Disclaimer: Harry Potter pertenece a J. K. Rowling.

Este fic participa del reto especial "Homenaje a Rowling" del foro First Generation: The story before books.

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¿Y si Harry Potter no hubiera sido seleccionado en Gryffindor?

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Efecto Dominó.

Capítulo I.

En otra Casa.

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Harry estaba sentado en la mesa en el Gran Comedor, hace pocos minutos que había acabado la Selección. Miraba a sus compañeros hablar con amenos, algunos comenzaban a contarse qué hicieron en las vacaciones, lo emocionados que se encontraban con reecontrarse con viejos conocidos, incluson charlaban sobre lo que esperaban hacer ese año; sonrió, no podía estar en mejor lugar.

Nadie se había dirigido hacia él como El-Niño-Que-Vivió o lo trataban como las personas en el Caldero Chorreante, de hecho, aseguraba que ni siquiera les importaba; pasado un rato, tuvieron que levantarse para ir a su sala común. Sus ojos no se despejaban de todos los artefactos que adornaban Hogwarts, cada se fascinaba más. Se detuvieron cuando al estar enfrente de la cocina, extrañado siguió al prefecto que los guiaba.

¿Esa era la entrada para la sala común de Hufflepuff?

Luego que les indicó cómo entrar, pasaron a través de la puerta y vieron una sala acogedora, decorada con los clásicos colores de dicha casa. Se sentó en el sofá, como ciertos alumnos, mientras seguían dado las intrucciones: la primera fue que no podían subir al cuarto de las niñas, entre otras. Harry no entendió porqué habría de subir ahí, mas optó no preguntar.

El subió hasta llegar a un cuarto vacío, con cinco camas distribuidas, en una estaban todas sus pertenencias por lo que asumió que dormiría en ese lugar; sus otros compañeros quizá llegarían más tarde, después de todo no era muy noche para irse a la cama. Dos chicos más entraron: el primero era rubio y de tez caucásica, el segundo tenía el cabello rizado. Se les hizo vagamente familiares. Ambos tomaron dos literas que se encontraban casi juntas, parecían llevarse bien.

—Soy Ernest Macmillan —se presentó el primero— pero dime Ernie —le sonrió a Potter.

—Y yo me llamo Justin Finch-Fletchley —acotó el segundo— dime cómo quieras.

El aludido los miró, confundido, no parecían ser sus fanáticos como media comunidad mágica, y eso le agradaba; por fin iba a pasar desapercibido.

—Mi nombre es Harry Potter —dijo, un poco retraido. Aun no estaba familiarizado con hablar con la gente, no era algo que hacía en Privet Drive.

Continuaron hablando por varios minutos, en ese momento llegaron más alumnos que ocuparon las dos camas restantes. El tercero en entrar fue un muchacho rubio y con la piel clara: era Zacharias Smith; el último fue un niño de cabellera café y tez medio clara: se llamaba Wayne Hopkins. Wayne solamente tiró sus pertenencias al suelo y se durmió; Smith fingía desinterés a la conversación entre Ernie, Justin y Harry pero en realidad la escuchaba. Estaba interesado por saber si Harry Potter era un engreído, al menos, como decían los medios.

O como lo interpretaba él, en cualquier caso.

Al hacerse más noche, los cuatro decidieron dormirse. Les esperaba un ajetreado día, sobre todo para Harry, quien sería, para su mala suerte, el centro de atención no más saliera de la sala común de Hufflepuff.


Comentarios: Según la wikia, Zacharias, Wayne, Justin y Ernie compartieron cuarto y, también dice, que posiblemente hayan cinco camas en cada dormitorio; imagino que pasados unos minutos Ernie y Justin se hicieron amigos, como de Wayne no dice, prácticamente, NADA tendré que inventarme la mayor parte de sus rasgos, como la personalidad y su físico.

No seguirá el cannon de HP, tampoco Harry, Hermione y Ron serán amigos, momentanéamente no le hallo sentido para que se forme su amistad. Eventualmente sí lo serán aunque no aseguro que sea de la misma manera que en los libros o en las películas.

Zacharias no será el mismo chico, de estar Harry en su misma casa pienso que deberían de, al menos, llevarse bien.

Éste fic abarcará sólo el primer año de Harry en Hogwarts, lo que será un reto porque tengo el límite de diez capítulos y, por cada cap, son quinientas palabras máximo; ni se imaginan lo que me costará escribirlo.

¡Hasta el próximo capítulo!