A día de hoy no hay forma de olvidarse de las tonterías y ocurrencias de la siempre simpática rubia Toshinō Kyōko, que durante tanto tiempo fue siempre el centro de atención donde quiera que hiciera su presencia. Ya sea con su carisma, con sus hermosos ojos azules o lo hermosa que podría llegar a verse en una velada cualquiera, de cualquier forma siempre atraía las miradas.
Pero ¿Qué conllevaba ser siempre el centro de atención?
No había duda alguna que al ser la creadora del manga más popular de los últimos tiempos, existen veces en que la sonrisa que adorna sus labios es simplemente falsa. Tantos y tantos eventos que cubrir, horas y horas dibujando solo porque a sus editores se le ocurre la genial idea de alargar la obra para sacar más beneficios. Y aunque su talento la llevó a ser una de las más adineradas de Japón, en los últimos días se había estado preguntando qué pasaría si fuera una mujer común y corriente, como sus amigas.
Tener una familia a sus veintisiete años sonaba bastante tentador, pero, no podría estar siempre junto a la mujer que ama para darle todo el cariño que se merece. No como lo hacía su buena amiga Yui, quien siempre después del trabajo no estaba lo suficientemente cansada para abrazar a su hija Mizuki o besar a su esposa Ayano. O como Himawari con Sakurako, que aunque siempre estaban en desacuerdo dejaron los pleitos para prepararse a darle cariño a la pequeña Minami-chan que aguardaba paciente en el vientre de Himawari. O como Chitose que… no, increíblemente la doctora aún seguía soltera acompañándole Akari Chinatsu y la propia Kyōko.
─ Kyōko-chan ¿estás bien? ─ ajena a los pensamientos de la rubia su buena amiga y mano derecha Akari, preguntó curiosa por como la rubia parecía haberse perdido
─ na ─ respondió sin ganas de compartir su estado de ánimo mientras la pelirroja se acomodaba frente al televisor
¿Realmente Kyoko necesitaba formar una familia?
Kyoko era una chica bastante popular entre las mujeres de la ciudad, siempre sacando suspiros y los mejores sonrojos de aquellas más testarudas. Hubo muchas chicas con las que tuvo una o dos citas, y todas ellas eran realmente una simple distracción. Akari lo sabía, Ayano lo sabía, Chitose lo sabía, nada en Kyōko funcionaba porque aquella "media naranja" era inalcanzable para la rubia.
─ Kyōko-chan, es increíble lo rápido que se ha vuelto popular tu último trabajo, estoy muy sorprendida ─ dijo Akari ignorando un programa que no era ni malo pero estaba lejos de ser del agrado de la pelirroja
─ aaa… que bien ─ contesto con voz apagada
Ya en momentos así solo le quedaba tumbarse en el sofá en su enorme casa mientras la tv estaba encendida y nadie le prestaba atención. Kyoko había estado diferente, por así decirlo, las últimas semanas. Akari como siempre, seguía junto a la rubia como su única compañía en la inmensa soledad, y como tal, no pasaba desapercibida aquel cambio en el aura que rodea a la rubia.
─ ¿no te alegras por eso? ─ preguntó
─ Akari ¿crees acaso que esta cara… ─ dijo señalado su ceño fruncido ─ es de pura felicidad?
Ciertamente estaba hecha añicos, líneas bajo sus ojos decían que no había estado durmiendo lo suficiente, o en este caso no era precisamente dormir. Había dentro de su pecho un malestar que no le dejaba vivir tranquila, como aquel mal sabor de boca que provoca, las incontables veces que surge en su mente una extraña imagen que apareció en los últimos meses contaba una historia diferente a la que estaba acostumbrada.
─ entiendo que hay algo que te esté molestando, pero tú no has querido visitar un médico ─ reprimiendo la actitud infantil de Kyoko, Akari estaba dispuesta a ayudarle
─ no estoy enferma ─ sentencio la rubia ─ es solo que…
Kyoko pensó en la posibilidad de que tal vez Akari le dé un significado a sus sueños, que tenga una idea más clara sobre lo que su subconsciente le quiere decir bastaría para tranquilizarla o en lo contrario para enloquecerla. De cualquier manera algo debía de hacer pues aquello se estaba tornando algo raro y a veces perturbador.
─ Akari-chan ─ con energía suficiente Kyōko se levantó del sofá en el que antes estaba acostada para consultar con la pelirroja ─ si te cuento lo que me pasa ¿me podrías ayudar?
─ es eso lo que he estado tratando de hacer, pero tú no me dejas hacer
─ ¡silencio! ¡Toma nota! Hoy serás mi psiquiatra ─ Kyoko tomó el control remoto del televisor y apago el mismo para que el silencio sea completo y deje contar su historia sin distracciones.
─ está bien Kyōko-chan ─ Dijo la pelirroja girándose para hacer frente a la rubia
Kyōko volvió a recortar su cuerpo sobre el sofá para empezar a contarle a la pelirroja cuando es que ha iniciado a sentirse de forma extraña. Antes miró su celular una foto que no recordaba haber tomado, pero que no podía simplemente borrarla, recordaba haberlo intentado, pero sobre la pantalla empezaban a caer gotas cristalinas que se precipitaban de sus ojos. No tenía el valor suficiente para borrar la foto de Ayano, aunque su necedad la podría llevar a un lio no desistirá de esa imagen por un largo tiempo.
─ todo esto empezó hace un par de meses, recuerdo que mis recuerdos no estaban en orden por alguna casualidad.
─ Kyōko-chan, ¿eso es acaso alguna historia para tu manga? ─ interrumpió ya que sonaba como una historia que Kyōko usaría en sus obras
─ ¡no interrumpas!
─ perdón, continúa
─ como te decía, estaba teniendo problemas para concentrarme incluso mis sueños ya no eran como antes, algo había cambiado.
─ Bueno los sueños son impredecibles
─ no me refiero a eso, ya no soñaba con monstruos que me perseguían o lagos de helado de ron con pasas. Eran… tan reales… ella… era tan real, tan confuso.
─ Pero Kyōko-chan, lo que sentiste aquellos días es normal, tu habías perdido la memoria, está claro que debiste sentirte muy confundida
─ Akari, me creí esa historia tuya y hasta me convencí a mí misma de que todo lo que había visto en mi mente era producto de aquel accidente, pero, me cuestiono constantemente.
─ ¿es eso lo que te tiene preocupada? ¿No recordar bien lo que sucedió esa semana luego del accidente?
─ no me interesaba lo que hice esa semana, para mí fue como un largo sueño pero en ese sueño estaba… no sé cómo decirlo, todo empezó a ponerse raro con aquella foto
─ ¿de qué foto hablas? ─ Kyoko levanto su celular para que Akari pudiera ver la imagen que aparecía en la pantalla del artefacto ─ ¿Cuándo la tomaste?
─ debió ser aquella noche que no volví a casa ─ respondió aunque no recordaba bien, solo habían imágenes borrosas en su mente de aquella noche
─ ¿esto es relevante?, digo, me confesaste estar enamorada de Sugiura-senpai, es claro que una foto de ella no estaría fuera de lugar… bueno en este caso está mal pero tú nunca piensas demasiado las cosas.
─ el hecho de estar enamorada de Ayano no justifica que haya tomado esa foto, es como… como si la estuviera acosando ─ dijo Kyōko pues era una buena conclusión
─ Entonces…
─ ¡no lo sé! Dejé que el tiempo trascurriera sin prestar demasiada atención pero últimamente recordé aquella semana… esa semana, escuchaba su voz, tan hermosa, llamándome ─ La voz dulce de Ayano era lo que más presente tenia Kyōko de esa semana
─ deberías dejar de pensar en eso ─ dijo Akari creyendo en que seguir sintiendo esas emociones podría llegar a lastimar a la rubia
─ ¡¿crees que no lo he intentado?! ─ expreso mientras se levantaba del sofá y estiraba las piernas ─ Desde ese día en mis sueños esta siempre ella, siempre sonriéndome y tocándome la panza
─ ¿la panza? ─ Akari ladeo su cabeza desconcertada, pero si era un sueño no debería ser importante ¿verdad?
─ Ya sé que es raro pero es así, me acaricia la panza ─ Kyōko acariciaba su vientre para mostrarle a la pelirroja como era que Ayano la tocaba en sus sueños ─ y hay veces en las que llora pero no siente tristeza sino que su rostro se ilumina de pura felicidad.
─ Kyōko-chan sabes que…
─ ¡ya sé que está casada y tiene una hija, ya sé que es a Yui a quien ella eligió! ─ dijo pues presintió que su amiga le reprocharía y sacaría un discurso sobre moral y respeto y un sinfín de tonterías ─ Pero esto me está volviendo loca, este sentimiento… me siento culpable
─ ¿culpable? ¿A qué te refieres?
─ ¡eso es lo que no sé! La miro y me siento un parasito, me duele en lo más profundo que no puedo hablar con ella como antes lo hacía, me duele el corazón no poder ser suficiente… es como si la culpa no me dejara tranquila… como si por mi culpa, ella está sufriendo
─ ¿lo está?
─ ¡claro que no! Tiene buena salud, una hija encantadora, una esposa responsable y suertuda. Ayano es la mujer más feliz sobre esta tierra, pero… ─ Kyōko suspiro colocando una mano sobre su frente ─ desearía saber qué es lo que me pasa… deseo
─ Este hehe Kyōko-chan ─ aprisa Akari se puso de pie y colocando una mano en el hombro de su amiga rubia dijo ─ porque mejor no vamos a dar una vuelta y así te distraes un poco, supongo que tanto trabajo te esta haciendo daño
─ ¿no crees que aventarme de un avión sin paracaídas seria mucho peor? ─ a Kyōko le pareció ver que Akari actuó un poco rara, nerviosa tal vez, pero se guardó el comentario pues seguramente solo lo imaginó
─ mooo Kyōko-chan ya te pedí perdón por eso, no me lo estés restregando a cada rato
─ Perdón, pero sabes que fue muy tonto, ¿Cómo se te ocurre llevarme a las alturas estando en el estado que estaba?
─ Pero fue gracias a eso que recuperaste la memoria ─ le respondió Akari manteniendo un punto a su favor, algo exagerado pero ahí estaba y nadie le quitaría crédito
─ Pues si ese era tu plan hubieras usado otros métodos ─ Kyōko entrecerró los ojos desaprobando la decisión tonta de Akari ─ mira que llevarme a hacer paracaidismo con tres locas no era una buena opción, por cierto ¿de dónde salieron esas?
─ son unos contactos de Sakurako-chan, Natsumi y Renge son sus amigas de la escuela de teatro y Misao fue su instructora de manejo. Además tú fuiste quien las contacto para que secuestraran a Yui-chan
─ Si ya me lo habías contado, se me ocurre cada cosa ─ dijo la rubia inflando el pecho con orgullo por tal estupendo plan ─ en fin… vamos pues a dar un paseo pero esta vez quedémonos en tierra
Akari y Kyōko salieron de paseo en aquella tarde, no tan tarde, no demasiado como para encontrar bares abiertos pero si para ver y disfrutar de una puesta de sol o simplemente pasear y ver pasear gente en el parque. Como la opción del parque sonaba como una genial idea, Kyōko, quien iba manejando, estaciono su coche en un parqueadero cerca de un parque. Pero primero pasaría a una dulcería por algo de helado y golosinas.
─ ¿no crees que debí comprar más? ─ Kyōko llevaba varias bolsa de golosinas en su mano izquierda y el la derecha otra bolsa pero con helado
─ Akari cree que es demasiado
─ Pues súper sexi y sabrosona Kyōko piensa que no lo es ─ Kyōko vio una banca desocupada que descansaba bajo un frondoso árbol ─ mira ahí, podemos sentarnos y disfrutar del atardecer
En efecto la vista que le proporcionaba el sitio era estupenda, sin complicaciones se podía ver el atardecer en el horizonte gracias a que no había edificios y el sol no era tapado por ellos. Una vista perfecta para las parejas de enamoradas que van ahí a tener su momento romántico, de esas estaba lleno el lugar.
Y mientras unas se tomaban de las mano o se decían mil cosas bonitas que en mayor parte son solo mentiras y no son duraderas, otras prefería demostrar su amor de formas más directas. Ver a esas parejas besarse estaba poniendo nerviosa a la pelirroja, mientras Kyōko seguía con sus golosinas sin prestar mayor interés en su entorno.
─ ¿no crees que hay muchas parejas?
─ este parque es famoso… ¡ay que delicia!... este parque es famoso por sus maravillosas puestas de sol ─ dijo Kyōko mientras se atochaba en helado ─ es normal que las enamoradas encuentren este lugar romántico
─ Akari se siente nerviosa ─ dijo mientras frotaba sus manos
─ ¿y eso? ─ pregunto la rubia ─ no me digas que por esas chicas, vamos que ya no eres una quinceañera para que te de pena, o es que te avergüenza que te vean conmigo
─ No Kyōko-chan, jamás pensaría eso de ti
─ a bueno, pensé que dirías que no te importaba, después de todo a ti nadie te nota
─ mooo Kyōko-chan
─ Ya está bien ─ Kyōko limpió su rostro con un pañuelo algunos astros de helado y pasó el brazo por los hombro de la pelirroja ─ no tienes por qué enojarte, tu sabes bien que yo te quiero mucho Akari-chan
─ Akari también te quiere Kyōko-chan ─ Akari se movió un poco para chocar su cabeza con la cabeza hueca de Kyōko ─ he Kyōko-chan, ¿no es Yui-chan la que va ahí?
─ ¿Dónde? ─ Kyōko miro hacia todos lado hasta que la vio a lo lejos pero ─ ya la veo, también esta Ayano
─ vamos con ellas ─ dijo Akari con entusiasmo pero cuando se dispuso a ponerse en marcha Kyōko la tomo de la mano deteniéndola ─ ¿Qué pasa?
Kyoko no respondió, solo dejo que su cuerpo hablara y que las lágrimas que empezaron a brotar de sus ojos le dieran a entender a la pelirroja porque le había detenido. Akari desistió lentamente y así mismo rodeo a la rubia con sus brazos mientras que esta dejaba salir todo ese dolor. Mientras acariciaba el cabello rubio Akari miró hacia atrás para ver donde estaba su otra amiga pero esta se alejaba directo hacia la salida del parque.
Así pasaron un rato hasta que los gimoteos de la rubia cesaron por completo. Akari no estaba para hacer preguntas ni Kyōko estaba para responderlas, así que en silencio salieron del parque con aquel detalle de que Akari sostenía la mano de Kyōko mientras la guiaba hasta el auto. Ahora le tocó el turno de la pelirroja estar tras del volante mientras Kyōko miraba pensativa por la ventana del vehículo.
Minutos más tarde Kyōko estaba acostada sobre su cama en la inmensidad de su habitación, solo el ruido de un reloj despertador antiguo le hacía compañía. Mientras tanto una preocupada Akari preparaba una bandeja con alimentos y procedía a llevarlo para la rubia.
─ Kyōko-chan te traje algo de comer ─ dijo la pelirroja anunciando su entrada en la habitación de la rubia
─ no tengo hambre ─ Kyōko se echó las sabanas sobre la cabeza cual niña malcriada
─ vamos Kyōko-chan ─ Akari jaló las sabanas para descubrir a la rubia ─ debes comer algo… o bueno, tal vez sea por el helado que comiste
─ No se… lo que pasa conmigo, desearía saber… deseo
─ ¡detente Kyōko-chan!
─ he ─ Kyōko miró a su amiga algo curiosa por ese repentino sobresalto que había tenido
─ Perdón Kyōko-chan ─ Akari bajo su cabeza apenada ─ quiero poder ayudarte, pero no así ─
─ ¿así como? ─ Si Akari estaba tratando de confundir a Kyōko lo estaba logrando ─ deseo… recuerdo una parte de eso Akari ─ Kyōko se levantó de la cama y se paró frente a la pelirroja ─ juguemos Akari, deseo…
─ Kyōko-chan tengo cosas que hacer ─ dijo Akari alejándose con rapidez ─ te dejo la comida, mañana recogeré los trastes, que descanses, buenas noches Kyōko-chan ─ Akari salió a prisa de la habitación mientras mentalmente una Kyōko se preguntaba que había sido todo eso
Era posible que algo en ella le estuviera haciendo imaginar cosas raras, pero rara Akari si estaba. Kyoko se metió una vez más en la cama, bajo las sabanas sin comer nada trato de reposar un poco. Mas hay en su corazón aquel latido intranquilo y aquel sentimiento amargo que parecerá hacer mayor.
─ desearía saber que me pasa, deseo… Ayano…
. . .
Una enorme sala fue lo que encontró al abrir sus ojos, en frente tras un escritorio una mujer de mediana edad apuntaba sobre un libro cosas de las cuales no tenía idea. Tras de sí pocas personas murmuraban haciéndolo indescifrable para sus oídos incluso no entendía lo que Akari quien estaba a su lado le decía, y a su derecha ella, Ayano.
Inalcanzable era la chica de la coleta que la brecha que le separa parecía inmensa, sus ojos no demostraban emociones e indescifrable era aquel bello rostro de ese ángel. Intentó llamarle pero su voz estaba perdida, intento ir hacia ella pero su cuerpo no le obedecía.
─ Toshinō ─ dijo la mujer con voz potente ─ ¿tiene algo que decir?
Con movimientos robóticos sacudió su cabeza y de su boca un suave lamento que era dolor lo sentido en aquel momento, dijo un "no" abandonando aquello que le había dado sentido a si vida pues no había nada más para decir
─ Y usted Sugiura ─ dijo mirando a la nombrada
─ no juez
¿Esa era Ayano?
Su voz era fría sin emoción acompañándole esos ojos vacíos carentes de aquel hermoso brillo, un momento le permitió ver directamente sobre ellos pero le negó el paso de su alma. Sobre Kyōko cayó algo mucho peor, algo que jamás creyó recibir de aquella mujer, odio
─ bien, si ambas partes no tienen más que añadir ─ quería gritar a todo pulmón que se detuviera, así su corazón lo quería pero su cuerpo no parecía obedecerle ─ no me queda otra que hacer oficial este divorcio, por lo tanto, declaro que el matrimonio Toshinō - Sugiura queda oficialmente disuelto ─ la sala fue inundada con aquel martillazo que más que hacer sufrir a los oídos quebraba el alma de Toshinō Kyōko ─ En vista de que la ley me obliga a tomar una semana de receso, dentro de siete días se llevara a cabo una audiencia para decidir quien de las dos tendrá la custodia absoluta de la pequeña Saki, aunque claro está que Toshinō no está calificada para cuidar de una niña, sin embargo tiene derechos como madre de la menor.
Todo acabó con aquel último golpe, las personas se retiraron incluso Akari quien estando a su lado solo negó con la cabeza y salió con los demás dejándola ahí mismo sin poder decir nada. Un momento le permitió ver a su derecha aquellos ojos de su amada, pareció por un instante un pequeño brillos sobre su mejilla pero Ayano no le dio el gusto de seguir mirándola, así tomando sus cosas salió con los demás.
Mientras Kyōko comenzó a derramas lagrimas que caían sobre sus manos que en puños las convertían casi ahogándose en su propio llanto, no dejaba de preguntarse ─ ¿por… snif… por qué?
