Mutable

Los ojos de Takeru eran como el cielo. Azul claro, infinito. También tenía sus días con nubes, algunas tardes grises y en las noches siempre era oscuro. Pero Hikari contaba con las estrellas y el sol, los astros, para mantener un brillo en esa inmensidad cuando fuese necesario. Si se trataba de su amigo, ella lo llamaba esperanza.

Y en su cabello, resplandecían los rayos del sol como mechones sueltos. Dorados, y brillantes. Desordenado, por la manía de despeinarse cuando estaba frustrado, indomable. Sin disimulo alguno ahora que no llevaba ni su sombrero blanco ni aquella gorra verde. Si lo hubiese visto con alguno de esos recuerdos de la infancia, no habría podido dejar de reír.

—¿Qué tanto me ves?

Nada, quería decir. Nunca cambies, nunca cambies. Pero era imposible permanecer igual, inalterable y eterno. Tampoco estaba segura de si lo prefería. Conservaba el momento, miles de momentos, en imágenes, en recuerdos, en fotografías. Lo enfocaba y no necesitaba más que un segundo, un instante, para guardar esa porción de eternidad.

Era suficiente, más que suficiente.

Takeru parecía entender su silencio, o las palabras mudas, y sonreía. A Hikari siempre le había gustado esa sonrisa, la que tenía su nombre escrito. Sus labios se arqueaban y entreveía algunos dientes, pero la luz le llegaba a los ojos. Y él no hacía ese gesto con nadie más. ¿Era egoísta por llamarle de esa forma, por sentir que era suya? No estaba segura, no quería saberlo.

—Eres un buen modelo —dijo, algunas veces.

En las tardes, cuando el sol caía y la piel de Takeru parecía tener un matiz diferente, su cabello se opacaba y sus ojos brillaban. Y cuando Hikari lo enfocaba con la cámara, para remarcar su punto, le hacia muecas a la lente.

—No así, ¡natural!

—Debes tener miles de fotos mías.

—Algunas las borro después de sacártelas —mintió. No quería sonar obsesiva. Pero Takeru volvía a darle su sonrisa secreta, como si conociese sus mentiras, como si supiese sus verdades. A veces se preguntaba si podía ver más allá, dentro de su propio corazón. Entonces era mejor alejarse, alejarse. No quería ser tan obvia.

Y cuando estaban solos, allí, junto al mar, no importaba nada más que el cielo acunándolos en un abrazo inmenso. Ellos podrían cambiar, sí, pero a Hikari no le molestaba si podían seguir estando juntos.


N/A: Contrapartida de "Inmutable", por decirlo de algún modo. Prácticamente nacieron inspiradas en el mismo concepto, aunque este está protagonizado por Takeru y Hikari.

Gracias por leer :)