Disclaimer: One Piece, así como sus personajes, no me pertenece, la autoría corresponde a Eichiro Oda.

Advertencia: ninguna de "ese tipo"(por dios! Como va haber lemon en un cuento de hadas! Profanación, profanación!), después debo avisar de la muerte de dos personajes al principio de la historia y el travestimos de otra en el segundo capitulo. Por todo lo demás no creo que haya nada que dañe vuestra sensibilidad.

Parejas: yaois- SanjixLuffy, ZoroxLuffy, MarcoxAce; heteros- las hay, pero son sorpresa :D

Capitulo 1

Erase una vez, en un reino muy, muy lejano donde vivía una familia feliz. En esta familia, el cabeza era un anciano señor con el espíritu de un jovenzuelo que ni había cumplido su veintena, sus allegados le llamaban Garp; este hombre cuidaba de sus seres queridos como si fuera lo mas preciado y de hecho lo eran, su yerna, Rouge, y sus nietos, Ace y Luffy, lo eran todo para él y quería que sonrieran siempre, sin embargo la vida muchas veces no te da todo lo que anhelas por poco que sea.

La madre se sus nietos, en un desgraciado día como puede ser cualquiera, cayó enferma. Garp contactó con todos los médicos del reino, incluso de otros mas allá de las montañas, pero nadie pudo ni tan siguiera calmar el mal de la pobre mujer. Sin más remedio y con el corazón hundido por la pena de abandonar a sus jóvenes hijos y a Garp, que había sido como un padre para ella, tuvo que dejar este mundo.

La perdida fue muy tristes para todos, pero aún así Garp no se perdió en las sombras, pues sabía que sus nietos dependían de él, y por ello, aún sin su madre haría lo que fuera para que alcanzaran la felicidad.

Unos años después de la muerte de Rouge, Garp pensó que sus dos nietos no podían vivir sin un referente materno, así que, olvidándose de su edad y de los achaques que esta le provocaba decidió casarse de nuevo para ocupar el espacio que había dejado su yerna.

-mirad nietos míos.- dijo con una sonrisa.- os presento a vuestra nueva madre, se llama Dadan.

Ace, el mayor, la miraba con cara de pocos amigos, y Luffy se escondía tras la espalda de su hermano con miedo. La mujer no era muy agraciada de cara, le hubiera convenido perder un poco mucho de peso y tenía una maraña naranja por pelo.

-mama era mas guapa.

-devuélvela a la tienda abuelito.

-¡malditos mocosos!- rugió Dadan.- ¡esas cosas se piensan pero no se dicen!

-bwajajajajaja.- rió el abuelo.- que bien nos vamos a llevar todos.

De esta manera y a partir de el momento en que Dadan entró por la puerta empezó una nueva etapa en sus vidas,; a veces reían y otras lloraban pero siempre iban hacia delante. Dadan, no era una mujer agradable y tal vez demasiado estricta, pero en el fondo era buena persona, se preocupaba por los dos pequeños y le tenía respeto a Garp. Con el tiempo pudieron llegar a considerarse una familia.

Pero como ya se dijo antes no todo iban a ser alegrías. La vida de Garp gastó su tiempo, y tal vez, como algunas veces decía él, de sobra. Dadan adoptó a los dos niños y siguieron viviendo en su casa, su objetivo era seguir con su vida de siempre aun sin ese alegre viejo. Pero tras la muerte del abuelo si que cambiaron algunas cosas.

-¿como que no tengo herencia? ¿acaso ese viejo no me dejó nada por hacerme cargo de sus dos criajos?

-no es que no tenga señora.-le explicó el notario.- si no que aún no puede recivirla.

-pero los niños si que tienen herencia.

-su abuelo les dejó la casa a ellos, y a usted también le a dejado lo suyo.

-¿y porque no me lo da?

-porque aquí el difunto dijo bien claro que solo debería recibir su herencia bajo unos conceptos.

-¿y cuales son?

-el nieto mayor de Garp D. Monkey deberá casarse antes de cumplir los veinticinco años con alguien de la realeza.

-...- tragó la información- ¡maldito viejo! ¿como demonios pretende que case a ese mocoso antes de los veinticinco con alguien de sangre azul?

-no señora, alguien de sangre azul no.

-¿en? ¿no acaba de decir...?

-realeza señora, realeza. No nobleza.

-¡MALDITO VIEJO! ¡EN EL INFIERNO TE PUDRAS!

Con este hecho la vida de Dadan consistió en intentar casar a Ace con una princesa o reina si se diera el caso. Le compraba los mas elegantes trajes para que luciera de la mejor manera posible, le ponía por delante los mas esquisitos platos para que su gusto se refinara, le hizo dar clase se protocolo, piano y hípica entre otras artes; dicho de otro modo, lo intentaba convertir en el príncipe perfecto.

Por otra parte, a Luffy lo llevó por el camino contrario; sabiendo que el hermano menor tenía el encanto suficiente para hacerse rival de su hermano en el amor, cosa que no le convenía, le vistió con ropas viejas y lo colocó de sirviente en su propia casa para que no llamara la atención de alguien importante al menos hasta que Ace se casara.

-siempre cubierto de ceniza.- le dijo una vez la mujer.- una vez conocí en otro reino a una chica así, la llamaban Cenicienta. mm... creo que a partir de ahora te llamare Luffyciento.

Aun con los años la cosas no cambiaron, las estaciones se dejaban paso las unas a las otras y cuando se quisieron dar cuenta Luffy ya tenía diecisiete años.

-¿cuantas veces te lo voy a decir, Ace? No pongas los codos en la mesa.

-estoy cansado, dejame solo apoyarlos por hoy.

-¡siempre me echas el mismo cuento! ¿y de que vas a estar cansado si mueves menos dedos que un noble?

-de ti ¿no te parece suficiente?

-se acabó! hoy aprenderás a comportarte con dos horas de protocolo mas! ahora mismo le envió una misiva a tu profesor.!

Los gritos retumbaban desde el ultimo piso de la casa hasta la cocina situada bajo tierra.

-¿no se cansaran nunca de gritar?-se quejaba un chico de unos diecinueve años con el pelo verde que ayudaba a lavar los platos a Luffy.

-llevas ya tres años trabajando aquí, Zoro. Creo que ya te habrás dado cuenta de que son así.- sonrió.

-si...-dijo en un suspiro.- aunque no pierdo la esperanza de escuchar algún día en esta casa un poco de silencio.

-el silencio no se escucha.

-tu ya me entiendes.

-pues no.

-bah! Dejalo.

El chico le miró extraño, después se alzó de hombro con leve "jum" y siguió lavando los platos.

-oye... Luffy.

-si.

-¿quieres que nos escapemos después y vayamos al lago?

-¡creía que nunca me lo pedirías!- le mostró un amplia sonrisa.- ¡esta vez te vas a enterar! ¡seré yo quien te gane!

-sigue soñando pequeño.

-no me menosprecies.- se quejó inflando los mofletes.

-no lo hago, pero recuerda quien te enseño a nadar. Aun te queda mucho "dal cela pulil cela" pequeño saltamontes ¡eh! ¡no me salpiques el agua!- el peliverde le devolvió la salpicadura y en segundos la cocina era escenario de una pelea de agua.

-ya veo que os estáis divirtiendo.- los dos se pusieron rígidos al escuchar una tercera voz- calmaos que soy yo.- dijo Ace entrando en la cocina y sentándose encima de la mesa.- ya me gustaría a a mi hacer pelea de agua con vosotros.

-pues hazlas Ace!- le animó su hermano pequeño.

-no puedo, si se estropea alguna de la ropa que llevo la pago crudo con esa vieja. Ni tan siquiera me deja acercarme al pequeño perro Chopper- resopló.- cada día esta peor.

-yo lo veo normal.- dijo el peliverde.- ya tienes veinte años, el tiempo para casarte se acaba.

-ya lo sé... y en estas condiciones yo también deseo casarme ya, solo para perderle de vista. Cada noche ruego con mas fuerza que llegue el momento de mi boda y mi libertad...


Mientras tanto, en el palacio real.

-¿donde está? -preguntaba el rey Bon Clay I corriendo ofuscado por los lujosos pasillos.- ¿donde está el príncipe Sanji?

-en su cuarto señor.- le contestó un guardia.

-gracias.- respondió y fue raudo y veloz a la habitación del príncipe.- ¡Sanji!-entró de un portazo en la habitación.

-si padre, puedes pasar.- dijo el chico de cabellos rubios mirándose en el espejo terminándose de arreglar.

-¿donde esta la chica?

-¿que chica?

-la que trajiste anoche a escondidas.

-ah... pues supongo que ahora estará desayunado felizmente con su familia contando con todo detalle la romántica velada que tuvimos.

-es decir, que no vas a volver a verla.

-no me acuerdo de las mujeres que repiten en mi cama, padre.

-no me refiero como amante, me refiero como a esposa.

-otra vez con eso- resopló.

-¡pues claro que otra vez con eso! ¡ya hace un año que deberías estar casado e intentando darme nietos!

-si los tienes no lo sé.

-Sanji- intentó razonar.- hijo mio, te he puesto las mujeres mas hermosas de todas las noblezas y realezas que conozco por delante ¡y las has rechazado a todas! Hasta al princesa Vivi cuya unión nos hubiese convenido mucho ¡por dios! ¡rechazaste a la emperatriz Bon Hancock!

-lo cierto es que nunca las rechace, padre, menos ellas a mi, y esas dos en especial de las mejores noches que he pasado.

-eso son las mujeres para ti, noches en vela dale que te pego.

-no es eso es...- suspiró como con nostalgia.- es que yo amo a todas las mujeres, no puedes espera a que me cierre solo a una.

-¡esta bien! ¡se acabo! ¡tu lo has querido! ¡organizaré un baile!

-oh, padre, que buen regalo.

-de regalo nada. En ese baile tendrás que buscar a la mujer que será tu futura esposa hasta el fin de los tiempos.

-pero padre...

-¡nada de peros! Si no la consigues en el baile el reinado caerá sobre tu primo Duval.

-¡no puedes hacer eso!

-es que yo no lo hago hijo. Las leyes de nuestro reino dice que si el príncipe no se casa no podrá ascender a la corona.

-¡eso nunca me lo has dicho!

-porque nunca pensé que ibas a llegar a estos extremos! Estas avisado.- y dicho esto salió de la habitación con otro portazo.

El rubio se sentó en su cama abatido expulsando el aire de sus pulmones.

-joder...


La noche oscura les había cubierto la huida, que fue de todo menos sigilosa, pero gracias a alguna divinidad que les vigilaba Dadan no despertó.

-bien, ya estamos aquí.- dijo Zoro quitándose la camiseta y los zapatos al llegar al lago.- ¿listo para ver mi estela desde lejos?

-mejor no hables de lejos que después te pierdes.- bromeó el pequeño estirándose. Zoro le puso mala cara.

-bueno ¿vamos a estar hasta que la señora de la casa de el primer rugido de la mañana o nos metemos en el agua ya?

-ya!- dijo saltando al agua en bomba.

-¡eh, haciendo trampas no vale!

-¡jajajaja!

Su meta era la de siempre, una roca en medio de lago donde podían sentarse los dos a contemplar el cielo nocturno. No perdían de vista esa roca a la vez que nadaban en el agua donde se reflejaba todas las constelaciones de la cúpula azul, como si nadaran en el mismo universo.

-ja!- exclamó con victoria el peliverde al tocar con su palma de la mano la roca.- ni con segundos de ventaja me ganas.- dijo subiéndose a la roca.

-joo... ¿por qué nunca te gano?

-porque eres mas chico.- le tendió la mano para ayudarle a subir.

-solo son dos años de diferencia.- agarró la mano y se unió a su amigo en lo alto de la roca.- vaya... hoy el cielo esta de lo mas bonito.

-es que no se ve ni una nube, esta todo despejado. Me recuerda a los cielos que vi navegando una en alta mar.

-¿en uno de tus viajes?

-si... llevo mucho tiempo sin andar de un lado para otro, espero que cuando llegue la hora de partir no este demasiado desentrenado- rió con naturalidad.

-¿cuanto te falta para reunir el dinero?

-aún me falta.

-bueno- se alzó de hombros.- así podrás aún estar más tiempo con nosotros.- le dedicó una amplia sonrisa, tan bonita que el peliverde le escondió la cara para que no viera que se había puesto colorado.-¿te pasa algo?

-no... nada.

-mm...

Aunque Luffy no se daba cuenta el ambiente estaba muy tenso, tanto que al más mayor de dieron ganas de huir.

-bueno, volvamos a casa.

-¿ya?

-¿estas demasiado cansado para otra carrera?- preguntó antes de tirarse de cabeza al agua.

-¡claro que no! ¡te ganaré! ¡algún día lo haré!


A la mañana siguiente...

-ah! Dios!- bramó Dadan al despertarse bruscamente por la luz del sol.- ¡maldito criajo de pelo verde! ¡despiertame con mas delicadeza!

-lo siento mucho.-dijo sin ningún sentimiento en la voz.

-¡si lo sientes no lo hagas más! ¡que me tienes harta!

-si, señora. Aquí tiene su desayuno, junto con el periódico. Si me disculpa.- y se fue.

-maldito niño... le contraté porque trabaja mucho por poco pero a este paso para mi salud saldrá mas rentable despedirlo.- sorbió un poco de café y recogió el periódico el cual ojeó durante largo rato hasta que...- ¡aaah!

Su grito fue escuchado por todos los rincones de la casa despertando de un sobresalto a Ace, Luffy y el perro Chopper.

-¿que pasa?- preguntaron casi asustados todos en el umbral de la habitación de la mujer. Al ver la escena miles de gotitas de sudor se resbalaron por sus cuerpos.

-oh gracias Señor, gracias.- se reverenciaba hacia la ventana dando gracias una y otra vez.

-esto... Dadan- le llamo Ace.- que la Meca esta para el otro lado.

-¿te encuentras bien Dadan?-preguntó inocente el hermano pequeño.

-¡estupendamente!- se levantó pletórica.- es mas, no recuerdo haberme sentido tan bien desde que vuestro abuelo vivía ¡Jajajaja!

-se ha vuelto loca.- afirmó el peliverde.

-¡mirad esto y atreveos a llamarme loca!- le pasó el periódico a Ace.- lee.

-es muy largo.

-le esto.

-"...por esto le informo de que se celebrara un baile en el interior de las puertas de palacio al que se deberá acudir de gala, escoltados en una carroza..."

-eso no, esto.

-"con la intención de que el príncipe encuentre allí su futuro con...yugue"

-¿has visto querido Ace? Y justo aquí al lado, es que cuando eres buena y bondadosa como yo el destino te sonríe... por fin...- se limpió las lagrimas de felicidad con un pañuelo.- mis esfuerzos se verán recompensados...

Mientras la mujer seguía perdida en sus sueños el joven de las pecas seguía observando el anuncio del rey.

-pero... si el príncipe es un hombre.

Continuara...