Disclaimer: Harry Potter no me pertenece, todos los derechos reservados a J. K. Rowling.
Esta historia participa en el reto conmemorativo "Alan Rickman" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Me basé en la frase «El pasado sólo es un recuerdo, el futuro es una fantasía. Es sólo en el presente cuando verdaderamente vivimos», dicha por Alan Rickman en la película Snow Cake.
El silencio es pesado, hosco. Dudas un instante, solo un instante, pero ello ya lo demuestra todo. Tu brazo se queda fijo en el aire, extendido, y la varita tiene en su punta un fuego incandescente.
«Hazlo—te dices. Hace demasiado frío, la nieve sucia te está mojando las botas y algún muggle podría salir en cualquier momento. La calle de la Hilandera era un lugar solitario, más no abandonado—. No seas cobarde. No otra vez.»
Siempre te creíste una persona severa (irónico), dura, firme. ¿Por qué ahora no puedes hacer esta simple tarea? ¿Quieres que te descubran? ¿Quieres que sepan que estás aquí, en tu asquerosa casa, sin permiso?
Los recuerdos de un padre borracho y una madre débil alientan tu espíritu, pero no lo suficiente. Tu mano duda, tu corazón duda, no se suponía que esto iba a ser así.
Bajas la mano, inquieto, y te quitas varios mechones de cabello grasiento del rostro. El fuego se extingue, y es reemplazado por un suave hilo azul pálido; la cierva corre alrededor, olisqueando el aire, y se desvanece al cabo de unos segundos, mientras piensas en la vecina tuya pelirroja que se montaba contigo en los árboles y transformaba hierbas en mariposas.
Metes la varita en tu mano y haces una mueca de disgusto hacia tu casa, esa pocilga en la calle de la Hilandera que no tenía más que polvo, libros y malos recuerdos. La odias, pero no puedes destruirla, no todavía. La misión no ha terminado.
—El pasado sólo es un recuerdo, el futuro es una fantasía. Es sólo en el presente cuando verdaderamente vivimos— murmuras, pasándote los dedos por el cabello. Ahora que la nieve se te ha derretido en el pelo no parece tan grasiento, y niegas con la cabeza antes de voltearte y caminar al lado contrario, rumbo al río sucio que estaba cerca.
Las casas se alzan con amenaza ante ti, pero tú ya estás acostumbrado a las amenazas, a la violencia. Sacas de tus recuerdos el pasado amargo y el futuro incierto, porque no había cabida para ellos en la Mansión Malfoy, y te obligas a concentrarte sólo en el presente.
«Puedo ser un cobarde—piensas, antes de desaparecerte—. Pero soy un cobarde que va a vivir hasta el final de esta maldita guerra.»
E N D
