Beta: Violette Moore

Disclaimer: Nada de Sherlock Holmes me es propiedad de Sir Arthur Conan Doyle y la BBC.

Este fanfic participa en el rally 'The Game Is On' del foro I am Sherlock.

¡Larga vida y prosperidad al imperio de Scotland Yard!

Amigos

—¡Papá!¡Papá! ¿Puede quedarse John a comer hoy? Por favor, por favor. Gritaba sin parar un pequeño niño de cabello rizado oscuro.

—Vale cariño. Se lo diré a mamá y prepararemos mas comida. —dijo el Sr. Holmes dulcemente.

Sherlock tan solo tenía 10 años pero su coeficiente intelectual estaba muy por encima de la media. Por eso y por varias cosas más, como deducir a sus compañeros, no tenía muchos amigos.

Su lista de amigos se basaba en John, su mejor amigo aquel que nunca le fallaría, Greg y Molly.

Y a pesar de tener pocos amigos, él estaba contento de tenerlos. Ya que como decía el dicho 'Se esta mejor solo que mal acompañado'.

Ese día, John fue a casa de Sherlock a comer pues su madre trabajaba en el hospital todo el día y él odiaba quedarse solo.

Al terminar de comer, ambos niños fueron a la habitación de Sherlock, donde hicieron las tareas y jugaron a deducir. Mientras Sherlock deducía sin parar a John le costaba mucho más, cosa que el moreno no pasó por alto. Éste aprovechó la ocasión para reírse de él. Y todos sabemos lo mezquino que puede ser Sherlock cuando se lo propone.

Le dijo que era un inútil que no sabía deducir, que más le valía que fuera aprendiendo.

Lo que Sherlock no esperaba era esa reacción por parte de John. Ya que el rubio, tras levantarse y enseñarle el dedo corazón a su amigo, se marchó. Aunque no lo pareciera, John admiraba mucho a su amigo, que le dijera eso le dolió mucho.

Pasaron días y semanas, pero John y Sherlock seguían sin hablarse. Llegados a este punto, Sherlock decidió pedir consejo a su madre, una mujer cariñosa y comprensiva.

—Mamá, tengo un problema. El otro día, John se quedó a comer en casa ¿Te acuerdas? Pues cuando fuimos a mi cuarto a jugar a las deducciones me reí un poco de él y se enfado. No me habla. —Dijo abrazando a su madre.

—¿Un poco? Sherlock, te conozco, sé mejor que nadie como te pones cuando deduces. Es normal que John se haya enfadado. Así que ve y pídele perdón, estoy segura que lo comprenderá. Seguro que solo fue un error.

—Tienes razón, mamá. Fue un error. No debería haberle hablado mal.

Dicho esto besó a su madre en la mejilla a modo de despedida y fue a ver a John.

Sherlock adoraba hablar con su madre. Ella siempre encontraba una solución para sus problemas y lograba hacerlo sentir mejor.

Al llegar a casa del rubio llamó a la puerta. Una mujer rubia, de ojos azules con una gran sonrisa abrió la puerta. Era la madre de John. Le dijo que John estaba en su cuarto, terminando los deberes.

—Hola. —dijo Sherlock tímidamente.

—Pasa. —respondió de forma cortante.

—John, lo siento mucho. No fue mi intención molestarte. Sabes como soy, sólo me puse nervioso porque tu cerebro no va a la misma velocidad de deducción que el mío, no te lo tomes a mal. Fue un error, no debería haberte hablado mal cuando no habías hecho nada malo. Perdóname, por favor.

—Tranquilo, ya estas perdonado. —dijo levantándose de la silla, acercándose a su amigo y abrazándolo tiernamente.

Porque al fin y al cabo, ¿Qué era John sin Sherlock?¿Qué era Sherlock sin John? Nada y ambos eran conscientes de ello.