Los sueños y las ideas pueden sobrevivir al paso del tiempo y del espacio en el que estén localizadas. Si no fuera así, yo no estaría ahora aquí mismo, delante de tí, sacrificando mi alma para salvarte. Y todo por una promesa que te hice, hace mucho tiempo atrás.

En esa época todavía era yo mismo. El futuro estaba a punto de llegar, y mis ideas seguían tan claras como ahora: amarte y protegerte cueste lo que cueste. Aunque eso fue también lo que me hizo alejarme de tí. Cuando empezó la cibernetización estuviste en contra, totalmente, diciendo que no sentirías mi amor si me cambiaba a un cuerpo prostético. Pero sin escucharte, lo hice.

Puede que ahora entiendas el porqué. Quería protegerte, y un cuerpo mortal como el que tenía no era el adecuado si deseaba hacerlo. A pesar de que este cuerpo esté hecho de plástico, metal, cables y chips, te puedo asegurar que hay un alma dentro de él. Me rechazaste y seguiste viviendo tu vida, ya que no creías en eso. No podías estar segura de lo que había dentro de este cascarón, y por ello, para tí morí.

Con la cibernetización comenzó una nueva guerra fría, por intentar crear los cuerpos prostéticos perfectos. Eso desembocó en un gran progreso en el campo científico y militar. Y como es obvio, todo ello fue utilizado en el campo de batalla. Con tanto conocimiento sin límites en la palma de nuestras manos, los beneficios nos hicieron olvidarnos de la moralidad humana que nos caracterizaba. El progreso era ahora nuestra propia prisión cibernética.

Llegó un momento en que la guerra estalló en nuestro hogar. Habían pasado años desde nuestra ruptura, pero nunca dejé de pensar en tí. Sabía que ya no me amabas, pero yo seguía queriendo cumplir mi promesa. La ironía de todo esto es que podía tener cualquier cosa gracias a la cibernetización, excepto a ti. Pero a pesar de todo fui en tu búsqueda.

Me camuflé entre las calles derruidas, entre el sonido de las balas y explosiones mientras deseaba que aún estuvieras viva. Estabas corriendo por una calle, rumbo a un punto de refugiados y de evacuación, pero una gran batalla entre cyborgs y robots te bloqueaba el camino. Cogí mi espada y sin que te dieras cuenta, empecé a matarlos a todos, para abrirte el camino. Quería salvarte, pero no quería que vieras en el asesino en que me había convertido.

Tampoco me arrepiento de nada. He tenido que sacrificar la relación que teníamos, pero al menos gracias a ello puedo salvarte. Estábamos cerca de escapar, cuando una explosión me alcanzó, destrozando mi cuerpo. Todavía podía moverme, y mientras fuera así podría cuidar de tí, así era mi ferviente deseo.

Cuando uno de esos monstruos mecánicos se puso delante de tí, a punto de quemarte viva con un lanzallamas, me puse en medio. Tu solo veías un maniquí sin forma recibiendo todo el fuego y siendo destrozado, mientras te levantabas y corrías para que te rescataran. Y sabías quién era. Tu misterioso benefactor que estuvo protegiéndote todo el camino, y que al final fue destruido tras cumplir su promesa. Te arrepentiste de haber pensado mal de la cibernetización en el pasado, pero estabas feliz por no haberme olvidado de tí.

Y desde entonces, comprendiste que las almas pueden existir en diferentes cascarones. Al final no importaba el exterior, sino el interior de la persona. Desde entonces, sentiste mi amor por tí aunque ya no estuviese en este mundo. Y sabías, porque así te lo prometí, que te cuidaría eternamente. Y esa idea nunca morirá, ni ella ni yo. Siempre viviremos en tu corazón.