Capítulo 1: Hola
Era un inmenso palacio, nunca antes conocí algo similar, esa Tortuga debía ser cómo el emperador de China, o algún cargo que respaldara la cantidad de reliquias, armas y pinturas que tenía; algunas de madera fina, de oro y plata. Yo estaba atónito con todo.
–Mono, ven, es hora de que Shifu te reciba –asentí por compromiso, en realidad no tenía la más mínima idea de a quién se refería.
Sirvientes atendiendo los pasillos, los grandes jardines, los árboles la enorme arena, eran casi la misma cantidad que los habitantes del Valle…
–Si no cierras la boca pueden entrar moscas –y casi una profecía me atragante con una mosca.
El asombro no desapareció de mí, cada sorpresa que descubría me emocionaba más y más. Llegamos a la Sala de Entrenamiento; miles de artefactos que me hicieron querer renunciar y bajar al Valle.
–En tu interior está tu grandeza –dijo aquella sabia tortuga, la miré, ella sólo se limitaba a sonreír –, déjala salir, cuéntale al mundo de lo que estás hecho.
Una iluminación, más bien una epifanía hizo aparición:
Heridas de batalla adornaban mi torso, brazos y una parte de mi cara, vendas cubrían algo de ello. Pero no era el único, junto a mi estaban otros casi en la misma situación que la mía. Era la entrada del Valle, ingresamos y fuimos recibidos por una gran ovación de parte de todos los habitantes. Nos aplaudían, nos cargaron en sus hombros y gritaban mi nombre, era un héroe.
–Lo haré maestro –dije con determinación, me reverencié –. ¿Y cuándo empezará a entrenarme? –él rio lo que se me confundió.
–Eso no me corresponde a mí –me rasqué la cabeza perdido totalmente.
–¿Entonces a quién? –él señaló a un lado de nosotros.
–Así que él es el nuevo pupilo –un panda rojo con un tono de voz algo severo para mí –, ¿cómo te llamas? –sentía temor de responder, era todo lo contrario al maestro Oogway; bajo, severo y algo duro en su expresión.
–Mo… Mono –respondí con algo de desconfianza.
–Muy bien Mono, yo soy el maestro Shifu, y seré tu maestro –asentí –, contigo ya son dos alumnos que el Palacio de Jade tiene.
–¿Dos?
–La primera soy yo –dijo una voz que me desconcertó, miré a un lado del maestro; ¿una tigresa?, era algo raro de ver. Me congelé, mis ojos inconscientemente la analizaron de arriba abajo.
Su vestimenta sencilla de entrenamiento, camisa café solo que con mangas, pantalón de seda negro… Sus facciones eran delicadas y tenía una sonrisa muy ligera pero era encantadora.
–Hola –me saludó –, soy Tigresa –mi cuerpo tembló al oír de nueva cuenta su voz.
–Ho…ho… ho –un ataqué de pánico me invadió, ella arqueó una ceja preocupada por mi tic, Shifu se mostró decepcionado por mi actitud. Hasta que Oogway me dio una palmada en la espalda –, ¡hola! –escupí finalmente –, soy Mono.
–Sí Mono seremos compañeros, espero que resultes ser un rival digno –yo fruncí el ceño por dichas palabras, pero sonreí y levanté mi pulgar.
Desde esa ocasión me enamoré de esa felina enérgica, radical y muy fuerte.
