Este fic participa del Reto "Reto Especial de Navidad: ¡Seamos generosos" del Foro Alas Negras, Palabras Negras
Disclaimer: Como siempre todo pertenece a mi querido Martin y su saga de Juego de Tronos.
Perdonen la tardanza...esto de mudarme me tiene ocupadísima y sin internet.
Relatos de invierno
Un buen padre
(Para: High Flying Bird)
El no se sentía un padre, o alguien responsable de otras vidas, mucho menos un adulto. Seguía soñando con cosas imposibles, jugando con la muerte y venciendo a los más temibles.
Oberyn se sentía el rey, pero no por el trono, sino por sus acciones, por sus metas.
Eso hizo la tarea de ser un padre lo más difícil del mundo…
—Debería dejarlas con los sirvientes, o venderlas, mi señor—Le aconsejó un hombre que se creía su consejero personal.
La Víbora Roja se hizo presente en él, y tomó al desgraciado por el cuello, alzándolo contra la pared.
—Nunca vuelvas a tratar a mis hijas como mercancía. Ellas no son como tus putas, y jamás se las daré a cerdos asquerosos que busquen sexo o esclavas—Le dijo de una forma tan severa y fría que el hombre se quedó helado, sin saber qué hacer en ese momento. Hasta que fue soltado y luego de una muestra de respeto rápida y torpe, huyó lejos.
…Sí, el no era un buen padre, pero cuidaría de sus hijas sin importar nada, no era algo que le afectase que sean todas bastardas, era culpa suya que nacieran después de todo, así que les aseguró un techo, comida, educación y cuidado, todo lo que cualquier niña debería tener.
—Padre… ¿Podría contarnos otra historia de sus victorias?—Preguntó una pequeña niña sacándolo de sus pensamientos. Estaba agarrada al borde de su manga y le miraba fijamente.
—Claro que si, espera un segundo, iré hasta allí en cuanto termine mis cosas—Le respondió con una sonrisa a la pequeña Serpiente de Arena, Loreza.
Era tan parecida a su madre, que mentiría que no la observaba, junto a Elia, Obella y Dorea, solo para ver a su mujer entre esos rostros jóvenes.
La niña feliz con la respuesta, desapareció por donde había entrado.
Oberyn entonces volvió a lo suyo, a seguir preocupándose por las guerras y evitar escuchar a los hombres que le decían que cuidar de sus hijas era un desperdicio y que debía intentar tener un hijo con alguna mujer de alta sociedad…eran idiotas.
—Oberyn, ¿No se te antoja venir a la cama conmigo?—Canturreo la mujer abrazándole por la espalda. Él sabía que sería difícil de rechazarle, después de todo, esta mujer y su apetito de esa índole era insaciable.
—No puedo, he prometido algo primero a nuestras hijas—Le sonrió volteando a verla. La mujer le calló besándole antes de que continuara hablando.
—Sabes, a veces me dan celos, pero son nuestras, así que por ahora me iré en paz
Ellaria recordaría hasta sus últimos días esa risa cálida que Oberyn dio al verla marchar al cuarto.
