Digimonnomeperteneceyescriboestosinfinesdelucro.
Anything but loud
"We will never be anything but loud", Raise your Glass, Pink
Para ASonDoMar, foro Proyecto 1-8
─¡Esta es la fiesta más aburrida del mundo! ─exclamó Mimí, pero nadie la atendió─. ¿Qué gracia tiene regresar a Japón en estas circunstancias? ─volvió a reclamar, para ser ignorada nuevamente─. ¡Ushhh!
Con ese último quejido, saltó de la banqueta al piso, dispuesta a alejarse de la barra y hasta a salir de esa tonta fiesta. Estúpido Daisuke siendo más pequeño e invitando a puros nenes. Estúpida Sora de novia. ¡Tontas todas, todas todas, de novias justo cuando ella regresaba a Japón!
Casi parecía una broma del destino, no de Sora, pero sí de parte de Miyako y Hikari, solteras hasta el amanecer de su llegada a Odaiba, prácticamente… (Mimí era bastante exagerada).
Ni siquiera había un chico lindo, alguien con quien entretener la vista… ¡si eran todos de la edad de Daisuke!
─Pero son mayores de edad, Mimí ─le dijo alguien (tal vez fue su conciencia).
─Callate ─respondió, en voz alta.
Ni así logró que la miraran…
¿Serían sus ropas? Se observó en el reflejo de su copa. Se había puesto un mini vestido, de escote corte princesa en broderie negro, con una falda evasé de un rosa pálido. Y tacos, tacos, siempre tacos… estaba hecha una muñequita, no podrían ser sus ropas…
¿O es que a los jóvenes japoneses la gustaban las pintas de las Jun Motomiya? La miró, sin disimulo, vistiendo esos leggings color marsala con corset negro… ¡pero si parecía una bailarina sado de un burdel!
Ups, grave error.
No, Mimí no lo dijo en voz alta, pero sí se acercó lo suficiente a Jun como para ser observada atentamente por esta, con sorpresa, y por el pequeño niño al que ella acosaba, con interés…
Pero Mimí no era una mujer de pasar vergüenza ni de atolondrarse ante situaciones inesperadas, mucho menos si de un intento de conquista se trataba.
Así que a la carga fue.
─¿Quién te crees, vas a hacer con este niño lo mismo que hiciste con mi novio? ¡Maldita! ─le espetó, de repente.
Jun abrió los ojos muy grandes, y la boca también, pero más grandes fueron los ojos del niño, quien no atinaba a posar sus ojos en alguna de las dos: iba de una a otra, como péndulo desbocado. (Seguro iba a terminar mareado).
─¡¿Pero de qué estás hablando?! ¡Loca! ─respondió Jun, cuando reganó la compostura.
─Loca tú, roba novios, ¿acaso te crees que puedes llevarte al mundo por delante con tus trucos? Has enamorado a mi novio, pero no dejaré que embauques a este pequeño.
Hay que admitir que Jun tuvo la idea, o esperanza, bien cortita, de que en realidad fuera Mimí la novia de Yamato y no esa pelirroja desabrida, y que por algún motivo… no, decíamos que la esperanza fue bien cortita porque no terminó de pensarlo antes de darse cuenta de que no, no podía ser así. Y la loca de Mimí Tachikawa ya se alejaba, empujando gente…
─Así que… ¿le sacaste el novio a esa chica tan bonita? ─preguntó el pequeño. Jun se olvidó de Mimí por un segundo y miró a su "conquista"…
─¡Pero si serás ingenuo! ─le gritó, y la loca dos también lo abandonó.
Mimí por su parte había huido del pequeño boliche donde Daisuke había hecho su fiesta, y lo hizo sin despedirse porque estaba ofendida. Mientras esperaba que pasase un taxi, prendió un cigarrillo. Ella fumaba los de mujer: largos, finos y pequeños. Hacía bastante frío, pero no solía usar abrigo cuando salía a bailar.
Era una costumbre tonta que acarreaba desde muy pequeña, viviendo en Estados Unidos, y que le había costado uno que otro resfrío.
Si algo amaba de Odaiba, era la paz. Podía estar afuera de un ambiente con música y no escuchar nada de nada: algún colectivo lejano, un perro que ladraba y el susurro del viento. Nueva York nunca había sido así.
Nueva York nunca había sido Odaiba.
Jun salió hecha una furia y encontró a Mimí donde la habíamos dejado, fumando fuera del antro.
─¡¿Acaso estás loca?! ¡¿Qué fue toda esa historia?! ─exclamó, loca de furia, pero vistiendo un abrigado sobretodo negro sobre su ropa de bailarina sado de burdel.
─¡Jun! ─el grito de sorpresa de Mimí fue más alegre que otra cosa─. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te fue con el niño?
─¿Pero de qué estás hablando? ─Jun estaba realmente sorprendida.
─Del joven, digo, el joven con el que estabas… conversando… me dio la sensación de que te faltaba un pequeño empujón… ¿y? … ¿…bien? ─agregó, ante la cara de desconcierto de su interlocutora.
Y es que Jun no entendía nada de nada.
─Tachikawa-san, dejé de hablarle en el momento en que ¡montaste esa escena!
─¿Por qué me tratas de Tachikawa-san? ¡Yo no quiero motomiyearte-san! ─exclamó Mimí, agitando sus brazos en la noche. Jun suspiró.
─Mujer, no te entiendo… y yo que pensé que Daisuke era el más loco de sus amigos ─murmuró─. ¿Me puedes explicar que está sucediendo? ¿Qué novio te quité? ¿Por qué me interrumpiste? ¿Por qué no estás vistiendo abrigo? ¡Hacen menos de diez grados!
Mimí dio una larga pitada antes de responder. No dejó entrever que estaba temblando. Aprovechó para observarla de arriba abajo, viva Jun, inteligente Jun, vistiendo sobretodo…
─No me has quitado a ninguno de mis novios, dearie… pensé en darte una mano para que el jovenzuelo te prestara más atención. ¿O vas a decirme que no se mostró más interesado luego de mi acto? Y no te sorprendas, tomé clases de teatro en Broadway ─concluyó, y exhaló el humo.
Jun tosió.
─No lo puedo creer, ¿eso fue todo eso? ¿Y por qué lo hiciste? Pensé que estabas drogada y por eso te perseguí… debí haber avisado a mi hermano y disfrutado a ese caramelo… ─Mimí se comenzaba a dar cuenta de que Jun hablaba sola.
─No lo hice por algún motivo ─contestó, ignorando su último comentario─. Simplemente te vi ahí y, no sé. Aproveché el momento.
Jun, en ese momento, no supo muy bien que hacer. Ella no tenía frio, así que podía quedarse afuera otro rato más. Después de todo, Daisuke no iba a volver acompañado y ella debería esperar para cargarlo a casa. Pero esa jovencita, bastante agraciada y poco insípida, debía sin dudas de tenerlo. ¿Acaso era egoísta, demorándola en la calle sin motivo aparente?
─¿Haces actos bondadosos porque sí? ─su tono fue violento y un poco malhumorado, Jun lo supo enseguida, pero no había sido su intención. (Jun no manejaba muy bien sus emociones).
Evidentemente Mimí se sorprendió, porque se apoyó contra la pared y balbuceó cosas que nadie entendió. Eso enojó más a Jun; en realidad ella no quería estar enojada, quería estar agradecida, pero no era muy apta en el manejo de esa emoción. Así que hizo lo que le quedaba más a mano: le arrancó el cigarrillo de las manos, lo arrojó al suelo y lo pisoteó con furia.
─¡¿Qué estás haciendo?! ─reclamó, esta vez, Mimí.
─¡Yo también puedo hacer buenas acciones porque sí! ─gritó, y dio media vuelta para volver al bar─. ¡Y más te vale que no te vuelva a ver fumando! ─intentó por segunda vez ingresar al bar, pero su intento fue, otra vez, fallido─. ¡Y toma este abrigo! ─comenzó a desvestirse, pero Mimí, divertida, la detuvo apoyando sus frías manos sobre los hombros macizos de Jun.
─Estoy aclimatada. No te preocupes por mi frío ─y por primera vez le dedicó una sonrisa sincera. Jun de nuevo no supo que hacer, porque no solían sonreírle así.
─Y… ¿Qué acaso no vives en Estados Unidos o por allá? ─preguntó. ¿Por qué estaba buscando charla? (Algo que Jun jamás se explicaría).
─He vuelto ─explicó─. Acabo de mudarme.
Jun asintió, pero no supo más que decirle. La realidad es que no se conocían. Esto era un mal indicio, porque cuando ella no conocía a alguien, pero estaba cómoda, se ponía nerviosa y comenzaba a hablar sin descanso. Era algo en lo que estaba trabajando pero aún no había logrado manejarlo. (A quien mentía, jamás se había propuesto trabajar en el manejo de sus emociones).
─Y… ¿conoces a Pink? ─Maldición. Jun nerviosa diciendo tonterías.
─¿Pink? La… ¿cantante?
─Es mi preferida. Quiero conocerla y ser su amiga ─más bien su stalker, pensó Mimí.
─Pensé que tus preferidos eran los Teenage Wolves…
─¿Y quién te dijo eso, tu amiga pelirroja? ¿Acaso te crees que tú o ella me conocen solo porque compartimos enamorado? ¡Ojalá que te mueras de frío acá afuera, loca! ─le gritó, y esta vez sí entró al bar.
Mimí reaccionó.
─¡Loca! ─le recriminó, pero ya su interlocutora se había marchado.
─Y así fue como comenzó esta inusual amistad ─concluyó Mimí, haciendo tintinear los hielos en su vaso. Ese era el llamado al barman, para que le rellenara su bebida.
Ya con el vaso lleno, enfocó a Jun, quien charlaba al mismo tiempo con dos jóvenes. Tal vez, sus habilidades para la conquista habían mejorado… un poco. Levantó la copa y, a la lejanía, sutilmente brindó con ella.
Sutil, adjetivo que no concordaba con ninguna de las dos…
Continuará…
Notas: ¡Hola! Este es un reto que tomé de Asondomar en el foro Proyecto 1-8. No quiero dar detalles para no adelantar la historia, solo diré que se trata de Jun y Mimí siendo amigas y saliendo de conquista.
Este capítulo iba a ser más largo pero no podré actualizar hasta fin de mes y no quería dejar esto en espera.
Creo que serán 3/4 capítulos. ¡Ojalá me dejen reviews!
