Hola, hola.
Y ya que las vacaciones llegaron, voy a empezar a publicar una traducción en la que he estado trabajando durante un rato.
El título del fic es What Brings Us Closer Together, de CrazedLunatic. Encontrarán los links a la historia original en mi perfil.
Si, tengo autorización de la autora para publicar esta traducción, no lo haría de no ser así. Y ya que no es más, disfruten... O lloren, yo lo hice.
—Mira, sé que que tienes que estudiar y eso, y sé que son como las dos de la mañana, pero esto... es importante.
Blaine miró la pantalla de su teléfono, intentando adivinar el nombre. Sus rizos se encontraban despeinados y sus ojos hazel adormilados. La pantalla era demasiado brillante y destacaba en la oscuridad en la que se encontraba el resto de la habitación, haciendo que se le dificultara aún más ver el nombre. Ni siquiera estaba seguro de estar despierto porque la pantalla se oscureció y no había ruido alguno. Sus ojos se cerraron y se movió para dejar el teléfono a un lado, dando por sentado que había soñado que su teléfono había sonado.
—¿Blaine? ¿Blaine, estás ahí?
Intentó responder "si", pero no estaba completamente seguro de que hubiese salido de esa manera. Se obligó a abrir los ojos. Precisamente por eso no debía quedarse despierto dos días seguidos y luego esperar a pasada la media noche para irse a la cama la tercera noche.
—Mira, tienes que venir. Es sobre Kurt. Es serio.
Eso lo despertó. Primero porque la voz que estaba diciendo "Es Kurt" definitivamente no era la voz de su Kurt. La voz de Kurt era mucho más alta. La voz de Kurt hacía que su corazón diera un salto. Esta voz era familiar, algo así, pero realmente no de mucha importancia y le tomó un par de minutos ubicarla.— ¿Finn? ¿Qué pasa?
—Es Kurt. Él... él está en el hospital, hermano. No... No es bueno.— Escuchó que tomaba aire. —Fue atacado. No se demasiado. Simplemente no llegó a casa y— Blaine ya no estaba escuchando a su emisor. Se levantó, se puso su jersey de la Universidad de Kentucky. Se quitó los pantalones de pijama y estuvo a punto de tropezarse. —Piensan que abusaron de él, creo.
Blaine escuchó aquello y se aferro a su teléfono con tanta fuerza que pensó que llegaría a romperlo. Esta vez el que tomó una inhalación fue él. Cerró los ojos, intentando mantenerse tranquilo aunque quería dejarse llevar y golpear algo. O llorar. Estaba increíblemente abrumado y confundido. ¿Realmente estaba pasando? —¿Es...? ¿Qué...?— Tartamudeó, incapaz de controlar su voz.
—No lo sé. Acabé de llegar y no te habían llamado porque el teléfono de Kurt está averiado y nadie tenía tu número, pero yo lo tenía y... Aquí.— Escuchó un ruido extraño.
—Cariño, hola.— Escuchó la voz tranquilizante de la madrastra de Kurt, la madre de Finn, Carole. Blaine se quedó quieto en su lugar, en medio de su habitación, con solo una pierna dentro de sus jeans. —Hablas con Carole, ¿cómo estás?
Lo primero que salió de la boca de Blaine fue un: —¿Qué está pasando?
—Kurt fue admitido en el Hospital Lima Memorial. Fue atacado anoche. Está estable por ahora pero... pero es serio. No quiero entrar en detalles por teléfono. ¿Crees que podrías venir después de tus clases? Pagaremos tu gasolin—
Blaine agarró sus llaves. —¿Abusaron de él? Finn dijo que...
Carole suspiró y Blaine podía imaginarse enviándole a Finn una mirada enojada y a Finn encogiéndose de hombros, con las manos en los bolsillos de sus pantalones.—Blaine, te diremos cuando llegues. Está en la primera planta. Sí alguien pregunta, diles que eres su hermano.
—Pero—
—Cariño, por favor.— Había un tono cortante en la voz de la mujer y Blaine sabía que discutir con la madrastra de Kurt tan solo empeoraría las cosas. Además, parecía que le agradaba a la familia de Kurt y si empezaba a discutir con ellos probablemente cambiarían de opinión. Tendría que esperar.
—Bien, estoy saliendo para allá.— Blaine colgó y tomó su mochila con manos temblorosas. Metió dos cambios de ropa, su computador, una botella de agua y los cargadores de su celular y portatil, su iPod junto con unos libros de la universidad que no tenía tiempo de sacar. Recorrió su departamento tres veces antes de encontrar su billetera, que obviamente había estado junto a su mochila todo ese tiempo.
—Todo va a estar bien, cálmate, todo va a estar bien. Si no lo estuviera, Carole habría sonado mucho más preocupada.
Blaine corrió hasta su auto, un BMW X5M azul, y encendió el motor. Dejó su mochila en el asiento del copiloto, el asiento en el que Kurt siempre se sentaba cuando iban juntos, y salió del estacionamiento. Si se daba prisa, como eran las dos de la mañana, las usuales tres horas y media que le tomaría llegar hasta Lima se convertirían en dos horas. Podía intentar llegar en tiempo record.
Por favor, que esté bien.
