Prólogo: ausencia
La batalla se acercaba, pero ellos no se sentían preparados. Tras el intento fallido de recuperar a Inoue, que fue secuestrada por los arrancars, y llevada a hueco mundo, el ambiente estaba tenso, incluso sería posible cortarlo con las manos. No hablaban, simplemente se preparaban para lo que ocurriría, si los cálculos eran correctos, dentro de dos semanas.
Habían fallado, y eso había causado una deuda con sus almas que tenían que subsanar.
Los tres, Ichigo, Ishida y Chad, estaban otra vez en aquel extraño lugar debajo del almacén e Urahara que recorría prácticamente todo el subsuelo de Karakura. Estaban llenos de heridas, agotados y con un peso en el alma inabarcable, porque le habían fallado a Inoue.
-L siento, hemos fallado, no hemos podido traerla- esas palabras salieron de la boca de Ichigo con una monotonía inusual en él, como las de un autómata... Había dejado algo más que una compañera en hueco mundo...
-Vaya por dios...- Urahara y Yoruichi miraban hacía los tres exhaustos chicos con mirada seria- que se le va a hacer... Por ahora tendremos que curar vuestras heridas, pero antes...- Urahara echó una mirada hacia una roca un ando alejada, donde una chica morena y con el pelo corto estaba apoyada en ella. Sus ojos tenían una expresión indescifrable...
