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Luna de día
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[I] [Tú me das un golpe de energía cuando estoy sin batería… tú me das la vida en un instante]
El viento soplaba suavemente colándose por la pequeña ventana abierta de la habitación, el sol se alzaba alto y arrogante en medio del cielo azul y las abejas paseaban entre las flores zumbando apaciblemente, dando así comienzo al mes de septiembre.
Deslizó una vez más el peine por el suave pelo rubio de la niña. Luego, le colocó una vincha a la cual amaba, que combinaba con sus hermosos ojos donde se unía las cenizas y el cielo. El delicado vestido azul francia ondeó con la sumisa ventisca. Contempló el resultado y sonrió. Luna estaba bella, la pequeña de apenas 7 años, parecía una muñeca.
- ¿Lista mi cielo?
- Si mami! Vamos.
Juntas abandonaron la excéntrica casa. Tomó su manito suavemente y comenzaron a caminar por el prado descalzas, sintiendo el césped crujir bajo sus pies. Entre las colinas se extendía un pequeño valle, con árboles altos y frondosos, cuyas ramas formaban un techo de hojas. Era un retrato fascinante, a ambas les gustaba caminar bajo aquella especie de túnel.
Cuando se cansaron de pasear, se sentaron apoyándose en un árbol grande y viejo. Divertidas, observaban el cielo y adivinaban las místicas formas de las nubes.
De pronto Luna divisó algo que la sorprendió:
- ¡Mami, mami! ¡Mira la luna! ¡Está ahí! ¡¿La ves?! ¡Está de día, mami! – decía con ojos brillantes y una gran sonrisa dibujada en el rostro.
- Si, mi amor, ya la veo. – respondió con calma Yvaine, la miró – la luna siempre está ahí, en el cielo, a la espera…
- ¿Qué espera la luna, mami? – inquirió Luna.
- Espera su momento de brillar. Cuando el sol se esconde, la luna brilla y se encarga de cuidar a los que salen a pasear de noche, es testigo del cariño y la felicidad de los enamorados, del pensamiento de personas, de la credulidad de los más imaginativos. Se luce cuando la contemplan y escucha atentamente cuando le confiesan sus mayores secretos. Ella siempre está presente para cuidarte, por eso es tan magnífica, te serena con solo mirarla.
La pequeña sonrió y observó al satélite con la admiración reflejada en su mirada. - ¿Te gusta la luna, mami?
- Si, mi cielo, mucho.
- ¿y por eso me llamo como ella?
- Sí, tú eres muy especial, eres única y tienes luz propia como la luna. – terminó Yvaine abrazando a su hija y llenándola de besos y cosquillas. Luna reía, feliz, mientras el astro las observaba desde el firmamento.
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Hola! Espero que les haya gustado, como a mi gusto escribirla. Solo quería representar cómo hubiese sido este vínculo madre- hija y pues… aquí esta! Adoro a Luna por esa personalidad tan imaginativa y vivaz, es simplemente encantadora.
Siempre fue un misterio para mí el motivo por el cual a Luna le pusieron Luna… y bueno, es lo que mi imaginación pudo lograr.
REVIEWS, tomatazos, saludos, opiniones, criticas? Algo?
Muchas gracias por leer!
Saludos! Julii
