¡Hola a todos! En primer lugar, gracias por entrar a leer mi historia y darle una oportunidad. Son una serie de viñetas sobre Remus y Sirius, tanto en Hogwarts como después (y quizás antes, quién sabe), sin una cronología concreta. Lo único que tienen en común, aparte de la pareja protagonista, es que todos los títulos de los capítulos son nombres de canciones, y de alguna manera el capítulo está inspirado en dicha canción (lo cual no quiere decir que la historia sea esa, simplemente al escucharla me apeteció escribir eso). El título del fic "Cuando éramos reyes", también es de una canción de Quique González, por si queréis escucharla.

Mi idea en principio es publicar un capítulo por semana, pero si veo que puedo escribir más publicaré dos. Me dejo de rollos y os dejo con la historia. Que disfrutéis :)

Disclaimer: Todos los personajes y el mundo sobre el que aquí escribo pertenecen a JK Rowling, y yo los uso sin ningún ánimo de lucro.

RELATO DE UN ERROR

"También llamada la historia de un trágico error
Son tres partes de tristeza por una de euforia
Donde tendría que haber cuatro partes de amor"

-¡Eres gilipollas, tío!

Sirius cierra los ojos y hunde la cabeza entre los cojines, pero eso no le sirve de nada, porque James se acerca hasta él y le obliga a mirarle a la cara. No puede soportar esos ojos acusadores.

-¿Vas a sermonearme tú también?

Es increíble. Sí, la ha jodido, pero lo último que necesita es que su mejor amigo le eche la bronca. Se apea del sillón y sube hacia las habitaciones, dejando a toda la Sala Común de Gryffindor asombrada por los gritos. Pero James no se da por vencido, oh no, James Potter nunca lo hace. Por eso le sigue hasta la cama y le zarandea por los hombros.

-¿En qué estabas pensando Canuto? ¿Estás loco?

Sirius le mira pero no dice nada. ¿Qué va a decir? No hay palabras para expresar lo que siente. Ha hecho daño a Remus, y eso es algo que jamás debería haber hecho. A él precisamente no. James observa a su amigo, que es todo tristeza, y se sienta a su lado.

-Vamos, sólo tienes que pedirle perdón, es Lunático, siempre nos perdona.

-No, esta vez es diferente. La he jodido bien, no merezco ni que me hable.

Sirius maldice interiormente una y otra vez su magnífica idea. No debería haberle dicho nunca a Snape que fuera a la casa de los gritos cuando Remus, o mejor dicho, el lobo, estaba allí. No es que lo sienta por ese anormal de pelo grasiento, pero Remus... por Merlín, podría haberse convertido en un asesino, de no haber sido por James.

-¿Y si me odia toda su vida? . - Sirius levanta la cabeza despacio, planteándose seriamente esa posibilidad. No podría soportarlo, de verdad que no, prefiere vivir encerrado en Grimmauld Place a que Remus le odie.

-Remus no es capaz de odiar a nadie toda su vida.

Y no. Remus no es capaz de odiar a Sirius, pero sí le ignora más tiempo del que todos hubieran imaginado. Comparten habitación, clases, comidas, cenas y desayunos, pero Remus no le habla durante toda la semana. Sirius no se atreve a dirigirle la palabra, no se ve capaz, pero la paciencia de los Black tiene un límite (y eso él lo sabe demasiado bien) y al octavo día acorrala a Remus en el dormitorio, cierra la puerta con llave y le encara.

-Sirius, tengo prisa.

Lo dice con su habitual voz calmada y serena, como si entre ellos no pasara nada, pero rehúye su mirada y no hay rastro de calidez en su tono.

-Tengo que hablar contigo. Necesito que me perdones, Lunático. Por favor.

Remus levanta la vista por primera vez en varios segundos, y se cruza con esa mirada gris con la que ha soñado tantas veces. Pero ahora no va a convencerle como hace siempre. Esta vez no. Se ha pasado.

-Eres un egoísta, Sirius. ¿Tú necesitas que te perdonen? ¿Y qué hay de mí? ¿Te has parado a pensar en mí?

Sirius parpadea, confuso. No se espera esa reacción, no de Remus, porque son las palabras más duras que le ha dirigido en su vida, y no está preparado para asimilarlas.

-Claro que sí, Lunático, llevo toda una semana pensando en eso. Sé que he sido un gilipollas, podrías haberle asesinado, podrías...

-¿Te das cuenta...?.- Remus le interrumpe, su voz está algo quebrada, parece que le cuesta tragar, hablar.- ¿Te das cuenta de lo que podría haber pasado? ¿De en lo que me habría convertido?

Sirius le mira, en silencio, no sabe que decir, no puede, por primera vez en su vida no sabe qué decir. Sólo desearía que Remus se sintiera bien, que supiera que haría cualquier cosa por él y que jamás quiso hacerle daño, pero sabe que en esos momentos las palabras no bastan. Remus se dirige hacia la puerta y se larga. Pasarían bastantes días hasta que le perdonara.