes, en especial por todos los retratos de rubios de ojos grises en diversas edades, pero todos ellos… hombres, mujeres, niños, con expresiones de fría superioridad.

Después de todo era la mansión Malfoy, la sala no había estado del todo mal, pero no debía olvidar que estaba.

_ La señora Visconti le esta esperando en el despacho. ¿Desea te, café?

_ No gracias- rechazo amablemente, después de todo el elfo no tenia la culpa de sus prejuicios hacia sus amos.

La criatura hizo una reverencia y le dejo en el estudio… el mobiliario a su opinión era demasiado recargado. Un retrato de un anciano que era increíblemente similar a Lucius y a Draco… (Por no decir que parecía gemelo del primero) le miro con un odio visceral mientras que con un revuelo de su capa abandonaba su cuadro.

Harry bufo, casi imperceptiblemente. ¿Qué demonios le había hecho a ese?

_ Mis disculpas- una voz femenina, amable se escucho desde una butaca que estaba girada hacia la única ventana abierta de la habitación.

Harry le estudio atentamente, tal como mostraba la fotografía Isabela Visconti era una mujer realmente atractiva, a pesar de que había estado llorando y por las ojeras que debía tener no había dormido…

El se limito a encogerse de hombros y sentarse cuando ella se lo indico en un gesto amable, si le preguntaban hubiera preferido mil veces reunirse con ella en otro lugar. Pero sabía que ella estaba segura en la mansión Malfoy.

_ Por mas que le he explicado al Lord Abraxas que sostendría una charla con usted en el despacho no lo había asimilado tan bien como pensé- dijo ella, tomando un poco de te y posando la taza en la mesa, con la mas absoluta elegancia.

_ No se preocupe- se apresuro a tranquilizarla.

_ Dígame. ¿Qué puedo hacer por usted señor Potter?

_ ¿Recuerda algún detalle de la reunión que sostuvo el SMA en la mansión Parkinson?

_ En parte si, es demasiado confuso.- dijo ella frunciendo el entrecejo haciendo memoria.

_ No la presionare, pasemos a la siguiente pregunta. ¿Alguien tenia algo contra usted o su prometido?- prosigue Harry.

_ No que yo lo sepa, Draco nunca me comento que hubiera alguien que deseara hacernos daño- dijo ella. Aunque por alguna razón Harry no se lo trago del todo, no podía hacer nada más que dejarlo pasar por el momento.

_ ¿Le importaría decirme como era el sitio donde la retenían?

_ No lo recuerdo, me aturdieron cuando estaba en el comedor de los Parkinson… recuerdo que estaba cerca de una de las ventanas, la más cercana a una estantería de porcelana. Y cuando desperté estaba tendida en el suelo del vestíbulo de la mansión Malfoy, con el anillo de Draco en mi mano- dijo-, enseñándole el susodicho anillo.

Harry no intento tocarlo, bastante sabia de ese tipo de prenda. Todas las familias sangre pura tenían alguna prenda que los identificara como pertenecientes a la misma los cuales tenían alguna especie de hechizo.

Aunque por el testimonio de Isabela ese anillo también serbia como traslador.

_ ¿Podría ver cual era el tema que estaban discutiendo cuando fueron atacados?- pregunto Harry.

Ella le tendió un folio…

Fue en ese momento que la puerta del estudio se abrió, distrayendo a Isabela y Harry, los cuales centraron su mirada en quien sea que los estuviera interrumpiendo.

No eran otros sino el matrimonio Malfoy.

Lucius Malfoy con su expresión inescrutable, a su lado, su esposa Narcisa, pálida, ojerosa, con su porte intacto pero su mirada consumida por la angustia. La fría mirada de Lucius Malfoy se cruzo con la del auror en el brillo del más absoluto desagrado.

_ Vaya Potter, ha pasado mucho tiempo.

Harry simplemente lo miro y correspondió al saludo. El ambiente en la habitación estaba más que tenso.

_ Nipsi ha dicho que el auror encargado de la investigación había venido a hablar con Isabela, supongo que es usted- Harry jamás pensó, que Narcisa Malfoy se referiría a el como "usted". Aun recordaba cual había sido la expresión de su rostro en aquel partido del Mundial, cuando estaba en su cuarto año en Hogwarts… como si tuviera algo justo debajo de su nariz que oliera a demonios…

Aunque a ella le debía la vida, en cierta manera. Y de estar en su situación se estuviese volviendo loco. Perder a un hijo era lo peor.

Harry se limito a asentir.

Narcisa Malfoy se adelanto y tomo asiento en un sofá que estaba frente a la ventana, de manera que pudiera ver tanto a Isabela como a Harry. Lucius Malfoy tomo asiento a su lado, con su expresión imperturbable.

_ Isabela querida- Narcisa llamo la atención de la mujer- Scorpius no tardara en llegar por la Red Flu. Por favor acompáñame a recibirle.

Las dos mujeres abandonaron la habitación después de dedicarle educados gestos de despedida al auror…

Y cuando la puerta se cerro, podría decirse que estar en aquel despacho se hizo realmente asfixiante…

Harry examinaba los documentos que Isabela le había facilitado, pensando que de aquello no iba a sacar nada, no eran mas que planes para lo que prometía ser otra sosa e inaguantable reunión de magos y brujas elitistas con pésimo gusto para vestir y las carteras tan abultadas como sus egos.

Aunque admitía que si por cada invitado donaban al menos unos 500 galeones para realizar mejoras en San Mungo bien que valía la pena.

_ Potter- la voz fría de Lucius Malfoy interrumpió sus cavilaciones. El mago había sacado lo que al parecer era un fajo de cartas.

Harry lo acepto, algo dubitativo.

_ Uno de nuestros elfos las encontró escondidas en la habitación de Draco. Todas ellas son amenazas.

Justo cuando pensó que no obtendría nada de su visita a la mansión Malfoy, se le presentaban aquellas cartas que eran una manera de comenzar el caso… aunque nunca pensó que tendría que agradecerle algo a Lucius Malfoy.

Seguramente era su manera de colaborar. Después de todo era su hijo el que había sido secuestrado.

Harry se puso en pie, en ese mismo momento apareció uno de los elfos de los Malfoy.

_ Nipsi le guiara a la salida, señor- dijo la criatura, Harry supuso que era una elfina por el tono de su voz.

Harry siguió a la diminuta elfina a través del mismo camino que había recorrido, solo que ahora le daba la impresión de que los retratos le miraban con mas mala leche que cuando había pasado por primera vez, al llegar al vestíbulo… una escena se desplego ante sus ojos.

Isabela abrazaba firmemente a un joven rubio, ese debía ser Scorpius. Tendría unos 15 años por lo que Harry pudo deducir, y era la viva imagen de su padre.

A poca distancia estaban Lucius y Narcisa Malfoy…

Harry siguió a la elfina a la salida, sintiéndose como un intruso.

_ Espere- la voz del muchacho le detuvo en su camino a la salida.

Se dio la vuelta.

El joven Malfoy se había liberado del abrazo de su madre. Y lo estudiaba con sus ojos grises.

_ ¿Es usted el auror asignado al caso de mi padre?

Harry simplemente asintió.

Para su sorpresa, y seguramente para la de todos los demás habitantes de la casa… el menor de los Malfoy le dedico una leve sonrisa.

_ Entonces, no tengo duda de que mi padre regresara a casa. Después de todo Albus no es propenso a mentir cuando dice, que su papa es un gran auror.

Y después de dedicarle esas palabras, el joven Malfoy levito su baúl y emprendió el ascenso de las colosales escaleras.

Y Harry, recuperándose de la impresión, salió de la mansión. Tenía mucho que hacer.