Las luces del transportador eran cegadoras, murmullos por doquier o al menos eso era lo que sus pocos sentidos lograban interpretar. Sentía unas manos cargarlo por debajo de los hombros, hasta dejarlo caer poco a poco. Subió una mano a su cabeza la cual se llenó de un líquido rojo
sangre
Una gran cantidad de sangre emanaba de la parte frontal de su cráneo llegando a la conclusión de que, una confrontación cuerpo a cuerpo ante un ser de dos metros y medio no era tan fácil como parecía a pesar de su complexión delgada
-¡Jim! ¡James Kirk! este no es el momento para que duermas, tendrás todo el jodido dia para hacerlo pero por favor, ¡NO TE DUERMAS AHORA!-
Los gritos del doctor llenos de angustia hacían temblar a todo el equipo médico en la sala, pero al parecer esto nunca llego a los oídos del aludido.
Una nube negra inundaba los ojos de James llevándose la imagen de su primer oficial como ultimo recuerdo
-Spock, no pongas esa cara... y menos ante todos ellos-
Silencio
El día era muy bueno, incluso para el propio estado de Iowa, cálido, la luz del sol al medio día era cálido, un buen día para que la señora Kirk hiciera la visita anual a su pequeño hijo.
James se encontraba en el patio trasero mientras que Frank tenía un buen rato bebiendo cerveza, esto fue un tanto extraño ya que cada vez que Winona bajaba él no bebía fingiendo ser el novio/niñero perfecto.
Desde hace varios días sus peleas con Frank (a causa de la "huida" de Sam) se agravaban más de lo normal aplicando la norma de "ojo por ojo, diente por diente" , los trofeos de la escuela habían terminado como "blancos" para las armas primitivas del hombre, así mismo James no se podía quedar atrás, las botellas de tequila y vodka añejadas y traídas de su país de origen se convirtieron en el baño de las aves que bajaban al patio.
Cada dia que Frank comprobaba cerveza la casa se transformaba en un ring al ver "quien da más", pero esta ocasión fue diferente diferente.
Dejando a un lado al ebrio que se encontraba en el interior de su casa, se acomodó esperando a la llegada de su madre en la tranquilidad del césped. Winona siempre llegaba tarde, no tenía una hora fija de llegar, podía ser en la mañana, pero eso ya no era posible porque era más de medio día, podía llegar en la tarde, si, tal vez esa sería la hora indicada, a Jim no le importaría estar sin comer todo el día esperando pero, una precipitada botella casi choca contra su cabeza la cual lo sacó de sus ideas
-Tu madre no a llegado enano, tengo hambre- el olor a licor llegaba hasta su nariz a pesar de la distancia, el rubio se puso de pié, llegando a la casa ignoró al borracho de la entrada empujándolo, ya en la cocina abrió la nevera, pero como siempre no había nada.
-Si no te hubieras tragado todo el dinero en mierda, tendrías que comer, asi que rasca con las uñas la alacena a ver si algo aparece-
Los ojos de Jim se encontraban muy serenos a pesar de lo dicho anteriormente, la reacción del menor enfureció a Frank lanzando algunas maldiciones indescifrables, el chico no quería que nada estropeara su día pero el "objeto" Frank era inevitable.
-Entonces no vas a llamar a tu madre mocoso?-
-No soy tu maldita sirvienta-
-Bien, ya lo veremos-
Ninguno rompía el contacto visual, pero el chocar de las botellas al caer rompió el silencio, Frank solamente dio media vuelta y subió al segundo piso, el menor corrió al ver que tramaba
Pero fue demasiado tarde, aquel ebrio sostenía una imagen en un formato antiguo de papel fotográfico, en ella mostraba a Sam, su madre y el, uno de los casi únicos recuerdos donde los tres se mantenían juntos
Y ahora un borracho la tocaba con sus asquerosas manos, James ante aquella escena se quedó paralizado, el coraje lo había inmovilizado y su mente quedo en blanco
-Y ahora enano, aprenderás a respetar a tus mayores-
La imagen que alguna vez sostuvo lo más cercano a una familia estaba hecha trizas, pequeños trozos de hoja caían como si no tuvieran significado alguno, un sin fin de sentimientos y ideas locas llegaban a la cabeza del rubio provocando un gran dolor de cabeza del lado frontal, pero no era tan potente como la rabia que sentía hacia aquel hombre frente a él. Bajó nuevamente a la cocina cegado por su enojo, el "buen día" había acabado ahí, a lo lejos observó unas llaves, eran las llaves del preciado Porsche rojo antiguo, era lo más preciado (y posiblemente único) que tenía Frank.
Todo aquello pasó rápido, subió al coche y al arrancar el motor, a lo lejos se escuchó como alguien gritaba su nombre.
A pesar de su corta edad sabia manejar muy bien, aunque el viejo auto era distinto a los autos modernos no era difícil de controlar, y este no tenía toldo así que todo el aire chocaba contra su rostro, la ira se convertía en gozo y éxtasis olvidando por unos instantes el incidente de hace unos momentos, pero en el momento que se escuchó la sirena de una moto policíaca todo se terminaría ahí.
Los avisos del robot policíaco y el barranco a unos metros pasó como una ráfaga de luz, en un momento estaba en el coche y al otro se encontraba en el seco piso a unos milímetros de caer, el Porsche se esfumó como su apreciado recuerdo, nunca quedarían a la par pero al menos sentiría un poco de lo que el sintió al ver su foto hecha trizas.
Jim dio gracias a dios de que el policía no era un humano, por que haber sido uno lo más seguro es que lo hubieran llevado a la comisaría del estado pero no fue así, aquella máquina solo dio registro de la infracción por ir a alta velocidad y la caída del coche (gracias a la ineficiencia aun de este sistema).
Ya estando en su casa, Frank no se encontraba y el robot dejó a Jim con un aviso de los echos anteriores, el dolor de cabeza aun se mantenía y el dolor de su corazón al ver aquella foto le daba náuseas, paso dejando las pequeñas hojas en el suelo dejándose caer en su desaliñada cama...
Si esa calle fuese mía
Yo mandaba a enladrillar
Con piedritas de brillante
Para mi amor pasar
La noche ya había caído y las lágrimas empapaban los ojos de Jim, el cual solo encontraba consuelo abrazando fuertemente a un almohadón, pero unas manos cálidas tocaron sus rubios cabellos acariciando lentamente su cabeza...
En esa calle hay un bosque
Que se llama emoción
Dentro del vive un ángel
Qué robó mi corazón
Ésas manos suaves eran las de Winona, no quería verla a la cara por tanta vergüenza y enojo que sentía por arruinar la visita de su mamá, las lágrimas no dejaban de brotar pero estas fueron secadas en el instante que salieron...
Si robé
Si robé tu corazón
Es por que
Es por que te quiero bien
Si robé
Si robé tu corazón
Es por que
Tu robaste el mío también...
-Lo siento Jim-
Silencio
Aquella voz dulcemente quebrada sonaba una y otra vez en su mente, todo era oscuro nuevamente, pero sentía un calor en su mente, y no era su madre
-Jim ... T'hy'la-
Era la voz de Spock sonar en su conciencia, trato de moverse y unos manos se lo impidieron, poco a poco abrió los ojos y vio los ojos del vulcano frente a los suyos, y su mano en la posición de fusión menta
-Hey Jim, chico, ¿acaso tuviste pesadillas? Dale gracias a dios que haya sido eso y no un hematoma, asustaste al duende casi como aquella vez con el mal nacido de Khan-
La voz de Bones era totalmente reconocible, siempre con su tono de ironía y a la vez con una preocupación casi maternal...
Nadie decía nada, ni Jim ni Spock, este último solamente acariciaba las cienes del rubio con su dedo índice y medio, no era necesitarías las palabras ante tal acto, pero Bones debía de interrumpir con una pregunta que lo había estado comiendo desde hace unas horas
-James Tiberio Kirk, me puedes decir que estabas pensando al enfrentarte ante un monstruo de tres metros y más de 200 kilos?-
Una sonrisa melancólica se formó en los labios de Jim antes de responder a esa típica pregunta.
