Advertencias: Naruto no es mío, y sus personajes tampoco, y todas esas cosas
Este fic es yaoi, slash, chico-chico. Si no te gustan estas cosas siempre puedes seguir buscando, pero no seas masoquista.
OoOoOoOoOo
El tiempo había pasado muy rápido. Cuando se quiso dar cuenta ya había cumplido los 25 años, y si tuviera que elegir una palabra para definir su vida esa sería "extraña".
Su infancia fue un caos: cuando pudo ser feliz siempre vivió a la sombra de su hermano, y cuando la tragedia se cebó con él, el odio pareció ser su único consuelo y su medio para seguir adelante.
La muerte de sus padres la recordaba ahora como si fuera una película antigua, con algunas escenas borradas por el paso del tiempo y la excesiva acumulación de polvo en la cinta. Principalmente recordaba el dolor de la pérdida, no sólo la pérdida de sus padres sino también el dolor de perder en cierta manera su niñez. Esta tragedia marcó un punto de inflexión en su vida; si hasta entonces lo que quería por encima de todo era el reconocimiento de sus padres, ahora sólo buscaba la venganza.
Naruto y Sakura habían sido una constante más en su vida hasta que su deseo de venganza creció tanto que dejó de pensar en el futuro y sólo se concentró en el presente, que únicamente consistía en matar a Itachi. Aunque muchos pudieran creer lo contrario, no se arrepentía de haber traicionado a todos por conseguir el poder necesario para sus propósitos: su vida era su vida y él podía hacer con ella lo que quisiera, aunque eso significara poner en peligro a la gente a la que supuestamente debería querer. No le importaba arriesgarlo todo y por eso se marchó, con dudas, sí, pero se marchó con Orochimaru y al poco tiempo las dudas desaparecieron.
Durante estos años tuvo varios reencuentros con sus antiguos compañeros de equipo; algunos de estos reencuentros pudieron acabar en tragedia, sin embargo otros, la menor de la veces, casi consiguieron que cediera a su venganza y volviera con ellos.
Casi.
No le molestaba en absoluto que sus ex compañeros hubieran rehecho su vida sin él, pero lo que en verdad le molestó fue su presencia. La odiosa presencia de lo que era una mala copia de él mismo: su sustituto, Sai.
Lo suyo había sido un odio a primera vista. No lo conocía para nada, pero desde el primer momento en que lo vio en la guarida de Orochimaru supo que le desagradaba. Saber que además era su sustituto sólo incrementó ese odio sin fundamento que le tenía. Pudo haberle matado aquel día y de lo único de lo que se arrepentía era de no haberlo hecho.
Pronto el odio por Sai también cayó en el olvido ya que lo verdaderamente importante era Itachi, no un chiquillo sin interés alguno.
La última vez que lo vio ni siquiera recordaba su nombre, pero pudo reconocer su presencia al instante. Junto a él estaban Naruto y Sakura, mucho más mayores y más fuertes. De eso hacía apenas tres meses. Ese día volvió a marcar su vida: fue el día en que por fin pudo completar su venganza.
La batalla fue rápida e intensa y, aunque no le gustara reconocerlo, no habría podido matar a Itachi sin ayuda de esos tres. Si sus antiguos amigos o su sustituto habían muerto durante la batalla era algo que no le importó entonces y, aunque ahora le producía cierta intriga, no era algo que le quitara el sueño.
Ver el cadáver inerte y destrozado de su hermano le provocó una fascinación cruel y morbosa. Después de tanto tiempo por fin se sentía en paz consigo mismo, demasiado en paz como para preocuparse de su alrededor y de las personas que le habían ayudado.
Recordaba a Sakura pidiéndole que volviera con ellos, pero no estaba del todo seguro de si esas palabras las había oído en realidad o si sólo habían sido un sueño posterior. Por primera vez desde que se había marchado de Konoha se sentía un extraño y sin un lugar al que ir. Pensó que todas sus pesadillas acabarían cuando matara a Itachi y se equivocó. Antes su propósito era la venganza y ahora que lo había conseguido ya no le quedaba nada.
"Nada" era una palabra muy dura cuando de repente ves que es lo único que tienes en tu vida.
No podía volver a Konoha, no sólo por el posible miedo a no ser admitido, sino también porque allí no había nadie que le apreciara ya. No se creía con el derecho a que alguien quisiera que volviera y le perdonara. Su orgullo a volver con la cabeza gacha o su miedo a no ser aceptado, no sabía muy bien cual de las dos cosas, habían impedido cualquier intento de regreso a Konoha.
Se estableció en el primer pueblo en el que paró y allí había estado desde que Itachi murió. No era un ninja y ya no luchaba contra nadie, pero sin embargo la gente de los alrededores le temían, aunque no se lo dijeran directamente. Notaba que le temían en la forma en que las madres escondían disimuladamente a sus hijos cuando él pasaba cerca o en las miradas de recelo cuando entraba en una tienda. Era odioso sentirse temido, pero no era nada comparado con el sentirse solo.
Si hace unos años le hubieran dicho que su destino después de matar a Itachi era convertirse en un paria social se habría echado a reír.
Tumbado en la cama de su pequeño apartamento le sorprendió que llamaran a su puerta cuando él no había tenido ninguna visita en todo el tiempo en que llevaba en ese pueblo perdido. Al abrir la puerta se quedó mudo, allí estaba su antiguo compañero Naruto, que no esperó a que le invitara a pasar para entrar a su casa.
Era una situación demasiado surreal para ser verdad. Él había dejado su vida de ninja desde que mató a Itachi y nadie sabía que estaba allí; era imposible que Naruto pudiera haberle encontrado aunque hubiera removido cielo y tierra porque todo rastro del Sasuke que todos conocían se había perdido tres mese atrás.
Su antiguo compañero estaba mucho más alto de cómo lo recordaba cuando eran pequeños, aunque ciertamente seguía siendo un poquito más bajo que él, apenas unos centímetros, pero le satisfacía en cierta manera ser más alto que Naruto. Sus ojos le miraban con una tranquilidad extraña, no había en ellos ni reproche ni enfado, pero tampoco estaban en ellos el brillo que los hacían inconfundibles cuando eran niños.
- Te he extrañado mucho- dijo sin esperar a que contestara algo.
No sabía que decir. Nunca se había preparado para una situación como esta y ahora su cabeza parecía estar demasiado confundida como para contestar algo lógico.
- Yo… yo también te he extrañado.
Al fin lo había dicho. Esas simples palabras le habían quitado un peso de encima y se sentía mucho más tranquilo; no era el mismo tipo de tranquilidad que cuando mató a su hermano, era una sensación que no sabía definir pero que, definitivamente, le gustaba.
Naruto empezó a fisgar por su apartamento y él le siguió dejando que entrara y saliera por las habitaciones a su antojo y sin decirle nada. No había mucho que ver, era una casa pequeña y algo descuidada, bastante parecida a la que tenía Naruto cuando vivía en Konoha. No tardó mucho en terminar su pequeña visita turística e hizo un gesto de disgusto cuando volvió a mirarle.
- No deberías vivir en un sitio así- empezó a explicar gesticulando con cierto desdén al referirse a su apartamento- esto esta bien cuando eres un crío y no puedes permitirte algo mejor, pero con esta edad las cosas ya no pueden ser provisionales, no debes estar escondido aquí para siempre.
¿Cuándo había madurado Naruto y él no se había enterado? Se supone que él había sido el serio del grupo y allí estaba Naruto, dándole un sermón sobre cómo y dónde debería vivir, y lo peor era saber que en el fondo tenía razón.
Por unos segundos quiso pedirle perdón por todo: por haberles traicionado y dejarles solos a él y a Sakura, por no haber aceptado su ayuda cuando sabía que ellos habrían hecho cualquier cosa por él, por haberle hecho daño… eran tantas las cosas por las que le quería pedir perdón que no sabía por donde empezar. También quiso pedirle regresar con él y hacer como si nada hubiese pasado; era algo injusto, lo sabía, pero era lo único que de verdad quería.
Sin embargo no pudo decir todo lo que habría querido por el repentino estruendo que se oyó desde la calle. Giró un momento la cabeza para intentar distinguir algo entre la ventana y al volver al mirar al frente Naruto se había acercado tanto a él que podía jurar que sus frentes se tocaban. Era una sensación muy extraña tenerlo tan cerca, pero no le desagradaba.
- Prométeme que volverás a Konoha y que serás feliz… que le ayudarás a ser feliz.
No sabía de qué demonios estaba hablando y no fue capaz de intentar descifrar sus palabras porque unos suaves labios sellaron los suyos. El beso de Naruto era algo que le había pillado totalmente de improviso y su primera reacción instintiva fue intentar retirarse, pero su compañero lo sostuvo el tiempo suficiente hasta que finalmente él también correspondió al beso. Cuando se separaron eran miles las preguntas que quería hacerle, pero Naruto fue más rápido en hablar.
- Prométeme que serás feliz y que le ayudarás a ser feliz.
- No sé de que me hablas- contestó con total sinceridad.
Unos golpes fuertes contra la puerta parecieron enfadar a Naruto, que quería una respuesta rápida.
- ¡Prométemelo!- pidió demandante acercando aún más sus cuerpos. Fuera de la casa los golpes no cesaban y eran cada vez más insistentes.
- Te lo prometo
No sabía que acababa de prometer pero le dio igual, porque la cara del rubio pareció relajarse y tuvo la sensación de que ahora se veía distinto, como si no fuera enteramente real.
- Supongo que ahora si puedo irme en paz- le dio otro pequeño beso- ser felices, los dos.
Lo que sucedió después nunca lo olvidaría; la puerta terminó por romperse con gran estruendo ante la fuerza de los golpes y entró el chico que odiaba hace algunos años, ahora convertido en un hombre de la misma edad que él. Sai le miraba con repugnancia y el mismo odio con el que él miró alguna vez a su hermano.
Nada más entrar se lanzó contra él, quería matarlo.
- ¡Está muerto, por tu culpa él está muerto!- le gritó con rabia y desesperación mientras le intentaba golpear y él esquivaba los golpes- ¡Te juro que lo pagarás con tu vida!
Sakura al entrar al apartamento a través de los escombros de la destrozada puerta y ver el espectáculo de Sai y de Sasuke intentando matarse corrió a detenerlos. Agarró a Sai por los hombros y consiguió que parara de atacar a su antiguo compañero a pesar de que aún se retorcía e intentaba librarse del agarre de sus brazos.
- Por favor Sai ¡para!- suplicaba la chica- sabes que él no quería que ocurriera esto. Tranquilízate, por favor, él no quería todo esto.
Sai pareció reaccionar ante estas palabras porque se dejó caer al suelo y empezó a sollozar bajito. Sakura se agachó con él y empezó a abrazarlo maternalmente, mientras a duras penas ella aguantaba sus lágrimas.
- Está muerto, le quería y ahora está muerto- repetía Sai como una letanía abrazado a la chica, con pequeñas lágrimas todavía cayendo de sus ojos.
- Shh, todo estará bien- intentaba calmarlo mientras lo mecía suavemente en sus brazos como si fuera un niño pequeño- todo estará bien, te lo prometo.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó finalmente Sasuke.
Sakura le miró a los ojos por primera vez desde que había entrado, y al pestañear dos lágrimas recorrieron su cara para perderse en su cuello. Su mirada tenía un rastro de desprecio al igual que la de Sai.
- Naruto murió hace cuatro días- dijo con frialdad- nos pidió antes de morir que te trajéramos de vuelta a Konoha y eso es lo que haremos.
Naruto…
Muerto.
Eso era simplemente imposible ¡Naruto estaba en su casa!, es más ¡Acababa de besarle! Miró a su alrededor con desesperación y su sorpresa fue mayúscula, aparte de Sakura y Sai no había rastro de ninguna otra persona en la habitación. Llevó sus manos inconscientemente a su boca e incluso pudo apreciar nuevamente el sabor de los labios de Naruto ¡era imposible que no hubiese sido real!
- Supongo que ahora si puedo irme en paz. Ser felices, los dos.
Esa frase llegó a su mente como un balde de agua fría. No podía ser verdad, Naruto no podía estar muerto, todo tenía que ser una horrible broma. Iba a increparles que bromearan con un asunto como ese, pero cuando sus ojos se cruzaron con los de Sai supo que no estaban mintiendo.
Naruto estaba muerto.
Se dejó caer de rodillas atónito. No pudo evitar unas lágrimas traicioneras.
Naruto estaba muerto.
OoOoOoOoOo
Acabo de matar a Naruto... no tengo perdón, pero es que esta historia no pensaba subirla, estaba hecha por mí y para mí, vamos, que sólo he escrito lo que yo quería leer; en ese aspecto es bastante personal. Lo de un posible trío es porque la idea que tenía en mente era hacer un trio, pero como justo cuando empecé a escribirla fue la famosísima escena Sasusai del manga, pensé en dejar la historia sólo como un Sasusai, pero a medida que la escribía no se me quitaba la ida del trío y ahora no sé que hacer. Tanto dejar sólo el sasusai o hacer el trio es posible por el ritmo de la historia (ya tengo escrito otros dos capítulos), pero me gustaría saber la opinión de los demás. Con eso os podéis preguntar ¿está Naruto tan muerto como aparenta?
Espero que os haya gustado este capítulo tan raro.
