Abrió la mochila con cuidado y miró a su alrededor, no, definitivamente no había nadie. Y si no había nadie, nadie podría culparla de aquel crimen. Pero, ¿Realmente era un crimen? ¡Sólo quería satisfacer sus necesidades! ¡Y ella no se lo había permitido! Así que, no le había quedado otra. Miró a su derecha, donde estaba su amiga, su compañera, la única persona que podía entender su necesidad. Hummy.

Luego miró al umbral de la puerta, hay estaba Ellen, observándola impasible. No hacía ningún movimiento. Pero la había acompañado. Había dicho que quería ver como ella era pillada. ¿Pillada? ¡Qué tontería! Kanade jamás se daría cuenta de que le faltaban unos pastelitos de su bolso, o quizás sí, pero para cuando se diera cuenta ya estarían en su estómago. Además, tenía ventaja. Era buena en los deportes. Demasiado, quizás.

Metió la mano en la mochila y sacó su tesoro, un paquete con diez dulces, sabrosos y azucarados pastelitos de Kanade.

Abrió el paquete como si le fuera la vida en ello y le ofreció uno a Hummy, que cogió gustosa, luego estiró la mano para coger uno ella misma, pero una sombra y una voz, muy enfadada, se lo impidió.

–¡Hi-bi-ki! – gritó Kanade. Hibiki miró a su amiga, luego miró un dulce pastelito de chocolate. Lo cogió y se lo metió en la boca de golpe, luego cogió a Hummy y salió corriendo por los pasillos del instituto. ¿Qué más daba? Ya la había pillado, al menos, la pillaría con el estómago lleno.

Corrió como si le fuera la vida en ello, y sin darse cuenta, chocó contra Ako que había ido a buscarlas.

–¡Hibiki! – dijo Kanade mientras se posicionaba detrás de ella.

–¡Vaya! Si has mejorado en educación física y todo – dijo después de tragarse el pastel.

–Buenas tardes – susurró Ako – . Ya veo que os estáis divirtiendo, eh.

–Sí, claro que sí – dijo Kanade con una amable sonrisa – . Y más nos vamos a divertir torturando a Hibiki, porque, ¿tú me ayudarás verdad? – Ako asintió.

–¡Ako! ¡No te unas a su banda! ¡Es mala como la peste! – repuso Hibiki.

–No Hibiki, no. ¡Tú eres mala como la peste! ¿¡Cómo se te ocurrió interrumpirme en un momento tan importante ayer!?

–Ay, ay, mira que eres exagerada. Sólo fue una pequeña interrupción.

–Estaba a punto de declararme – la miró con furia.

–Ako tiene llamas en los ojos, literalmente nyan – comentó Hummy mientras terminaba su pastel.

De pronto, Kanade estiró la mano hacia la izquierda, por donde venía Ellen.

–¡Ellen! ¡Ayúdame!

–Yo te lo dije unas trescientas veces, pero no me hiciste caso. Kanade te va a pillar – entrecerró los ojos – . El que avisa no es traidor.

–¡No me dejes Ellen! – gimió Hibiki con lágrimas en los ojos mientras Kanade la arrastraba por el suelo. Ellen levantó la mano y la movió un poco, despidiéndose de ella – . ¡Ellen!

Minutos después

–Bueno – tosió Ako intencionadamente – . Venía a deciros una noticia agradable – se sentó en una de las mesas del club de cocina – . Va a haber una nueva reunión de Pretty Cure. ¿Qué os parece?

–Pues a mí genial – comentó Hibiki – . Quiero decir, es difícil robarle un pastelito a Kanade una sola, pero estoy segura que si vamos Nagisa, Nozomi, Urara, Nao, Akane y yo lo lograremos – dijo mientras levantaba su brazo en posición de victoria.

–Hibiki... – susurró Kanade.

–Ya estás empezando a enrojecer de nuevo, tienes que relajarte Kanade – dijo mientras ponía un brazo en su hombro, luego, recibió una mirada enfurecida de Kanade e inmediatamente lo quitó.

–Estará bien reunirse todas de nuevo – sonrió Ellen – . Hace tiempo que no nos vemos.

–La reunión será en un parque de atracciones y...

–¡Genial! ¡Ahí siempre hay comida! Llevo unos meses ahorrando unos cuántos yenes y seguro que me servirán de mucho...

–Ay Hibiki, tú estarías arruinada si me tuvieras que pagar todos los pastelitos que te tragas.

–No son tantos...

–Te comes una media de dos docenas por día, y cuando te da, otra docena más – luego la miró – . Cada uno de esos pastelitos vale, rebajados, unos cien yenes. Imagínate cuánto me debes.

Hibiki puso una pose para pensar.

–Dos mil cuatrocientos yenes – sentenció Ako – . Mira que eres torpe, pero no sabía que tanto.

–¿¡Tanto!? – se sorprendió Hibiki.

–Por día

–Que a la semana son dieciséis mil ochocientos yenes. Y eso si no te comes el especial de una docena más – Hibiki bajó la cabeza.

–¡Cambiemos de tema! – dijo levantando la cabeza – . Por ejemplo, ¿qué pasó después de que te interrumpiera, eh Ako? – preguntó pícara Hibiki.

–Que Souta se fue, ¿tú qué crees? – dijo entrecerrando los ojos – . Gracias Hibiki.

–¡Eso son tonterías! ¡No hay de qué! – dijo con una amplia sonrisa.

Hime gritó con toda la fuerza que sus dos únicos pulmones le permitían.

–¡Basta, basta y basta! – miró a Yuko y a Megumi – ¡Dejad de cantar! ¡Me estáis volviendo loca!

Yuko miró dubitativa a Megumi y esta cerró los ojos y continuó cantando:

–Itadakimasu to goshizooosama! – pronto Yuko se unió a ella y continuaron con su dueto desde el principio.

–Ríndete Hime – dijo Seiji – . No pararán nunca – luego le tendió unos tapones para los oídos – . Son necesarios, sobretodo cuando tienes a Megumi viviendo al lado.

Hime los aceptó y se los colocó en los oídos, provocando así, que no oyera a Ribbon, Glassan y Iona entrar.

–Hola – saludó la última – . ¿Qué diablos estáis haciendo?

–Iona, ¿¡Quieres unirte a nuestro dueto y hacemos un trío!? – dijo Megumi ilusionada.

–Creo que paso, eh. Pero gracias – vio a Hime y se sentó a su lado – . ¿Hola?

Hime notó la presencia de Iona y se quitó los tapones.

–Hola... – susurró – . Me están dando dolor de cabeza.

–Hey chicas, tenemos una noticia desu wa – dijo Ribbon.

–Sí, sí, así que prestadnos un poco de atención dase – dijo Glassan frente a las dos cures que cantaban – . Vamos a celebrar una nueva reunión de Pretty Cure, así que...

–¡Genial! – gritó Megumi – . ¡Cantaremos todas a coro y será genial!

–¡No! – gritó Hime.

–Las flores han crecido muy bien Tsubomi – dijo Kaouruko.

–Sí – susurró la chica contenta – . Tengo que irme, las chicas me esperan – Tsubomi recogió sus cosas y salió del invernadero con Chypre, que la seguía volando a su lado.

–He oído que habrá una nueva reunión de Pretty Cure desu.

–Eso sería genial – sonrió Tsubomi.

Minutos después

–¿¡Una reunión Pretty Cure!? – gritó emocionada Erika – . Será genial. Podré pedirle a las demás chicas que hagan de modelos – dijo satisfactoriamente.

–Ey – se quejó Itsuki – . ¿Y qué pasa conmigo?

–No, no si está bien, pero, necesito más modelos. Es decir, tú y Yuri y Tsubomi estáis bien como modelos, pero necesito otros cuerpos ¿entendéis?

–Espero que eso no sea una indirecta... – susurró Yuri.

–¡No, no! – negó con las manos – . ¡Venga, tenemos que hacer vestidos! Quiero que Nagisa se ponga una...

–Dudo que Nagisa se ponga un vestido – opinó Tsubomi.

–Pues la obligamos – sonrió y levantó su dedo pulgar.

–Yo no creo que...

–Haced lo que queráis pero no os metáis en líos, ¿De acuerdo? – preguntó Yuri.

–De acuerdo – dijo Erika –. Entonces me pondré a diseñar nuevos trajes cuanto antes. No hay tiempo que perder – dijo sonriente mientras se levantaba.

–Esto acabará mal... – susurró Tsubomi.

–¿Crees que aparecerá un nuevo enemigo? – preguntó Itsuki.

–No, decía a Erika intentando ponerle un traje a Nagisa...

–Ah, sí. Eso acabará muy mal...

–¿Y bien? – preguntó Karen con los brazos cruzados.

–Pues esta vez saqué sesenta y siete puntos – dijo Nozomi victoriosa.

–Vas mejorando – dijo secamente.

–Sí – sonrió.

De pronto entró en la sala Urara:

–¡Hola chicas! – saludó sonriente – . ¿¡A qué no adivináis qué!? Me dejarán hacer un concierto con Makoto Kenzaki en la reunión de Pretty Cure – sonrió victoriosa.

–Detente un momento – intervino Rin – . ¿En qué reunión?

–En la próxima que habrá, ¿Syrup no os ha dicho nada?

–Claro que no – dijo Rin –. Si te la pasas secuestrándole para que te ayude a ensayar y otras cosas,... – dijo esto último en un susurro.

–Bueno pues ayer me comentó que habría una nueva reunión de Pretty Cure y que iríamos allí, y esta mañana el manager me ha dicho de actuar – sonrió.

–Pero, si es de Pretty Cure... ¿Cómo...?

–Es en el mismo parque de atracciones, tranquila, no lo sabe.

–Ey chicas – dijo Nozomi levantando su examen – . ¡Sesenta...! – una mano masculina le arrebató el papel.

–Vaya, ¿Quién lo diría? Bien hecho Nozomi – dijo Coco entregándole de nuevo el examen.

–¿No fuiste tú quién puso las notas? – intervino Kurumi.

–No, fue otro profesor.

–Muy bien Nozomi, no apruebas sólo con Coco por lo visto. ¡A este paso igual pasas de curso y todo! – dijo Rin recibiendo una mirada seria de Nozomi.

–Hola – saludó Komachi.

–¿Qué tal va tu nueva novela? – preguntó Natt mientras entraba dejando unas tazas de té y galletas.

–Muy bien, muchas gracias por preguntar – sonrió.

–Yo creo que estos dos acaban juntos – le susurró Urara a Karen.

–Como otros cuatro que yo me sé – dijo esta.

–¡Chicos! – dijo Syrup entrando a gran velocidad en la estancia – . ¡Antes de que Urara me vuelva a secuestrar! ¡Vamos a ir a una reunión de Pretty Cure...!

–Ya lo sabemos – dijo Nozomi.

–Nos lo acaba de comentar Urara – añadió Rin.

–Que estoy aquí – dijo la aludida levantando la mano.

–Ah, hola... Bueno... Yo tengo que irme...

–Hoy no tengo que ensayar – terminó la frase.

–Entonces me quedo – dijo cogiendo una de las galletas y llevándosela a la boca.

–Entonces, una nueva reunión con las chicas, será una gran oportunidad para...

–¡Comer los pastelitos de Kanade! – dijeron Urara y Nozomi a la vez – . ¡Y los panecillos de Saki! ¡Y las bolitas de pulpo de Hikari! ¡Y...!

–Vale, vale – las interrumpió Karen – . Ya sabemos que es una buena oportunidad para comer.

–Qué bonito es ser feliz – susurró Komachi dulcemente – . Mientras sean felices...

–Y delgadas – añadió Coco – . Porque al paso que van terminarán siendo focas que rodarán por toda la ciudad.

–¡Oye! Qué borde eres cuando quieres – dijo Nozomi.

–¡Terminé! Y seguro que quedaron chupiguay – dijo Saki saliendo de la cocina con unos panecillos en la bandeja.

–Se ven deliciosos lapi – susurró Flappy acercándose a ellos.

–¡Atrás! – dijo la chica alejándolos del hada – . No son para ti, bueno, si sobran sí, pero primero serán para Kazuya – dijo satisfecha.

–Creo que lo tuyo ha llegado hasta el punto de ser una obsesión lapi.

–¡No! Por supuesto que no – de pronto, apareció Muupu.

–Ah, hola Muupu lapi.

–Mupu – el pequeño hada se acercó a los panecillos.

–¡Ah, no! – de pronto, en la tienda de la familia de Saki, entró Mai junto con su hermano.

–Hola Saki – saludó el joven.

–¡A Kazuya! – le mostró los panecillos – . Adelante pruébalos.

–Saben muy bien – dijo mientras tragaba.

–¿Puedo? – preguntó Mai. Saki asintió.

Minutos más tarde

–¿Qué tenías que contarme? – preguntó Saki cuando Kazuya ya se había ido.

–Va a haber una nueva reunión de Pretty Cure, y como somos cures, hemos sido invitadas.

–Me parece genial, entonces, ¿Iremos? – Mai asintió.

–Me lo dijo Choppy esta mañana. Y además Fuupu lo confirmó – sonrió.

–Hablando de ellos.. ¿Dónde se han metido? – de pronto, Flappy entró volando por la ventana – . ¡Flappy!

–L-Lo siento lapi...

–Uy, estábamos jugando con Muupu y Fuupu chopi – dijo Choppy entrando en al habitación, seguida de las otras dos mascotas.

–No se os puede dejar solas – añadió Saki.

–No me eches la culpa a mí lapi – se quejó Flappy – . Fueron ellos los que querían jugar a ''Lanza a Flappy tan lejos que se dé contra el armario de Saki''

–Sí, sí, tú sigue así. Echándole la culpa a unos inocentes niños como Muupu y Fuupu, y a la pobre Choppy...

–En realidad chopi... – Saki le guiñó un ojo.

–Bueno, mirad el lado positivo – dijo Mai – . Podréis jugar a ''Lanza a Flappy tan lejos que dé contra una atracción'' cuando vayamos a la reunión de Pretty Cure.

–Me encanta – dijo Miyuki mientras moldeaba el peinado de Candy – . ¡Es tan moldeable! ¡Y tan suavecito...!

–Sí, se ve muy bien – añadió Yayoi – . ¡Quizás haga un manga sobre Candy!

–¿¡De mí kuru!? – Yayoi asintió – . Entonces será un éxito en ventas.

–Chicaas – dijeron Nao y Akane al unísono entrando por la puerta de la guarida de Pretty Cure – . ¡Hay una nueva reunión de Pretty Cure! ¡Preparaos porque comeremos como si no hubiese un mañana!

–Algo me dice que no serán las únicas – susurró Reika – . Bueno, chicas, en ese caso debemos prepararnos – sonrió.

–¡Sí! – dijo Miyuki entusiasmada – . Hoy estoy Ultra Happy – canturreó.

–¿Qué día es? – preguntó Yayoi.

–Dentro de unos días... No muchos. – dijo Nao.

–Entonces tenemos que prepararnos ya – dijo levantándose.

–Cierto, chicas... ¡Busquen ropa bonita! – dijo Nao.

–Y que no os importe si se manchan – añadió Akane – . Quién sabe lo que pasará probando los perritos calientes, u alguna otra delicatessen con salsas.

–Yo no estoy muy segura de que a eso se le puedan llamar delicatessen – dijo Reika.

–Están ricos. Son delicatessen. Punto. No hay más que hablar sobre el tema – dijo Nao poniendo punto final a la conversación.

–Me parece increíble que discutáis esas cosas de gozaru – dijo Pop. Luego se transformó en su forma de humano.

–¡Increíble hermanito, apareces de la nada kuru!

–Gracias, gracias. Ya lo sé – dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

–No se parecen en nada – dijeron las cinco cures al unísono.

–Están riquísimos Hikari – dijo Nagisa – . Has mejorado tanto que creo que lloraré. ¡Quiero probar estas bolitas de pulpos el resto de mis días!

–Todo es gracias a que Akane me enseñó – dijo modestamente la chica.

–Pero has mejorado mucho en estos últimos meses – dijo Honoka.

–Sí, he tenido mucho tiempo libre, y además Hikaru me ha ayudado mucho – sonrió amablemente.

–Él ha crecido bastante mipo – dijo Mipple.

–Sí, quién sabe, igual pronto habrá un grupo de chicas por aquí pidiéndote que le busques para declararse mepo – añadió Mepple – . Al menos seguro que tendrá éxito con las chicas, como Nagisa mepo.

Nagisa tomó el pequeño cuerpo de su amigo y le empezó a tirar de los cachetes.

–¿¡Decías algo Mepple,eh!?

–Af decif verdaf, sif, quef eref maravillosaf mepof

–Ya lo suponía yo – dijo la chica victoriosa.

–Mepple es un cobarde popu – susurró Porun – . Qué cobarde...

–Mira quién habló niño... ¡Qué es Nagisa! Mepo – se quejó la mascota.

–¿Qué?

–Nada nada mepo.

–Sí, Porun tiene razón lulun. Mepple es un cobarde lulun...

–Pero...

–Bueno, es un cobarde mipo – dijo Mipple interrumpiéndolo.

–¡Mipple tú también no mepo!

–¡Pero es todo un príncipe mipo! – dijo la hada abrazándolo.

–Ay bueno... No digas esas cosas que me pongo rojo mepo – dijo el hada –. He de decir que opino lo mismo que tú mepo.

–¿Sobre mí mipo?

–Sí también, mepo.

–Mepple.

–Mipple.

–¡Te quiero! – dijeron las dos hadas abrazándose.

–Son tan románticos... – dijo Honoka.

–Algún día, FujiP y yo estaremos igual.