DISCLAIMER: Los personajes de esta historia pertenecen a Marvel
Este fic participa en el Reto especial: Halloween Assemble 2.0 del foro La Torre Stark
Sé que al ser halloween debería tratarse del género terror, pero me salió en angst desde lo profundo de mi corazón y no pude evitar escribir esto.
Disfruten.
I.
Seducción. Durante mucho tiempo -demasiado a una joven edad- esa había sido una disciplina para Natasha Romanoff. Parte de una lista reglamentaria esencial para su desempeño a la hora en la que tenga que llevar a cabo una misión.
—Descuidada. No debes intentar fracasar.
Fueron las palabras de una mujer con un vestido largo y una expresión severa.
—Estas hecha de mármol. Tu nunca fallas.
Y ella en aquel entonces había sentido éso como un halago. Lo había creído como una verdad única, tan confiada y presumida. Tan altiva y petulante. Auto suficiente.
Tan ingenua e ilusa. Que equivocada había estado.
Oh Natalia Alianovna, pobre huérfana desamparada, ¿Enserio alguna vez pensaste que llegarías a algún lado con tus engaños y manipulaciones? Mírate ahora; sentada en la áspera alfombra de algún motel barato, escapando de la ley; con unas cortinas cubriendo tu miseria y algunas botellas medio vacías sobre un estante polvoriento. Torturándote con los recuerdos de aquellos a los que engatusaste con tus juegos de seducción; quienes se robaron por accidente tu corazón, pero cuyo afecto nunca lograste obtener.
Quien te había salvado la vida en más de una ocasión, lanzando una flecha a tu corazón inconscientemente. Pero cuyo amor ya estaba siendo ocupado por otra mujer a la que llamaba cariño y dos niños que te decían tía.
Luego vino aquel de noble corazón, que con sus ojos e inocentes modales se había infiltrado en cabeza. Pero que lamentablemente, tenía ya en su mente el retrato congelado de una joven de otra época. Una chica a la que nunca podrías suplantar. Jamas había podido verte como querías.
Y, finalmente, la persona que con una sonrisa te había hecho perder en su mirada. A quien creíste que te entendería, que podría corresponder a tus sentimientos. Aquel que se había reído de tu confesión, como si se tratara de un mero chiste. Para luego, al verte como una pequeña oveja a punto de llorar, te rechazo. "No eres tu, soy yo" había sido su excusa; "Odiaría lastimarte" fue el discurso al que respondiste con una sonrisa de falsa compresión, para luego retirarte con la poca dignidad que -creías- aún te quedaba.
Oh, Natalia Alianovna, pobre y vil serpiente ponzoñosa: ¿Al fin lograste abrir los ojos? ¿Ya puedes ver a donde te han llevado tus juegos de niña mala? A pesar de que lo veas, fingirás que nada pasa.
Jamas admitirás que, finalmente, te haz quedado sola.
