Ningún personaje del universo de Harry Potter me pertenece. Todos le
pertenecen a JK Rowling.
Malfoy miro su escoba y sonrio. El campo de Quidditch estaba solo, sin nadie a sus alrededores. Después de todo solo eran las 5 de la mañana, y ni siquiera Oliver Word, se habria levantado a entrenar a esas horas. Fue facil salir de Slytherin, sin que nadie se diera cuenta, Goyle y Crabbe dormidos profundamente.
Miro su chaqueta y se aseguro que su contenido estuviera alli. Su madre jamas se lo perdonaria. Sonrio una vez mas. Se lo habia prometido a su madre, le habia prometido que seria fuerte.
Se subio a su escoba y comenzo a subir. Una de las cosas que Draco amaba era sentir el aire en su rostro cuando volaba. Y penso una vez mas que habia dejado de realmente disfrutar el jugar quidditch cuando se volvio una competición en contra de Potter.
Subio y subio, y podia ver todo Howgarts desde arriba. Una vez mas Draco sonrio.
Le habia prometido a su madre que seria fuerte.
"Lo siento madre"
Lamentablemente...no todas las promesas pueden ser cumplidas.
Malfoy hizo girar su escoba. Y se solto.
La sonrisa de su madre. Amaba la sonrisa de su madre.
Una sonrisa, que solo era para el, pues su madre, Narcisa Malfoy cumplia perfectamente con ser la esposa de una persona como Lucius. Fria, elegante y refinada. Una persona que al igual que su padre nunca sonreia....excepto cuando estaba con el.
La voz de su padre. Amaba la voz de su padre. Amaba su tono frio y autoritario. Amaba ver como los que la escuchaban comenzaban a temblar y obedecian. O casi todos. Amaba como su voz parecia dominar el espacio y fluir en el. Y amaba el tono de voz que su padre utilizaba en casa cuando estaban a solas. Un tono...un poco menos frio, un poco mas amable. Tono que nunca utilizaba ...excepto cuando estaba con el.
Amaba a su padre. Amaba a su madre. Contrario a lo que todos pensaran, sus padres habían sido grandiosos con el. Contrario a lo que todos pensaran sus padres nunca lo habían castigado con torturas como todos murmuraban en el colegio. No eran calidos ni cariñosos como los padres de los mocosos Weasley. No abrazaban ni besaban a su hijo como otros padres. Pero lo amaban. Los Malfoy amaban a su hijo. Lo amaban a el.
Por eso lo sentia tanto.
Malfoy miro su escoba y sonrio. El campo de Quidditch estaba solo, sin nadie a sus alrededores. Después de todo solo eran las 5 de la mañana, y ni siquiera Oliver Word, se habria levantado a entrenar a esas horas. Fue facil salir de Slytherin, sin que nadie se diera cuenta, Goyle y Crabbe dormidos profundamente.
Miro su chaqueta y se aseguro que su contenido estuviera alli. Su madre jamas se lo perdonaria. Sonrio una vez mas. Se lo habia prometido a su madre, le habia prometido que seria fuerte.
Se subio a su escoba y comenzo a subir. Una de las cosas que Draco amaba era sentir el aire en su rostro cuando volaba. Y penso una vez mas que habia dejado de realmente disfrutar el jugar quidditch cuando se volvio una competición en contra de Potter.
Subio y subio, y podia ver todo Howgarts desde arriba. Una vez mas Draco sonrio.
Le habia prometido a su madre que seria fuerte.
"Lo siento madre"
Lamentablemente...no todas las promesas pueden ser cumplidas.
Malfoy hizo girar su escoba. Y se solto.
La sonrisa de su madre. Amaba la sonrisa de su madre.
Una sonrisa, que solo era para el, pues su madre, Narcisa Malfoy cumplia perfectamente con ser la esposa de una persona como Lucius. Fria, elegante y refinada. Una persona que al igual que su padre nunca sonreia....excepto cuando estaba con el.
La voz de su padre. Amaba la voz de su padre. Amaba su tono frio y autoritario. Amaba ver como los que la escuchaban comenzaban a temblar y obedecian. O casi todos. Amaba como su voz parecia dominar el espacio y fluir en el. Y amaba el tono de voz que su padre utilizaba en casa cuando estaban a solas. Un tono...un poco menos frio, un poco mas amable. Tono que nunca utilizaba ...excepto cuando estaba con el.
Amaba a su padre. Amaba a su madre. Contrario a lo que todos pensaran, sus padres habían sido grandiosos con el. Contrario a lo que todos pensaran sus padres nunca lo habían castigado con torturas como todos murmuraban en el colegio. No eran calidos ni cariñosos como los padres de los mocosos Weasley. No abrazaban ni besaban a su hijo como otros padres. Pero lo amaban. Los Malfoy amaban a su hijo. Lo amaban a el.
Por eso lo sentia tanto.
