Hola, ya estoy aki con un nuevo capitulo, espero q os guste y x supuesto espero vuestros reviews con sugerencias para los capítulos siguientes a este vale?

Este fic es creación de Lunnaris y su amiga Karuka.

Aclaraciones

Declaimer: Ni los personajes de Full Metal Alchemist ni los de D. no me pertenecen sino a sus creadores (no me acuerdo de sus nombre pero cuando los sepa los pongo)

- diálogos

-(intervenciones mías)

-"pensamientos"

-[cambios de escena]

- - - - - - - - - - - - Flash Back - - - - - - - -

Capítulo 1: El encuentro

Desde que los hermanos Elric desaparecieran hace ya seis meses y que las esperanzas de volver a verlos menguaran, en Ciudad Central han aparecido caras nuevas recientemente venidas de un pueblo bastante alejado de allí.

Era una agradable mañana; una estupenda mañana para viajar y tres jóvenes de unos diecinueve años iban en tren hacia Ciudad Central. Estos chicos habían dejado su pueblo natal para independizarse y algunos meses atrás habían comprado entre todos una casa bastante amplia cerca del centro de la ciudad.

Los jóvenes eran Daisuke Niwa, Riku Harada y Risa Harada.

Daisuke era pelirrojo, algo despistado, considerado, bueno y amable. Había terminado sus estudios de bellas artes y arquitectura en muy poco tiempo, y ahora estaba contratado por uno de los altos cargos del ejército que se encontraba en esa ciudad para reformar algunas zonas del lugar. Para ello eran necesarios varios planos con diseños. Además era el novio de Riku desde hacia ya cuatro años.

Riku por su parte; era morena con reflejos rojizos, muy atlética e inteligente. Además de ser la novia de Daisuke, era también la hermana gemela de Risa. Siempre había tenido bastante genio aunque en cierto modo era comprensible; había terminado la carrera de Investigadora y estaba buscando empleo. Durante los últimos años había conseguido ser campeona en varios deportes además de llegar a cinturón negro en Kárate y Judo, por lo que su capacidad de defensa personal era bastante alta.

Risa a diferencia de su hermana; era castaña, guapa por naturaleza y algo vaga. Estudió turismo y relaciones públicas, y ahora estaba igual que Riku: buscando empleo.

Cuando por fin llegaron los tres a Ciudad Central, recogieron sus maletas y se encaminaron a su nuevo hogar mirando a su alrededor a cada paso que daban. La casa en sí la pagó Daisuke gracias a los diversos concursos que ganó mientras que el diseño y los muebles lo pagaron las hermanas Harada ya que su fortuna les precedía.

--¡Ah!, estoy cansada de andar y la maleta pesa mucho. –se quejó Risa parándose en mitad de la calle.

--Normal; has traído cosas innecesarias en lugar de lo imprescindible. Te traes tus trastos de peluquería y lo del tarot, y por eso no has podido meter nada de ropa. –le reprochó su hermana.

--Riku-san, Harada-san; ya casi hemos llegado a nuestro destino. Giramos a la derecha y ya estamos. –decía Daisuke intentando calmarlas.

--¡Viva! –gritó algo eufórica Risa a la vez que empezaba a correr.

La chica iba tan deprisa y emocionada que antes de girar chocó con alguien y calló de culo al suelo sin poder evitarlo. Detrás de ella, Riku y Daisuke acudían en su ayuda.

--Risa, ¿te encuentras bien? –preguntó Riku según llegaba al lugar del suceso.

--Sí, aunque me duele algo el trasero. –susurró a su hermana.

--Será mejor que te levantes, tu posición es algo comprometedora. –añadió al oído de Risa su hermana.

Fue entonces cuando Risa se percató de su posición sentada en el suelo con las rodillas flexionadas y con falda corta (imaginaos la situación).

--¿Se encuentra bien señorita? –preguntó una voz masculina por encima de sus cabezas.

Ambas alzaron la vista hacia el dueño de esas palabras y se encontraron a un hombre moreno vestido de militar con una cara demasiado feliz en ese momento.

--¿Le ayudo a levantarse? –preguntó inocentemente el caballero.

--Sí, se encuentra bien; y no, no necesita su ayuda. –dijo Riku ayudando a su hermana a levantarse.

--Disculpe señor pero quite esa cara de pervertido que posee. –continuó algo enfadada Riku sin darse la vuelta para mirarle.

--Jovencita, discúlpese ahora mismo. –dijo una voz femenina tras el moreno.

--¿Por qué debería? –preguntó Riku dándose la vuelta.

--Por respeto hacia una persona más mayor que tú. –dijo saliendo una mujer rubia con mal genio de detrás del hombre moreno.

--Uuuu, discúlpeme. ¿Le sirve? –respondió sarcástica dándose la vuelta y avanzando hacia su novio y su hermana.

La mujer enfureció ante los malos modales de la joven y se adelantó hacia los jóvenes hasta quedar detrás de ella.

--Señorita, dígame ahora mismo su nombre. –pidió furiosa la mujer a la vez que Riku se giraba hacia ella.

--¿Por qué debería decir nada? –preguntó tras lo cual se giró de nuevo hacia sus acompañantes.

--Debemos llegar a casa. –explicó tomando la bolsa y la maleta de Risa.

--Tienes razón Harada-san. –replicó Daisuke omitiendo el nombre.

Los tres jóvenes emprendieron entonces su rumbo de nuevo alejándose del lugar de accidente. La mujer que había reprendido a Riku estaba enfurecida mientras los dos hombres que la acompañaban la observaban.

--Teniente Hawkeye, tranquilícese. –dijo el hombre de mayor rango.

--Pero general de brigada Mustang, esa actitud es de muy mala educación. –reprochó la mujer.

--Riza, si te alteras tanto te saldrán arrugas. –comento Havoc.

--¡HAVOC! –gritó cabreada Riza.

--Queréis parar los dos ya. –dijo el general de brigada Mustang.

--Sí general de brigada. –dijeron los dos oficiales a la vez que emprendían su marcha hacia el cuartel general.

Nuestros tres jóvenes llegaron a su casa tras caminar varios minutos. La casa estaba distribuida de la siguiente manera: un largo pasillo comunicaba con todos los cuartos y a final de éste, una última estancia estaba cerrada. El primer cuarto era un despacho con todos sus muebles: mesa de escritorio, silla, ordenador (portátil y con internet XD) y sus estanterías; a decir verdad era bastante amplia. La contigua era un cuarto de baño con ducha y todo lo demás (mejor no especificar ¬¬); en frente se encontraba el salón. En su interior se encontraba un mueble con cristaleras, y en medio de ellas había un espacio en el que se encontraba una televisión plana de 32'' junto a una mini cadena. Enfrente de las cristaleras había un sofá y entre éste y las cristaleras, una pequeña mesa. Las paredes estaban adornadas con varios cuadros de Daisuke.

Continuando por el pasillo se llegaba a la primera de las habitaciones que tenía cuarto de baño propio. En ella se encontraba una cama de matrimonio que compartían Daisuke y Riku puesto que en el pueblo ya compartían piso aunque no llegaron a más. La habitación tenía un tono marfil, las sábanas y demás ropa de cama eran de color crema mientras que el somier y el resto de la cama era de madera antigua al igual que el armario.

Antes de llegar a la siguiente habitación se encontraba la cocina. Era amplia en tonos azules tanto la pared como los azulejos y los muebles, y una terraza para tender la ropa. Después se llegaba a la habitación de Risa. Ésta era de colores rojizos no muy fuertes y como la otra tenía un cuarto de baño propio. Como únicos muebles tenía una cama de matrimonio y un armario empotrado del mismo tono que la habitación de madera antigua. Al final del pasillo estaba el cuarto cerrado lo que los chicos suponían que serían un desván o algo parecido.

--Bueno ya hemos llegado. Ahora sería mejor desempacar. –dijo Daisuke.

--Cierto. Además quiero ir a ver a mi padrino que hace siete años que no le veo por culpa de la guerra que hubo. –añadió Riku mientras se internaba en la habitación seguida de Daisuke.

-No lo entiendo. Somos gemelas pero no tenemos el mismo padrino. Me parece injusto. –se quejó Risa mientras ella también iba a su habitación.

--Risa no tengas morro que tu lo quieres por interés y le ves todos los años. Yo además hace mucho tiempo que no le veo y puede que trabaje con él. –dijo su hermana a la vez que ponía algo de su ropa en las perchas y otro poco en cajones con la ropa interior.

Después de deshacer la maletas, Risa y Daisuke se fueron a comprar mientras Riku iba al cuartel general.

--Hace mucho tiempo que no paseaba por estas calles. –se decía mientras observaba los edificios- La última vez que estuve aquí tenía doce años, espero que el tío Armstrong me recuerde. –se dijo contenta.

Al llegar al edificio se perdió un poco pues el lugar era bastante amplio. Al ver pasar a una mujer corrió hacia ella para preguntarle por el hombre.

--Hola buenos días. ¿Se encuentras por aquí Alex Louis Armstrong? –preguntó algo tímida.

--Creo que sí. ¿Quién pregunta por él? –preguntó la mujer.

--Soy Riku Harada, la sobrina y ahijada del señor Armstrong. –respondió ella con una sonrisa- ¿Dónde podría esperarle? Resulta que quiero darle una sorpresa; por favor no le diga mi nombre. –pidió.

--¿Riku-chan? Cuanto tiempo sin verte y cuanto has cambiado mi niña. –dijo la mujer- Soy Maria Ross, ¿te acuerdas de mí? –preguntó con esperanza.

--¿Maria-san? Mi medio niñera cuando estaba en el cuartel general, que alegría. –dijo la joven a la vez que la abrazaba.

--Bueno espera aquí si quieres. Ahora aviso al señor Armstrong. –dijo ella mientras se marchaba.

Mientras Riku esperaba, observaba el lugar fascinada y veía a la gente que pasaba vestida con el uniforme del ejército.

--¿Riku? –dijo una voz masculina a se espalda.

Al escuchar se nombre, la joven se giró y una sonrisa se mostró en su rostro.

--¡Tío! –dijo contenta mientras le daba un gran abrazo.

--Mi pequeña sobrina. ¿Cómo has estado? –dijo Armstrong feliz de ver a la joven.

--Muy bien. Por fin me he independizado. –respondió ella sonriendo y separándose de él.

--Sigues tan guapa como siempre. –comentó el hombre- Bueno a decir verdad, ya eres toda una mujer. –añadió riendo.

Ella sonrió con un leve sonrojo ante ese comentario. A continuación se puedo a relatarle a su tío y padrino todo lo ocurrido desde que se vieron por última vez hace siete años. Le contó la aventura del ladrón fantasma Dark Mousi; y también el motivo por el que ahora vivían en esta ciudad.

--Así que Niwa Daisuke... –dijo el militar mientras daban un paseo por los alrededores del cuartel general.

--Sí, ya llevamos 4 años saliendo y ahora va a trabajar en las reformas del cuartel. Además yo ya he conseguido mi propósito de ser investigadora de todo tipo. –explicó la chica muy feliz tanto por su novio como por ella.

--¿Y en qué has trabajado? –preguntó Armstrong mientras se sentaban en un banco.

--Pues con la policía. He resuelto varias desapariciones; también homicidios y asesinatos. Además he participado en casos de robo de medicinas aunque ahora mismo no lo recuerdo muy bien. –dijo Riku con una risita.

--Vaya, eres toda una investigadora profesional. –contestó orgulloso de su sobrina.

--Sí, lo malo es que ahora estoy en paro y busco un puesto de trabajo pero aquí no sé donde encontrarlo. –añadió Riku apenada.

--¿Y por qué no trabajas con nosotros? –propuso su padrino / tío.

Al escuchar la proposición, a la chica se le iluminó la cara con una gran sonrisa aunque antes de contestar debía hablarlo con su hermana y con Daisuke.

-- Tengo que consultárselo a Daisuke y a Risa, aunque lo más seguro es que acepte. –contestó la joven feliz- Por cierto tío, ¿me podrías enseñar el interior de las instalaciones? –preguntó con curiosidad.

--Siempre te ha gustado este tipo de trabajos. –dijo el hombre con una sonrisa- En todos estos casos, ¿cuántas veces fuiste herida? –preguntó con preocupación.

--Pues dos heridas de bala además de varias de navaja, espada y cuchillos. La más grave fue la de cristales. –recordó Riku tranquilamente.

--Vaya que peligroso. De todas formas tendrás que ponerlo en el curriculum indicando en qué misiones te pasó. –explicó el mayor Armstrong.

Según llegaban al edificio el hombre volvió a tomar la palabra.

--¿Te importa que el médico del ejército te haga una revisión? –preguntó.

--No me importa. –respondió la chica sin dudarlo.

--Ahora que me acuerdo, varios de tus casos han salido en los periódicos de la ciudad y algunos soldados te admiran por así decirlo. –comentó Armstrong algo molesto.

--¿Y por qué? No he hecho nada del otro mundo. –dijo recordando los artículos.

--Bueno, no todos los días se ve a una mujer menor de 21 años como tú arriesgando su vida antes que la de un civil normal. –aclaró su tío.

--¿De veras? Qué vergüenza. –comentó Riku sonrojándose.

--Jajaja; luego te presento a tus admiradores. –dijo gracioso mientras se adentraban en los pasillos y llegaban a la enfermería.

Al entrar en ella, Armstrong pidió al doctor que le hiciera a su sobrina un reconocimiento completo. El médico asintió y dio paso a una doctora para que ella la examinara mientras los dos hombres salían de la consulta. La mujer le pidió a Riku que se desvistiera y que se sentara en la camilla. Una vez lista para la revisión, la doctora observó las heridas y cicatrices sin hacer ningún comentario por el momento.

--Súbete a la báscula por favor. –pidió la mujer.

Riku obedeció con calma. Tras esto, la doctora midió su estatura, la tomó el pulso y a continuación pasó a hacer una revisión del estado de sus pulmones haciendo que respirara lentamente. También comprobó el estado de sus ojos y oídos. Una vez terminado el reconocimiento, la mujer le pidió permiso para ver e estado en el que se encontraban las heridas y cicatrices de Riku; a lo que ella accedió gratamente.

--Es la primera mujer que veo con tantas cicatrices señorita Harada; es una joven muy valiente. –dijo la doctora.

--Sólo hago mi trabajo: proteger al civil desprotegido. –replicó le muchacha sentada en la camilla.

--Ya puedes ir vistiéndote. Por cierto, he oído que el mayor Armstrong es su tío. –comentó la doctora a al vez que rellenaba el informe.

--Sí; puede que dentro de unos días venga a trabajar con él en este lugar. Bueno, ¿cómo estoy de salud? –preguntó vistiéndose de cintura para abajo.

--Algunos de los músculos de tus muslos fallan con frecuencia pero no es nada grave. Por lo demás no hay problemas. Ahora te dejo para que termines de vestirte mientras yo le doy el informe a tu tío. Un placer conocerte. –dijo según salía de la consulta.

Riku terminó de arreglarse con calma. Cogió su pistola y se la colocó en el tobillo donde siempre la llevaba; después tomó el móvil, las llaves y la cartera guardándolos en sus respectivos lugares.

--Buenas tardes. Aquí tiene el informe de su sobrina; parece una gran persona y muy valiente. Tome esta nota para que pueda conseguirle esta medicina para que los músculos de sus muslos se fortalezcan. –dijo dejándole la hoja a aparte del informe- Señor Armstrong, señor Mustang, hasta pronto. –añadió la doctora despidiéndose.

--Así que tu sobrina ha vuelto, ¿cuánto tiempo hace? –preguntó el general de brigada.

--Pues ya hace siete años que no la veo. –contestó leyendo el informe- Mira Mustang observa su físico, es extraordinario.

--Como una mujer tan joven puede aguantar tanto. –dijo Roy anonadado al ver lo recogido en el informe.

--Ya ves; es de fisionomía fuerte. Por cierto, dentro de poco puede que trabaje aquí asi que...

--¡Tío ya volví! –dijo una voz femenina a espaldas del mencionado.

--Hola querida. –dijo Armstrong tapando la línea de visión del hombre que le acompañaba- Mira, te voy a presentar a un compañero y posiblemente tu superior. –añadió según se giraba para que la joven lo viera.

--¡TÚ! Eres el de esta mañana. –gritó Riku señalándole con el dedo y pálida como la pared.

--Muestre más respeto. –respondió Roy serio.

--¿Os conocéis? –preguntó Louis algo confuso.

--Esta mañana cuando íbamos de camino a nuestra nueva casa Risa chocó con él y ella... –comenzó a explicar algo colorada- ...cuando se calló al suelo su posición era algo comprometida y él empezó a mirar de una forma... –omitió esa parte avergonzándose- De todas formas disculpe mi comportamiento; soy Riku Harada la sobrina de Alex Louis Armstrong. –terminó diciendo educadamente.

--Etto... Yo soy el general de brigada Roy Mustang. –contestó el hombre algo confuso por el cambio de humor de la chica.

--Bueno Riku, te llevo a casa que ya es algo tarde y seguramente tu hermana y Daisuke estén preocupados. Pasado mañana pásate por aquí y formalizamos tu admisión. –dijo el mayor Armstrong mientras los dos cambiaban de dirección- Adiós general de brigada Mustang; nos vemos mañana. –añadió a modo de despedida pero Riku no dijo nada.