[Esperar...]

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By. Zoey Namine

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Él había despertado con las tímidas caricias de los rayos solares en su piel, y nada más inspirar el aire una enorme sonrisa brillante y sincera, el aroma de su marido era la droga que Víctor jamás se cansaría de disfrutar. Rápidamente llevó su mirada hasta su izquierda, donde su pareja se encontraba felizmente dormido, acurrucado entre las tantas sábanas y almohadones que conformaban su nido.

Había muchas cosas que Víctor no comprendía, entre ellas el cómo su Yuuri podía lucir tan hermoso, aun cuando su cabello estuviera desordenado, su boca estuviera abierta y un hilo de baba corriera hasta deslizarse por su mentón y así llegar a la almohada. Por supuesto, Víctor era un hombre que prefería enamorarse del momento, así que para él disfrutar la visión de su esposo era mejor que nada.

Una visión de la perfección y belleza absoluta.

El pentacampeón y leyenda viviente del patinaje sobre hielo suspiró como el enamorado que era y se acercó a su esposo para envolverlo entre sus brazos y ahogarse en su dulce aroma herbal con toques de crema láctea. Y su mano acarició el vientre de su esposo y por fin cayó en cuenta que la fragancia natural de Yuuri nunca tuvo ese aroma de crema.

Entonces, Víctor Aleksandrovich Nikiforov de Katsuki no pudo creerlo.

Nikiforov de Katsuki acercó ensimismado una mano a la curiosa curva, incapaz de creer lo que significaba. El calorcito agradable de la piel contraría fue una compensación extra a su toque y la leyenda viviente del patinaje artístico jadeó incrédulo mientras acariciaba lentamente el vientre de su Omega. El Alfa buscó con la vista la cara de su durmiente pareja, sereno sobre la cómoda almohada y suspirando en sueños tranquilos. El corazón de Víctor latió con rapidez en su pecho, respondiendo a la inmensidad de las emociones que su pareja provocaba en él.

—Y-Yuuri...—Lo llamó quedito al mundo consiente, la voz temblándole en un murmullo. Katsuki de Nikiforov permaneció impune suspirando con tranquilidad. El platinado insistió, más fuerte—Yuuri, despierta moya lyubov, Yuuri...

Esta vez Yuuri se removió entre las sábanas arrugando adorablemente su naricita perfilada, y Víctor se sintió ahogado de amor ante ese gesto, no había nadie en el mundo que amara tanto esa naricita como él, Yuuri apretó suavemente los parpados y los entreabrió con pereza y confusión.

—Umm... ¿V-Victoru?—Llamó más dormido que despierto, su voz ronca y pastosa. Víctor se apresuró a llamar la atención de su pareja antes de que éste volviera a los brazos de Morfeo y fuese imposible volverlo a despertar.

—Solnechnyy, despierta—Besó con labios temblorosos de emoción la frente de su Omega. Yuuri comenzó a espabilarse lentamente, incapaz de comprender los sentimientos que su esposo le transmitía a través del lazo que los unía como pareja.

—Victoru—Preguntó ya más consciente y olfateando fuertemente el aroma de su Alfa en busca de respuestas. Víctor atrajo al japonés en un abrazo, asegurándose de volver a acariciar el vientre levemente prominente de Yuuri. Escondió la cara en medio del hombro y cuello de su esposo, aspirando su dulce aroma y mareándose de gusto.

—Oh, Yuuri. Mi Yuuri...

Para estos momentos Yuuri ya estaba un poco nervioso.

—Victoru ¿Qué ocurre?

—Yuuri, estás embarazado...

Katsuki de Nikiforov parpadeó en respuesta y luego arqueó una oscura ceja—Umm, sí... Tú ayudaste.

El Alfa ahogó un gemido agudo contra el cuello desnudo de su marido. La sorpresa emotiva en sus facciones—No puedo creerlo... ¿Por qué no me lo dijiste antes?

Yuuri resopló una risita y besó la corona de la cabeza de su hermoso Alfa.—Victoru, tú mismo me compraste la prueba de embarazo, fuiste el primero en saberlo, aun antes que yo—Rememoró casi tres semanas atrás cuando su nervioso marido le había arrancado la prueba de sus temblorosas manos incluso antes de que él mismo hubiera visto el resultado luego de que pasaran los diez minutos más largos de toda su vida.

—Y aún así no puedo creer que un mini-tu se esté formando aquí—Víctor rogaba porque su bebé fuera la copia exacta de su Omega. Hizo un movimiento lento donde colocó a Yuuri sobre las sábanas y su cara se dirigió al vientre de su omega, ofreció besos llenos de adoración—Hola, bebé... Soy papá.

—No creo que pueda escucharte aún, papá—Yuuri observó con adoración a su marido y acarició su lacio y fragante cabello plateado—Yo quiero que sea un mini-tu, anata.

—Entonces no sería un cachorrito lindo—Puchereó el Alfa.

— No, será un cachorrito precioso—Acarició con sus dedos ásperos los pómulos de su pareja, una sonrisa cariñosa bailando en sus labios. Víctor sintió que se enamoraba aún más de ese hombre.

Ambos se acercaron en un beso amoroso, lleno de felicidad y esperanza.

Ellos estaban esperando.

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Am, creo que después de no escribir en mucho tiempo decidí hacer esto, creo que solo quería volver a escribir algo de fluff, espero que les haya gustado :3