Hola, pueden ignorarme, sólo vengo a publicar un pedido que me hicieron y me gustó escribir. Amo el Heith, no más que el Sheith, pero amo el Heith.
Hace unos días debatíamos en el grupo de VLD Latinoamérica que el Heith era como ver un prado de girasoles en pleno atardecer, así que yo traje esto.
Por cierto, estoy tomando pedidos de lo que sea (VLD, MLB, Free!, Kuroshitsuji) y si quieres que escriba algo, sólo mándame un mensaje a mi Tumblr: anonicapodamato o anonitears.
Gracias por pasarse a leer. :)
Prado de Girasoles en Pleno Atardecer
por anoniblast25
Permítame contar que, desde una mañana en que el sol le golpeó de frente y el viento le pegó las enrojecidas mejillas, Keith consideraba que vivía en la noche. Divertida y tonta metáfora para llamarse a sí mismo como una persona nocturna; usted sabrá, como el que vive, literalmente hablando, cuando la luna toca su punto en el cielo y salen las estrellitas a bailar; una persona que, entonces y sólo así, llama más la atención cuando en el reloj se marcan las doce de la madrugada, y que asegura que después de tal hora no pasará nada bueno. El que se sincera, el que habla sin pensar y hace acciones de las cuales al día siguiente habrá de abochornarse pero reirá con gusto al recordar por qué las hizo y por qué las habría otra vez de hacer.
Ese tipo de persona nocturna era Keith.
Y pese a ello, en aquel instante donde más allá de poder pronunciar palabra alguna estando tan cerca del sujeto a quien tanto anhela, más allá de poder si quiera mantener la mirada en los grandes y brunos ópalos brillantes que por orbes ha de cargar aquel muchacho de enorme complexión, Keith le dedica unos ojos necesitados. Reflejan la necesidad del contacto en los dedos, la necesidad de la fricción de los cuerpos, la necesidad de degustar la boca contraria aún con el sabor metálico entre los dientes. No importa el que Hunk le limpie con el pulgar la sangre de las comisuras y la cicatriz de la mejilla, lo tome del cuello y profundice un toque genuino con los labios hasta que lo muerde; no importa el cómo Keith, sin importarle las pequeñas heridas en los brazos, lo rodee; no importa el que ambos se unan en un abrazo deseado, cálido, curativo. Están allí, juntos y con ganas de devorarse, apenas capaces de emitir ligeros sollozos en el frío, de la que entonces Keith ama, la noche misma.
"Ver a Hunk es como ver un prado de girasoles."
"Lo sé."
"Verte a ti es como ver una flama andante."
"Me lo has dicho, Shiro."
"Cuando los veo juntos, parece que veo un prado de girasoles en pleno atardecer."
Keith pestañea justo cuando Hunk se aleja un poco para admirarlo. La punta de los dedos sigue el tramo del cachete hasta el cuello y luego a la cintura. La nieve cae en diminutos copos, la piel arde, los besos de Hunk son lentos y de igual forma Keith los siente cómo le aceleran el corazón. Un beso, otro, le acaricia el cabello y Keith adentra sus manos en el gran abrigo peludo de Hunk. Así lo idealiza, así le quema, así puede oler el embriagante perfume de vainilla.
Porque después de todo, y aunque Keith sea una persona que viva en la noche, cada vez que está cerca de Hunk gusta de vivir en los rayos del sol que él irradia.
