Advertencia: Leves spoilers de Spirit Tracks y A Link Between Wolrds, pero se ignora el hecho que ocurren en lineas de tiempo diferentes. Y un poco de Ooc, para no dejar a Link como un personaje plano.
Disclaimer: The Legend of Zelda es propiedad de Nintendo.
Ciclo sin fin
Link no recuerda cuál de todas sus memorias de vidas pasadas es la primera. Sólo sabe qué en todas fue un héroe, aun sin quererlo.
No importaba cuantas veces reencarnara, las divinidades siempre se las arreglaban para que Link dejara todo lo que tenía —desde sueños y ambiciones, hasta sus seres queridos— para que cumpliera con su deber de héroe.
Por ello, cuando parte de la Aldea Nostra rumbo al Castillo de Hyrule. Link siente que por primera vez es libre de obligaciones, que por una ocasión tiene el privilegio de poder cumplir con uno de sus sueños, en esta vida es ser un maquinista.
Pero todas esas esperanzas se esfuman cuando se acerca a Zelda para recibir su Título de Maquinista y esta le pide que se reúna con ella en secreto.
«Siempre lo mismo», piensa Link. Sabe que el que Zelda le pida un favor no es más que un eufemismo que utilizan las Diosas para informarle que es momento de cumplir con su responsabilidad de ser el héroe de Hyrule, otra vez.
.
«Ya nada tiene sentido» piensa una y otra vez.
Ya no puede hacer otra cosa más que resignarse. Una vez se pierde la capacidad de soñar, la vida deja de tener un significado.
Por eso a Link ya no le interesa morir, sabe que la historia se repetirá sin darle siquiera una oportunidad de ser alguien normal.
Su existencia es sólo un ciclo que se rehará eternamente.
.
Cuando conoce a Ravio, Link no puede evitar envidiarlo un poco. Porque él, a diferencia suya, es un espíritu libre.
Sin embargo, cuando se enteró que se trataba de su contraparte de Lorule, Link siente como toda la envidia se convierte en decepción y resentimiento. Más no es contra Ravio, sino contra sí mismo por no poder ser un cobarde como él.
Y ahora que conoce el futuro de Hyrule si no estuviera ahí, es incapaz de de abandonar su compromiso. No porque las Diosas lo quieran así ni porque el destino lo haya escrito de esa forma hace mucho tiempo. Sino porque ahora Link es consciente del peso que recae sobre sus hombros.
En su simple existencia están las esperanzas de todos, el futuro de un reino y sus habitantes.
Por primera vez en mucho tiempo, Link vuelve a sentir la pasión recorrer sus venas. El deseo de luchar por la justicia y el empeño por defender la vida de seres inocentes.
Tal vez, por sólo un momento, la vida del héroe vuelve a tener sentido.
