Buenos pues aquí traigo el capítulo 0 de mi nueva locura. Por primera vez la historia estará basada en la serie The 100. Y como no podía ser de otra manera, los que me conoceis lo sabeis, centrada en Lexa y Clarke. Vamos que es una historia CLEXA. Supongo que no será un fic muy largo, pero siendo yo todo puede pasar. Espero que os guste. Y toda crítica es aceptada, ya sea ésta buena, mala o regular. No pongo fecha para el siguiente capitulo pero intentaré que sea esta misma semana.
Imponía ver a la comandante en mitad de la noche, iluminada tan solo por una suave luna. Hacía ya un rato que había detenido su montura, dando la misma orden a sus acompañantes. Pero todos continuaban aun a lomos de sus caballos. Según los exploradores en el interior de ese puesto comercial se encontraba Clarke del pueblo celeste, su Clarke.
Tensó la mandíbula. Elevó la vista al cielo y llenó sus pulmones de aire, solo entonces desmontó. Caminó los pocos pasos que le separaban de la puerta de la tienda. Peor fue incapaz de entrar. Su cerebro decidió que ese era el mejor momento para hacer que recordase cada instante que había vivido con Clarke.
Lexa quería conocerla. Quería saber cómo era aquella que había asesinado a 300 de sus mejores guerreros. Quería mirarla a los ojos y ver que había dentro de ella. Quería todo eso para después matarla con sus propias manos. Debía reconocer que se sorprendió. Nunca hubiera pensado que fuese de aquella forma.
Tenían su ultimátum, o se iban o morían. Y en lugar de rendirse ella apareció en el campamento, sola y desarmada.
-Tú eres la que quemó vivos a 300 de mis guerreros- Esas fueron las primeras palabras que Lexa dirigió a la líder del pueblo celeste. Su respuesta le sorprendió, cualquier otra persona sentía miedo con solo la presencia de la comandante pero ella tuvo el valor de responder- "Y tú la que los envió aquí a matarnos" – Esas fueron sus palabras.
Clarke llevaba una oferta. Se presentó, Clarke del pueblo celeste, no para rendirse sino para ofrecer algo a cambio de una tregua.
Anya, aquella que había sido la mentora de la comandante murió a su lado. Aquella creyó en lo que le dijo, o al menos así decía Clarke que sucedió. Y por alguna extraña razón, ya en aquel su primer encuentro, Lexa creyó en ella. Cada vez que se reunían iba sorprendiéndose más.
Lexa tragó en seco cuando su cerebro le recordó a la perfección el día, o mejor dicho la noche en la que todo comenzó a cambiar. La noche en la que Clarke, su Clarke del pueblo celeste, comenzó a morir.
Para los terrestres la sangre exige sangre. Y querían venganza. Venganza por la muerte de inocentes. Clarke intentó salvar a su hombre. Lo intentó hasta la extenuación. Y aunque fuese de una forma tan cruel para ella, al final logro salvarle.
Los terrestres sólo querían la sangre de aquel al que llamaban Finn. Masacró un pueblo, niños, ancianos. Y esos asesinatos merecían su sangre. Clarke no entendía que no pidiesen la suya, pero es que ella era diferente. Sus actos eran actos de guerra, eran sus vidas o las del enemigo. En cambio su hombre mató a sangre fría, y eso merecía un castigo.
Ella seguía sin entender a la comandante. Intentó convencerla de que todo fue un error, que su hombre creía estar salvando a sus amigos. Y ahí, Lexa lo entendió. Aquel a quien llamaban Finn la amaba y había matado a mis hombres sólo por querer llegar hasta ella.
-Morirá por ti- Le dijo, sus ojos de un intenso azul estaban llenos de lagrimas. Y pensó que en algún momento deberá explicarle que el amor las hace débiles. Eso pensó en aquel momento.
Clarke viendo que no lograría el perdón para Finn pidió permiso para despedirse de él, y Lexa no pudo o no supo negarse. Lo que sucedió después nunca se lo hubiera imaginado. Clarke sacrificó a su amigo para evitarle nuestra tortura. Aquello comenzó a matar a la antigua Clarke del pueblo celeste.
Heda retrocedió unos pasos, le dolía recordar todos aquellos momentos. Porque todos ellos fueron destrozando a la rubia llegada del cielo. Sus ojos se aguaron al recordar que el sufrimiento por la muerte de Finn no terminó con ahí, Clarke tuvo que acompañarles hasta la aldea. El cadáver de Finn ardería al lado de aquellos inocentes a los que había segado la vida. Y Clarke volvió a sorprenderla, fue ella la que prendió fuego a la pira. Ella la que hizo que el cadáver de su amigo ardiese.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lexa al recordar todo lo que sucedió después en aquella aldea. Gustus, él no quería aquella alianza. Pero no fui la comandante la que descubrió lo que sucedió. Aun ahora se preguntaba ¿cómo no vio que su mejor hombre quería destruir lo que Clarke intentaba crear con la muerte de su amigo?
-Yu gonplei ste odon"– Lo dijo en la lengua Trigedasleng. Esa fue su despedida de aquel al que llamaban Finn. Igual que la que Lexa le dispensó a Gustus.
Mount Weather, ese era el enemigo común. Aquello que logró la alianza entre ambos pueblos. Mount Weather, aquello que hizo que el corazón de las dos quedase destrozado.
Lexa no pudo evitar llevar sus dedos hasta sus labios al recordar el beso que ambas se dieron. Sus labios, recordaba lo dulces que sabían, lo suave que sentía su piel bajo su mano. Pero no estaba preparada, Clarke dijo no. Se separó, la alejó. Dijo no estar preparada, no aún. Justo antes de comenzar el ataque a Mount Weather Lexa le pidió que cuando todo terminase se fuese con ella a Polis. Pero cuando la miró vio el rechazo dibujado en su rostro.
Y entonces todo se precipitó; comenzaron a ser atacados, les disparaban, Lexa corrió tras los francotiradores y sucedió. Lexa traicionó a Clarke. Su corazón le gritaba que no lo hiciese. Gritaba que no podía traicionarla. No a ella. Pero tenía que hacerlo. Su traición garantizaba la vida de su pueblo y además… Desde que Clarke llegó a su vida, la gran comandante se había vuelto vulnerable. Debía volver a mostrarse poderosa, era Heda. No una simple guerrera. Era la Heda y no podía ser débil.
Una lágrima comenzó a bañar el rostro de Lexa al tiempo que recordaba el momento exacto en el que ambas se separaron aquella trágica noche en Mount Weather.
-Until may we meet again- Fue lo último que le dijo. Se moría por girarse y decirle que regresaría que sólo se iba a alejar lo suficiente para que los hombres de la montaña creyesen que se había ido. Eso era lo que le gritaba el corazón, pero volvió a ganar el cerebro. No volvió la vista en ningún momento porque si lo hubiese hecho habría corrido a su lado.
Aquella terrible noche, Clarke demostró la fortaleza que tenía, no necesitó la ayuda de los guerreros de Lexa. Encontró la forma de salvar a su pueblo.
Y ahora la comandante, estoy ahí, delante de este puesto comercial porque en su interior está Wanheda. Aquella que era conocida como Clarke ahora era Wanheda y necesitaba salvarla porque todos los clanes la buscan, todos quieren darle caza. Y eso no puede consentirlo. Nadie matará a la mujer a la que ama. Esta vez no piensa dejarla atrás.
Niylah, ese es el nombre de la chica que ahora mismo está con Clarke. Eso es lo que sus exploradores le han dicho. Y por eso está en esa puerta.
Sacude varias veces la cabeza negando, como si con ello pudiese alejar todos esos recuerdos que la atormentan. Sólo quiere entrar y llevarse a Clarke con ella. Cuando entra le extraña que ninguna de las mujeres salgan a su encuentro. Recorre el interior de la tienda buscándola, le han dicho que está ahí.
Se detiene al entrar en una de las estancias. No quiere creer lo que sus ojos le están mostrando. No puede ser real. Ella no puede estar compartiendo lecho con otra mujer. Cuando ellas se besaron, Clarke le explicó que no estaba preparada, que era pronto.
Siente como la furia crece en su interior. Su cerebro le dicta que mate a aquella que ha osado poner sus manos sobre su Clarke del pueblo celeste. Pero sabe que si hace eso, la rubia nunca la perdonará. Y necesite que ella le deje explicarme y le deje demostrarle todo lo que siente.
Clarke ha logrado cambiarla. Antes de que ella apareciese en la vida de la comandante, ésta no habría dudado de matar a Niylah. La habría matado por solo acercarse a aquella que consideraba suya. Pero haciendo eso, sólo demostraría que era una bárbara. Clarke diría que Lexa es la líder de un pueblo primitivo.
La comandante salió de la tienda sin que sus moradoras notasen su presencia. Ya fuera descargó toda su furia sobre el explorador. Indra la mira sin saber qué sucede, pero no se acerca a separarla del hombre.
Indra entra en la tienda sin darle tiempo a detenerla y es entonces cuando Lexa deja de golpear al explorador.
-¡Indra! ¿Qué haces aquí? –Heda conocería esa voz en cualquier lado. Indra sale de la tienda siendo seguida por una Clarke poniéndose aun la casaca. Lexa mira con dureza a Indra, no se siente preparada para tener delante a Clarke, no sabiendo que termina de yacer con otra mujer.
-Lexa…
Pese a la poca luz que les facilitaba el interior de la tienda, se podía ver como la mirada de Clarke se endurecía – Hola Clarke- La rubia la mira con odio- Tenía que asegurarme que estabas bien –Mientras le habla se va acercando hasta ella. Necesita tenerla cerca.
-¡Zorra! – Es el grito que sale de la boca de Clarke al tiempo que la escupe a la cara. Lexa está paralizada, no puede moverme. Le ha dolido tanto lo que ha hecho- Estás muerta, Lexa, te mataré – Esto no puede estar sucediendo es el pensamiento que recorre la mente de la comandante. Clarke no la puede odiar hasta ese punto. Continúa sin moverse. Sus pies están anclados al suelo. Son Indra y el resto los que se mueven y se interponen entre ambas mujeres.
-Clarke, ¿qué sucede?- Las voces han hecho que Niylah se acerque hasta la puerta. Ahora es Lexa la que endurezco mi mirada. La sola presencia de esa mujer hace que deje libre su furia.
-Cogedla - Ninguno duda de a quién se refiero. Clarke se defiende. Con la mirada que lanza Lexa a sus hombres saben que no deben golpearla, no deben hacerla daño. Niylah intenta ayudarla y pese a que su cerebro le dice que se mantenga al margen la golpea. Eso sólo hará que el odio que Clarke siente hacia ella crezca, si es que eso es posible.
-Heda – Indra trata de decirle algo pero no quiere escucharla. No necesita que nadie le diga que se está equivocando. No necesita que le digan que con lo que está haciendo no arreglará las cosas con Clarke, lo sabe pero no puede dejar que la Reina Nia se apodere de ella. Necesita saber que está a salvo, aunque la odie. Sólo espera que llegados a Polis logre ganarse nuevamente su confianza.
