El sable de luz se movió de una manera cegadora en sus manos, formando un imparable remolino azul que hizo retroceder a su contrincante.
Aquel día Obi-Wan sentía la Fuerza con mucha intensidad en él, pero era una intensidad distinta a la que él no estaba acostumbrado.
Oscura. Turbia.
Fee`Rikh, su adversario, le miró con cautela. Su frente azulada se arrugó cuando frunció el ceño, percibiendo algo diferente en el habitual tranquilo y sereno maestro Jedi.
Fee`Rikh no era un maestro, había superado las pruebas y obtenido el título de caballero hace tan sólo una semana. A pesar de ello era inteligente y muy hábil en el manejo de la espada para su temprana edad. Era una verdadera lástima que justo aquel día le hubiesen asignado a Obi-Wan para perfeccionar su entrenamiento.
Porque sentía unas ardientes ganas de golpear, desintegrar y matar todo lo que se pusiese en su camino.
Fee´Rikh atacó, pero la Fuerza fluyó desde el interior de Obi-Wan y guió su brazo. Ambos sables de luz chocaron y vibraron, y ambos Jedis se miraron durante unos segundos.
Después, Obi-Wan lo empujó hacia atrás con el sable de luz, rompiendo el contacto y haciéndole caer de espaldas. Toda la rabia cumulada en su interior se liberó, y con un grito clavó el sable en el suelo, a pocos milímetros del cuello del Jedi.
Fee`Rikh dejó escapar un grito cuando el plasma en estado puro del arma rozó su piel, y se apartó con rapidez. De inmediato entraron dos auxiliares para atenderle y se lo llevaron de allí apresuradamente.
Obi-Wan se inclinó para coger su sable de luz.
-Sobrepasado te has, maestro Kenobi.- dijo una voz cascada detrás suya.
Él se giró, mientras el sable se apagaba en su mano.
-Ha sido una quemadura superficial, maestro Yoda. Se recuperará.
El pequeño Jedi verde sacudió la cabeza.
-Rabia en tu interior detecto, Obi-Wan. Ese sentimiento controlar deberías.
Él suspiró, colgándose la empuñadura del sable de su cinturón y pasándose una mano por el pelo rubio.
-Tiene razón, Maestro. Siento haberme excedido.
Yoda le miró fijamente. Sus ojos verdes parecieron mirar a través de su alma. Arrugó los labios.
-Disgustado por lo de Cato Neimoidia tú sigues, ¿no es así?
-Si me hubiesen enviado allí, tal y como pedí, Anakin no tendría por qué haber corrido ese riesgo...
-Ese riesgo correr debía.- interrumpió Yoda, golpeando el suelo con el bastón – Su misión era y aprender debía. No todo enseñarle puedes, Obi-Wan. Que Anakin ya no es tu padawan recordar debes.
-Lo comprendo. Pero aún así el consejo sabía que ambos éramos el equipo perfecto para esa misión... ¿Porqué no me enviaron a mí también?
-El que pidió que no se te enviase yo fui. Las Guerras Clon desgastado te han, y en descansar harías bien. Un Jedi sin la mente despejada y clara en peligro una operación pone. Ahora es cuando más fuerte te necesitamos, y dejar tu vida en la guerra de poco te servirá.
Obi-Wan apretó los labios en una fina línea.
-Entiendo, maestro. Pido disculpas por mi comportamiento. No se volverá a repetir, se lo prometo.
Yoda asintió.
-Disculpas aceptadas, general. Que la fuerza te acompañe.
Obi-Wan golpeó con rabia el colchón de su cama.
¿Qué demonios le ocurría a Yoda? ¡Él tenía la mente clara y despejada hasta que le negaron ir a Cato Neimoidia!
El maestro Jedi yacía boca abajo en su cama, y apretaba con fuerza las manos en un puño. La rabia y el enfado removían algo dentro de él, rompiendo su calma y su serenidad con la fuerza de las olas que se estrellan contra los acantilados de Kamino. Las palabras que dijo Yoda una vez hace mucho, mucho tiempo resonaron en su cabeza.
"El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento, y el sufrimiento lleva al lado oscuro"
Él había tenido miedo por Anakin. Sabía que aún no era lo suficientemente sabio y maduro como para enfrentarse a una misión de esa envergadura solo. Y también había sentido ira al enterarse de la decisión del Consejo de que él permaneciese en Coruscant.
Trató de calmarse, abriendo su mente a la Fuerza, pero lo único que sintió fue un torrente de rabia oscura que nublaba su entendimiento y le impedía pensar en otra cosa que no fuese aquella petición denegada. ¿Por qué? ¿Había decepcionado a Yoda? ¿O quizá al consejo en general? Aquella idea solo le sirvió para enfurecerse aún más. ¿Qué había hecho para merecer su desconfianza? Seguro que Shaak-Ti tenía que ver algo en todo eso, ella tampoco...
En ese momento alguien golpeó la puerta de su habitación. Obi-Wan inspiró hondo y se incorporó en la cama. Hizo un gesto vago con la mano y la compuerta se deslizó hacia arriba, dejando pasar a Mace Windu.
-General Kenobi. Espero no llegar en mal momento.
-En absoluto. ¿Qué quieres?
- El Consejo acaba de convocar una sesión.
Obi-Wan tomó asiento en su butaca correspondiente dentro del círculo del Consejo. Estaba anocheciendo, y la sala estaba iluminada tenuemente por lámparas de luz rojiza. El resto de maestros ya estaban en sus sitios, y sin saber porqué sintió una repentina intranquilidad.
-Ki-Adi-Mundi, una sesión convocado has.- dijo Yoda, apoyando su barbilla en sus manos, que estaban recogidas sobre su bastón de gimer.
-Es cierto, maestro. He convocado esta reunión por un motivo.- afirmó Ki-Adi-Mundi – Las Guerras Clon están cobrándose muchas víctimas entre nosotros. No deberíamos permitir que la situación nos supere, o de lo contrario dentro de poco tiempo la continuidad de los Jedi correrá peligro.
-¿Y qué sugieres?- inquirió Mace Windu, alzando una ceja inquisitivamente.
-Propongo una modificación del código, para que de esta manera un maestro pueda enseñar a dos padawan de manera conjunta.
Decenas de cuchicheos ahogaron su voz, y Obi-Wan acarició su barba. No le gustaba el cariz que tomaba aquello. Modificar el código no podía traer nada bueno.
-Estoy de acuerdo.- apoyó Shaak-Ti – Y todos los maestros que no tengan padawan en este momento deberían tomar al menos uno.
Hubo murmullos de aprobación. Obi-Wan se levantó.
-¡Me opongo a esa sugerencia!
-General Kenobi, siéntese.- dijo Yoda amablemente.
Obi-Wan se sentó, intentando ocultar su expresión disgustada. Lo último que necesitaba era un padawan en aquellos momentos... Estaban en guerra, y no pensaba ocuparse de un niño cuando debía liderar un ejército.
Sintió la mirada esmeralda de Yoda clavada en él, leyendo su interior como si un espejo se tratase.
-La propuesta es interesante.- dijo Vima, la única mujer del Consejo aparte de Shaak-Ti – Voto a favor.
-¡En el nombre de la Fuerza!- exclamó Obi-Wan - ¿Os estáis oyendo? ¡Tenemos una guerra por delante, y lo último que necesitamos es perder el tiempo en entrenar más padawan!
-Quizá si tú hubieses dedicado más tiempo al tuyo no tendrías que estar todo el tiempo encima de él, Obi-Wan.- replicó Shaak-Ti, cruzándose de brazos.
Algo se rompió en el interior del maestro Jedi, como si se hubiese retirado un tapón y algo oscuro e hirviente se hubiese derramado. Con un movimiento fulgurante activó su sable de luz, dio un salto y cayó frente a Shaak-Ti.
-No te atrevas a decir eso.- dijo con furia, apuntándola con su sable – No te permito que hables así de Anakin...
-¡Obi-Wan Kenobi!- la voz de Yoda resonó por toda la sala, sumida repentinamente en un profundo silencio – Guarda tu espada y sal de esta sala.
Él miró a Shaak-Ti durante unos instantes. Ella le devolvió una mirada serena y ligeramente burlona que le hizo apretar el puño aún más en torno al mango del sable de luz.
Todos los maestros contenían el aliento a la espera de que él retirase el arma.
Finalmente, Obi-Wan apartó el sable de luz y lo apagó con un leve zumbido. Solo se oía su respiración acelerada en medio del silencio del resto de los maestros, en medio de sus miradas anonadadas y acusadoras. De pronto, se sintió helado al percatarse de lo que había hecho. Miró a todos los miembros del consejo, y no pudo soportar sus expresiones ni el tinte desaprobador de sus ojos. Salió de la sala con paso apresurado, lo más deprisa que pudo sin correr, hasta que llegó al pasillo. Una vez allí corrió hasta su habitación, sin importarle las miradas extrañadas de demás Jedis y padawan. Solo necesitaba estar solo... Tenía que meditar.
Se apoyó en el lavabo del baño y miró su reflejo en el espejo.
¿En qué se había convertido? ¿Desde cuándo su manera de actuar era aquella, como la que acababa de demostrar en el Consejo? Había amenazado a Shaak-Ti con su sable de luz... En el nombre de la Fuerza, ¿qué había hecho?
Pero Obi-Wan lo sabía muy bien. Esa sensación turbia, escurridiza que se apoderaba de él en algunos momentos era la causante de todo eso. La Fuerza hacía días que no llegaba hasta él con toda la pureza que debería, y lo peor es que él lo había sabido... Lo había sabido desde el principio y no había hecho nada. Y ahora quizá era demasiado tarde.
Una lágrima se deslizó por su mejilla. Una lágrima preñada de dolor y sufrimiento ante el pensamiento de ser expulsado de la Academia, lejos de los Jedi. Un dolor que le sumía aún más es la oscuridad que le rodeaba, asfixiándole...
Sintió la mano incorpórea de Qui-Gon Jinn sobre su hombro.
"Aún puedes hacer algo. No te abandones al sufrimiento; lucha"
Obi-Wan apretó las uñas contra la palma de la mano. Sí, su antiguo maestro tenía razón. No abandonaría.
Empezaría desde cero.
Obi-Wan se afeitó y cortó su pelo muy corto, menos un mechón, que trenzó. Mientras mechones de cabello rubio caían al suelo inmaculado del baño, otra lágrima se desprendió de sus ojos azules y resbaló por su piel.
"Te fallé, Qui-Gon. Espero poder enmendar mi error"
La sala de meditación se encontraba sumida en la penumbra. Mace Windu, sentado sobre un almohadón con las piernas cruzadas, miraba inescrutablemente a Obi-Wan, que se hallaba también sentado frente a él.
-Acepto sus disculpas en el nombre del Consejo, general Kenobi.- frunció el ceño – Lo que no comprendo es su deseo de ser destituido del cargo de Maestro y ser relevado a... padawan.
-Mi comportamiento en la sala del Consejo fue vergonzoso y más que reprochable. Temo estar influenciado por el lado oscuro, maestro Windu.
-¿El lado oscuro, dices?
Obi-Wan asintió.
-Últimamente me siento diferente. Apenas tengo el control sobre mis emociones. Me haría bien el recordar las enseñanzas básicas de todo Jedi, de las que precisan los padawan.
Los ojos oscuros de Mace le escrutaron.
-Sabes que eres prácticamente el Jedi más sabio y poderoso después de Yoda... además de general del ejército clon. Si te relevamos a padawan...
-Si me otorgáis de nuevo el rango de padawan prometo que no volverá a suceder lo que pasó en la sala del Consejo ayer, y que me esforzaré en volver a ser el maestro que siempre he sido. De lo contrario no puedo asegurar nada. Mace, tú más que nadie sabes qué es tener el lado oscuro en tu interior, enturbiando tus emociones y pensamientos. Ayúdame a expulsarlo fuera de mí, por favor.
El korun meditó sus palabras durante unos segundos. Los ojos azules de Obi-Wan expresaban una súplica que no podía ignorar.
-Está bien.- accedió – Mañana por la tarde se presentará tu petición ante el Consejo, y si se aprueba...
"Si se aprueba serás nombrado padawan y dejarás de pertenecer al Consejo. El ejército clon quedará a mi mando hasta que decidas estar listo para retomar tus responsabilidades"
